YO SI ME QUEDÉ
Cuando se aproximaban las fiestas, nuestros padres hablo de los que ahora contamos con 45 años en adelante, hacían sus preparativos para que pasáramos unas fiestas muy buenas eso comenzaba mas o menos en le mes de octubre, ellas iban al mercado y comparaban una piña verde con sal de exón, sal de glover, llegaban a la casa y daban la orden a que licuaran la piña sin colarla y disolvían esas dos sales y nos servían mas o menos antes del desayuno un vaso de pasta grande color azul, estaba servido hasta arriba o sea que estaba copeteado, había que tomarse aquello todo, sin asco y no descansar o sea que había que tomarlo de un solo envión, conjuntamente había una disposición que decía que “no se podía comer hasta que el purgante no le hiciera a uno”, era así que había que pasar todo el día acudiendo al baño y sin poder comer nada de nada, por allá en la tarde luego de ese calvario, nos daban un pan saldo con una agua de panela cocida y la situación seguía hasta el otro día, donde habíamos dormido no se si placidamente pero nos levantábamos ojerosos, escuálidos y con una hambre que ni que decir, esa era la primera preparación para las fiestas venideras.
La otra era ese dialogo secreto que iniciaba la mama al papa diciéndole que había que preparar a los pelaos para la ropa de diciembre.
El padre no hablaba, se quedaba en silencio, ella seguía con su diatriba agregaba que su comadre fulana estaba en el cacaito en la colmena tal y esa comadre viajaba Bucaramanga a traer zapatos y tenia nuevos artículos a buen precio y se podía pagar de manera módica, de la ropa pues ella le decía al padre que seria bueno comprarle ropa que fuera quedando para el que seguía en orden de uso, y que además sirvieran para el uso de la temporada escolar que se avecinaba en el año entrante, se procedía a llevarlo a uno a la peluquería del mercado donde el señor carreipia al lado de Meme Magdaniel, quien como de costumbre hacia la misma pregunta que corte le hacemos al pelao y procedía mi padre a decir uno de hombre que no quede con mucho pelo, entonces el hombre (Carreipia) nos pasaba la maquina con el peine numero 1 en toda la cabeza y nos dejaba un mechón de cabello arriba de la frente era la cabeza pelada y el pompon antes de terminar afilaba la navaja sobre el cuero de la silla y nos hacia los cortes en la nuca y en las patillas y para rematar con broche de oro nos pasaban la piedra de alumbre uff como ardía esa piedra, ese el corte de diario y de todos los días.
Las fiestas que bella época y que trágica, luego del purgante, la ropa y la motilada ya venia la casa, compraban lija, brocha, pintura y carburo.
Y dele lijar, lijar y luego pintar, el carburo era pa el patio, el cual había que rastrillar a diario por las hojas del palo de almendro, de mango, recoger la basura que en ese tiempo se quemaba en el traspatio y ya tenia una montaña de cenizas y restos de las quemadas y subirla en al camioneta para llevarla a la vía de carreipia y allí deshacerse de ella.
Otra preparación era la espera tormentosa del familiar que venia de Riohacha o de Cotopriz a comprar todo el menaje de diciembre había que acompañarla al centro, eso no compraban de una vez cotizaban todo en todos lados y luego regresaban a la casa por lo del almuerzo porque no se podía comprar nada en la calle porque había que ahorrar, así que pasaban por al carrera 12 con 13 abajo del banco Bogota donde había una frutera donde se exhibía manzanas, peras, uvas chilenas, duraznos pelones, ciruelas de calidad en fin el señor dueño las mojaba y parecían que acababa de llover, esas frutas estaba provocativas pero nada nada solo tragaba uno en seco porque ellas las tías de visita no compraban nada de nada.
Los regalos, los juguetes, los carritos, las bicicletas hoo que delicia para los ojos recuerdo una bicicleta de cambios que había en frente del milano al lado del pasaje liz cerquita de provisiones Chichi , que espectáculo de bicicleta me acuerdo hasta la marca Chooper, para no hacerla larga jamás la tuve, pero era mía solo mía, soñé con esa bicicleta no paso un día de mi vida en esa época que no fuera verla hasta que el turco dueño del almacén se aburrió de tenerla y no venderla que se la regalo al hijo y cruzando la carrera 9 una camioneta la piso y creo que me piso a mi también porque era mía solo mía.
El 7 que gran fecha velitas, cohetes, volcanes y mas velas salíamos en patotas a ver como están las calle del barrio el carmen pasábamos por la capilla y hasta de repente coordinábamos una cita con alguna niña que en nuestros adentros era la novia pero ella ni lo sabia ni habíamosle comunicado de esa pretensión, la noche pasaba tiros, tiros y mas tiros porque si alguien sonaba su revolver el bosque el carmen le respondían con una pistola y así pasábamos toda la noche comíamos lo que fuere porque ese día nos suministraban $5 pesos que billete y que cantidad de plata, bolis, mogollas, merengues, bolitas y de todo cuanto hubiera en la tienda de la señora Juanita, hasta que llegaba la hora de las velitas que se ponían en todos lados de la casa y solo quedaba el pegoste en piso que no se sabia quien ni como lo despegaba.
El 24, que cosa mas bonita estaba la expectativa de la llegada de el “Niño Dios” todo en orden los encargos que casi nunca eran tenidos en cuenta, pero de todos modos la cosa era la espera, la dulce espera que desespera, así que la cosa muy quieta la dormida temprano y pensando en ponerla la trampa para ver al niño Dios cuando llegara a media noche, era así que nos agarraba el sueño, y el sueño quedaba en nada, nunca supimos a qe hora llegaba pero había cierta sospecha en que estaba allí dentro de la casa por la mañana que alegría corros muñecas y de todo era algo que no se podía creer habían años que se excedía y otros muy pero muy austero, pero esa mañana producía anorexia ya que la situación era de salir a pavonear y a presumir de los obsequios de el Niño Dios
Diciembre que mes tan largo y tan corto, tan lindo y tan nostálgico, me puse a pensar en eso el otro día que salí de mi casa ahora en el tiempo presente, en los transporte que no es Centrama se cotizaron pasajes a Barranquilla y a otras partes de con sobre cargo en pasajes de hasta el 200% y sin cupos en ningún vehiculo Maicao se quedo solo, solo es solo, casi todos se fueron se notaba la ausencia de todos y para todo, no se vio el almendro de la 16 vía a la tijera que comía nadie tortuga, no había desayunos donde Cenit en la clle 15 con carrera 21, no había viajes a ninguna parte de Colombia ni a cafernaun, no habían cafeteros de Tuchin, ni siquiera el árabe de la mezquita hizo sus oraciones o por lo menos yo no lo escuche en el alto parlante estábamos solos.
Me surgieron preguntas
Será que no hay Maicaeros, será que todos somos de otros lados, será que quieren a Maicao, o buscan gastar lo ganado en Maicao para gastarlo en otros lados en fin yo si me quede y me quede con gusto
Alfonso Choles Q.
“El duende del traspatio”