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martes, 6 de abril de 2010

La Guajira diversidad minera del país


Por Danny Daniel López Juvinao

Más de 12 minerales diferentes al carbón

El mapa minero de La Guajira heterogéneo al carbón es bastante atractivo. En este se puede observar que la riqueza natural no solamente se centra en el principal renglón exportador de Colombia ubicado en el eje carbonífero de la península, si no en cada una de las veredas, corregimiento y cabeceras municipales de esta sección del país.

La anterior afirmación se desprende de la investigación realizada por el Ingeniero en Minas, Danny Daniel López Juvinao, Magister Scientiarum en Gerencia Empresarial, en su obra titulada “Mucho más que carbón”. El libro que no ha sido publicado aun contempla el principal escenario del sector minero de La Guajira el cual alberga consigo una infinidad de recursos minerales, con una potencialidad evidente para su explotación industrial, algunas de la cuales por lo extenso de la investigación no es posible resaltar hoy, pero que serán de conocimiento cuando se publique el libro.

Uribia entre el yeso y la barita

El recorrido minero (diferentes al carbón) va del norte al occidente del departamento, para después orientarse hacia su parte sur. Encontramos que Uribia predomina en su zona rural con la extracción artesanal del YESO, utilizado en la construcción de viviendas. Una de las minas artesanales de yeso se localiza en el corregimiento de Cardón (ver foto 1), donde se explota dicho material para venderse a algunos comisionados que llegan a la zona.

Igualmente Uribia cuenta con la reservas de BARITA (ver foto 2), un mineral muy común a nivel mundial, cuyo principal uso debido a su elevado peso, es como lodo de perforación de pozos petroleros; se usa también en las industrias de caucho como material de relleno y en la pintura, en la industria de los frenos, del vidrio y como recubrimiento en las salas de rayos X. Este recurso es extraído de manera rudimentaria por los indígenas Wayuu que habitan una amplia zona entre las estribaciones de Serranía de Cosinas, el Cerro de Ipapure y el Cerro La Teta.

La Sal fuente de empleo de los manaureros

Manaure, es un municipio generosamente conocido por sus reservas de SAL que abastecen el mercado nacional para el consumo humano. El mineral se extrae de forma artesanal por parte de comunidades indígenas espontáneas, así como de forma mecanizada por Salinas Marítimas de Manaure Limitada - SAMA Ltda. (ver foto 3). La explotación de la sal corresponde a un renglón importante de la economía local, debido a su gran contribución con la fuente de ingreso y empleo para el municipio.
La troncal, zona de aluviones …

Dibulla, para sorpresa de muchos, en su zona rural posee una interesante actividad minera artesanal del ORO, metal precioso muy escaso en la naturaleza. Los “cateadores” extraen este mineral en múltiples corrientes de aguas que descienden de la Sierra Nevada de Santa Marta (ver foto 4), entre los cuales se tienen los ríos: Jerez, María mina, Tapia, Río Ancho, Cañas, Negro, Palomino y quebradas como: las de el Lagarto, Salamanca y el arroyo Mamaise.

En el corregimiento de Palomino, límite con el departamento del Magdalena, sobreabunda la presencia de MATERIALES ALUVIALES, empleados básicamente para la construcción de edificaciones y carreteras. La empresa minera “Agregados Río Negro” se encarga de la explotación técnica e industrial de las rocas presentes en las riberas de las fuentes hídricas de la zona, convirtiendo el material extraído en pequeñas partículas según las especificaciones técnicas (agregados, arenas, gravilla, recebo, etc.) mediante su procesamiento (ver foto 5).

El Centro-sur de La Guajira entre mármol, arcilla y caliza

Barrancas cuenta con el yacimientos minerales de MARMOL (ver foto 6), roca metamórfica utilizada en Construcción y en Ornamentos (estatuas, figurillas). El yacimiento mineral se sitúa a una distancia de 7.25 Km en una vasta zona del cerro de Palmarito; aunque es evidente la abundancia de reservas minerales, hoy día la explotación artesanal de esta roca se encuentra paralizada, debido a las condiciones de infraestructura, con una vía extensa y destapada, terreno montañoso y topografía abrupta.

