jueves, 8 de abril de 2010
Arranca proceso de modernización en el municipio de Hatonuevo
BOLETÍN DE PRENSA
La Mina, 8 de abril de 2010. Dentro de poco los habitantes de Hatonuevo, comenzarán a disfrutar de los beneficios generados por la implementación del proceso de modernización de esta municipalidad, que dará paso a una administración más dinámica, eficiente y oportuna para brindar una respuesta a las necesidades de quienes a diario acuden a ella.
Esta iniciativa que fue socializada entre los funcionarios de la administración municipal y concejales, actualmente se encuentra en la fase de identificación de los consultores, que ayudaran a fortalecer institucionalmente al municipio en las áreas de planeación, presupuesto, rendición de cuentas, contratación pública y control interno. “Consideramos que trabajando estos cinco frentes tendremos una administración muy dispuesta y más moderna, preparada para todos los retos del futuro”, señaló el alcalde Elmer De Armas.
El proceso que ya inició con la elaboración del diagnostico en cada una de las áreas a intervenir, tendrá una duración aproximadamente de un año, con un costo de $250 millones de pesos, de los cuales $150 millones serán financiados con recursos de regalías por parte de la administración municipal, mientras que la Fundación Cerrejón para el Fortalecimiento de La Guajira aportará $100 millones de pesos, junto con la asignación de un equipo de profesionales para su acompañamiento.
“Tenemos que agradecerle a la Fundación Cerrejón para el Fortalecimiento Institucional y al DNP su respaldo, ya que sin el concurso de ellos, era casi imposible poder arrancar debido a la dificultad de los recursos”, puntualizó el mandatario local.
Gracias a la gestión realizada por el director de esta Fundación, se logró la vinculación de la fundación MSI Cimientos que es un programa para la consolidación de la gobernabilidad regional, financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional -USAID-, que busca entre otros aspectos construir capacidad en las instituciones locales como alcaldías, concejos, entidades prestadoras de servicios públicos, gobernaciones y asambleas, para implementar practicas de buen gobierno y mejorar la prestación de servicios.
La Fundación MSI Cimientos quien también aportará recursos para el desarrollo de esta iniciativa, posee una gran experiencia en modernización realizada en 26 municipios del país, entre los que se encuentra San Juan del Cesar y Dibulla, en La Guajira.
Esta estrategia de modernización surge en el marco del convenio inicialmente firmado entre el Departamento Nacional de Planeación, y la Fundación Cerrejón para el Fortalecimiento Institucional de La Guajira, orientado a fortalecer la gestión de Hatonuevo. “Este acuerdo nos permitió inicialmente identificar fortalezas y debilidades de la entidad territorial, identificado las áreas prioritarias de modernización. Ahora iniciamos una nueva etapa, directamente con el municipio, que nos permitirá implementar mejores prácticas”, señaló el Director Ejecutivo de la Fundación, Alfredo Fuentes Hernández.
Capturado alias “el instructor” cabecilla de una banda criminal extorsiva
Alias el instructor, cabecilla de esta organización, encargado del cobro extorsivo en los departamentos de La Guajira y Atlántico, fue recapturado en las últimas horas por la Policía Nacional.
Riohacha- La Guajira. Gracias a la información suministrada por un ciudadano y labores de investigación y seguimiento, se logra esta importante captura en la ciudad de Barranquilla, por parte del Gaula de la Policía adscritos al departamento de la Guajira.
José Manuel Molina Acendra alias el instructor, de 36 años de edad y natural de la ciudad de Barranquilla, es el cabecilla de esta banda, su accionar delincuencial consistía en el cobro con fines extorsivos a los comerciantes de los municipios de la Guajira de mayor productividad económica; este delincuente había sido capturado el año anterior para el mes de enero por el delito de extorsión en el municipio de Riohacha y en las últimas horas fue recapturado en la ciudad de Barranquilla barrio Simón Bolívar calle 17 con carrera 7ª esquina, donde residía y desde donde dirigía sus asuntos ilícitos.
