martes, 15 de agosto de 2017

TIC y tecnología humana

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Los docentes debemos prepararnos para aprovechar las nuevas condiciones que brindan las tecnologías para el aprendizaje. 
Las tecnologías han servido para hacerle un poco más fácil la vida a los seres humanos, pero también han traído, justo es decirlo, sudor y lágrimas. Todo depende del uso que se le dé. La tecnología aplicada al servicio de la guerra, el peor de los inventos del ser humano, fue el detonante para causar millones de muertes en conflictos armados a lo largo y ancho del mundo. 
El arco, la flecha, la lanza y la espada pasaron a ser juguetes infantiles al lado de los explosivos, los ataques aéreos, las bombas atómicas y los misiles. Y eso sin contar la pesadilla de acostarnos cada noche con el temor de que mañana se desate una nueva conflagración, que al decir de todos, sería la última por el poder letal de las armas con las que hoy cuentan las principales potencias militares.
Pero, alto ahí. No podemos seguir profundizando en la visión apocalíptica de la tecnología cuando lo cierto del caso es que ésta ha contribuido a mejorar la calidad de vida de las personas por medio del avance en las ciencias de la salud y las telecomunicaciones.
La educación ha sido otro de  los escenarios impactados favorablemente por el desarrollo de las Tecnologías y de algunos componentes asociados como las redes sociales tan usadas hoy en día. Los expertos recomiendan, eso sí, la utilización de redes temáticas que de manera sencilla pongan a nuestra disposición los mismos recursos de las poderosas redes sociales dedicadas al ocio, pero en este caso centradas en la construcción de conocimientos científicos.
Estas redes junto con todo el esfuerzo realizado por la educación, a través de sus actores, conduce a la búsqueda de la prosperidad. Valga la pena anotar que la prosperidad de las sociedades con mayor calidad de vida en el mundo se basa en el conocimiento de sus habitantes.
Lo anterior seguramente llevará a tomar medidas relacionadas con los nuevos aires que se respiran en el mundo y la nueva visión que se tiene respecto a la forma en que debe cumplirse la función educativa.
En ese sentido el Informe Horizon 2016 K12 plantea que “El aprendizaje excesivamente reglamentado de las escuelas tradicionales está siendo eclipsado por el reconocimiento de que la educación formal debe reflejar la forma en que las personas aprenden y trabajan en el siglo XXI”.
Lo anterior nos permite concluir que la educación acogerá finalmente la tesis de que la forma en que aprenden los estudiantes debe ser tenida muy en cuenta, casi tanto o tal vez más que la forma en que se enseña.
Los docentes debemos prepararnos para vivir ese nuevo escenario que ya se asoma en el panorama de la escuela como la punta del iceberg en medio del océano. Habrá nuevas exigencias para quienes deseen seguir ejerciendo bien la profesión en la que se han movido por años. 
Además de las competencias en tecnologías, las cuales hemos ido adquiriendo por placer o por deber, deberemos entender que habrá unas nuevas exigencias, no solo técnicas y pedagógicas, sino morales, humanas y de liderazgo.
Pero además, deberemos desarrollar competencias sicológicas que nos permitan conocer aún mejor a los estudiantes, sus motivaciones, sus estilos y sus ritmos de aprendizaje, para superar el error que por años se ha cometido al considerar que la escuela es una fábrica de los tiempos de la Revolución Industrial en las que el propósito era elaborar cientos o miles de productos de idénticas características en el menor tiempo posible.
Hoy en día el maestro (maestro, qué linda palabra) deberá conocer la tecnología más avanzada pero también las más humanas de las condiciones como ser buena persona, y conocer a los estudiantes a los cuales se debe desde el principio hasta el final.

La Mal Sufrida.





Por: Yamel Hernández, estudiante  10-09 - I.E.No 2 Maicao

Los gritos de mi madre me despertaron, otra vez papá le pegaba. Era muy temprano por la mañana, y tenía que cumplir con mis labores, vendía chicles por la calle para ayudar a mi madrecita, estudiaba de tarde, no me gustaba mi escuela, o, por lo menos no me gustaban mis compañeros, siempre están jalando de mis pelos, me rasguñan,  me golpean, se burlan de mí.

Soy tan poca cosa, no sirvo para nada, soy un estorbo para la felicidad de mi madrecita; o eso me ha dicho ella. Mi madrecita me tiene un trabajo nuevo, estoy un poco feliz, ya no tendré que levantarme tan temprano, trabajaré de noche.

No me gusta este trabajo, un señor me tocaba y me susurraba cosas muy feas al oído. Hoy mi madrecita me ha golpeado, me ha dicho otra vez que no sirvo para nada y que soy un gran estorbo, siguió y siguió golpeándome estaba enfadada por no haber cumplido mi “trabajo”.
Estoy desamparada con tan solo 15 añitos y vivo en la calle, mi madre me ha desamparado, tengo hambre y el frio se apodera de mi cuerpo.