Fonseca, desde la óptica minera, se caracteriza por la extracción artesanal de ARCILLA, un material sedimentario, plástico y tenaz cuando se humedece. Este recurso es extraído artesanalmente para la fabricación de ladrillos. Uno de los puntos de explotación está ubicado en la vía al corregimiento de Conejo, allí se aplica la minería de superficie, por el método de canteras, empleando herramientas caseras como picos, palas, azadones, baldes, machetes, etc. (ver foto 7) y también se sitúan un par de hornos para “secar y endurecer” el material, sometiéndolo a elevadas temperaturas, con el impacto ambiental negativo que ello implica.

En Distracción por el sector de El Silencio, yace un atrayente depósito de CALIZA, que fue tradicionalmente explotada y “calcinada” por los habitantes del corregimiento Los Hornitos (ver foto 8). La piedra o roca caliza se utiliza principalmente para la construcción, fundición, productos químicos y agroquímicos y vidrios; también como componente importante en el cemento. Se estima que existe un área superior a 3.000 hectáreas de mineral a lo largo del Cerro de San Luís.

La explotación manual de los minerales, una actividad que debe modernizarse

Finalmente, con relación a lo expuesto anteriormente, cabe concluir, que el departamento de La Guajira posee una diversidad atrayente de recursos minerales y que resulta imprescindible crear estrategias tendientes a tecnificar las explotaciones que actualmente se llevan a cabo de manera artesanal, propender por la industrialización de los procesos de beneficio y transformación de los minerales, como también desarrollar canales que permitan general valor agregado de los productos para un mejor aprovechamiento y posicionamiento en los mercados nacionales e internacionales; de allí la importancia del rol que debe desempeñar los gobiernos para posibilitar la participación de las comunidades locales en dicha modernización o en su defecto atraer la inversión foránea de modo que se capten recursos por efectos de la minería, por supuesto con la cualificación de la mano de obra de la región, para ejecutar las operaciones en cuestión.

jueves, 14 de mayo de 2009

Naturaleza Guajira

Por: Danny Daniel López Juvinao

Eran dos amigos, Iguanito Mansito e Iguanazo Pelmazo. Vivían en las estribaciones del Cerro de la Teta, lo más septentrional que La Guajira tiene, con un hermoso cielo despejado.

Iguanito era huérfano de padre y tenía muy buenos principios, le gustaba leer mucho sobre su naturaleza, normalmente pasaba suspendido de las ramas de los árboles; a los 16 meses de edad, viajó para la Sierra Nevada de Santa Marta a seguir formándose gracias al esfuerzo de su madre Iguaneta, quien vendía igüarayas en la puerta de su cueva arrendada.


Iguanito tuvo que sacrificar su periodo reproductivo, prefirió esperar y dedicar su vida a examinar detalladamente la biósfera de aquella extraña selva, sabía que ello le significaba mejorar sus mecanismos de defensa para enfrentar los peligros presentes en su monte nativo; prepararse lo llenaba de satisfacción, toda vez que aumentaba el tamaño de su cola, espinas y papada.

A Iguanazo, sus padres Sceloporus y Phrynosoma, lo mandaron a asimilarse para San Andrés; pero él, muy lagarto y trepador, los engañaba y malgastaba su tiempo fumando hierbas y entrelazando su lengua corta y gruesa con numerosas muescas. Iguanazo se salía todas las noches de su zona, exponiéndose a ser cazado, conoció muchas especies de otras latitudes, pero se relacionó con Cocodrilos y Buitres de malas costumbres.

Por su parte, Iguanito aunque carecía de competencias para relacionarse, de sus orígenes lo conocía todo, sus amigos Iguánidos lo buscaban y salían a pasear a las inmediaciones de estanques y ríos del área circundante; él tenía un horizonte muy bien definido en su género, sabia donde quería alcanzar su madurez y se disponía para ello, irse a vivir a las riberas del Rio Ranchería era su sueño.


