Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Resumen del episodio anterior: Mingo estaba dedicado a impulsar Ondas de Maicao, la emisora que había creado, pionera de la radiodifusión en el pueblo. Un día dejó a un lado la máquina de escribir y el radio, se puso a analizar la contabilidad de su novedosa empresa y lo que descubrió le causó una gran sorpresa.
Las cuentas no
cuadraban con la sintonía y el fervor que generaba la programación. Las huellas
del lápiz rojo sobre los números de la contabilidad delataban el mal momento
financiero por el que atravesaba la empresa. Los oyentes apoyaban a la emisora,
pero los anunciadores no pautaban.
La tristeza hizo su
aparición, pero no se desesperó. Llamó a su esposa y consultó con ella la
gravedad de la situación.
-
Tenemos que salvar la emisora dijo Mingo
-
Pero, ¿Cómo lo haremos, esos números que dejan
lugar a dudas? Estamos al borde de la
quiebra, le respondió Josefina.
-
No sé, pero no podemos cerrar Ondas de Maicao,
tenemos que salvarla.
Y encontraron la
fórmula para salvarla, aunque para ello se vieron obligados a tomar una
dolorosa decisión: venderla a un empresario que tuviera el suficiente músculo
financiero para mantenerla en el aire.
Logró contactarse con
empresarios radiales de Barranquilla quienes a su vez la vendieron a Aroldo
Zapata y de esta operación nacieron
Radio Península y Radio Tribuna, dos de las más recordadas estaciones de radio
del departamento de La Guajira.
Tomás Domingo, por su parte, se dedicó de nuevo al comercio y
a la familia. El cariño y el tiempo que le dedicaba a la emisora lo orientó
hacia su flamante campero Nissan Patrol, que en adelante sería su compañero
inseparable y su mejor amigo y compañero
de trabajo.
Incursionó en la compra de sal, pero prefería la de Bahía Honda, porque según sus conocimientos esta era de mejor calidad para el consumo humano y la curtiembre. Después la trajo también desde Manaure.
También en el procesamiento de sal fue pionero, el suyo fue el primer molino para el procesamiento del mineral en Maicao. En algún momento fue distribuidor del hilo que utilizan las artesanas guajiras para elaborar sus artesanías.
El negocio
avanzaba bien y tenía cara de que mejoraría en las siguientes temporadas. Y se volvió tan buen cliente que sus
proveedores le hicieron una sorprendente propuesta: le enviarían sólo hilos
blancos y él se encargaría de tinturarlos de acuerdo con la demanda del mercado local.
Una vez manifestara
su aceptación le dieron las instrucciones necesarias y las herramientas para
montar su pequeña factoría. El proveedor
le enviaba los hilos blancos y él, a través de un complejo proceso químico, los
teñía de rojo, verde, morado amarillo…de acuerdo con las solicitudes de la
clientela.
En el plano familiar
contemos que el hogar se llenó de
alegría con la llegada de sus siete hijos Shirley de Jesús, Tomás Domingo,
Indira Jazmín, Lenin Jesit, Osiris Carolina, Henry Rafael, Erica Joselina.
Incursionó también en el trabajo social a través de programas de pavimentación comunitaria lo que le valió el agradecimiento de decenas de familias y dirigentes locales quienes decidieron bautizar con su nombre un barrio de la ciudad, el cual se levantó en los mismos terrenos en donde se instalaron por primera vez los transmisores de Ondas de Maicao.
También
existe una avenida llamada Mingo Ocando: la carrera 12 en el tramo que va desde
el Cuerpo de Bomberos hasta la antigua pista del Aeropuerto San José.
Jaime Mendoza Pitre,
el gran profesor Pitre, define a Mingo Ocando como un ícono de los maicaeros,
éstas son sus palabras:
- “Mingo Ocando es un ícono por su seriedad, su permanencia y su querer y amor a Maicao. Lo considero y lo he llamado 'mi jefe único' por que es la persona que se ha ganado el cariño de los maicaeros. A través de la emisora logró que La Guajira y Colombia supieran qué era Maicao y cómo era Maicao. Aún sigue insistiendo en eso. Quien no conozca a Mingo Ocando es porque es muy joven o no es de Maicao. Es un mito, muy popular y su Nissan Patrol lo hace aún más popular, cuando pasa la gente dice “ahí va Mingo Ocando. Es una persona a quien le tengo gran aprecio, cariño y estima”
Mingo Ocando camina
por las calles de Maicao como el hombre del millón de amigos, al que todos
quieren y respetan, como un símbolo del civismo y del progreso y como pioneros
de la emisora y las aerolíneas.
FIN