Esta persona se hacia pasar por jefe de las bandas criminales de influencia en la región Caribe para hacer sus actos delictivos, de los cuales han sido capturados dos de sus secuaces.
La persona que colaboró con su captura en las próximas horas se le hará efectiva un pago por su información, aseguro el señor Coronel LUIS FERNANDO BURGOS GUZMAN, Comandante del departamento de Policía Guajira, que esta captura es un golpe contundente a esta banda criminal, en procura de contrarrestar este flagelo; por otro lado se adelantan todas las acciones pertinentes para dar con la captura de todos los integrantes de esta organización.
miércoles, 7 de abril de 2010
Hospital San José: a propósito de un aniversario
Por: Raúl Brugés Fuentes
Director Casa de la Cultura.
En aquel tormentoso año de 1988, cuando apenas empezaba a reintegrarme a la vida después de aquel brutal accidente, momentos en los que mi querido padre sucumbía ante los embates de una mortal enfermedad, recibí una llamada de mi gran amigo Luis Trujillo Zuleta, referente a una convocatoria para acceder a un empleo en el Hospital San José de Maicao, específicamente para laborar en la oficina de “sanidad” de dicha institución. Requisitos: ser bachiller, inscribirse, asistir por cuenta propia a un examen en Santa Marta y posteriormente, de salir favorecido, cursar estudios técnicos en Cartagena..menudo lío, pero como siempre, asumí el reto, gracias al cual, hice parte de una empresa que hoy, sin lugar a dudas, es todo un símbolo para nuestra ciudad y su gente.
Hoy, cuando la inexorabilidad del tiempo solo permite la evocación nostálgica de aquel periplo vital, fluyen recuerdos de todo tipo, los cuales atesoro como invaluable reliquia de un pasado que sin duda fue determinante en mi condición de ser humano: la solidaridad de personas como Neldo Márquez, con quien compartimos conocimientos y afugias en la heroica durante nuestra formación; el apoyo de amigos como Salvador Solano, recientemente fallecido, el cual fue mi mecenas inicial; Luis Trujillo, Luis Siossi, Calixto Meza, Ulises Brito, Eduardo Londoño y Roiman Orozco, nuestro supervisor. Aquel grupo de mujeres incansables que con su trabajo permitían que el hospital marchase, entre ellas Rosmery Juvinao, la madre de Danny Daniel; Nerida Figueroa, Mabel Barros, Maritza Aguilar la pagadora, amada en días de pago, pero poco apreciada cuando se tardaba la mesada; y la infatigable “Mello” Escudero.
Los médicos de entonces, Evin Ahumada, Jaime Ibarra, Jesús Pérez, Carla Robles, Carmelo Fuentes y mi primera directora, Gloria Henríquez Valdeblanquez, a quien tributo un profundo sentimiento de gratitud y aprecio, entre otros distinguidos profesionales de la medicina.
A este grupo, se suman Rafa Jiménez y Ana Urbina, en rayos X; Miguel Ramón Ariza, padre de nuestro pastor de almas, el padre Jefferson; mis incondicionales auxiliares de enfermería, entre ellas, las hermanas Sardoth, Elizabeth Cujia, Frida Redondo, Iris Nora Garcés, Dioselina Valdés, entre muchas otras, todas abnegadas; las enfermeras superiores Sixta Puerta, Mabis Mercado, Leonor Urbina.
En este punto, me inclino ante Dios para honrar la memoria de Dilcenira Chamorro y nuestra inolvidable Gloria Redondo, que partieron en la flor de sus vidas, ambas nuestros Ángeles en el cielo; mis adorables Sara Marimón, Elvia Badillo, Betty Ching, Elizabeth Padilla, mujeres solidarias y luchadoras; el hombre orquesta, don Rogelio Marimón y su competencia, Diocelin Brito; La nutricionista, Amparo Loaiza, en fin, un conglomerado de personas que, con justicia, merecen figurar en este escrito, pero el espacio tirano lo impide. A todos los recuerdo con mucho cariño y respeto. Fueron once años de mi vida los que compartí con todos ustedes. Muchas gracias por su amistad y compañerismo.