Iguanazo lo pasaba tomando sol en las playas de aquella paradisíaca isla, nunca aprendió a nadar ni a correr con rapidez, prefería lo divertido, lo nocturno y lo riesgoso. Adolecía de muchos valores, era rebelde, la notada Phrynosoma sabía que eso podría no terminar bien, pero le acolitaba con su silencio.


De nuevo en su hábitat natural y en vacaciones las cosas eran a otra pitanza, los cactus, las charcas, los trupillos, el terrario, los juegos, contando sus chascos y experiencias afuera, compartían sus secretos de manera jocosa. Tan opuestos pero tan cercanos, Iguanito e Iguanazo, crecieron y pasaron juntos sus primeros meses de existencia; sus amigos en el Jagüey más contiguo eran Caimán, Tortolita, Culebra, Ciempiés y Gaviota.

Después de un periodo en la Sierra, Iguanito culminó su faena, gran felicidad embargó a esta criatura y a su madre, engendrado como huevo único. Volvió a su cueva, de nuevo a la semidesértica Guajira, donde ahora si cortejó a una hembra y ella le correspondía adorando su orla dorsal.

Sceloporus viajó sorpresivamente al archipiélago a percatarse de los rumores de muchos grupos de saurios y de ese modo se enteró de las andanzas de su hijo; aunque fue muy difícil, nunca le dio látigo con su larga y delgada cola. Iguanazo se independizó, entabló "amistad" con Gavilán y empezaron a contrabandear tallos desde la Serranía del Perijá en las montañas Venezolanas, los cargaban al por mayor, eso multiplicó sus provechos; sobornaban al Rey Guajiro para el transporte aéreo de la flora. Compró todo un territorio florido y se alimentaba solo con las exclusivas algas marinas.

La naturaleza se confabuló e Iguanito Mansito pudo llegar al Rio Ranchería, tal y como siempre lo deseó, solía encontrarse siempre en el borde del mangle, cerca del agua o también en los arbustos, logró sus fines con mucha ética y pudo poner en práctica todas las habilidades adquiridas.

La vegetación creció y los amigos del Cerro se trasladaron a diferentes extensiones de Colombia, ya se habían reproducido y desarrollado, incluso algunos ya tenían hembra; probaron suerte en otras zonas selváticas y montaraces, destinos comunes y silvestres.

Iguanito fue desplazado por los salvajes, dos grupos de burros se plantaban por el dominio de las periferias del rio y amenazaban con sus dentones y rebuznos a todas las especies del monte. La visión de Iguanito se desvanecía antes sus tres ojos; lagrimas y deseos de ser devorado a manos de un águila, pero su destino era otro.

Con la ayuda de la astuta y megáptera Ballena Jorobada, Iguanazo diversificó sus negocios y empezó a traficar por el océano atlántico de las hierbas que él humeaba; aquel comercio lo hizo poderoso, pintó su cuerpo vertebral. Ahora si era todo un animal, al cual nada lo satisfacía e hizo un acuerdo con los burros para su custodia especial.

Lo oscuro pasó e Iguanito empezó una nueva vida, más robusto, mas grisáceo, con rayas transversales marginadas por su dolor interno, con sus cuatro fuertes patas provistas de uñas duras y afiladas, decidió caminar perenne hacia los paisajes de la Jagua del Pilar en el Sur de La Guajira; replanteó sus metas y encomendó su existencia al Creador.

Iguanazo muere, otros reptiles lo matan, mucha envidia y maldad en la floresta, su exuberancia lo delató, había elegido la ruta equivocada. Caimán cavó un hueco para enterrarlo, todos asistieron desde Culebra hasta Gaviota, asimismo Phrynosoma lo lamentó, pero estaba anunciado.

Iguanito lloró la caza de Iguanazo y prometió formar a las nuevas especies para que ninguno cometiera los errores de su amigo; después de aquel triste suceso, el invierno cesó en el bosque y las plantas florecieron. Iguanito ahora aporta su conocimiento y destrezas por el bien común de las razas de su Naturaleza Guajira, Dios le condujo a eso, él entendió y placenteramente aceptó.

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