Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Voy a esforzarme por decirles en pocas palabras parte de lo que han sido los cincuenta años de matrimonio de Manuel de los Reyes González Gutiérrez y Ana Gastelbondo.
Manuel de los Reyes (a quien en adelante llamaremos “Reyes”) y sus asesores buscaban con desespero
una muchacha que aceptara ser la reina del barrio en los que se proyectaban
como los mejores carnavales de la historia para lo cual contaban con una
soberana hermosa y carismática llamada Orieta Atafache. La escogencia de la soberana del San Martín
recayó sobre Elizabeth Guerra, quien
aceptó siempre y cuando le aceptaran una petición: necesitaba una capitana que
la acompañara en todas sus presentaciones y que fuera tan bonita como ella.
De nuevo los
asesores entraron en acción y propusieron hablar con Joaquín y Ana Manuela para
que su hija fuera la asistente de la reina, pues reunía las condiciones
solicitadas. La familia al principio tuvo algunas objeciones pero al fin aceptó
y fue así como Ana Gastelbondo se convirtió en la capitana y asistente de la
reina y en la mano derecha del presidente del Comité de Festejos.
Los carnavales
avanzaron y pasaron a la historia, la Junta pudo recaudar algunos fondos y le
agradeció sus servicios al presidente del Comité de Festejos, a la reina, a los
asesores y a la capitana.
-“Nos vemos en
unos meses para organizar las fiestas del 11 de noviembre”, fue el último
mensaje que recibieron antes de que se acabara la reunión.
Pero Reyes no
podía esperar hasta noviembre para volver a verse con una de las damas que le
había despertado la atención. No era la reina, ni alguna de las bailarinas de
la comparsa. Sus ojos se habían posado en la bella Anita, de manera que
encontraba siempre algún pretexto para visitar al señor Joaquín y entablar con
él y su esposa alguna conversación. A
veces la excusa era mostrarles lo bien
que se veía la joven en las fotos
tomadas durante los carnavales. Cuando
la suerte lo acompañaba, Anita también participaba en las tertulias y se hizo
aún más amiga de su antiguo jefe.
La amistad pasó a
convertirse en un bello romance. Se les permitía hablar a través de la ventana
y aún en la sala de la casa bajo la estricta vigilancia de los mayores. Y una
que otra vez alcanzaron a verse a solas detrás de un árbol cómplice bañado por
los plateados rayos de la luna guajira.
A principios de
1973, bajo el calcinante sol del mediodía Reyes le contó a su padre que deseaba
casarse con Anita. Junto a ellos estaba el maestro Gustavo Gómez Llanos quien
convenció al señor Ovidio para que visitaran a Joaquín y Ana Manuela para pedir
la mano de Anita.
En marzo Ovidio y Manuel apadrinaron a Reyes y hablaron por él ante los padres de
la princesa del San Martín. Gómez hizo el preámbulo en el que destacó las
virtudes del muchacho como buen trabajador y hombre honrado. Ovidio se animó y
dio un largo discurso sobre las incontables virtudes de su familia y en
especial de su hijo Reyes. Al terminar la reunión había un sí de los papás y
una fecha para el matrimonio: 16 de junio de 1973, un día antes de que Anita
cumpliera sus 17 años. Reyes se sinceró
con la familia al decirles que era padre de una niña de seis años llamada
Margoth Sofía González lo cual fue aceptado sin objeciones por la familia y por
la futura esposa.
Reyes González
Gutiérrez había nacido en 1947 en Barranquilla, hijo de Ovidio González y
Margoth Gutiérrez, pero desde los catorce
años se vino a vivir en Maicao en donde fue adoptado por la señora
Marquesa Banqueth, nueva esposa de su padre y progenitora de sus hermanas Gladis,
La Negra, Deyanira y Doris.
Fue precisamente
la señora Marquesa, modista reconocida,
la encargada de confeccionar el vestido de su futura nuera.
La boda se
efectuó como estaba programada, el 16 de junio de 1973 a las 6 de la tarde en
la iglesia San José en una ceremonia presidida por un sacerdote capuchino muy
querido en la ciudad a quienes todos conocían como “el padre Carmelo”.
Ninguna de las
dos mamás de Reyes, ni Margoth ni Marqueza pudieron asistir a la iglesia por
diversas causas, así que a Ovidio, vestido con su impecable frack azul turquí y
su sombrero de alas recortadas, entregó a su hijo en manos de Anita, quien fue
llevada al altar por sus padres Joaquín y Ana Manuela.
El único padrino de Reyes fue el señor Pablo Rico y en representación de la novia asistieron Anita Sixta Gastelbondo y Francisco Fuentes.
Manuel de los Reyes y Anita en la actualidad |
Ovidio y Reyes
gastaron todos sus ahorros en la organización de la fiesta y esperaban el pago
de su semana de trabajo para poder costear la luna de miel pero los dueños del
edificio que estaban construyendo se fue de viaje sin pagarles, de modo que los
novios pasaron los dulces primeros días de su matrimonio en una habitación del
Hotel Hilda de Maicao y de ahí de fueron para la casa de los padres de Reyes en
donde vivieron cuatro meses. Después se fueron a vivir con los padres de Anita
otros cuatro meses hasta que finalmente se trasladaron a una casa que era
solamente para ellos.
En cinco décadas de unión tuvieron cinco hijos: Yasmina Isabel, Harlinton Johnson, EGLES Marina, Minellis Beatriz y Eder Antonio González. Además la vida los ha premiado con doce nietos: Yirama, Yulibeth. Sergio Luis, Laureles, Neider, Aura Alejandra, Brando, Emili, Evelyn, Eduan, Daniel, Youseth, Nicol, Manuel Antonio.
También gozan hoy
en día de las travesuras y de las ocurrencias de sus bisnietos entre quienes se
cuentan Sharif, Samuel y Ashly.
Manuel de los
Reyes González y Anita Gastelbondo disfrutan de su unión y la paz hogareña en su
casa del barrio Alfonso López, en la calle 23 con carrera 2.
Cuando al jefe de
la familia le preguntan qué significa cumplir cincuenta años de matrimonio
responde orgulloso: “Mi hermano, estos amoríos nacieron en unos carnavales pero
el carnaval no duró cuatro días sino toda la vida y para que eso sea así es
mucho lo que mi esposa me ha tenido que aguantar”.
Ella sólo sonríe
y le pide a Dios para que le de vida para disfrutar de su familia y de más días
como si fueran un eterno carnaval.