sábado, 13 de febrero de 2010

Gran jornada, lúdica recreativa, en contra del trabajo infantil, lidera la Policía en La Guajira


ANNP. Febrero 12 de 2010.


Riohacha- La Guajira. Con una gran jornada lúdica recreativa, dirigida a más de 200 niños y niñas de escasos recursos, se llevó a cabo en el municipio de Riohacha por parte del Policía de Infancia y adolescencia.

Más de 200 niños de los barrios menos favorecidos, se beneficiaron de esta gran jornada, donde lo único que se pretende por parte de la Policía Nacional, es brindar un espacio de sana recreación y en procura de concientizar a los padres de estos chicos, la importancia que hace incluir el juego como parte de una formación sana, el evento se realizó en las instalaciones del coliseo cubierto Jairo Romero del municipio de Riohacha.

La erradicación del trabajo infantil es uno de los objetivos que la Policía, continuamente trabaja con el fin de proteger y velar por los derechos de toso los niños, niñas y adolescentes de La Guajira. pero que la colaboración en el suministro de la información de manera oportuna, es de vital ayuda, para poder lograr este objetivo; por otra parte les recuerda que la seguridad es un compromiso de todos y agradece a la ciudadanía por la información oportuna, a través de las líneas telefónicas habilitadas Gaula-165, líneas de emergencia 123, 112, 7282811, 7272200; •#767, Seccional de Transito y Trasporte, o al correo “lineadirecta@policia.gov.co”; línea de atención al ciudadano, Bogotá 3159112 / 3159111, Nacional 018000910600 y FAX 3159581, programa Gobierno en línea. “Se garantiza absoluta reserva”.

La Policía Nacional En el departamento de la Guajira, realiza rendición de cuentas, mediante audiencia pública

ANNP- Febrero 13 de 2010

Riohacha. La Policía Nacional de los colombianos como mecanismo de participación ciudadana, efectuará Audiencia Publica para Rendición de Cuentas del Comando del departamento de Policía Guajira; la cual se llevara a cabo el día 26 de febrero del presente año, con participación de las Autoridades Departamentales, locales, organizaciones, Asociaciones o comités de usuarios, consejos regionales, gremios, veedurías, universidades, medios de comunicación, asociaciones de profesionales y la comunidad en general,

En este acto público se intercambian informaciones, explicaciones, evaluaciones y propuestas sobre aspectos relacionados con la formulación, evaluación de políticas y programas con los que cuenta la institución para brindar asistencia a la comunidad.

En tal sentido, las personas y/o instituciones interesadas en la inscripción y radicación de las propuestas de intervención, deberán radicar sus proposiciones en la Oficina de Atención al ciudadano, hasta el próximo 21 de febrero, con el fin de asignar los espacios para las respectivas intervenciones.

La reunión que se realizará, repetimos en las instalaciones del comando de departamento de Policía Guajira, el próximo 26 de febrero y tiene como objetivo fundamental fortalecer el sentido de lo público y el ejercicio del control social a la gestión policial, contribuir al desarrollo de los principios constitucionales de transparencia, responsabilidad, eficacia, eficiencia e imparcialidad y participación ciudadana en el manejo de recursos públicos asignados a la Policía Nacional, en esta parte del país.

La audiencia será en presidida por el Comandante del departamento de Policía Guajira, quien presentará un informe de gestión policial sobre los logros, dificultades y retos que se adelantan en el año 2009.

El líder: un experto en el arte de promover, conmover y mover

Gandhi: Realmente soy un soñador práctico; mis sueños no son bagatelas en el aire. Lo que yo quiero es convertir mis sueños en realidad.

