viernes, 15 de mayo de 2015

Día de la Familia



Feliz día familia...
Posted by Maicao Con Esperanza on Viernes, 15 de mayo de 2015
free web counter
free web counter

Día del maestro

hidden hit counter
hidden hit counter

Alejo Rutto felicita a los maestros y maestras en su día

Felicidades en su día maestro y maestra...

Posted by Maicao Con Esperanza on Viernes, 15 de mayo de 2015
frontpage hit counter
frontpage hit counter

jueves, 14 de mayo de 2015

La palabra de hoy: poner

Poner es uno de los verbos más importantes por su gran riqueza de significados.

Uno puede poner la olla en la estufa y también puede ponerse la camisa.

Algunos ponen dinero en el banco y otros ponen las cartas sobre la mesa. También podemos poner (preparar) la mesa para que pasen los comensales.


Una autoridad puede poner un asunto a disposición de otra autoridad un tema de su competencia y en una colecta cada uno puede poner su cuota.

Lastimosamente hace algunos decenios comenzó una persecución contra este querido verbo.

¿La causa? Algunos profesores  castigaban  a sus estudiantes con los temidos reglazos por la insólita falta de decir "yo puse mis libros sobre el pupitre".

Quienes obraron de esa manera recomendaron que se utilizara colocar y de ahí en adelante el español comenzó a sufrir de una perniciosa enfermedad que pudiéramos bautizar con el nombre de "coloquitis aguda". 

Hoy en día  cuando a uno le da pena no se le pone  sino que se le "coloca" la cara roja, y hasta las gallinas, quizás por ponerse a la moda o por evitar el reglazo de sus emplumados maestros, ya no ponen sino que colocan los huevos en el nido. ¡Qué barbaridad!  Se me pone la cara roja de la ira.

No tengan pena mis amigos, que a nadie se le "coloque" el rubor en la cara al usar uno de los verbos con más entradas en diccionario de la Real Academia Española(RAE) de la Lengua.

Vamos a ponernos serios y defendamos nuestras palabras, por encima de la moda y de los temores a que nos comparen con una gallina.

Pongámonos las pilas y defendamos esas bellas palabras con las que nacimos y crecimos.

Y usted, no ponga esa cara de pocos amigos, como si no estuviera de acuerdo con lo que acaba de leer.

Más bien póngase en el lugar del verbo poner, al que quieren desaparecer malamente.

Y  defiéndalo como un patrimonio del idioma que habla desde niño y hablará hasta cuando se ponga viejo. 

Vicente de la Hoz, talento al servicio del prójimo

Autor: Alejandro Rutto Martínez

Dios me dio la oportunidad de conocer a Vicente De la Hoz cuando compartíamos los últimos años de nuestra infancia en las aulas, los pasillos y la biblioteca del Colegio San José en donde estudiábamos el bachillerato en cursos diferentes pero físicamente cercanos.
Éramos hijos de dos familias unidas por la educación.

Los  hermanos de Vicente estudiaban con los hermanos míos y no pasaba un día sin que los unos estuvieran en la casa del otro de manera que no pasó mucho tiempo antes de que naciera una buena amistad que con el paso de los años terminó convertida en hermandad. 

El colegió nos unió y eso fue para siempre.  

Por aquella época nada era tan querido para nosotros como el viejo edificio de nuestro colegio en el que sufríamos mil incomodidades como el calor, la falta de espacios deportivos, la ausencia de laboratorios y el hacinamiento en los salones.  

Pero ahí éramos felices porque nuestros padres nos habían dicho una y otra vez que la educación era la mejor y única herencia que podían dejarnos y teníamos que esforzarnos para ser los mejores estudiantes y luego para alcanzar grandes cosas en la vida. 

Vicente se tomó a pecho la recomendación de los mayores y llegó a la institución a lo que fue: estudiar intensamente.

Registro en los pliegues de mi memoria y lo encuentro siempre con su rostro sereno,  su gesto reflexivo y su comportamiento serio.

Era muy diferente a la mayoría de la masa de adolescentes y jóvenes que componían la comunidad estudiantil de la época.  

En su condición de estudiante  mostró una particular inclinación por las ciencias naturales, la química, matemáticas y biología.

Sus tiempos libres los dedicaba a las actividades como socorrista en la Cruz Roja.  Todo indicaba que él iba por el camino correcto y que llegaría muy alto en la vida de estudio y de servicio que él mismo se había impuesto.  

No tardó en recoger los resultados de todas las horas de juego sacrificadas y de las fiestas a las que no fue: siempre obtuvo notas sobresalientes y cuando terminó los estudios, en 1983, se constituyó en el mejor bachiller de La Guajira, lo que le permitió recibir la medalla Andrés Bello y participar en un significativo homenaje que le tributó el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Educación. 

Ingresó de inmediato a la facultad de medicina en la que se convirtió en uno de los mejores estudiantes, lo que le permitió obtener una beca y ser  designado como monitor, lo cual se convirtió en un nuevo elemento de motivación y en un ahorro para los menguados recursos de sus  padres. 

Al graduarse de médico inició una brillante carrera en la que obtuvo el reconocimiento de los hospitales y clínicas en las que trabajó pero sobre todo el de sus pacientes quienes aprendieron a respetarlo, a quererlo y a confiar en él. 

Yo le tenía muchísima confianza, tanto que un día lo llamé a las 4 de la mañana para que me ayudara en uno de los días más tristes de mi vida: mis hermanos me comisionaron para que le informara a mamá la noticia de que mi padre había pasado a la presencia del Señor.

Temeroso de que la delicada salud de ella se quebrantara aún más decidí llamarlo para que estuviera presente en caso de una emergencia.

En esa ocasión y en muchas otras pude sentir su afecto como amigo y por eso hoy, cuando Dios ha decidido llevarlo al Paraíso, siento el peso de su ausencia, pero también el consuelo de saber que pasó por los caminos de la vida defendiendo la vida de todo el que acudiera a su consultorio. Vicente De la Hoz fue un buen médico, pero ante todo un ser humano con un talento especial. Talento que siempre estuvo al servicio del prójimo.


hit counter dreamweaver
hit counter dreamweaver

Analytic