lunes, 18 de julio de 2016

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD EN EL TIEMPO






                                                                                                                              
Por: Nilson Perez.              

Te fuiste cuando aún no habías llegado.
Volaste aún sin haber puesto tus pies en la arena;
Cual paloma diluviana que no encontró suelo firme, 
por un innegable océano de prejuicios y de paradigmas humanos 
que no le dan espacio al amor ¡a este tipo de amor!
Ahora espero una segunda oportunidad en el tiempo.
Un día, en que tus cabellos ondulados,
tu encantadora sonrisa y tu estética figura femenina,
surquen los cielos otra vez, buscando una señal.
No me he ido tras la desilusión, porque quiero estar allí, 
esperando el momento de tu reflexión.
Quiero ser yo quien alargue en mi mano esa diminuta hoja de oliva.
¡Señal de tierra firme!
señal de que hay calor, fuego, deseos encendidos.
¡Señal de que hay un suelo, un espacio en el universo,

Un rincón en la existencia, donde materializar este Amor!

domingo, 17 de julio de 2016

Real Maicao gana, golea y gusta.

Real Maicao sub 17 venció 3-0 a Eloy Quintero de Bosconia, en la cancha Los Ídolos, por la decimosexta fecha del torneo nacional direc tv.

Por: Ernesto Rutto 
El partido inicio desde las 3:50 de la tarde, con el sol en su máximo esplendor y el viento haciendo de las suyas.

Desde el principio los  fronterizos hacían valer su condición de local, controlando el balón y con llegadas claras.  En una de estas aproximaciones al área rival derribarían al mediocampista  Alejandro Rojas, donde ,el juez central sanciona penal el cual  Jesús Cabana cambiaría por gol. Poniendo así el 1x0 al minuto 19.

Maicao seguiría atacando, y en pocos minutos ampliaría el marcador por intermedio de Rojas, que anoto un gran gol de tiro libre, producto de una falta cometida por el jugador bosconense Carlos Prieto que se iría con tarjeta amarilla.

En el último minuto de la primera parte llegaría el tercero, nuevamente en pelota parada, gracias a Sleider Martínez, que la mandaría al ángulo  del pórtico dejando al golero sin opción.

Goleadores de la tarde, de izquierda a derecha: Sleider Martínez, 
Alejandro Rojas, Jesús Cabana.

El segundo tiempo seria de trámite, los locales bajarían la intensidad debido a que ganaban, los visitante por su parte no harían gran cosa para conseguir el resultado.  En el minuto 28 Jissas Pallares sale  lesionado y entra Walkin Montilla. Diez minutos más tarde entra Alfonso Henriquez por Alejandro Rojas que se va un poco tocado.

Familia Pallares, fieles seguidores de la escuadra maicaera. 



Con esta victoria Maicao llega a 30 puntos y se mantiene en el cuarto puesto el cual da la clasificación a la siguiente ronda. El próximo fin de semana visitan a Valledupar F.C en la capital del cesar.

Titular Eloy Quintero Araujo.
Javier Claro.
Donald Lizcano.
Carlos Vergara.
Melkin Ospino.
Alan Cardenas.
Carlos Almenares.
Carlos Prieto.
Yebenis Castillo.
Wilman Barrios.
Camilo Yanez.
Ronaldo Barrios.
Yeiner Arrieta D.T  



Titular Real Maicao
Oscar López.
Daniel Florián.
Jissas Pallares
Justin Guerra.
Jesús Cabana.
Sleider Martínez
Alejandro Rojas.
Omar Lopez.
Lucas Polo.
Nilson Martínez D.T.

Entro Alfonzo Henriquez por Alejandro Rojas y Walkin Montilla  por Jissas Pallares. Para el siguiente compromiso se espera que estén Jairo Tejedor, Renel Barrios y Alejandro Torrado. 

sábado, 16 de julio de 2016

Las seis derrotas más dolorosas de la historia (segunda parte)

Alemania pierde con Italia en la semifinal del mundial que había organizado para ganar

Nota de la redacción: esta es la segunda entrega de una serie que hemos titulado "Las seis derrotas más dolorosas de la historia para los locales".  Te invitamos a leer la primera parte de esta apasionante crónica. 