Por: Alejandro Rutto Martínez

Construir los puentes entre la actualidad que tenemos y el futuro que deseamos tener es parte de la responsabilidad de los dirigentes, los administradores y los líderes del mundo. Vivimos en un presente que conocemos o creemos conocer bien y con el cual estamos conformes hasta cierto grado pero parte de lo que conocemos es aquello que intensamente deseamos cambiar y transformar en una nueva realidad para llegar al futuro con posibilidades de disfrutarlo y vivir en el sin angustias ni afanes.
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La gran diferencia entre un administrador o un dirigente común consiste en que, en este presente del cual hablamos, los dirigentes saben que deben hacerse las cosas correctamente y conocen la mecánica para que se realicen por ellos mismos o a través de otras personas. El líder, el buen líder sabe exactamente las cosas que hay que hacer y conoce también como hacerlas y con quienes y como comprometer y motivar a las personas con las cuales tendrá que trabajar.
El líder se comportará como tal en relación con la realidad de su contexto y del buen puerto al cual desee acompañar a sus discípulos. En ese sentido, frente a la realidad, tiene los siguientes compromisos:

1. Ser un buen lector de la realidad: la realidad está ahí, delante de nosotros y se repite una y otra vez. Es tozuda como los hechos que la conforman y, en algunas ocasiones no hay quien sepa verla como realmente es. En algunos países, por ejemplo, están en mora de leer su realidad, su verdadera realidades, en asuntos tan sensibles como la pobreza y las condiciones de marginalidad de una buena parte de sus ciudadanos.

2. Saber interpretar la realidad: además de conocer lo que está pasando es importante saber el porqué y aprender a conocer las causas de ese porqué y no solo las causas coyunturales, es decir, los sucesos del momento, sino lo estructural, o sea los elementos que históricamente se han acumulado para conformar un fenómeno propio de la sociedad. Saber interpretar la realidad permite acumular una información valiosa e indispensable para conocerla y actuar sobre ella.

3. Explicar la realidad: y explicarla como es con el fin de abordarla desde sus diferentes aristas y de ésta manera emprender acciones que conlleven a encontrar soluciones adecuadas a los problemas encontrados. Es necesario conocer a fondo los detalles y saber mencionarlos con claridad, de esa manera se puede acceder al siguiente y definitivo paso en el cual se encontrarán los cambios que tanto9 prometen los líderes.

4. Transformar la realidad: Esta es la etapa definitiva. La realidad, una vez leída, interpretada, explicada y estudiada en todos sus aspectos, debe ser sometida a una transformación en aquellas áreas en que sea necesario hacerlo. Los procesos de cambio no pueden responder a iniciativas calenturientas y emocionales ni a dañinas improvisaciones que pueden terminar en la aplicación de recetas que sean algo así como un remedio peor que la enfermedad.

El liderazgo verdaderamente transformador promueve unos nuevos liderazgos y conmueve a las masas para que éstas sean capaces de moverse hacia la construcción de una realidad nueva y mejor para todos los ciudadanos. Todo esto, sustentado en un liderazgo verdaderamente inspirador.

Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso periodista y escritor colombiano, vinculado como docente a varias universidades colombianas. Es autor de cuatro libros y coautor de otros tres en los que se aborda el tema del liderazgo, la ética y el Desarrollo Humano. Con frecuencia es invitadocomo conferencista a congresos, foros y otros eventos académicos. Póngase en contacto con él a través del corrreo alejandrorutto@gmail.com o llámelo al celular 300 8055526. Visite su página www.maicaoaldia.blogspot.com

viernes, 12 de febrero de 2010

Comprometidos con el voto Caribe

Comunicado 87


"TENEMOS QUE RECUPERAR EL LIDERAZGO DE LAS REGIONES": FAJARDO
Viernes, 12 de febrero

"Estamos convencidos de que el desarrollo de Colombia viene de la mano con el de las regiones. Por eso estamos de acuerdo con la consulta Caribe, que tiene un gran valor histórico y que recoge una iniciativa que no ha podido concretarse debido al clientelismo y la politiquería. Al llegar al Gobierno, lo vamos a hacer", afirmó Sergio Fajardo candidato a la presidencia de Compromiso Ciudadano por Colombia

La costa representa el 21,3% de la población total del país pero su participación en el Producto Interno Bruto es del 14,3% , por debajo de Bogotá que tiene el 25, 9 por ciento (con el 16,3% de la población). Mientras el promedio nacional de población desescolarizada es del 12 por ciento, en el Caribe es del 20 por ciento. La cobertura en educación superior es del 16 por ciento mientras el promedio nacional es del 26. La tasa de analfabetismo es del 9,49% que es casi el doble del promedio nacional (5,67%) y casi 6 veces la de Bogotá (1,59%).

