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miércoles, 11 de octubre de 2023

El maestro Guillermo Ospina Vélez, constructor de casas y promotor de felicidades ajenas (Décimo episodio )


Resumen del episodio anterior: Un trabajador de Guillermo llega a donde Sara para informarle que Guillermo ha sufrido un grave accidente. La necesitan en el hospital para que firme una autorización. 

Sara hizo acopio de todas sus fuerzas y de su temple de mujer llanera, se cambió tan rápido como pudo y se dirigid al hospital.

¿Qué le habrá pasado a Guillermo? ¿Estará muy grave?  Era lo que se preguntaba mientras el taxi se aproximaba al Hospital San José.

Al llegar se enteró de que la situación de su esposo era mucho más grave de lo que imaginaba.

Guillermo había sufrido un accidente gravísimo, se debatía entre la vida y la muerte. Testigos oculares de los hechos le relataron que había perdido el equilibrio cuando inspeccionaba los trabajos en la azotea y había caído hasta el fondo de un hueco en la acera en donde se iba a construir la alberca.   La caída fue terrible, amortiguada sólo por la arena apilada. Sobre su espalda cayó una motobomba.

Tan grave estaba que los médicos no se atrevían a responder por su vida. Los golpes y las lesiones sufridas eran de tal gravedad que si sobrevivía estaba condenado a no caminar nunca más. Los médicos sugerían un traslado inmediato a una ciudad en la que hubiera mejores recursos para atenderlo, aunque dudaban que llegara con vida a otra ciudad. En todo caso, necesitaban la autorización de Sara para ese traslado.

La situación era en verdad muy complicada. Sara se apartó de los médicos y acompañantes para hacer una oración. Le prometió a Dios que si salvaba a su esposo se volvería la más fiel creyente y su casa será casa de oración y albergue de la más importante de todas las celebraciones religiosas.

El paciente fue trasladado a Cartagena, una ciudad muy distante.  El recorrido estuvo marcado por la incertidumbre, los signos vitales eran estables, pero la preocupación era evidente en los familiares y cuerpo médico. Sara lloraba en silencio y permanecía en comunicación con el cielo. Hizo varias promesas y luchaba contra la idea de perder a su esposo.

Guillermo sobrevivió al prolongado viaje, fue intervenido varias veces por los cirujanos y empezó a mostrar una evolución prometedora. Después pasó a tener una recuperación milagrosa. Días después recibía el contundente mensaje de parte de los doctores:

-         "Usted va a morir de otra cosa, pero no por causa de este accidente. Parece que usted bajó de ese edificio en las alas de Dios"

A su regreso a Maicao celebraron una misa en homenaje a Dios, el barrio entero asistió para acompañar y agradecer por el milagro más grande que hubieran visto en mucho tiempo. Los médicos le habían recomendado absoluto reposo, pero él tenía en mente un nuevo proyecto. No podía quedarse quieto ni en su etapa de convalecencia.

Guillermo es un hombre querido en el barrio y muy respetado en el resto de la ciudad. Lo conocen los comerciantes, los dirigentes del deporte, los niños que son pequeños y los niños que se hicieron grandes.

Miller Angarita un comerciante propietario en otros tiempos del Depósito River Pley y figura central de la Organización Deportiva Maracaná se hizo buen amigo de Guillermo a quien conoció de una manera muy particular, como lo vamos a relatar más adelante.  Esta es la opinión que tiene sobre su amigo, a quien de manera cariñosa llama “El Mono”:

-         “El Mono es un hombre amable, carismático, servicial, y su esposa Sara le seguía todos sus pasos y en todo lo que hacía él ella estaba ahí apoyándolo, cuando podía echábamos cháchara, y los admiraba por ser una pareja de esposos muy ejemplares y todos dos serviciales”.

Volvamos con Guillermo quien ya había superado la etapa de convalecencia. Un día fue al mercado y trajo varias cajas de tomate vacías, mucha madera y tela, potes y combustibles.

¿Qué se proponía ahora?

