Por: DANNY DANIEL LÓPEZ JUVINAO
Los invito al lanzamiento de mi primer libro “ADOLESCENCIA GUAJIRA” el próximo Jueves 11 de marzo a las 6 PM, en el auditorio de La Universidad de La Guajira Extensión Maicao. A continuación comparto con ustedes el contenido de la Introducción del Libro:
ADOLESCENCIA GUAJIRA
Relatos abstractos de un “Pelao” inmaduro
INTRODUCCIÓN
El presente libro, comprende una recopilación de las situaciones más relevantes, vividas por un grupo de amigos, de alrededor de quince años de edad, en el populoso barrio “el pastrana”, ubicado en el municipio de Maicao, departamento de La Guajira.
Los adolecentes de aquel lugar, crecieron en el marco de la pobreza, pero de la felicidad, ya que desarrollaron a plenitud su niñez, jugando trompo y boliche a pie pelao y en pantaloneta, descamisados; muchos apoyaban el sustento de sus familias, vendiendo “queques” por las calles y desencadenaban su entusiasmo los fines de semana, bailando champeta en las kazetas del barrio, con el picó a todo timbal.
El contexto era pluriétnico, enmarcado por la cultura Wayuu, con todas sus reglas ancestrales; se acostumbraba ir al arroyo a cazar lobas y pajaritos, en una competencia sin igual, así como a coger burra. Claramente, se tuvo muchas oportunidades de diversificar las actividades, para matar el aburrimiento y divertirse.
Las peladas del barrio, no se juntaban sino con chicos mayores de otras zonas, por temor a ser boleteadas. Se ostentaban escondidos, síntomas de prostitución, no era nada fácil, en un mundo, que para esa época presentaba muchas limitaciones en lo económico.
El futbol en la cancha del barrio aportaba al entretenimiento; el dominó, las parrandas con las canciones de Diomedez y Los Zuleta, fueron el complemento perfecto para el esparcimiento en diciembre y carnavales. Mucha maicena, mucho Chirrinchi, las cervezas donde toño, el whisky barato, influidos por el ejemplo de los padres.
Es así como, el libro se escribe en un escenario plagado de temas, todavía vigentes, como: drogas, sexo, alcoholismo, infidelidad, homosexualidad, prostitución, sicariato, robo, narcotráfico, hambre, miseria, etc. Todo ello, se relata de una forma muy particular, con mucha abstracción, en la cual el autor, durante un periodo cercano a los diez meses, se convirtió en el confidente de los actores del barrio, escribiendo a puño y letra sus sensaciones sobre lo que se estaba evidenciando en aquel momento.
Se trata de un barrio humilde, en la cual las situaciones juveniles sobresalían, envueltas en un ambiente de mucha inseguridad e inocencia, mezclada con maldad y malos hábitos. La música acompañaba el jolgorio y el placer, de los noviazgos que se anhelaban pero que nunca fueron, con mucha inmadurez.
Las peleas en carnavales con los muchachos del otro barrio, eran situaciones tangibles e inevitables; los del pueblito (la parte norte del barrio) casi que eran sus hermanos, pero no crecieron propiamente juntos, los asuntos se definían con balón al piso, a punta de Nintendo y con el pique a lo Michael Jackson.
A todo se hallaba gracia, los fritos de donde Tioti, Carasucia y sus precios caros, las fiestas de donde Dinora, las trotadas por la mañana y el grupo vallenato que se quería montar pero que nunca fue.
La mamadera de gallo, la falta de respeto a los vendedores y a los mayores, el juego con las mujeres en el inicio del inicio del romanticismo, las tocadas de timbres en las casas ajenas, el relajo; todo ello reflejaba la inmadurez, pero hacía parte de la idiosincrasia.
Se espera que los relatos del presente texto, sean del agrado de los lectores; evidentemente no se trata de situaciones ideales, solo se quiere exponer una realidad vivida en un espacio de tiempo y que se conozca lo que realmente se presenta en la vida de muchos de los jóvenes guajiros, relatado por un adolescente a sus 15 años de edad, con su lenguaje original.