3.  La derrota de Alemania ante Italia en semifinales del mundial 2006

Alemania logró su propósito de convertirse en anfitrión de un campeonato del mundo por segunda vez, después de que lo organizara en 1.974. Al igual que en la ocasión anterior aspiraba no solo a organizar sino ganar  y eso debía suceder en la edición XVIII de los mundiales y por eso, fiel a su filosofía, armó un poderoso equipo para superar a todos sus rivales.  

En la fase de grupos se deshizo de Costa Rica (4-2), Polonia (1-0) y Ecuador (3-09 y clasificó sin  ningún inconveniente con un Kloss inspirado y convertido en goleador absoluto. 

En octavos enfrentó a Suecia y ganó sin dificultades 2-0  con goles de Podolski. 

En cuartos de final debió enfrentar a un fuerte equipo de Argentina, dirigido por Pékerman, que los sorprendió con gol de Ayala a los 4 minutos del segundo tiempo. A 10 minutos del final aparece de nuevo el talento goleador de Kloss para igualar el partido, por lo que se hizo necesario el alague de 30 minutos, que no alteraron el marcador.

En la definición por lanzamientos de tiros desde el punto penal el arquero Jens Lehmann detuvo los cobros de Cambiasso y Ayala y clasificó a Alemania a la semifinal en Dormunt.

En el partido de la semifinal Alemania intentó por todos los medios conseguir el gol de la victoria pero Italia se defendió con el tradicional catenaccio y mantuvo su valla invicta durante los 90 minutos reglamentarios. 

La igualdad a ceros obligó a la prórroga de 30 minutos en los que los equipos atacan y defienden si lograr el gol. Cuando sólo restan dos minutos para finalizar el partido, tras un cobro de tiro de esquina, la toma Pirlo, quien la pasa Grosso y éste de primera dispara al marco para conseguir el 1-0.  Un minuto después, en un letal contragolpe, Del Piero  marca de nuevo para  Italia y sella la victoria de su equipo 2-0.

Alemania entera llora por esta derrota, pero no hay nada que hacer.  Italia ha obtenido una brillante y merecida victoria y se ha clasificado a la final.


Los locales deben conformarse con el tercer puesto, el cual obtienen al vencer a Portugal. 



2. Brasil es goleado por Alemania en Mundial 2014

Brasil llegó como pentacampeón del mundo pero tenía todo servido para ganar su sexto título mundial: jugaba de local y el Maracaná sería el escenario en donde podrían consagrarse por primera vez ante su propia afición.

Sin embargo, desde el partido inaugural recibió el primer campanazo de alerta cuando Croacia les marcó primero y estuvo en ventaja durante parte del primer tiempo. Luego reaccionó y obtuvo una contundente victoria 3-1. En el segundo partido enfrentaron a México e igualaron 0-0. En el último juego de la primera ronda vencieron a Camerún con un marcador abultado 4-1.

En octavos de final pasó las duras y las maduras con Chile que estuvo a punto de derrotarlo. Igualaron 1-1 y la auriverde sólo pudo obtener su tiquete a la siguiente ronda en la tanda de tiros desde el punto penal.

En cuartos de final Brasil tampoco pudo ser superior a su rival, en este caso Colombia al que sólo pudo superar por 2-1 con un arbitraje localista del español Carlos Velasco que anuló un gol legítimo del capitán colombiano Mario Yepes.  En el partido resultaría lesionado el astro brasilero Neymar, quien no podría estar en la semifinal.

El juego de semifinales en el estadio Minerao de Bello Horizonte  ante Alemania, que jugaba de rojo y negro como el popular equipo  Flamengo de Río,  sería sorprendente por las debilidades defensivas de Brasil. Desde el minuto 11 hasta el 29 los alemanes ya les habían marcado cinco goles y, de no haber sacado el pie del acelerador,  hubieran conseguido por lo menos otros dos.   En el segundo tiempo los teutones marcarían dos goles más y Brasil haría el de la honrilla para un resultado humillante y sin antecedentes: Alemania 7-Brasil 1.