Este contexto que evidenciamos en nuestro paso a paso por Colombia, en nuestras visitas y análisis, nos llevó a construir nuestro Documento Caribe, presentado el pasado 9 de octubre presentamos en Santa Marta, que da luces para entender esta región, para afrontar y comenzar a resolver sus problemas.

Por ello, en Compromiso Ciudadano por Colombia registramos con satisfacción la decisión del Consejo Nacional Electoral con relación a la Papeleta Caribe, que será incluida para consideración el próximo 14 de marzo.

Nuestro documento Caribe aboga por el desarrollo regional y enfatiza que "en el pasado, con la política tradicional no se ha podido. Ello exige entender y aplicar los principios de un nuevo compromiso ciudadano que respeta las diferencias regionales, al tiempo que promueve el desarrollo del país a través de estrategias y acuerdos impulsados desde las regiones."

Desde el inicio de la campaña presidencial, Sergio Fajardo está comprometido con la región. Ello se evidencia en su Selección Colombia al Senado, que cuenta con siete candidatos de esta región, Stevenson Marulanda, Claudia Fadul, Héctor Tico Pineda, Rodolfo Quant, Virginia Gómez, David Sánchez Juliao y Germán Bula Escobar, representan 30% de la lista al Senado por Compromiso Ciudadano por Colombia.

Ellos han declarado que en "el debate electoral del mes de marzo el Caribe tendrá la oportunidad de pronunciarse, en un Tarjetón adicional, a favor de la región, y la entidad territorial y autónoma inmediata. Los líderes Caribes estamos llamados a impulsar el desarrollo desde la diversidad y las semejanzas de todos nuestros habitantes, un desarrollo incluyente y sostenible. Nos comprometemos desde el Congreso a implementar la Ley de Ordenamiento Territorial, el fondo de compensación y una agencia de Desarrollo para el Caribe colombiano."

El voto Caribe se constituye en una herramienta clave en el proceso regional del país, estancado en la formalidad desde la Constitución del 91. Con esta, la región adopta un campo de autonomías para ejecutar modelos de crecimientos propio. La región será viable en la medida que se proponga elegir líderes que ejerzan su liderazgo de forma responsable y transparentes, y si como conjunto la comunidad adopta una visión de largo plazo superando reduccionismos electorales. Como concluyó Sergio Fajardo: "Desde nuestro Gobierno haremos que este voto Caribe sea mucho más que un manifiesto, vamos a convertirlo en un instrumento para recuperar el liderazgo de esta región e impulsar su desarrollo desde el talento y las capacidades de su gente".

Conozca nuestro Documento Caribe aquí

Sandra Ocampo Kohn
Directora de Comunicaciones
Sergio Fajardo Presidente
Cel. 300 776 8946
www.sergiofajardo.com

El ‘Estado de opinión’

¿Fase superior del Estado de Derecho o fase terminal de la ‘democracia delegativa’?

Por: Bernardo Ramírez del Valle
(Abogado, Politólogo y Periodista)

Gran revuelo político y académico causó en el país la novedosa tesis del “Estado de opinión” presentada oficialmente por el Presidente Álvaro Uribe Vélez en su discurso de instalación del Congreso de la República el 20 de julio del 2009, y reafirmada recientemente por el Procurador General de la Nación en el concepto de viabilidad jurídica y política del referendo para la reelección presidencial. Según esta idea, “Colombia goza de un Estado de opinión que es la fase superior y característica por excelencia del Estado de Derecho (…) resultado del proceso histórico de cesión de derechos de la autocracia al pueblo”. Según el Presidente Uribe, el Estado de opinión consiste en “la libertad del ciudadano y del Gobierno frente a los medios (...); es el equilibrio entre el obligatorio cumplimiento de las sentencias de los jueces y la libertad de controvertirlas y la fuente del principio de debate a las decisiones legislativas sin penalizarlas”.

