Por: Naudín Gracián Petro
William Fadul, cereteano, es un reconocido hombre de empresa que se ha desempeñado en altísimos cargos, incluido un viceministerio. Esa faceta suya, la más visible, no le ha curado del amor a la escritura. Es así como ha publicado libros de poesía, cuentos, novelas y, por supuesto, algunos de carácter empresarial.
Su más reciente creación es la obra Reinventar a Colombia, que lleva como subtítulo Congoja y sueños en la alborada del Siglo XXI. Se trata de un libro en el que, con claridad y rigurosa coherencia en las ideas, lleva al lector casi de la mano, abriéndole poco a poco el paisaje, hacia una panorámica completa de lo que es nuestro país; le muestra cómo nos hemos constituido en lo que somos, con nuestras posibilidades, falencias y taras frente al mundo.
.
Casi como una novela que va intensificando el ritmo, apoyado en un buen uso del lenguaje y en datos, personajes y hechos de la historia, da cuenta en pocas páginas de algo más de 500 años de historia y 200 de independencia, para presentarnos el futuro al que estamos abocados, casi obligados a construir si queremos posicionarnos en el mundo y cimentar una vida digna para todos los colombianos.
.
Al final incluso hace algunas propuestas para los gobiernos actual y futuros, pues no se queda en la sola crítica y lamento por lo que se ha despilfarrado, hecho o dejado de hacer, sino que, desde el conocimiento de lo local y del derrotero mundial, plantea un camino con miras no a que nos estabilicemos como sociedad, sino a ubicarnos en la vanguardia como país.
Es éste, entonces, un texto escrito por alguien que está muy preocupado por dejar un legado a su patria: encender una luz que indique hacia dónde buscar nuestro norte, aunque el camino esté por hacerse en un terreno sumamente abrupto. Es éste un libro (y un autor) para ser leído y tenido en cuenta.
Su más reciente creación es la obra Reinventar a Colombia, que lleva como subtítulo Congoja y sueños en la alborada del Siglo XXI. Se trata de un libro en el que, con claridad y rigurosa coherencia en las ideas, lleva al lector casi de la mano, abriéndole poco a poco el paisaje, hacia una panorámica completa de lo que es nuestro país; le muestra cómo nos hemos constituido en lo que somos, con nuestras posibilidades, falencias y taras frente al mundo.
.
Casi como una novela que va intensificando el ritmo, apoyado en un buen uso del lenguaje y en datos, personajes y hechos de la historia, da cuenta en pocas páginas de algo más de 500 años de historia y 200 de independencia, para presentarnos el futuro al que estamos abocados, casi obligados a construir si queremos posicionarnos en el mundo y cimentar una vida digna para todos los colombianos.
.
Al final incluso hace algunas propuestas para los gobiernos actual y futuros, pues no se queda en la sola crítica y lamento por lo que se ha despilfarrado, hecho o dejado de hacer, sino que, desde el conocimiento de lo local y del derrotero mundial, plantea un camino con miras no a que nos estabilicemos como sociedad, sino a ubicarnos en la vanguardia como país.
Es éste, entonces, un texto escrito por alguien que está muy preocupado por dejar un legado a su patria: encender una luz que indique hacia dónde buscar nuestro norte, aunque el camino esté por hacerse en un terreno sumamente abrupto. Es éste un libro (y un autor) para ser leído y tenido en cuenta.