miércoles, 8 de abril de 2015
La Guajira, obra maestra de Dios
Alejandro Rutto Martínez
Hoy es un día hermoso para dar gracias a Dios por la forma en que se inspiró para crea uno de los lugares más hermosos del planeta y mañana también…y todos los días. Porque la obra de Dios ha sido tan grande y bella que no habrá forma de expresarle nuestra inmensa gratitud por el obsequio incomparable de ríos, mares, paisajes y gentes.
Yo me imagino la febril actividad y el movimiento incesante que hubo en el taller de Dios el día que todos los obreros allí presentes se dedicaron de lleno a crear la más hermosa península de Sudamérica: en el centro Dios omnisciente entregaba los planos terminados del inimaginable lugar que había concebido en sus arduas sesiones de exquisita tarea artística. Y sus ángeles lo tomaron en sus manos inmaculadas y de inmediato se pusieron a hacer cuidadosamente la labor encomendada. Consiguieron pinceles, acuarelas de luminosos colores para dibujar atardeceres y un lienzo enorme para plasmar muchos kilómetros de mar, y finos corpúsculos de arena para bosquejar el dorado tapiz del enorme semi desierto en el que convivirían hermanados y por centenares de años buenos las burbujas multi cromáticas de la vida y la quietud conmovedora de lo absoluto.
Algunos ángeles querían trabajar más de prisa porque tenían mucho trabajo acumulado, pero los más juiciosos les llamaron la atención y les explicaron que lo demás podía esperar. Tenían la orden de perfilar una obra maestra y la prisa no era una buena consejera. Por esta razón ordenaron rehacer las curvas lisas de las costas y trazar en cambio algunos salientes y entrantes que decoraran el cuadro final. De esta manera fueron apareciendo Punta Gallinas, Punta Espada, Bahía Portete y, por supuesto, el mítico Cabo de La vela.
Cuando el trabajo iba muy avanzado una cuadrilla de ángeles expertos en alturas comenzaron a levantar una montaña gigantesca y al lado otra y otra más y eligieron los dos picos más altos para colorearlos de blanco eterno. Un ángel entrado en años, experto en el color azul trazó varias líneas de ese color y estrellas una más larga y gruesa a la que después se llamaría Río Ranchería.
Unos laboriosos ángeles expertos paisajes variopintos decidieron que no todo podía ser igual y por eso se dieron a la tarea de crear tres guajiras en lugar de una: por allá estaría la más seca y desértica; en el centro una región menos seca más poblada y más al sur una bien fértil y tapizada de verdes praderas.
Alguien más se puso en la tarea de dibujar unos puntos grandes que representaban a las ciudades y unos puntos más pequeños que representarían a los pueblos. El lápiz fue usado de manera prolongada porque los pueblos fueron muchos. Fue necesario traer otro y otro más. Y luego dibujaron unos puntos más pequeñitos a los que llamaron rancherías y fueron muchos, muchos de manera que no había país en donde hubiera más puntitos que en la hermosa Guajira.
Dios no permitió que los ángeles crearan a las personas. Fue una tarea que se reservó para sí mismo pues quería crear seres humanos con un corazón tan grande como la misericordia que Él mismo tiene: haría niños inocentes y amorosos, dedicados a disfrutar su infancia y a soñar con su porvenir y también crearía mujeres en cuyos ojos estaría siempre la veta del inconmensurable amor por los suyos.
De esa manera Dios hizo la mejor de sus obras y quiso regalarla a quien la mereciera pero después de mucho pensar, decidió reservarla para sí y por eso la guajira es maravillosa, inmensa, ilimitada y es propiedad reservada, por el dueño de la vida. Propiedad del dueño de la vida…territorio de Dios.
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lunes, 6 de abril de 2015
Carlos Gaviria: el librepensador
Amylkar D. Acosta M
“Feliz el hombre a quien al final de la vida no le queda sino lo que ha dado a los demás” Armando Fuente
A
La vida del Profesor Carlos Gaviria Díaz parece inspirada en la Ilustración y los ilustrados del siglo XVIII, quienes le dieron vida al movimiento intelectual de los Enciclopedistas, embrión de la Revolución francesa y de Los derechos del hombre y del ciudadano, condensados en sus tres principios luminarios: la libertad, la igualdad y la fraternidad.