Leer el siguiente episodio

 

martes, 16 de julio de 2019

Un obsequio mejor que todos los trofeos y medallas


Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Es el 16 de julio de 1.998 y el reloj metálico de tablero azul que llevo en mi mano izquierda señala las 9 de la mañana.  El país se alista para la posesión de Andrés Pastrana, quien ha ganado las elecciones a Horacio Serpa gracias a que ha prometido lograr la paz con las FARC; los franceses celebran su primer campeonato del mundo, tras vencer a Brasil por 3-0 en París. En nuestro pueblo la gente está enloquecida con la moda de los recién llegados teléfonos celulares, unos aparatos gigantes y costosos que se han convertido en símbolo de prestigio social; y como buena noticia, se ha iniciado la construcción del nuevo centro del Sena en la salida a Riohacha, el que remplazará al querido pero pequeño edificio situado en la calle 9 con carrera 1b del barrio Libertador. La empresa Telemaicao ha anunciado que en pocos días los usuarios disfrutarán de un nuevo servicio que se llama internet, de cual nadie sabe muy bien qué cosa es, pero según los ingenieros de la empresa, está destinado a cambiar el mundo.

Miro de nuevo mi reloj de pulsera y éste marca las 9:30. La familia está reunida en una sala de espera contigua a la sala de partos del viejo Hospital San José en el Barrio el Carmen. Mi mamá y mis hermanos respondieron al anuncio que les hice una hora antes y todos están a mi lado para acompañarme en uno de los sucesos más importantes de mi vida: el nacimiento de mi tercer descendiente. Soy un feliz padre de dos hermosas niñas, de manera que en mis constantes diálogos con el Cielo he sido insistente en que deseo un varoncito, que se llamará Ernesto como su abuelo.    

Hace unas semanas estuvimos donde el ginecólogo quien nos dijo que la criatura gozaba de buena salud, pero se negaba rotundamente a mostrar su sexo. A él, según su experiencia, le parecía que se trataba de una niña.     Con esta noticia mis conversaciones con la autoridad celestial se volvieron mucho más frecuentes e intensas. Por lo menos cinco veces al día tomaba la línea directa de la oración y le daba gracias al Padre Eterno por la bella familia que me había regalado y por la salud de quien venía en camino. Y terminaba recordándole mi deseo de ser padre, por primera vez, de un varoncito.

Mis hermanos, ocupados como estaban en arreglar el mundo no se habían dado cuenta la ansiedad en la que yo me encontraba. Mi mamá los ayudaba en esa dura tarea de cambiar las cosas malas de esos tiempos y tampoco se preocupaba mucho por mí.   Mi esposa y mi suegra estaban al otro lado de la puerta color crema y ninguna de las dos daba señales de vida.

Los minutos pasaban al ritmo frenético de la sirena de una ambulancia. Y por si se me olvidaba que estábamos en el hospital muy pronto lo recordaría por   el olor a piso recién lavado con desinfectante y el ir y venir de médicos y enfermeras enfundados en sus batas blancas. No muy lejos de donde estábamos se escuchaba la música a todo timbal y los cohetes que estallaban cerca de las nubes para darle colorido a la celebración de la virgen del Carmen, la más taquillera de todas las vírgenes de la iglesia.

Mis amigos más cercanos y la familia me habían instruido para que recibiera con amor al nuevo miembro de la familia. Conocedor de sus intenciones de consolarme por anticipado por si la naturaleza deseaba hacerme la jugada de hacerme papá de otra hermosa niña, les respondía que no se preocuparan, que yo sabía aceptar la voluntad Superior. Pero en el fondo seguía confiando en mis buenas relaciones con el Dueño de la fábrica de bebés que existe allá en el cielo.

Son las 9:45 de la mañana y lo que más deseo es recibir noticias de lo que está pasando allá adentro. A esa hora llegó mi hermano Rafa, el único que faltaba y a quien más le costó convencer al portero de que era miembro de la familia. Estaba despeinado, con una barba de tres días y calzaba un zapato de color marrón y otro de color negro. Con esa facha, faltó poco para que los vecinos le dieran limosnas.

A las 9.48 de la mañana pasó un camillero a quien conocía de los tiempos gloriosos en que el Deportivo Maicao era capaz de congregar a toda la ciudad en una tarde de fútbol dominical. Casi me arrodillo delante de él para que me diera por lo menos una noticia de la sala de partos.   Me saludó con afecto y ya iniciaba una amena conversación sobre un golazo que Efrén Fierro le hiciera 14 años ante al Sporting de Barranquilla, pero lo interrumpí abruptamente. Le dije que otro día hablábamos de eso, que se colara en esa misteriosa sala y averiguara lo que estaba sucediendo. Tuve que prometerle que después continuábamos la conversación y que le regalaría una grabación de ese gol en la voz de Luis Octavio Cruz, el mejor narrador de fútbol de La Guajira.