Si bien esta inadvertida y peregrina tesis comenzó a ser esbozada por el mandatario colombiano y su asesor José Obdulio Gaviria desde el mes de octubre del año 2008, cuando presentó al Congreso el proyecto de ley del referendo, sólo hasta su presentación oficial, el 20 de julio de ese año, fue tomada en serio por los partidos políticos de oposición y por el mundo académico del país, ante las implicaciones que pueda tener como resultado de un eventual fracaso de ese mecanismo reformatorio de la Constitución, que daría al traste con la segunda reelección presidencial.

Estado de opinión y Estado comunitario

Los fundamentos filosóficos de esta teoría política uribista, hay que encontrarlos en la ‘teoría comunitaria de gobierno’ que se abrió paso entre finales de los años noventa del siglo XX y comienzos del siglo XXI, como resultado del papel protagónico que asumió la sociedad civil en el control del poder público del Estado (situación que hace ver más borrosa la distinción entre “lo público” y “lo privado”).

Esta teoría critica abiertamente las tradicionales visiones de la participación ciudadana en la gestión estatal y propone formas alternativas realmente novedosas, con nuevas formas de participación comunitaria en áreas antes vedadas a la acción ciudadana, tales como las relacionadas con el control y la fiscalización de la gestión de “lo público”.

Es una propuesta que pretende transformar la participación ciudadana meramente “electoral” en una participación ciudadana “decisional y fiscalizadora”, sobre el supuesto de que son las propias comunidades las que conocen sus problemas e intereses y si se les apoya técnicamente tienen la capacidad de proponer, resolver, ejecutar y controlar las acciones de interés común que realizan sus autoridades locales, regionales y nacionales.

Se considera que esta “entrega” a las comunidades del “poder decisional y fiscalizador” del Estado, constituye hoy el fundamento de legitimidad moral sobre el que descansa la democracia moderna (Kohen, 1996. p. 15). Es también un modelo que supone que el ciudadano contribuye de manera permanente a determinar las prioridades del accionar del Estado, a definir las respuestas a las demandas sociales y a tener un grado de influencia e intervención respecto de las modalidades de satisfacción de las necesidades públicas.

Igualmente se fundamenta en el concepto de “justicia comunitaria” porque entiende la “participación” como un derecho soberano del ciudadano y no como una mera concesión de la autoridad en el marco de un proceso constante de construcción/recuperación de un poder ciudadano eficaz dentro de la sociedad civil (Cox, 1995, p. 23). En el caso concreto del modelo de ‘Estado comunitario’ de Uribe, José Obdulio Gaviria lo define como un gobierno en contacto permanente con la ciudadanía. “Sus dos principales herramientas son los consejos comunales de Gobierno y un contacto directo con el pueblo a través de los mecanismos de participación, no necesariamente mediados por los partidos, aunque no los excluye” (El Tiempo, Feb. 22, 1999).

Mass medias y opinión pública

La idea de un Estado regulado por el poder que genera la opinión pública en las sociedades de hoy, especialmente en los sistemas de gobiernos presidencialistas como el nuestro, con un poder público subordinado a un nuevo tipo de soberanía popular, es la que se encuentra en la base de la propuesta uribista del ‘Estado de opinión’. Pero es un poder difuso, que antes que residir en la población que opina, se anida en los distintos medios de comunicación que la permean e influyen, los que desde el siglo XIX han venido revolucionando al mundo contemporáneo. La primera ‘revolución mediática’ se produjo con la invención del lenguaje, en los inicios mismos de la civilización humana.

Luego sucedieron otras: la invención de la escritura y de la imprenta. Empero, la verdadera revolución mediática fue la que se desarrolló en el siglo XX, con la invención de la radiodifusión radial y televisiva, y luego de la Internet. En este contexto, se considera que fue la telegrafía el primer medio de comunicación verdaderamente moderno, seguida por la telefonía, la radio, la televisión, la transmisión por cable y satélite, y, finalmente (hasta ahora), la Internet.