Salto en mi llanto como pude haberlo hecho en un charco de lodo, intento recuperar la niñez perdida, juego con una cuerda, salto de aquí para allá, juego con una cuerda, la cuelgo en un lugar alto, juego con una cuerda, me cuelgo en ella. Susurros de sufrimientos, el fuego del infierno es sofocante, fetos abortados danzando a mi alrededor, sollozando sangre mientras ríen y danzan, quisiera morir de nuevo, pero morir e irme a la nada, quisiera dejar de sufrir y dejar de ser una mal sufrida.
                                                                                       

sábado, 12 de agosto de 2017

La revolución de las conciencias

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez 
Alexis Carrel:   “Es imposible educar niños al por mayor; la escuela no puede ser el sustitutivo de la educación individual.” 
La escuela, en términos generales, es uno de los entes más reacios al cambio en 2000 años de historia, cuando los maestros enseñaban a los estudiantes a través de la lectura de algunos documentos o de lo que los maestros sabían y los estudiantes no. El apóstol Pablo escribe en el libro de los hechos: "Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, educado bajo Gamaliel en estricta conformidad a la ley de nuestros padres, siendo tan celoso de Dios como todos vosotros lo sois hoy."  (Hechos 22:3). En nuestros tiempos la escuela cree aún en el maestro que comparte sus conocimientos, que enseña y procura hacer mejores a sus estudiantes. ¿Qué ha cambiado?
Sería injusto decir que nada ha cambiado. Se mantienen algunos aspectos como la ubicación de los muebles, la rígida disciplina, el vehemente mandato de homogeneizar a los estudiantes bajo el falso entendido de que todos son iguales y aprenden de la misma manera y la estigmatización y reprobación de aquellos que no son capaces de responder como el sistema quiere que respondan. 
En cierto sentido,  el sistema educativo sigue insistiendo en la estéril labor de lograr que los peces trepen a los árboles cuando se hicieron para ser felices y nadar con libertad y sabiduría en las aguas turbulentas de un río furioso o en el cálido lecho marino de las profundidades inexploradas o en las tranquilas aguas de un hermoso lago rodeado de plácidas colinas tapizadas de verde por el pincel de la primavera. 
A lo largo de los años la sociedad ha aplaudido a la escuela por su loable labor de transformar la vida de las personas pero no son pocas las voces que se han levantado también para cuestionar su papel, y, sobre todo, el modus operandis que adoptó, importado desde las enloquecidas fábricas nacidas en el corazón de la Revolución Industrial, y cuya labor consistía ( y consiste aún) en producir de manera automática miles de artículos ( en algunos casos millones) con las mismas características y de acuerdo con los mismos estándares de producción. 
El escritor, conferencista y escritor británico Ken Robinson retó a los modelos educativos a reinventarse cuando afirmó que:  “La educación es la culpable, casi siempre, de desviar a la gente de sus talentos” 
No es extraña no novedosa esta afirmación. Séneca, mucho antes lo había dicho de otra manera: “No aprendemos gracias a la escuela, sino gracias a la vida.”    Pero aún más duros fueron Einstein y Mark Twain, reconocidos el uno como el mejor físico del siglo XX y el segundo como una de las plumas más prolíficas de los Estados Unidos. El primero manifestó que la educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela; el segundo fue más allá cuando afirmó: "“Nunca he permitido que la escuela entorpeciese mi educación.” 
Después de leer lo anterior, ¿Qué deberíamos hacer? ¿Cerrar las escuelas y dejar que cada quién se las arregle como pueda para educar a sus hijos?  Por supuesto que no. 
Lo que se necesita es una escuela dispuesta a reinventarse cada día y ajustarse a las necesidades cambiantes de la sociedad. Necesitamos que se considere a cada niño como un proyecto individual, promisorio, poderoso y en ese sentido apoyarlo, impulsarlo, protegerlo y ayudarlo a llegar al puerto seguro de su destino como hombre de bien y de servicio para su entorno. 
No es posible que haya más facultades de educación y nada  cambie. No es posible que los docentes se gradúen en maestrías y doctorados en los que les enseñan nuevos métodos, metodologías y modelos y les abran los ojos sobre lo dinosáurico que era el modelo anterior y, cuando lleguen a sus clases, después de celebrar ruidosamente su nuevo título, vuelvan a hacer lo mismo que hacían antes: de la misma forma, a la misma hora y con los mismos actores. 
Necesitamos una revolución de los currículos, pero, sobre todo, una revolución de las conciencias. Necesitamos comprender que la educación tiene un deber sagrado de tomar el duro y rudimentario barro humano para convertirlo en el bello y atractivo objeto cuya reluciente imagen inspirará a la sociedad a descubrirse y redescubrirse para conseguir el fin de elaborar la fina filigrana del bienestar y la felicidad de la familia universal. 

