Jesús de Nazaret: Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre Celestial, es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Si usted lo ve bien eso es lo
que somos en la vida: pasajeros en tránsito, pues hemos venido por un tiempo a
la vida terrena, tal como la conocemos y un día hemos de marchar de
vuelta a la casa paterna, situada en la eternidad. Nos ocurre como
cuando estamos en un aeropuerto o en un terminal de transportes esperando el
avión o el bus o el tren que nos llevará a nuestro destino definitivo.
Mientras permanecemos en ese lugar vemos televisión o las pantallas de
los próximos vuelos, tomamos un café, leemos un libro o revisamos el correo…son
actividades transitorias, porque ese no es nuestro sitio.
Buena parte de los problemas de
la raza humana tienen su raíz en haber creído que éste es su lugar definitivo y
han desarrollado un apego egoísta y exagerado a los bienes acumulados y a
los placeres sin pensar en la temporalidad de todo lo que existe y en que
algún día tendremos que salir de la sala de espera y continuar nuestro viaje.
Cuando hizo alusión a las
preocupaciones de este mundo Jesús de Nazaret hizo una invitación a que
no nos desesperemos ni nos angustiemos por las necesidades del día a día. En
una de sus más conocidas enseñanzas se hizo una comparación entre las
necesidades de las aves del cielo y las de los seres humanos, tal como se puede
leer en el capítulo 6 versículo 26 del libro de Mateo: “Mirad las aves del
cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre
celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”
Y más adelante nos da uno
de los mejores consejos que alguien pueda ofrecernos: “No os afanéis,
pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” (Mt. 6:31)
Nuestro Padre Celestial sabe
que necesitamos todas estas cosas. Así lo ha dicho Jesucristo, quien nos invita
a buscar algo aún más importante que la comida y la bebida y todos los bienes
materiales y es el reino de los cielos y su justicia. Y si lo buscamos se nos
ofrece una ventaja adicional: todo lo demás, lo adicional, lo materia, también
lo recibiremos. Así se desprende de uno de los textos bíblicos más
sobrecogedores que podamos leer: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”
Desafortunadamente hemos estado
invirtiendo el orden establecido por Dios y gastamos casi todo el tiempo y
buena parte de nuestra existencia a conseguir lo que ya se nos ha ofrecido pero
no como el obsequio principal sino como añadidura. En otras palabras, vivimos
desesperados por obtener la envoltura cuando realmente lo que vale es el
regalo, lo que va por dentro, en otras palabras, el reino de los cielos y su
justicia.
Ha llegado la hora de hacer un
alto en el camino y pensar en lo que de verdad cuenta. Nuestro lugar
no está en la sala de espera de un terminal ni en las cómodas sillas de un
moderno y rápido vehículo. Nuestro verdadero sitio está en la eternidad al lado
de Dios u por eso el gran propósito de hoy y de siempre debe ser
atender el llamado de Jesús a buscar el reino de los cielos y su Justicia. Y lo
demás es lo demás. Y vendrá por añadidura.
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