El hombre se perdió en medio de las batas blancas y entonces sí comenzó la desesperación. Un minuto, dos, tres…y nada que regresaba.  Finalmente se abrió la bendita puerta y apareció él, el camillero fanático del fútbol me puso la mano en el hombro, me miró a los ojos…guardó silencio durante cinco eternos segundos…y luego, en vez de darme una respuesta, me hizo una pregunta, y luego otra y otra más: 

- ¿Usted cuántos hijos tiene?
- Dos, le respondí
- ¿Y de qué sexo son?
- Niñas, le respondí, con la voz mientras las manos le hacían señales de que se apurara en la respuesta

-El hombre me quitó las manos de los hombros y me abrazó. Felicitaciones, me dijo, ¡¡¡acaba de nacer su primer varón!!!

No sabía qué hacer en ese momento, quise arrodillarme y dar gracias al cielo, pero la algarabía de la familia me lo impidió. Ellos hicieron una pausa en las remembranzas del Maicao de antes y de la Riohacha de sus nostalgias para escuchar al camillero y cuando éste me dio la noticia, se abalanzaron sobre mí como si acabara de hacer el gol para ganar el campeonato mundial de fútbol.

Minutos después apareció el doctor Carmelo Fuentes, quien había tenido a su cargo el acompañamiento médico y un poco después la abuela blanca con el hermoso y robusto niño en sus brazos quien con su llanto nos decía que sus pulmones estaban en perfecto estado.

Razón en felicitarme con tanto ruido quienes así lo hicieron porque un trofeo de cualquier competencia se oxida, se desarma o se pierde después de 21 años. Pero mi hijo Ernesto creció sano, hermoso y fuerte y me ha dado más alegría que todos los goles y todas las medallas juntas.

Posdata. Elon Ernesto Rutto diálogo sobre fútbol con el camillero se dio un poco más adelante en medio de la prisa porque los dos llegábamos tarde a ver un partido de fútbol en el estadio Hernando Urrea.   Con quien sí hablo de este deporte todos los días es con Ernesto, el varoncito que tanto le pedí a Dios y que hoy está de cumpleaños. Me heredó la costumbre de vibrar y sufrir por las Selecciones de Colombia e Italia y por Nacional y Juventus. Y hasta la pasión de escribir sobre fútbol parece que la llevara en la sangre.


viernes, 15 de julio de 2016

Mi primer varón ya es mayor de edad

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Mi papá era un hombre alérgico a las fiestas y a las celebraciones. Por eso, temeroso de que no fuera a la ceremonia de mi matrimonio y a la posterior celebración, me arrodillé para implorarle a Dios que lo conmoviera y me acompañara en tan crucial acontecimiento de mi vida.   

Él no me había acompañado a la graduación  de la primaria y tampoco a la del bachillerato y tan sólo fue una vez a recibir mi boletín ce calificaciones en la reunión final del curso, y casualmente lo hizo el año en que salí reprobado en ese malhadado tercero de bachillerato (equivalente al 8º. Grado de ahora). Ya se imaginan su reacción y lo que mi joven pellejo sufrió por esa grave falta.

Aproveché cuando estaba de rodillas para pedirle a Dios, de una vez, que mi primer hijo fuera varón, para darle el nombre de Ernesto, su abuelo, el mismo que no iba nunca a ninguna fiesta.

Yo debía ser un inexperto muchacho en el arte de la oración o Dios tenía planes muy distintos a los míos, porque mi papá no fue a la fiesta; y mi primer retoño no fue un varoncito como le pedí, sino una preciosa niña.  Aplacé las ganas de tener un varón para el nacimiento de mi segundo y último hijo (según mis planes) pero la adorable sonrisa de una hermosa niña volvió a iluminar nuestro hogar.

Estaba muy feliz con mis tres mujeres, dos que me había regalado Dios y una que me había entregado mi suegro, pero…no renunciaba a la idea de tener un varoncito que se llamara Ernesto, como el abuelo que no asistía a fiestas, porque prefería quedarse en casa sumergido en su hábito de leer todo lo que llegara a sus manos, en el idioma en que fuera y a la hora en que le provocara.

Consciente de que no debía renunciar a mi sueño me apliqué más en la oración a Dios, ahora de manera más intensa porque el asunto, con el tiempo se volvió casi que un motivo de orgullo personal.  ¿Por qué?   Porque a los hombres de mi familia, léase hermanos, primos y hermanos comenzaron a practicar de manera sistemática y perniciosa el dudoso deporte de matonearme. Según su particular modo de analizar la vida ellos, yo era algo así como un “poco hombre”, porque no era capaz de engendrar un hijo varón.  ¿Cómo les parece?  Yo feliz con mis mujeres   y ellos burlándose todo el tiempo de mí.   

