Los estudiantes universitarios el día 4 de junio de 1991, fueron los gestores y participes de la nueva Constitución Política. Al Congreso le abonamos su falta de compromiso en reglamentarla.
Desde 1991, las reformas Constitucionales han estado en el vaivén de los deseos del presidente Uribe y la Coalición de Gobierno. El Parlamento, se ha olvidado de reglamentar la carta política para solucionar las necesidades de los colombianos.
Desde 1991, las reformas Constitucionales han estado en el vaivén de los deseos del presidente Uribe y la Coalición de Gobierno. El Parlamento, se ha olvidado de reglamentar la carta política para solucionar las necesidades de los colombianos.
Por ejemplo la ley reordenamiento territorial que beneficiaria a los wayuu, lleva 19 años dentro del Congreso de la República y no nada que sale.
Figuras como la reelección presidencial, (Cero y van dos), hacen parte de las prioridades de los congresista mientras el desempleo, la mendicidad, el desplazamiento forzado, el hambre, la violencia en todas sus manifestaciones, continúan esperando la mano tendida del parlamento y del presidente Uribe.
Los wayuu a igual que las demás etnias, desde 1991 han estado esperando la reglamentación de las entidades Territoriales Indígenas sustentado en la ley de reordenamiento territorial.
Por: William Bermúdez Bueno
Como es de conocimiento del lector, la Constitución Política de Colombia de 1886, nos rigió por más de 100 años. Entre los elementos que se alegaban para producir una reforma constitucional era que la de 1886 estaba de espalda al país y en consecuencia a la realidad política, social y económica.
La Constitución Política de 1991, fue visionada no solo como un pacto político, pluralista y democrático, sino como un documento que traería al país una trasformación del ordenamiento institucional, acabaría con la desigualdad social. Hoy después de 19 años de vigencia de la Constitución, la realidad es otra y solo nos ha quedado una tremenda frustración gracias a los Congresistas y a los Ex y Presidente: Gaviria, Samper, Pastrana y Uribe.
Los que votamos por una Constitución Política, aspirábamos que con ella se acabarían o erradicar algunos vicios como: el clientelismo, el nepotismo, los dineros caliente en la política, en un mayor sentido de pertenecía institucional de: Congresistas, Diputados y ediles. Todo sigue igual. Un Congreso de la República en deuda, un Presidente de la República intolerante quien hoy disfraza y distrae al pueblo hablando de democracia y con una actitud vendiendo anarquía política. Hoy los hijos de Uribe, están cuestionado éticamente al fomentar negocios presuntamente ilegales a orilla de la Carta Magna bajo la complicidad silenciosa de algunos de los altos servidores del Estado que dependen del Presidente de la República. Les hacen eco los medios de comunicación.
19 años des pues de la promulgación de la Constitución Política, no se ha erradicado de nuestro país: La violencia política, la narco financiación de los partidos. (Hoy le llaman para-política). Los grupos subversivos (Hoy se suman a la FARC los llamados PARAS y las Aguilar y que diremos de la delincuencia común).
No podemos negar la nueva Constitución Política trajo consigo algunas bondades por ejemplo: Las figuras de la acción de tutela, la Fiscalía General de la Nación, aunque politizada la corte Constitucional no dejaron de ser u aporte. Sumado a estas figuras, las acciones de Grupos y Populares.
La nueva Constitución de 91, creo una figura burocrática y sin brújula cual fue la Vicepresidencia de la República. El concepto que el ciudadano del común no tiene un buen concepto de la gestion del funcionario como también comentan que los Santo constriñen a través del EL TIEMPO.
En resumen, los Colombianos nos quedamos esperando que el Congreso de la República quedara Unicameral, que existiera la Reelección de Alcaldes y Gobernadores. Después de 19 años, la carta política de 1991, es pura letra muerta. Espero sus comentarios a favor o en contra al email: wilberbu2@hotmail.com