Todo se inició con una bocina en lo alto del poste |
Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Fue un año convulsionado en todo el mundo: la
crisis de los misiles rusos instalados en Cuba
estuvo a punto de provocar la tercera guerra mundial, el conservador
Guillermo León Valencia ganaba la presidencia de Colombia con 1.636.081 votos y era el
primer mandatario del denominado Frente Nacional, Colombia empataba 4-4 con la
Unión Soviética en el mundial de Chile (ganado por Brasil) después de ir en
desventaja 4-1 y marcaría la hazaña más grande del fútbol nacional hasta ese
momento, Marilyn Monroe, símbolo sexual y una de las figuras icónicas del
momento muere al parecer por una sobredosis de barbitúricos, el peso colombiano
sufre una fuerte devaluación frente al pasar de 6.7 pesos por dólar en
septiembre a 9 pesos por dólar en noviembre.
Mientras todo eso pasaba en el país y en el
mundo, un joven visionario y emprendedor
llegaba a Maicao atraído los comentarios
de que era un pueblo floreciente, habitado por muchos ciudadanos árabes y con
un comercio que todos los días crecía y prosperaba. Se trataba de Luis Cepeda
Arraut, periodista en ciernes, nacido en Magangué y dueño de un gran espíritu
aventurero y de una forma de ser que no se adaptaba a la rutina de cada día.
Era tan buen explorador que cuando buscaba algo siempre lo encontraba y si no
lo encontrara lo inventaba.
Pocas horas después de su llegada se dio cuenta de
que en Maicao no había nada, lo que se dice nada: ni pavimento en las calles,
ni energía eléctrica y mucho menos periódicos o emisoras en las que un buen
periodista pudiera trabajar.
Lejos de entristecerse por todas las carencias del
lugar se llenó de emoción y acuñó una frase propia de los buenos pioneros:
-¡Aquí todo está por hacer!
Había llegado donde debía llegar para poner en
práctica la fuerza de su imaginación, el poder de la fantasía y el impulso de
los sueños.
Lo más parecido a una emisora era el micrófono
conectado a una bocina que se encontraba en lo alto de un poste
situado en cierta esquina de la plaza Simón Bolívar, a través de las cuales un ciudadano
paisa conocido como “Chalindú”, promocionaba los productos de sus negocios y de
paso daba leía servicios sociales
relacionados con los cumpleaños, invitación a honras fúnebres, solicitud de
colaboración para que alguien ayudara a encontrar los documentos que se habían
extraviado, etc.
Luis “Lucho” Cepeda Arraut se asoció con José
Martínez y Marcos Pérez, dos amigos de la adolescencia que habían tenido una
emisora en Fundación y se los trajo para Macao con todo y los equipos que ellos
poseían. Gracias a algunas relaciones que tenían en Bogotá obtuvieron la
licencia de funcionamiento como emisora cultural lo cual les permitió que Radio
Maicao comenzara sus emisiones de forma legal en la residencia de la señora
Rosario Solano, ubicada en la calle 12 con carrera 11, pleno centro de Maicao y
diagonal a la plaza Simón Bolívar. El
problema de la falta de energía eléctrica fue resuelto gracias a que el
comerciante Teófilo María, vecino de la señora Rosario, tuvo la generosidad de
permitir que la emisora se conectara a la planta de su establecimiento
comercial desde la hora en que comenzaban sus emisiones a las 6 de la mañana
hasta la hora en que terminaban a las 6 de la tarde.
La emisora se sostenía gracias a los avisos de
felicitaciones por cumpleaños, invitaciones a verbenas y anuncios publicitarios
de los almacenes. Existían programas culturales en los que se destacaban los
comentarios sobre agrupaciones culturales del momento, un programa de humor
llamado Tic-Toc y música, mucha música.
El 2022 es un año más importante de lo que usted cree, no sólo porque se elegirá Presidente de la República y habrá mundial de fútbol como en 1962, sino porque se cumplen sesenta años desde aquel día en que Luis Cepeda Arraut con su voz fresca de veinteañero saludó a la audiencia para decir “señoras y señores bienvenidos al primer día de emisiones de Radio Maicao”