Un día, el vientre de mi esposa comenzó a abultarse de nuevo y mi corazón comenzó a henchirse de esperanza y de orgullo porque algo me decía que la tercera era la vencida.   

Los meses pasaron rápido, uno, dos tres…el vientre crecía más y más y era más grande que en las dos ocasiones anteriores.   “Ese es un varón” decía mi mamá, una sabia mujer que nunca fue al colegio pero que en casos como aquellos operaba como la ginecóloga de sus hijas y nueras.   

La única ecografía que nos aprobaron no mostró con claridad el sexo del bebé.  Pero yo le creía a la abuela, que había parido todos sus seis de sus ocho hijos en casa, ayudada por la comadrona y había visto nacer casi una veintena de nietos. ¿Tenía una vasta experiencia! Y yo, unas tremendas ganas de creerle.  Y le creí. 

El día llegó, un 16 de julio a las 9 de la mañana. La bella madre estaba en la sala de partos y yo afuera, comiéndome las uñas. Pasó el tiempo y nada de noticias.  

Le pregunté a alguien, un camillero,  que salió de la habitación a donde no me dejaban entrar y le pregunté con ansiedad. ¿“Usted sabe si ya mi esposa parió”?

Más agradecido estuviera con él si me hubiera respondido rápido y directo pero en lugar de hacerlo así, me contestó con otra pregunta: ¿Usted cuántos hijos tiene?

-Con cara de ansiedad le dije de inmediato: dos y son niñas

-Doble felicitaciones, me dijo. Su esposa acaba de parir y es  un varoncito.

De repente todos estábamos brincando, celebrando y abrazándonos como cuando Colombia le hace un gol a Alemania y le empata en el minuto 48 del segundo tiempo, en un mundial.

Entre los que estaban celebrando aparecieron también los que me burlaban y me habían calificado de “poco hombre” ¡Hermanos poco serios!  

Uno de ellos, al que llamaron de urgencia, se fue para el hospital sin peinarse y sin afeitarse, tenía la camisa desabotonada y la bragueta abierta.  No sé con quién confundió el vigilante a mi hermano mayor, pues lo llamó aparte y le dijo “Señor, aquí a veces le damos la sobra del almuerzo a los más necesitados, pero deben venir por la puerta de atrás y no por ésta donde estamos”

La alegría  era indescriptible y hasta mi mamá, que casi no podía caminar y nunca salía de la casa, se apareció en la habitación donde mi esposa alimentaba al ansioso nuevo miembro de la familia. Nadie sabe cómo pudo llegar allá, a pesar de sus complicaciones de salud.

Todo era felicidad y, por supuesto, el niño comenzó a vivir con la dicha de llamarse Ernesto. Ernesto Josías, para ser más exactos,  en una hermosa combinación del nombre de su abuelo (ese al que no le gustaban las fiestas sino los libros) y el de uno de los mejores reyes del antiguo Israel. 
Mi hijo Ernesto ha sido  una bendición a lo largo de su vida. Y de la mía. 

Desde ese día, 16 de julio de 1998, cuando nuestro Barrio El Carmen de Maicao celebraba ruidosamente su día clásico, ha sido mi compañero en todos los lugares a donde Dios nos ha llevado. 

Para prepararlo y apara convencerlo de lo que sería su futuro, comencé a llamarlo “Campeón”. Y me ha seguido siempre a todas partes. Ahora es todo un hombrecito y ha arribado ni más ni menos que a su mayoría de edad. 

Atrás quedaron los días en que lo montaba en mis hombros para que él celebrara que era el niño más alto de la familia; atrás quedó el día lleno de sentimientos en que lo llevé por primera vez a mi trabajo y lleno de orgullo se lo presenté a mis compañeros y estudiantes; atrás quedó el día en que lloré al dejarlo llorando en el jardín infantil; atrás quedó el día en que la aguja de la vacuna me dolió más a mí que a él.

Atrás han quedado los días en que le inculqué los principios y valores que mis padres me habían enseñado y que yo mismo tomaba de la Biblia para que a él le quedaran bien claros.

Hoy en día es mi mejor discípulo, mi compañero inseparable y  mi hincha número uno.  Yo debo darle gracias a Dios por regalármelo y a él por existir. Y también le doy gracias por haberme hecho caso cuando le enseñé que por encima de todo tenía que ser un hombre, un hombre de bien.