La Ilustración sólo blandió un arma, la razón y apeló a un medio, la educación, al considerar que si al pueblo se le educaba y se le develaba la verdad no reincidiría en los mismos errores y horrores del pasado cruel.
Carlos Gaviria a lo largo de su trasegar durante todo su periplo vital, que osciló entre la academia y la Política, sólo apeló a la razón como arma, fulminante por lo demás, para refutar a sus contradictores y para defender sus ideas, de las que siempre fue un militante irreductible. Siempre creyó, como demócrata integral que fue, en la fuerza del argumento y jamás recurrió ni cohonestó con quienes esgrimen el argumento de la fuerza para imponer sus puntos de vista.
Y la educación para él fue su obsesión y a ella se consagró por luengos años; su cátedra no estuvo confinada a las aulas universitarias, empezando por su Alma mater (la Universidad de Antioquia), porque siempre que daba una conferencia o participaba en paneles y foros lo hacía en ejercicio de su cátedra, ya que él nunca dejó de ser el inspirado y acucioso Profesor que conocimos desde la década de los años 70 del siglo pasado.
Carlos Gaviria fue en vida un brillante intelectual, en todo su esplendor, siendo esta la más alta escala de la condición humana, a la que sólo les es dable acceder a mentes privilegiadas como la suya. Siempre que hablaba y él era de un verbo muy cultivado y elocuente, con un enorme poder de convencimiento, ponía a pensar a sus interlocutores y cautivaba la atención y el respeto del auditorio por su bagaje de conocimientos y el arsenal de argumentos, con toda su carga de profundidad.
Él, además de ser un aquilatado jurisconsulto era un aplomado filósofo del derecho, émulo de Sócrates, de Kant, de Kelsen y cómo no, de su filósofo de cabecera, el austríaco Ludwig Wittgenstein. De modo que cuando llegó a la Corte Constitucional admirable, a la que le dio vida la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, le hizo honor y le dio lustre a la misma, sus providencias al igual que sus salvamentos de voto como Magistrado son piezas magistrales que dejaron una profunda e indeleble huella y siguen siendo obligados referentes del Derecho aún allende nuestras fronteras patrias.
El ex presidente de Francia, el socialista Francois Mitterrand afirmó en alguna ocasión que “la responsabilidad del intelectual es mayor que la que puede tener un financista, un empresario o el gerente de una empresa, por una sola razón, porque influye sobre demasiadas personas”. Intuyo que fue esta responsabilidad del intelectual y su compromiso con Colombia los que lo llevaron a abrazar una causa partidista, liderando el Polo democrático y aspirando a la Presidencia de la República.
Él encontró en el proselitismo político el mejor conducto para amplificar su mensaje, siempre coherente, consistente, porque en Carlos Gaviria no se conoció la doblez o el transfuguismo ideológico ni transigió con él.
Su vida toda, que fue ejemplar y ejemplarizante, también lo fue en la Política, él demostró que se puede ser político y honrado a la vez. Él, que fue socialista a fuer de Liberal manchesteriano, predicó con su propio ejemplo que la ética es consustancial con el sano ejercicio del derecho y de la Política, que tratar de separarlos es como intentar aplaudir con una sola mano.
Pero, además, era un convencido con Ludwig que “la ética no se predica, la ética se muestra” y que “la ética y la estética van de la mano”, así como también abrigaba la esperanza de que “la belleza y la verdad sean una sola cosa”. Ese era su talante!
Carlos Gaviria, el libertario y el vanguardista se nos fue, pero su pensamiento y sus ideas quedan sembradas en la mente de sus incontables discípulos y seguidores, entre los cuales me cuento, porque su legado lo trasciende, como a todos los grandes.
Su erudición y su capacidad oratoria la vamos a echar de menos, pero allí nos quedan sus obras, sus escritos y sus conferencias, que seguirán siendo una invaluable fuente nutricia para las presentes y las futuras generaciones del intelecto. Carlos Gaviria fue un adelantado de su época, quien mostró su gran lucidez y sapiencia hasta la víspera de su deceso.
