Mostrando entradas con la etiqueta nanotecnologia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta nanotecnologia. Mostrar todas las entradas

lunes, 21 de enero de 2008

TEMAS CIENTÍFICOS: LA NANOCIENCIA

El doctor Gustavo Múnera, médico ortopedista formado en una de las más prestigiosas instituciones académicas de Amérca Latina nos deleita con su oportuno escrito sobre uo de los temas de los cuales se afirma que es una de las más importantestendencias del mund para los próximos años: la nanociencia.
ºººº
NANOCIENCIA O EL PAIS DE LILIPUTT

¿Quién, hace 100 años, hubiera pensado que el mundose volvería más y más hacia lo increíblemente pequeño? Ese hubiese sido el sueño cumplido de los liliputienses. Y es que a ese mundo estamos abocados en una carrera impuesta por la electrónica desde hace medio siglo.

La necesidad del ser humano de comunicarse con sus semejantes donde quiera que ellos estén, de calcular cosas y almacenar información más allá de lo que su memoria biológica le permite, ha impulsado el desarrollo de la ciencia y la técnica de la computación electrónica hasta la frontera que hoy se explora, la nanociencia.

En un orden ideas de cómo han transcurrido las cosas por lo menos desde 1900 hasta nuestros días, se puede decir que la humanidad ha pasado por las edades del tubo o válvula de vacío, el transistor, el chips y ahora los nanotubos, producido mediante la nanotecnología.

Los diferentes dispositivos usados han tendido a facilitar la operación de máquinas de informática, de grabación y reproducción de escritura, sonidos, imagen y de cualquier tipo de registro de la actividad de los seres humano. El tubo de vacío y los nanotubos hacen lo mismo: facilitar o interrumpir el paso de la corriente eléctrica, con mayor eficiencia en la medida en que se han desarrollado nuevos dispositivos.

Para los tiempos que corren el paradigma es la computación electrónica (recuérdese que computación o cálculo ha habido desde que el mundo es mundo), pues se ha contado con los dedos, semillas, huesos, etc., y no siempre con el uso de los números.

Las computadoras electrónicas funcionan con el lenguaje binario, constituido por ceros (0) y unos (1). Pero estos aparatos son engañados por la tecnología, simulando la información binaria, con el paso o la obstrucción de la corriente eléctrica. Tal función corre a cargo hoy de los chips (que son conglomerados de transistores en una matriz de silicio).

Sin embargo, la capacidad de esa matriz de silicio para contener un creciente número de transistores se verá desborda en unos 10 ó 15 años, siguiendo la Ley de Moore (Gordon Moore, 1964), según la cual cada 18 meses la cantidad de transistores por chips se duplicaría.

Ello fue así al principio del desarrollo de los computadores. Pero para el año 2000, la relación anual de aumento de los transistores por chips (por ende el incremento de la velocidad de procesamiento de datos), bajó de 2 a 1.16. Es decir, nos acercamos al límite físico de los chips de silicio como unidades contenedoras de transistores.

Aquí es donde aparece la nanociencia, novísima rama del saber humano que se interesa por los fenómenos que ocurren el submundo de lo nanométrico. Un nanométro es la milmillonésima parte de una unidad y que se representa en el Sistema Internacional de Medidas por 10-9 (un uno antecedido por ocho ceros y que ocupa el noveno lugar luego de la coma o punto decimal).

El prefijo nano quiere decir en griego enano (fíjense en lo pequeño este enano que ha perdido la e). Los dispositivos y desarrollos en general de la nanociencia, constituyen la nanotecnología. El físico Richard Freynman del Caltech (Instituto de Tecnología de California), en 1959, fue el primero en avizorar las posibilidades de la nanociencia. Dijo entonces que “hay mucho espacio ahí abajo”. Sin embargo, el término nanotecnología fue usado por primera vez Eric Drexler, 1986.

La nanociencia ha permitido crear ya tecnología a nivel atómico y mucho menor que una célula, que suelen medir 10-6 mts. En un nanómetro cúbico (un cubo de 10-9 mts. de lado), dizque caben 258 átomos de carbono ó 2.580.000 mosquitos, en razón a que los zancudos son 10.000 veces más voluminosos que un átomo de carbono.

Para superar la limitación física de los chips de silicio, se han desarrollado los nanotubos de carbón, finas hebras huecas que tienen menos de un nanómetro de diámetro y varios de largo. Se supone que la capacidad de almacenamiento de información será casi ilimitada.

Estos nanotubos también parecen tener utilidad en la nanomedicina, como transportadores a nivel atómico para reconocimiento de células enfermas en los organismos vivos (cáncer, arteriosclerosis, fracturas y un largo etc., que incluye pruebas de control de eficacia de algunos tratamientos y pruebas diagnósticas y terapéuticas.

Así mismo, la nanotecnología permitirá desmontar la materia de la naturaleza en sus átomos constituyentes y recombinarlos para crear sustancias y compuestos no existentes de manera natural. Un ejemplo, materiales con “memoria de forma” que recuerdan, según las circunstancias, qué forma es la más conveniente para adoptarla a un momento específico. Así, dentro de poco, tendremos ropa que podrá raerse, pero que no se arrugará jamás o que según la temperatura ambiente, cambiará su textura y color para hacerla más confortable.

Pero como siempre, también hay nanocientíficos que auguran un mal uso de este conocimiento, como el desarrollo de armas o biotecnología de guerra o la posibilidad que los nanoproductos que usen materiales biológicos como el ADN, por error, puedan adquirir autonomía o vida propia y autorreplicarse de manera independiente. Un escenario apocalíptico de esta posibilidad sería lo que han descrito como la ecofagia, es decir, el consumo de toda la energía del planeta y como en un caso de cáncer, la muerte de los nanobots o nanorobots se daría por mera consunción con el planeta mismo.

GUSTAVO MUNERA B., MD.-

Analytic