La tribuna se cubrió de tristeza y todos recordaron el fatal Maracanazo en el que Brasil había perdido la final de 1950 ante Uruguay. El llanto de los jugadores y de los “torcedores” brasileros conmovería al mundo.   Brasil organizaba un mundial para ganarlo y no sólo no lo ganaban sino que recibían la más dura derrota de su historia.


A los brasileros no les quedaría ni el consuelo del tercer puesto, pues en la definición por el último puesto del Podio perdieron 3-0 ante Países Bajos, en una de las más discretas actuaciones de un conjunto brasilero en la cita mundialista.




1. Brasil pierde ante Uruguay final de 1950. Maracanazo en Río de Janeiro

Esta, en realidad no fue una final ni un partido de fútbol, sino una epopeya en la que un David del fútbol derrotó al Goliat de entonces en un campo de batalla en donde había 200 mil aficionados en respaldo a su equipo y a la espera de que terminara el partido, el cual sería, según los entendidos de simple trámite, para levantar la Copa Mundo, celebrar y vestir una camiseta ya marcada con la leyenda “Brasil, Campeão 1950”.

El mundial de Brasil 1950 fue el primero que se jugó luego de que el mundo comenzara a recuperarse de la terrible tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Brasil, que en ese entonces usaba uniforme blanco, arrasaba a todos sus rivales en cuanto partido jugara y quiso organizar la más grande fiesta del planeta en el estadio más grande jamás construido: el  Maracaná de Río de Janeiro.

En honor a la verdad las dos selecciones no tenían una diferencia monumental en su nivel. Es más, Uruguay había ganado el fútbol olímpico en 1.924 y 1.928 y el mundial de 1.930. Brasil, en cambio, no había ganado nada hasta el momento. Pero la prensa había creado una sensación de triunfalismo alrededor de su selección, la cual ciertamente tenía un ataque temible y lo había ratificado en los partidos previos antes del juego con los uruguayos.

En esta ocasión la final fue un cuadrangular todos contra todos en el que también tomaron parte Suecia y España, a los que Brasil venció sin miramientos 7-1 y 6-1 respectivamente. Uruguay en cambio sufrió para empatarle a España 2-2 y le ganó ajustadamente a Suecia 3-2.  Con el empate los brasileros se coronaban campeones pero su intención era golear también a los albicelestes.
El técnico uruguayo López planificó el encuentro con un esquema defensivo pero los jugadores, guiados por el instinto de Obdulio Varela, concluyeron que de esa manera lo único que lograrían era exponerse a una derrota humillante como le había sucedido a suecos y españoles.
Por eso salieron a jugar al todo o nada y se hicieron los sordos ante los gritos de la multitud de aficionados que alentaba a los locales.

El primer tiempo terminó 0-0 pero en la complementaria Brasil salió a arrollar y consiguió anotar el primer tanto. Los uruguayos no se desesperaron y empataron el partido y luego e manera increíble lograron el gol de la victoria.

Al final, se reeditó la hazaña de David contra Goliat. Los brasileros no daban crédito a lo que veían. Jules Rimet, presidente de la FIFA, no pudo leer el discurso que había escrito porque lo había hecho para elogiar la supuesta victoria brasilera, tan sólo buscó en medio de la confusión del estadio al capitán Obdulio Varela y le entregó el trofeo con apenas una tibia felicitación. 

Las diez plagas de La Guajira

Escrito por: Hernán Baquero Bracho

Es de conocimiento público que La Guajira está pasando por el peor momento de su historia institucional. 


Los hechos que se han venido dando en los últimos años y específicamente en los últimos meses, indican que como el enfermo terminal, necesita de una quimioterapia urgente para salvar las células buenas y extirpar las malas. La cosa no está fácil pero si nos unimos en un solo clamor de seguro saldremos de cuidados intensivos.