Allí aprendí a ser vocero de causas de todo tipo, cuando tras la muerte de Evelio Acosta Ojeda, asumimos la presidencia del sindicato a nivel local. Supe vivir el dolor de quien sufre, dado que ya había sido paciente durante aquel doloroso trance de mi pierna, lo que me facilitó ser un funcionario sensible ante lo que padece un enfermo y su entorno familiar..
Fui testigo de lo que cuesta ser funcionario de una entidad de salud, cuando a veces la impotencia nos embarga ante el dolor de nuestros semejantes..Me tocó vivir en carne propia el gran vacío que tiene el sistema de Salud ante la dolorosa realidad de quienes no tienen nada, pero sufren por todo..
Hoy, cuando esta institución cumple 36 años de servicio, es justo reconocer que se ha progresado y que el Hospital San José merece atención por parte de la dirigencia en todos los niveles, porque contamos con una nueva sede que se considera como una de las más modernas de la región. Es apenas justo conceder el mérito y valorar que allí laboran personas comprometidas con su profesión y con los usuarios. Que se ha trabajado durante mucho tiempo y con esfuerzo, en procura de obtener la certificación o acreditación (ISO 9000) para que Maicao se posicione en un lugar privilegiado en la atención en salud de varios niveles de complejidad, tarea que emprendió todo un equipo en cabeza de José Liñán Murgas.
Por lo anterior, que Dios permita que este Hospital, que es de todos, se fortalezca y siga siendo el faro de esperanza para quienes padecen quebrantos de salud. Feliz cumpleaños al Hospital San José, símbolo de fe y de vida para Maicao y su gente..
Director Casa de la Cultura.
En aquel tormentoso año de 1988, cuando apenas empezaba a reintegrarme a la vida después de aquel brutal accidente, momentos en los que mi querido padre sucumbía ante los embates de una mortal enfermedad, recibí una llamada de mi gran amigo Luis Trujillo Zuleta, referente a una convocatoria para acceder a un empleo en el Hospital San José de Maicao, específicamente para laborar en la oficina de “sanidad” de dicha institución. Requisitos: ser bachiller, inscribirse, asistir por cuenta propia a un examen en Santa Marta y posteriormente, de salir favorecido, cursar estudios técnicos en Cartagena..menudo lío, pero como siempre, asumí el reto, gracias al cual, hice parte de una empresa que hoy, sin lugar a dudas, es todo un símbolo para nuestra ciudad y su gente.
Hoy, cuando la inexorabilidad del tiempo solo permite la evocación nostálgica de aquel periplo vital, fluyen recuerdos de todo tipo, los cuales atesoro como invaluable reliquia de un pasado que sin duda fue determinante en mi condición de ser humano: la solidaridad de personas como Neldo Márquez, con quien compartimos conocimientos y afugias en la heroica durante nuestra formación; el apoyo de amigos como Salvador Solano, recientemente fallecido, el cual fue mi mecenas inicial; Luis Trujillo, Luis Siossi, Calixto Meza, Ulises Brito, Eduardo Londoño y Roiman Orozco, nuestro supervisor. Aquel grupo de mujeres incansables que con su trabajo permitían que el hospital marchase, entre ellas Rosmery Juvinao, la madre de Danny Daniel; Nerida Figueroa, Mabel Barros, Maritza Aguilar la pagadora, amada en días de pago, pero poco apreciada cuando se tardaba la mesada; y la infatigable “Mello” Escudero.
Los médicos de entonces, Evin Ahumada, Jaime Ibarra, Jesús Pérez, Carla Robles, Carmelo Fuentes y mi primera directora, Gloria Henríquez Valdeblanquez, a quien tributo un profundo sentimiento de gratitud y aprecio, entre otros distinguidos profesionales de la medicina.
A este grupo, se suman Rafa Jiménez y Ana Urbina, en rayos X; Miguel Ramón Ariza, padre de nuestro pastor de almas, el padre Jefferson; mis incondicionales auxiliares de enfermería, entre ellas, las hermanas Sardoth, Elizabeth Cujia, Frida Redondo, Iris Nora Garcés, Dioselina Valdés, entre muchas otras, todas abnegadas; las enfermeras superiores Sixta Puerta, Mabis Mercado, Leonor Urbina.