De él puede decirse que al igual que los barcos de guerra se hundió en los piélagos del ancho mar con las luces encendidas en medio del fragor de la batalla.
Él mismo, apelando a uno de sus autores favoritos de la literatura, que era una de sus tantas veleidades intelectuales, al lado de la música y el deporte, Jorge Luis Borges, trajo a colación en una de sus acostumbradas conferencias, esta vez sobre el mundo de la metafísica borgiana, una de sus frases metafóricas que fue como una premonición de lo que sería su momento postrero: “el río es el río de Heráclito, que se confunde con el tiempo, que somos nosotros, con lo transitorio, con lo que pasa, con lo ilusorio”. Paz en su tumba!
Bogotá, abril 5 de 2015
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jueves, 26 de marzo de 2015
El rugido del helicóptero en el cielo de Maicao
Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Los habitantes de Maicao debimos
soportar durante tres días seguidos el rugido de un helicóptero de las Fuerzas
militares el cual volaba tan bajo que se podía observar el rostro nervioso de
los oficiales que desde su privilegiada posición oteaban el horizonte, mientras
empuñaban firmemente sofisticadas armas de guerra.
Los maicaeros ya tenemos
suficientes preocupaciones, pero un aparato tan ruidoso y ensordecedor en un lugar en donde no son
frecuentes los vuelos de aeronaves porque ni siquiera hay aeropuerto, no podía
menos que despertar curiosidad y generar toda clase de comentarios. Entre otras
cosas porque el sobre vuelo de
helicópteros ocurre como reacción a
sucesos desafortunados como el secuestro
y otra clase de delitos.
La gente tiene suficientes
motivos de preocupación, decíamos, porque las cosas en el día a día no están
nada fáciles. Decenas de comerciantes abren y cierran sus establecimientos
comerciales sin hacer una sola venta en el día o sin ganar lo necesario para
pagar el arriendo o pagar los servicios públicos. Y a propósito de servicios
públicos estos (el aseo, por ejemplo) son tan costosos que algunos están
trabajando solo para pagar las facturas de energía y recolección de
basuras.
Como si lo anterior fuera poco
el desempleo tiene arrinconadas a las familias en donde no hay una fuente de
ingreso estable para sostener los gastos del día a día y la inseguridad es tal
que las mujeres ya no se atreven a salir con sus bolsos por el temor a que en
cualquier calle aparezca alguien que se los arrebate.
En algunos barrios como Nueva
Esperanza y Villa Luz, por ejemplo, sus moradores vieron no solo al helicóptero
sino una descomunal movilización de miembros de las fuerzas armadas en
patrullas, camiones y carros blindados. Los desprevenidos ciudadanos comentaban
que tal vez se trataba del rescate de un secuestrado o de la búsqueda de algún
delincuente de grandes ligas que se escondía en la zona. Finalmente se supo que
se trataba de un operativo contra el
transporte informal de gasolina. Lo que no se explicaban era la magnitud de
esta movilización de tropa, pues cada día los ciudadanos son testigos del paso
de los vehículos transportadores por las calles de la ciudad y sus
relaciones digamos normales (ni malas ni
buenas).
La parafernalia del helicóptero,
las patrullas, las motos y los uniformes de varios colores me hicieron pensar
que las aeronaves del Estado pudieran dedicarse también a sobrevolar las
rancherías y los pueblos en busca de los niños que se mueren de física hambre y
que al parecer no le importan a nadie.
Necesitamos que los recursos públicos, en lugar de dedicarse a reprimir
se usen para promover la vida y que así como se ha creado el ESMAD, un grupo
especializado en golpear a los ciudadanos con bolillos y asfixiarlos con gases
lacrimógenos cuando ejercen su derecho a la defensa, se creara el otro ESMAD,
un Escuadrón Móvil Anti Desnutrición. Y
de esa manera los ciudadanos miraríamos hacia arriba y aplaudiríamos cada vez
que aparezca sobre nuestro despejado cielo el ruidoso helicóptero que tanto nos
ha angustiado en los últimos días.