En los últimos cien años, estos medios de comunicación masiva han generado una “sociedad de saberes compartidos” o “sociedad del conocimiento” cada vez más globalizada e interactuante. En lo político, los mass-media han generado la creación de toda clase de tecnologías informáticas, que han permitido la expansión masiva del lenguaje político y de las ideas políticas, facilitando la construcción de consensos sociales y la reproducción del discurso político. Raboy y Solervincens consideran que cada nueva generación de medios de comunicación ha traído consigo su carga de utopías y de creación de espacios públicos de interacción participativa entre ciudadanos informados que hacen uso de su derecho a la palabra:

“Todo medio de comunicación nuevo constituye al mismo tiempo el punto de disputas entre lógicas societales en competencia del Estado, del mercado y de la sociedad civil (…) Las reflexiones sobre los medios de comunicación se centran tradicionalmente en la capacidad de las instituciones mediáticas y de las tecnologías de comunicación de desempeñar un papel en la democratización de las sociedades, en la creación de una esfera pública a través de la cual las personas pudieran participar en asuntos cívicos, en el realce de la identidad nacional y cultural, en la promoción de la expresión y el diálogo creativos” (Raboy y Solervincens, 2007).

Es evidente que la revolución mediática del siglo XX introdujo sustanciales transformaciones en las tradicionales formas de relacionamiento político entre gobernantes y gobernados. Saperas considera que los medias (en tanto comunicación pública), determinan las formas de orientación de la atención pública, la agenda de temas predominantes que reclaman dicha atención y su discusión pública posterior, la jerarquización de la relevancia de dichos temas y la capacidad de discriminación temática que manifiestan los individuos (Saperas, 1987, p. 87). En este sentido, los medios de comunicación masivos y, en particular, la televisión en cuanto medio de comunicación hegemónico, serían los responsables, en las democracias actuales –como lo afirma Sartori–, de la formación de la “opinión pública”, pues influyen en la atención que el público otorga a ciertos temas que son considerados de “interés colectivo” (Sartori, 1992, p. 125).

La opinión pública determina a la vez, en gran extensión y a través de sus demandas, la agenda de actividades de los dirigentes políticos y de los gobernantes en todos los niveles. Por eso Sartori considera que estamos en una sociedad “teledirigida” pues “los políticos cada vez tienen menos relación con acontecimientos genuinos y cada vez se relacionan más con acontecimientos mediáticos, es decir, acontecimientos seleccionados por la video-visibilidad, que después son agrandados o distorsionados por la cámara (por lo que) la denominada “voz del pueblo” es en gran medida la “voz de los media” sobre el pueblo” (Ibíd., p. 126).

Con el advenimiento de la globalización, es cada vez mayor la influencia de los medios de comunicación masivos en el direccionamiento de las políticas de los Estados, que tienden también a universalizarse a través de “modelos” de gestión que manejan un lenguaje común, que muchas veces son “copiados” o “imitados” del ámbito internacional.

Alcances de la tesis uribista

En principio, la tesis uribista del “Estado de opinión”, en su concepción dahliana de “democracia perfecta” o poliárquica, no representaría peligro alguno para nuestro sistema político liberal decimonónico (común a los países del hemisferio occidental), basado en la división tripartita del poder público (frenos y contrapesos) y en el principio de legalidad (Estado de Derecho), sino fuera porque tanto regímenes políticos de derecha (el de Uribe), como de izquierda (Chávez, Correa, Ortega y Morales) han pretendido fincar en ella su permanencia indefinida en el poder, lo que significaría dar continuidad a un tipo de democracia representativa que el politólogo argentino Guillermo O’Donnell llamó “delegativa”, caracterizada por una débil institucionalidad donde el poder ejecutivo se encuentra muy centralizado y subordina a los demás poderes (O’Donnell, 2007).

Se trata de regímenes formalmente democráticos, con elecciones periódicas más o menos imparciales y generalmente frecuentes, pero que en determinados momentos de su evolución adquieren un fuerte sesgo autoritario como consecuencia de alguna crisis económica, social o política que los afectan, que impulsan a los electores a “delegar” ciegamente en la autoridad elegida el ejercicio arbitrario, personalizado y discrecional del poder ejecutivo, anulando, en la práctica, el sistema de pesos y contrapesos contenido en la división y separación de los poderes públicos y marginando a los ciudadanos de los procesos políticos decisionales.

En realidad, antes que de “Estado de opinión” debe hablarse de “democracia de opinión” como fase superior de la ‘democracia delegativa’ de nuevo cuño, que favorece un presidencialismo caudillista, mesiánico y autoritario (de izquierda y de derecha) que reverdece en América Latina.