En este punto, me inclino ante Dios para honrar la memoria de Dilcenira Chamorro y nuestra inolvidable Gloria Redondo, que partieron en la flor de sus vidas, ambas nuestros Ángeles en el cielo; mis adorables Sara Marimón, Elvia Badillo, Betty Ching, Elizabeth Padilla, mujeres solidarias y luchadoras; el hombre orquesta, don Rogelio Marimón y su competencia, Diocelin Brito; La nutricionista, Amparo Loaiza, en fin, un conglomerado de personas que, con justicia, merecen figurar en este escrito, pero el espacio tirano lo impide. A todos los recuerdo con mucho cariño y respeto. Fueron once años de mi vida los que compartí con todos ustedes. Muchas gracias por su amistad y compañerismo.
Allí aprendí a ser vocero de causas de todo tipo, cuando tras la muerte de Evelio Acosta Ojeda, asumimos la presidencia del sindicato a nivel local. Supe vivir el dolor de quien sufre, dado que ya había sido paciente durante aquel doloroso trance de mi pierna, lo que me facilitó ser un funcionario sensible ante lo que padece un enfermo y su entorno familiar..
Fui testigo de lo que cuesta ser funcionario de una entidad de salud, cuando a veces la impotencia nos embarga ante el dolor de nuestros semejantes..Me tocó vivir en carne propia el gran vacío que tiene el sistema de Salud ante la dolorosa realidad de quienes no tienen nada, pero sufren por todo..
Hoy, cuando esta institución cumple 36 años de servicio, es justo reconocer que se ha progresado y que el Hospital San José merece atención por parte de la dirigencia en todos los niveles, porque contamos con una nueva sede que se considera como una de las más modernas de la región. Es apenas justo conceder el mérito y valorar que allí laboran personas comprometidas con su profesión y con los usuarios. Que se ha trabajado durante mucho tiempo y con esfuerzo, en procura de obtener la certificación o acreditación (ISO 9000) para que Maicao se posicione en un lugar privilegiado en la atención en salud de varios niveles de complejidad, tarea que emprendió todo un equipo en cabeza de José Liñán Murgas.
Por lo anterior, que Dios permita que este Hospital, que es de todos, se fortalezca y siga siendo el faro de esperanza para quienes padecen quebrantos de salud. Feliz cumpleaños al Hospital San José, símbolo de fe y de vida para Maicao y su gente..
Barco de historia
Por: Nuria Barbosa León
Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
Parece una noche tranquila. En el almanaque, la fecha del 30 de enero de 1990.
El mar del Golfo de México transmite una total serenidad. El timonel del buque Hermann cumple su turno de guardia en el horario comprendido entre las cuatro de la madruga y las ocho de la mañana. Informa al Primer Oficial, la cercanía de otro barco por la popa.
Hermann, de bandera panameña, fue rentado por Cuba para buscar una carga mercante a México. Partió desde el puerto de Moa a fines de diciembre y el viaje resultaba una total rutina de no ser por los vuelos de avionetas que en ocasiones rondaban el barco y lo acompañaban por breves minutos.
En horas del día, del 30 de enero, se conoce que el barco acompañante resulta ser un guardacosta de Estados Unidos pintado de blanco con raya rojas en sus laterales. En su proximidad exige a los tripulantes cubanos detener la marcha para realizar una inspección.
Advertencias del Capitán del Hermann que su barco cubano viaja sin carga. El acecho se incrementa.
Seis de la tarde, comida lista. Chorro fuerte de agua que penetra por las escotillas del Hermann, moja varios camarotes y echa a perder la comida. Disgusto del cocinero, enojo en la tripulación. Cubanos en el puente vociferando groserías y mostrando sus genitales en señal de no detener el barco bajo ningún concepto.