Frase muy mencionada: ¿Por qué hay tantos recursos para la
represión y tan pocos recursos para la infancia y la juventud?
viernes, 20 de marzo de 2015
Colegio san José, cincuenta años.
Por: YIRA
GONZÁLEZ ESPINOSA
Profesional
en lingüística y literatura de la U. de Cartagena.
Especialista
en pedagogía y ética de la U. Juan de Castellanos.
Docente de
la I.E. # 4, sede San José
Un delicioso olor a champagne perfuma el ambiente, una emotiva serenata con
mariachis nos envuelve en la nostalgia y la alegría, una torta en medio de una
mesa decorada con flores, durante la apertura de las bodas de oro del colegio San José de Maicao, trae a nuestra memoria la dulzura de agradables
momentos en nuestro amado Colegio. Desde el 18 de marzo de 2015 y durante todo este año, los miembros de la
comunidad educativa de esta institución, celebramos con júbilo su quincuagésimo
aniversario.
Si, efectivamente han pasado cincuenta años
desde la fundación de éste, el primer
colegio de bachillerato de Maicao. Sueño realizado de un grupo de hombres
maicaeros que, preocupados por la inexistencia de un establecimiento en el que
la juventud maicaera realizara sus estudios bachilleres y aprovechando la presencia de misioneros del
vaticano, convencen a uno de ellos para que les ayude en la consecución del anhelado plantel educativo.
Es así como
amparado en el convenio de misiones del Vaticano se funda, en 1965 y por la
ordenanza 012, el Colegio San José, así lo explica Julio Manuel Larios en su artículo
“Por los Senderos de Nuestra Memoria”[1].
Como dato curioso, respecto a ese grupo de hombres maicaeros, cuentan que todos
se llamaban “José” en honor al santo patrono de este territorio, y por ello el
grupo se denominaba “los Josés”; es
lógico, entonces, pensar que el nombre del colegio es un doble homenaje, a los gestores de su causa y
por supuesto al santo patrono de Maicao.
Los festejos apenas comienzan. La madrugada del
18 de marzo, se realizó la alborada Joseísta con una caravana de vehículos que, con música y
la alegría de los docentes, anunció a Maicao el inicio de nuestra celebración.
A las cinco de la tarde del mismo día, con su mejor gala, es decir su nuevo
uniforme, los estudiantes desfilaron en peregrinación, con faroles y cánticos, desde
el colegio hasta la iglesia San José, en el tradicional “Desfile de la luz”. Esta
vez, no solo estuvieron acompañados por
sus docentes sino también por padres de familia y egresados, quienes con mucho
entusiasmo se han unido a las festividades.
En las celebraciones joseístas del 19 de marzo,
fecha de apertura de las bodas de oro, participaron varios invitados, entre ellos algunos medios de
comunicación, personalidades del gobierno municipal y el doctor Alejandro Rutto, orgulloso egresado del
colegio, quien en otras oportunidades ha contado, a las nuevas generaciones
estudiantiles, como hizo parte de un grupo de diligentes egresados que luchó por
conseguir instalar la planta física del
colegió san José en el espacio en el que hoy se encuentra.
Durante estos cincuenta años han sido muchos
los esfuerzos, y las glorias obtenidas
por estudiantes, directivos, docentes,
padres de familia, egresados y otros, por sacar siempre adelante la causa joseista.
Hoy y durante todo el año celebramos,
pero no bajamos la guardia en la lucha por mejorar nuestras condiciones
ambientales, fortalecer nuestra planta física y engrandecer nuestro proyecto educativo.
La mañana del diecinueve de marzo se cerró
felizmente con la intervención del conjunto vallenato de nuestros docentes “El
ejemplo”, otro de nuestros orgullos; durante todo el año realizaremos eventos
culturales académicos y deportivos porque el colegio San José sonríe mientras
lucha formando con amor en valores, cultura y academia.
[1] Julio Larios.
Por los senderos de nuestra memoria. REVISTA EXPRESION CULTURAL JOSEISTA.
Primer volumen, marzo de 2010.
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