Para ello necesitamos eliminar esas células malas que no son otras, que las plagas que han azotado a nuestro departamento por décadas. 

Dios en los tiempos de la esclavitud en que el pueblo Egipcio la ejerció sobre el  pueblo Hebreo por un tiempo de 432 años, le envió al faraón y a sus opresores, para que liberaran a su pueblo, las famosas 10 plagas que están consignadas en la biblia. Bueno así mis queridos lectores, el gobierno nacional y nuestros propios dirigentes nos han sembrado 10 plagas no para liberarnos sino por el contrario a lo que le sucedió al pueblo Hebreo para esclavizarnos y volvernos unos idiotas como en efecto ha venido sucediendo y todavía no existe un libertador que nos quite el yugo de estas inclementes plagas.

La primera plaga nos la inculcó el mismo país con sus desafueros y su abandono por décadas y que hoy continuamos inmersos en ese rezago social en que los gobiernos de turnos nos han ignorado y nos han tratado como expósitos de la patria. 

La segunda plaga que va adherida entre el gobierno nacional y gran parte de la diligencia departamental es la pobreza y la extrema pobreza, donde siempre hemos estado por encima de la media nacional, lo que ha conllevado al hambre y la sed milenaria que hemos sufrido todos, pero especialmente nuestra nación wayuu. 

La tercera plaga ha sido el analfabetismo que en pleno siglo XXI continua con la misma fuerza, donde la ignorancia campea por doquier. La cuarta plaga  con ese analfabetismo ha sido y por otros factores la mala calidad educativa que nos mantiene sumidos en el ostracismo y en el más profundo subdesarrollo. Sin conocimiento y sin información una región siempre andará a la deriva. 

Con estas 2 plagas les precede la quinta como es el desempleo alarmante que siempre ha estado por encima de la media nacional así las cifras del DANE expresen lo contrario y lo más triste es que sin una preparación con calidad en su fuerza de trabajo,  las multinacionales que han hecho presencia en nuestro suelo han cumplido el papel de los famosos faraones Egipcios y nos han mantenido de una manera disfrazada en la más profunda esclavitud.

Con todas esas plagas que nos han azotado, viene la sexta como es la mala calidad de vida, donde enumerar tantos entuertos daría para cuatro cuartillas, por tantos desafueros, donde el NBI (necesidades básicas insatisfechas)  ha predominado siempre como el rey guajiro de esas pampas que nos enorgullecen. 

De esa mala calidad de vida surge la séptima plaga como es la desnutrición que ha hecho mella en la población infantil, donde la niñez indígena ha llevado la peor parte y por décadas se han venido muriendo por física hambre, cuando los usurpadores y asesinos de marras se han quedado con el dinero de los niños wayuu, arhuacos, koguis y wiwas, y hoy como escándalo nacional se ha denunciado todos estos casos aberrantes y casi se han convertido en un crimen de lexa humanidad.

La octava plaga que ha acabado con nuestros recursos naturales es la destrucción del medio ambiente que de manera impía tiene asolado los nacederos de vertientes hídricas, la flora y la fauna y pareciera  que “La Profecía” de la canción del inmortal compositor villanuevero Julio Oñate Martínez se estuviera cumpliendo a cabalidad. 

La novena plaga que como ocurrió con el pueblo Egipcio que arreció más para que el faraón liberara al pueblo de Dios, aquí por el contrario es para hundirnos más en nuestra propia desgracia y ella es la corrupción alarmante, que reina en todo el departamento de La Guajira, donde los recursos públicos han sido dilapidados, se los han robado de manera descarada y en la mayoría de los guajiros lo único que hay es dolor, pobreza y lastima. 

Con esta novena plaga llegó la décima como ha sido la estigmatización en que el gobierno nacional nos tiene a todos nosotros como si fuéramos las peores ratas del universo. Hoy no sé si para desgracia o para nuestro propio bien, el gobierno nacional ha intervenido a La Guajira y un paisa es quien nos gobierna. ¡Válgame Dios!. 

viernes, 15 de julio de 2016

Mi primer varón ya es mayor de edad

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Mi papá era un hombre alérgico a las fiestas y a las celebraciones. Por eso, temeroso de que no fuera a la ceremonia de mi matrimonio y a la posterior celebración, me arrodillé para implorarle a Dios que lo conmoviera y me acompañara en tan crucial acontecimiento de mi vida.   