Aprovecho la oportunidad de disculparme con él por haberle transmitido mi enfermizo amor por el fútbol que es como haberlo matriculado en la universidad del sufrimiento.

Hoy celebro con Dios y con mi familia la presencia de mi hijo, mi hijo el que tanto esperé; mi hijo el que es respuesta a las oraciones; mi hijo el que hizo que ya no me siguieran estigmatizando por que no podía tener hijos varones.

Quiero celebrar también con mi esposa que fue capaz de tener a ese hombronón 9 meses en su vientre y con los tíos a los que casi sacan del hospital por no vestirse con decencia en la prisa por conocer a su sobrino. 

Quiero celebrar con el camillero que me dio la buena noticia; con  Carmelo y Goyo, los médicos que atendieron el parto.

Quisiera celebrar con la abuela Blanca quien me acompañaba siempre en estos momentos. Quisiera celebrar con Isnelda, la abuela que volvió a caminar para aparecerse en el hospital sin que nadie descubriera nunca cómo llegó allá, pero ella está celebrando con Dios.

Y quisiera celebrar con Ernesto, mi papá, pero él también ha partido a la eternidad. Y si estuviera aquí tampoco hubiera querido celebrar, porque él nunca iba ni a las mejores  a fiestas.

jueves, 14 de mayo de 2015

Vicente de la Hoz, talento al servicio del prójimo

Autor: Alejandro Rutto Martínez

Dios me dio la oportunidad de conocer a Vicente De la Hoz cuando compartíamos los últimos años de nuestra infancia en las aulas, los pasillos y la biblioteca del Colegio San José en donde estudiábamos el bachillerato en cursos diferentes pero físicamente cercanos.
Éramos hijos de dos familias unidas por la educación.

Los  hermanos de Vicente estudiaban con los hermanos míos y no pasaba un día sin que los unos estuvieran en la casa del otro de manera que no pasó mucho tiempo antes de que naciera una buena amistad que con el paso de los años terminó convertida en hermandad. 

El colegió nos unió y eso fue para siempre.  

Por aquella época nada era tan querido para nosotros como el viejo edificio de nuestro colegio en el que sufríamos mil incomodidades como el calor, la falta de espacios deportivos, la ausencia de laboratorios y el hacinamiento en los salones.  

Pero ahí éramos felices porque nuestros padres nos habían dicho una y otra vez que la educación era la mejor y única herencia que podían dejarnos y teníamos que esforzarnos para ser los mejores estudiantes y luego para alcanzar grandes cosas en la vida. 

Vicente se tomó a pecho la recomendación de los mayores y llegó a la institución a lo que fue: estudiar intensamente.

Registro en los pliegues de mi memoria y lo encuentro siempre con su rostro sereno,  su gesto reflexivo y su comportamiento serio.

Era muy diferente a la mayoría de la masa de adolescentes y jóvenes que componían la comunidad estudiantil de la época.  

En su condición de estudiante  mostró una particular inclinación por las ciencias naturales, la química, matemáticas y biología.

Sus tiempos libres los dedicaba a las actividades como socorrista en la Cruz Roja.  Todo indicaba que él iba por el camino correcto y que llegaría muy alto en la vida de estudio y de servicio que él mismo se había impuesto.  

No tardó en recoger los resultados de todas las horas de juego sacrificadas y de las fiestas a las que no fue: siempre obtuvo notas sobresalientes y cuando terminó los estudios, en 1983, se constituyó en el mejor bachiller de La Guajira, lo que le permitió recibir la medalla Andrés Bello y participar en un significativo homenaje que le tributó el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Educación. 

Ingresó de inmediato a la facultad de medicina en la que se convirtió en uno de los mejores estudiantes, lo que le permitió obtener una beca y ser  designado como monitor, lo cual se convirtió en un nuevo elemento de motivación y en un ahorro para los menguados recursos de sus  padres. 

Al graduarse de médico inició una brillante carrera en la que obtuvo el reconocimiento de los hospitales y clínicas en las que trabajó pero sobre todo el de sus pacientes quienes aprendieron a respetarlo, a quererlo y a confiar en él. 

Yo le tenía muchísima confianza, tanto que un día lo llamé a las 4 de la mañana para que me ayudara en uno de los días más tristes de mi vida: mis hermanos me comisionaron para que le informara a mamá la noticia de que mi padre había pasado a la presencia del Señor.