En otras palabras, la escuela debe mirar hacia la sabiduría africana y aprender del noble pueblo de ese continente indómito: "Para educar a un niño hace falta la tribu entera"

domingo, 6 de agosto de 2017

martes, 4 de julio de 2017

Ahora más que nunca

Escrito por: Ignacio Escudero Fuentes

Los devotos que vinieron por votos a La Guajira, tienen una deuda histórica que

saldar con este pueblo que cada día se hunde en la miseria, desesperanza y el

olvido de las esferas nacionales de gobierno. Además, del estigma y la señalización

a que hemos sido sometidos por la indelicadeza al parecer – no está probado - de

algunos servidores públicos en el manejo de los recursos que son de todas y todos

los guajiros. Situación esta que, no es diferente al comportamiento de los

mandatarios a lo largo y ancho del territorio nacional.

Es cierto que, desde que se implementó en la Constitución de 1991, la

Circunscripción Nacional para la elección del Senado de la República, cuya

finalidad fue, facilitar el acceso de nuevas fuerzas políticas y/o de minorías

políticas al Senado, disminuir o acabar con las prácticas electorales clientelistas

llevadas a cabo por los grandes “barones electorales” y la creación de un espacio

de representación de los intereses nacionales a través de políticos de perfil

nacional. La realidad, para Departamentos como La Guajira, es que fue peor el

remedio que la enfermedad.

Lo que ocurrió, fue la avalancha de candidatos que vinieron con “tulas” y torcieron

la voluntad ciudadanas que al final entregaron el voto por un plato de lentejas,

cercenando con ello la posibilidad de contar con un Senador y cuyo reflejo es

irrebatible por el trato indigno y grosero que estamos recibiendo de las altas

esferas de poder nacional.

Discrepo, respeto pero no comparto a quienes piensan que lo más conviene es

pasar factura de cobro a quienes elegimos los guajiros. Sobretodo que en la

actualidad grandes decisiones como la nacionalización de La Universidad de La

Guajira, reforma al Sistema General de Regalías, Estampilla Pro Universidad de la

Guajira, entre otros, están para debate en esa corporación y sanción presidencial.

Pienso todo lo contrario, debemos solicitar respetuosamente, pero con

determinación a los Senadores - como supieron hacer nuestros Representantes a la

Cámara - que en estos y otros casos de trascendental importancia tramitan en el

poder central que benefician a nuestros conciudadanos para que se coloquen la

numero 10, no de la tricolor sino de la bandera verde y blanco en defensa de los

intereses del Departamento.

Quienes son los Senadores que están en deuda con los guajiros, entre otros,

Bernardo Elías, José Alfredo Gnecco, Antonio Guerra de la Espriella, Álvaro Uribe Vélez,

Armando Benedetti, Roberto Gerlein, Horacio Serpa, Arturo Char, Efraín Cepeda, Musa Besaile,

Jorge Gechen, Daira Galvis, José Name, William Chamorro, Hernán Andrade, Bernabé Celis,

Eduardo Pulgarin y Lidio García Turbay. Los estamos observando y esperando.

El debate electoral es como el hambre, “va y viene” al igual que la celebración de nuestra

fiesta patronal del 2 de febrero cuando los guajiros con sus mejores galas celebramos las

fiestas religiosas de la Virgen de Los Remedios o Vieja Mello” como cariñosamente la

llamamos. Pero, los grandes políticos del país, con Presidente y ex Presidentes abordo vienen a

pedir a nuestra patrona su unción para obtener votos. Y, los guajiros, es el escenario idóneo

para solicitar Rendición de Cuentas de gestiones y ejecutorias a cada uno de ellos que

beneficien el colectivo peninsular. Es nuestra oportunidad, no tenemos de otra.

Cuando rasgueaba el artículo, escuche por la radio la visita próxima del señor

Presidente de la Republica de Colombia, Juan Manuel Santos Calderón, escenario

propicio para que escuchemos al mandatario los avances de la política pública de

su gobierno en beneficio del Departamento. Ojalá, con soluciones, que se permita el

análisis, la discusión y el disenso frente a la cruda realidad que vivimos donde las

obras públicas brillan por su ausencia y la recepción económica está en el pico más

alto de la historia político – administrativa del Departamento de La Guajira.

Bienvenido señor Presidente, ojalá usted y los Senadores en esta oportunidad sea

portadores de buenas noticias: AHORA, MAS QUE NUNCA… RECHAZAMOS LA

ESTIGMATIZACIÒN, LA EXCLUSIÒN Y EL ABANDONO OFICIAL.

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