Él no me había acompañado a la graduación  de la primaria y tampoco a la del bachillerato y tan sólo fue una vez a recibir mi boletín ce calificaciones en la reunión final del curso, y casualmente lo hizo el año en que salí reprobado en ese malhadado tercero de bachillerato (equivalente al 8º. Grado de ahora). Ya se imaginan su reacción y lo que mi joven pellejo sufrió por esa grave falta.

Aproveché cuando estaba de rodillas para pedirle a Dios, de una vez, que mi primer hijo fuera varón, para darle el nombre de Ernesto, su abuelo, el mismo que no iba nunca a ninguna fiesta.

Yo debía ser un inexperto muchacho en el arte de la oración o Dios tenía planes muy distintos a los míos, porque mi papá no fue a la fiesta; y mi primer retoño no fue un varoncito como le pedí, sino una preciosa niña.  Aplacé las ganas de tener un varón para el nacimiento de mi segundo y último hijo (según mis planes) pero la adorable sonrisa de una hermosa niña volvió a iluminar nuestro hogar.

Estaba muy feliz con mis tres mujeres, dos que me había regalado Dios y una que me había entregado mi suegro, pero…no renunciaba a la idea de tener un varoncito que se llamara Ernesto, como el abuelo que no asistía a fiestas, porque prefería quedarse en casa sumergido en su hábito de leer todo lo que llegara a sus manos, en el idioma en que fuera y a la hora en que le provocara.

Consciente de que no debía renunciar a mi sueño me apliqué más en la oración a Dios, ahora de manera más intensa porque el asunto, con el tiempo se volvió casi que un motivo de orgullo personal.  ¿Por qué?   Porque a los hombres de mi familia, léase hermanos, primos y hermanos comenzaron a practicar de manera sistemática y perniciosa el dudoso deporte de matonearme. Según su particular modo de analizar la vida ellos, yo era algo así como un “poco hombre”, porque no era capaz de engendrar un hijo varón.  ¿Cómo les parece?  Yo feliz con mis mujeres   y ellos burlándose todo el tiempo de mí.   

Un día, el vientre de mi esposa comenzó a abultarse de nuevo y mi corazón comenzó a henchirse de esperanza y de orgullo porque algo me decía que la tercera era la vencida.   

Los meses pasaron rápido, uno, dos tres…el vientre crecía más y más y era más grande que en las dos ocasiones anteriores.   “Ese es un varón” decía mi mamá, una sabia mujer que nunca fue al colegio pero que en casos como aquellos operaba como la ginecóloga de sus hijas y nueras.   

La única ecografía que nos aprobaron no mostró con claridad el sexo del bebé.  Pero yo le creía a la abuela, que había parido todos sus seis de sus ocho hijos en casa, ayudada por la comadrona y había visto nacer casi una veintena de nietos. ¿Tenía una vasta experiencia! Y yo, unas tremendas ganas de creerle.  Y le creí. 

El día llegó, un 16 de julio a las 9 de la mañana. La bella madre estaba en la sala de partos y yo afuera, comiéndome las uñas. Pasó el tiempo y nada de noticias.  

Le pregunté a alguien, un camillero,  que salió de la habitación a donde no me dejaban entrar y le pregunté con ansiedad. ¿“Usted sabe si ya mi esposa parió”?

Más agradecido estuviera con él si me hubiera respondido rápido y directo pero en lugar de hacerlo así, me contestó con otra pregunta: ¿Usted cuántos hijos tiene?

-Con cara de ansiedad le dije de inmediato: dos y son niñas

-Doble felicitaciones, me dijo. Su esposa acaba de parir y es  un varoncito.