Se hace evidente una llamada a Cuba por el peligro de agresión. Desde La Habana se avisa de la posibilidad de un ataque armado en la madrugada.
Es la medianoche, los once cubanos se reúnen. Se arman con palos, piedras, hachas, destornilladores, cuchillos de cocina, y otros objetos cortantes de defensa personal. Se protegen con los chalecos salvavidas y acuerdan inmolarse hasta la muerte. Entonan el Himno Nacional y cubren sus posiciones de salvaguardia en el buque.
Cuatro de la madrugada, reflectores de luz hacia Hermann y ultimátum dado por la embarcación yanqui.
Ráfagas de ametralladoras irrumpe el silencio. Más de 160 impactos de bala en la nave cubana. Alarmas tronando en el mar. Comunicaciones que se interrumpen con la caída del radar.
Maniobras del timonel que aleja por breve tiempo al guardacosta norteamericano, embestida cargada de odio, con balas silbantes y metrallas de abuso.
Claro de luz, alba en el horizonte, rayos de sol de inicio del día. Torres de petróleo a la vista. Barco decidido a volatizar antes claudicar.
Enemigo cobarde, se detiene ante el coraje. Fuga feroz, rápida y sin rastro de la nave pirata.
Fechoría consumada, vandalismo realizado.
Victoria alcanzada con el valor de la dignidad.
Gloria esculpida en la huella de la memoria histórica.
Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
Parece una noche tranquila. En el almanaque, la fecha del 30 de enero de 1990.
El mar del Golfo de México transmite una total serenidad. El timonel del buque Hermann cumple su turno de guardia en el horario comprendido entre las cuatro de la madruga y las ocho de la mañana. Informa al Primer Oficial, la cercanía de otro barco por la popa.
Hermann, de bandera panameña, fue rentado por Cuba para buscar una carga mercante a México. Partió desde el puerto de Moa a fines de diciembre y el viaje resultaba una total rutina de no ser por los vuelos de avionetas que en ocasiones rondaban el barco y lo acompañaban por breves minutos.
En horas del día, del 30 de enero, se conoce que el barco acompañante resulta ser un guardacosta de Estados Unidos pintado de blanco con raya rojas en sus laterales. En su proximidad exige a los tripulantes cubanos detener la marcha para realizar una inspección.
Advertencias del Capitán del Hermann que su barco cubano viaja sin carga. El acecho se incrementa.
Seis de la tarde, comida lista. Chorro fuerte de agua que penetra por las escotillas del Hermann, moja varios camarotes y echa a perder la comida. Disgusto del cocinero, enojo en la tripulación. Cubanos en el puente vociferando groserías y mostrando sus genitales en señal de no detener el barco bajo ningún concepto.
Se hace evidente una llamada a Cuba por el peligro de agresión. Desde La Habana se avisa de la posibilidad de un ataque armado en la madrugada.
Es la medianoche, los once cubanos se reúnen. Se arman con palos, piedras, hachas, destornilladores, cuchillos de cocina, y otros objetos cortantes de defensa personal. Se protegen con los chalecos salvavidas y acuerdan inmolarse hasta la muerte. Entonan el Himno Nacional y cubren sus posiciones de salvaguardia en el buque.
Cuatro de la madrugada, reflectores de luz hacia Hermann y ultimátum dado por la embarcación yanqui.
Ráfagas de ametralladoras irrumpe el silencio. Más de 160 impactos de bala en la nave cubana. Alarmas tronando en el mar. Comunicaciones que se interrumpen con la caída del radar.
Maniobras del timonel que aleja por breve tiempo al guardacosta norteamericano, embestida cargada de odio, con balas silbantes y metrallas de abuso.
Claro de luz, alba en el horizonte, rayos de sol de inicio del día. Torres de petróleo a la vista. Barco decidido a volatizar antes claudicar.
Enemigo cobarde, se detiene ante el coraje. Fuga feroz, rápida y sin rastro de la nave pirata.
Fechoría consumada, vandalismo realizado.
Victoria alcanzada con el valor de la dignidad.
Gloria esculpida en la huella de la memoria histórica.
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