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jueves, 15 de junio de 2023

Las bodas de Oro de Manuel de los Reyes González y Ana Gastelbondo

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez


La bella historia de amor comenzó en el mes de enero de 1971 en el barrio San Martín de Maicao. Él era un laborioso albañil con cuyas manos había forjado cimientos,  paredes, vigas y plafones bajo la dirección del famoso maestro de obra Ovidio González, que para mejores señas era su papá.  Por esos días lo habían nombrado coordinador del comité de festejos y andaba ocupado cumpliéndole al trabajo pero también a la Junta de Acción Comunal.   Ella era una linda adolescente que vivía juiciosa en casa, sin meterse en ruidos ni tropeles, iba a la escuela y trataba de ser cada día mejor.

Voy a esforzarme por decirles en pocas palabras parte de lo que han sido los cincuenta años de matrimonio de Manuel de los Reyes González Gutiérrez y Ana Gastelbondo.

Manuel de los Reyes (a quien en adelante llamaremos “Reyes”) y sus asesores buscaban con desespero una muchacha que aceptara ser la reina del barrio en los que se proyectaban como los mejores carnavales de la historia para lo cual contaban con una soberana hermosa y carismática llamada Orieta Atafache.   La escogencia de la soberana del San Martín recayó sobre  Elizabeth Guerra, quien aceptó siempre y cuando le aceptaran una petición: necesitaba una capitana que la acompañara en todas sus presentaciones y que fuera tan bonita como ella.

De nuevo los asesores entraron en acción y propusieron hablar con Joaquín y Ana Manuela para que su hija fuera la asistente de la reina, pues reunía las condiciones solicitadas. La familia al principio tuvo algunas objeciones pero al fin aceptó y fue así como Ana Gastelbondo se convirtió en la capitana y asistente de la reina y en la mano derecha del presidente del Comité de Festejos.

Los carnavales avanzaron y pasaron a la historia, la Junta pudo recaudar algunos fondos y le agradeció sus servicios al presidente del Comité de Festejos, a la reina, a los asesores y a la capitana.

-“Nos vemos en unos meses para organizar las fiestas del 11 de noviembre”, fue el último mensaje que recibieron antes de que se acabara la reunión.

Pero Reyes no podía esperar hasta noviembre para volver a verse con una de las damas que le había despertado la atención. No era la reina, ni alguna de las bailarinas de la comparsa. Sus ojos se habían posado en la bella Anita, de manera que encontraba siempre algún pretexto para visitar al señor Joaquín y entablar con él y su esposa alguna conversación.  A veces la excusa era  mostrarles lo bien que se veía la joven  en las fotos tomadas durante los carnavales.  Cuando la suerte lo acompañaba, Anita también participaba en las tertulias y se hizo aún más amiga de su antiguo jefe.

La amistad pasó a convertirse en un bello romance. Se les permitía hablar a través de la ventana y aún en la sala de la casa bajo la estricta vigilancia de los mayores. Y una que otra vez alcanzaron a verse a solas detrás de un árbol cómplice bañado por los plateados rayos de la luna guajira.

A principios de 1973, bajo el calcinante sol del mediodía Reyes le contó a su padre que deseaba casarse con Anita. Junto a ellos estaba el maestro Gustavo Gómez Llanos quien convenció al señor Ovidio para que visitaran a Joaquín y Ana Manuela para pedir la mano de Anita.

En marzo Ovidio y Manuel apadrinaron a Reyes y hablaron por él ante los padres de la princesa del San Martín. Gómez hizo el preámbulo en el que destacó las virtudes del muchacho como buen trabajador y hombre honrado. Ovidio se animó y dio un largo discurso sobre las incontables virtudes de su familia y en especial de su hijo Reyes. Al terminar la reunión había un sí de los papás y una fecha para el matrimonio: 16 de junio de 1973, un día antes de que Anita cumpliera sus 17 años.  Reyes se sinceró con la familia al decirles que era padre de una niña de seis años llamada Margoth Sofía González lo cual fue aceptado sin objeciones por la familia y por la futura esposa.

Reyes González Gutiérrez había nacido en 1947 en Barranquilla,  hijo de Ovidio González y Margoth Gutiérrez, pero desde los catorce  años se vino a vivir en Maicao en donde fue adoptado por la señora Marquesa Banqueth, nueva esposa de su padre y progenitora de sus hermanas Gladis, La Negra, Deyanira y Doris.

Fue precisamente la señora Marquesa, modista reconocida,  la encargada de confeccionar el vestido de su futura nuera.

La boda se efectuó como estaba programada, el 16 de junio de 1973 a las 6 de la tarde en la iglesia San José en una ceremonia presidida por un sacerdote capuchino muy querido en la ciudad a quienes todos conocían como “el padre Carmelo”.

Ninguna de las dos mamás de Reyes, ni Margoth ni Marqueza pudieron asistir a la iglesia por diversas causas, así que a Ovidio, vestido con su impecable frack azul turquí y su sombrero de alas recortadas, entregó a su hijo en manos de Anita, quien fue llevada al altar por sus padres Joaquín y Ana Manuela.

El único padrino de Reyes fue el señor Pablo Rico y en representación de la novia asistieron Anita Sixta Gastelbondo y Francisco Fuentes.

Manuel de los Reyes y Anita en la actualidad

Ovidio y Reyes gastaron todos sus ahorros en la organización de la fiesta y esperaban el pago de su semana de trabajo para poder costear la luna de miel pero los dueños del edificio que estaban construyendo se fue de viaje sin pagarles, de modo que los novios pasaron los dulces primeros días de su matrimonio en una habitación del Hotel Hilda de Maicao y de ahí de fueron para la casa de los padres de Reyes en donde vivieron cuatro meses. Después se fueron a vivir con los padres de Anita otros cuatro meses hasta que finalmente se trasladaron a una casa que era solamente para ellos.

En cinco décadas de unión tuvieron cinco hijos: Yasmina Isabel, Harlinton Johnson, EGLES Marina, Minellis Beatriz y Eder Antonio González.   Además la vida los ha premiado con doce nietos: Yirama, Yulibeth. Sergio Luis, Laureles, Neider, Aura Alejandra, Brando, Emili, Evelyn, Eduan, Daniel, Youseth, Nicol, Manuel Antonio.

También gozan hoy en día de las travesuras y de las ocurrencias de sus bisnietos entre quienes se cuentan Sharif, Samuel y Ashly.

Manuel de los Reyes González y Anita Gastelbondo disfrutan de su unión y la paz hogareña en su casa del barrio Alfonso López, en la calle 23 con carrera 2.

Cuando al jefe de la familia le preguntan qué significa cumplir cincuenta años de matrimonio responde orgulloso: “Mi hermano, estos amoríos nacieron en unos carnavales pero el carnaval no duró cuatro días sino toda la vida y para que eso sea así es mucho lo que mi esposa me ha tenido que aguantar”.

Ella sólo sonríe y le pide a Dios para que le de vida para disfrutar de su familia y de más días como si fueran un eterno carnaval.

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