De repente todos estábamos brincando, celebrando y abrazándonos como cuando Colombia le hace un gol a Alemania y le empata en el minuto 48 del segundo tiempo, en un mundial.

Entre los que estaban celebrando aparecieron también los que me burlaban y me habían calificado de “poco hombre” ¡Hermanos poco serios!  

Uno de ellos, al que llamaron de urgencia, se fue para el hospital sin peinarse y sin afeitarse, tenía la camisa desabotonada y la bragueta abierta.  No sé con quién confundió el vigilante a mi hermano mayor, pues lo llamó aparte y le dijo “Señor, aquí a veces le damos la sobra del almuerzo a los más necesitados, pero deben venir por la puerta de atrás y no por ésta donde estamos”

La alegría  era indescriptible y hasta mi mamá, que casi no podía caminar y nunca salía de la casa, se apareció en la habitación donde mi esposa alimentaba al ansioso nuevo miembro de la familia. Nadie sabe cómo pudo llegar allá, a pesar de sus complicaciones de salud.

Todo era felicidad y, por supuesto, el niño comenzó a vivir con la dicha de llamarse Ernesto. Ernesto Josías, para ser más exactos,  en una hermosa combinación del nombre de su abuelo (ese al que no le gustaban las fiestas sino los libros) y el de uno de los mejores reyes del antiguo Israel. 
Mi hijo Ernesto ha sido  una bendición a lo largo de su vida. Y de la mía. 

Desde ese día, 16 de julio de 1998, cuando nuestro Barrio El Carmen de Maicao celebraba ruidosamente su día clásico, ha sido mi compañero en todos los lugares a donde Dios nos ha llevado. 

Para prepararlo y apara convencerlo de lo que sería su futuro, comencé a llamarlo “Campeón”. Y me ha seguido siempre a todas partes. Ahora es todo un hombrecito y ha arribado ni más ni menos que a su mayoría de edad. 

Atrás quedaron los días en que lo montaba en mis hombros para que él celebrara que era el niño más alto de la familia; atrás quedó el día lleno de sentimientos en que lo llevé por primera vez a mi trabajo y lleno de orgullo se lo presenté a mis compañeros y estudiantes; atrás quedó el día en que lloré al dejarlo llorando en el jardín infantil; atrás quedó el día en que la aguja de la vacuna me dolió más a mí que a él.

Atrás han quedado los días en que le inculqué los principios y valores que mis padres me habían enseñado y que yo mismo tomaba de la Biblia para que a él le quedaran bien claros.

Hoy en día es mi mejor discípulo, mi compañero inseparable y  mi hincha número uno.  Yo debo darle gracias a Dios por regalármelo y a él por existir. Y también le doy gracias por haberme hecho caso cuando le enseñé que por encima de todo tenía que ser un hombre, un hombre de bien.

Aprovecho la oportunidad de disculparme con él por haberle transmitido mi enfermizo amor por el fútbol que es como haberlo matriculado en la universidad del sufrimiento.

Hoy celebro con Dios y con mi familia la presencia de mi hijo, mi hijo el que tanto esperé; mi hijo el que es respuesta a las oraciones; mi hijo el que hizo que ya no me siguieran estigmatizando por que no podía tener hijos varones.

Quiero celebrar también con mi esposa que fue capaz de tener a ese hombronón 9 meses en su vientre y con los tíos a los que casi sacan del hospital por no vestirse con decencia en la prisa por conocer a su sobrino. 

Quiero celebrar con el camillero que me dio la buena noticia; con  Carmelo y Goyo, los médicos que atendieron el parto.

Quisiera celebrar con la abuela Blanca quien me acompañaba siempre en estos momentos. Quisiera celebrar con Isnelda, la abuela que volvió a caminar para aparecerse en el hospital sin que nadie descubriera nunca cómo llegó allá, pero ella está celebrando con Dios.

Y quisiera celebrar con Ernesto, mi papá, pero él también ha partido a la eternidad. Y si estuviera aquí tampoco hubiera querido celebrar, porque él nunca iba ni a las mejores  a fiestas.

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