Una tesis peligrosa

Si bien la formulación de la tesis del “Estado de opinión” o, en nuestro concepto, de la “democracia de opinión” se produce en un escenario político nacional donde aparentemente se encuentran enfrentadas la opinión pública (favorable a la reelección de Uribe) con importantes sectores de la sociedad civil (partidos políticos, iglesia católica, industriales, etc.) que se oponen a ella, su imposición autoritaria conduciría a una verdadera “hecatombe” del sistema político nacional, organizado en derredor de una forma de Estado republicana, forma de gobierno democrática participativa, sistema de gobierno presidencialista y un régimen político de Estado de derecho. Se correría el peligro de que en adelante la Constitución política y las leyes se modifiquen a través de encuestas de opinión y el Congreso de la República sea reemplazado por el Centro Nacional de Consultoría u otras entidades encuestadoras privadas; que los fallos de los jueces y magistrados sean sometidos a la consideración de la opinión pública como tribunal popular de última instancia; que los partidos políticos sean reemplazados por noticieros y programas de opinión radiales y televisivos dado que –como bien lo señala el politólogo mexicano Pablo Espinosa Vera– en el mundo de hoy los medios masivos de comunicación permean y controlan todos los intersticios de la vida social “imponiendo sistemas de significación, códigos autoritarios y coercitivos y reglas del juego unilaterales siempre a favor de ‘emisores invisibles’ de dicho poder y siempre a favor del Príncipe” (Espinosa, 2005).

Un tipo de Estado como este, supone la transformación de la ‘soberanía popular’ en ‘soberanía massmediática’ y de la ‘democracia participativa’ en ‘democracia automática’.

Zelaya: el quiebre de la tesis

Pretender anteponer el “Estado de opinión” al “Estado de derecho” de un país como estrategia mediática para lograr un fin político (en este caso la reelección presidencial), es algo que rebasa la mera retórica académica politológica y cae en el campo de la pragmática política, pues implica, en la práctica, desconocer las reglas de juego político imperante en esa sociedad (régimen político) y exponerse a reacciones adversas desestabilizadoras del sistema de gobierno.

Fue lo que le sucedió al depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya al pretender desconocer por la vía de una inconstitucional consulta popular, la decisión del Congreso, la Suprema Corte de Justicia y el Consejo Nacional Electoral de ese país de no permitir su reelección inmediata en el primer cargo de la república. El caso Zelaya se convierte así en un precedente importante en América Latina para quienes pretenden a toda costa subordinar el sagrado principio del Estado de Derecho a la profana, peregrina y oportunista tesis del “Estado de opinión”.


BIBLIOGRAFÍA

Kohen, Beatriz. Acciones de Defensa del Interés Público. Buenos Aires. En: Rev. Poder Ciudadano, Abril, 1996. p. 15.

Cox, Sebastián. Construcción de lo Público y Ampliación de Democracia: Nuevas dimensiones para la Ciudadanía. Sociedad Civil, Ciudadanías y Construcción de lo Público. Santiago de Chile: Serie Separatas Ciudadanías (FORJA - CEDAL - FLACSO – PIIE), 1995. p. 23.

Raboy, Marc y Solervincens, Marcelo. Los Medios de Comunicación. (en línea): http://www.vecam.org/article683.html (citado el 23 de mayo de 2007).

Saperas, Enric. Los efectos cognoscitivos de la comunicación de masas. Madrid: Ariel, 1987, p. 87.

Sartori, Giovanni. Elementos de teoría política. Madrid: Editorial, 1992, p. 125

O’Donnell, Guillermo. ¿Delegative democracy? Notre Dame: The Helen Kellogg Institute for International Studies University of Notre Dame, 1992. En: www.pagina12.com.ar/duarui/dialogos/21-63632-2006-02-27.html (citado en 6 de octubre de 2007)

Espinosa Vera, Pablo. Los constructores de ‘significados últimos’. México: Instituto de Semiótica Política y Comunicación Pública (en línea), s.n., (2005). http://www.semioticapolitica.com (consultado el 12 de marzo de 2007).

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