Temeroso de que la delicada salud de ella se quebrantara aún más decidí llamarlo para que estuviera presente en caso de una emergencia.

En esa ocasión y en muchas otras pude sentir su afecto como amigo y por eso hoy, cuando Dios ha decidido llevarlo al Paraíso, siento el peso de su ausencia, pero también el consuelo de saber que pasó por los caminos de la vida defendiendo la vida de todo el que acudiera a su consultorio. Vicente De la Hoz fue un buen médico, pero ante todo un ser humano con un talento especial. Talento que siempre estuvo al servicio del prójimo.


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jueves, 30 de abril de 2015

Vicente De la Hoz: humildad y sabiduría al servicio de la ciencia

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Todos los días el coordinador del Colegio San José tocaba el timbre del recreo a las 10 de la mañana. Entonces el pequeño patio del único colegio de bachillerato de Maicao en los años setenta se convertía en un gigantesco hormiguero humano compuesto por veloces adolescentes que corrían desaforadamente a jugar un corto partido de fútbol o a vaciar la despensa y el enfriador de la cooperativa en el que nunca faltaban las deliciosas empanadas y la chicha de maíz.

Un pequeño grupo de estudiantes aprovechaba para ir a la Biblioteca a leer un rato o para asistir a la sala de los profesores a pedir alguna explicación adicional sobre los temas de las diferentes asignaturas.

Entre estos últimos siempre se encontraba un jovencito conocido por su curiosidad y el insaciable deseo de aprender: Vicente De la Hoz De la Hoz.

Después de visitar la biblioteca o absolver sus dudas académicas el joven De la Hoz regresaba puntualmente a clases para esperar al siguiente profesor, escuchar sus clases, hacer nuevas preguntas y llenar su cuaderno de apuntes con los datos más significativos.

Cuando regresaba a casa le daba el acostumbrado beso a Justa, su amorosa madre, y se sumergía de nuevo en su complejo hábitat de libros, cuadernos y revistas científicas.

Fue escogido como monitor y con los recursos que recibía por esta labor más la ayuda que le enviaban sus padres pudo graduarse como uno de los mejores de su promoción.

No le faltaron ofertas para trabajar en otras ciudades pero quería estar al lado de los suyos y trabajar en su querida tierra maicaera. Ingresó a la nómina de médicos de la Cruz Roja y del Hospital San José en donde se convirtió en el preferido de los pacientes.

Luego realizó las especializaciones  Gerencia en Salud  y  Auditaría Médica en la Universidad de los Andes.

Contrajo matrimonio con la joven Shirley Dorado Vergel y al lado de ella edificó una linda familia de la que también hacen parte sus hijos Dayanis Milena, Jesús David Vicente y Divis Valentina.

Sus amplios conocimientos y su experiencia como monitor en la Universidad lo llevaron a incursionar en la docencia, en áreas relacionadas con su profesión: Enfermería, Salud Ocupacional, Desarrollo Integral del niño y otras.

Los ambientes de aprendizaje del  SENA y las aulas de la  Universidad de La Guajira han sido el escenario para que ejercite también su pasión por la enseñanza. 

Dios lo llamó a comparecer a su presencia en la apacible tarde del viernes 8 de mayo del 2.015, momento desde el cual disfruta de la compañía de quienes partieron antes y de la compañía eterna e su Creador.

El recuerdo y la historia nos dirá siempre que Vicente De la Hoz de la Hoz fue  un hombre acostumbrado a luchar por sus principios y por la vida. 


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lunes, 6 de septiembre de 2010

Maicao está pariendo y el ginecólogo no aparece

Por: Edwin Solano

En estos tiempos en que se acrecenta la ansiedad humana, por saber si aún existen los milagros divinos, es necesario brindarles una seguridad a todos nuestros semejantes, de que los milagros existieron y existirán.

Seguramente Usted se preguntará, ¿por qué estar tan seguro de esta afirmación?, pues la respuesta es sencilla, le creo a Dios y vivo en Maicao. Estos dos aspectos son fundamentales para creer en los milagros; por un lado, la fe en el Todo Poderoso, permite sobrepasar las circunstancias que la vista humana observa como imposibles de superar, y por el otro, vivir en mi pueblo, me permite asegurar, que acostarse vivo y despertar de la misma manera, no puede ser otra cosa diferente a un verdadero milagro.

La concepción y formación de un ser humano, es el proceso más sorprendente del Creador, por ello, la exterminación o desaparición forzosa de un semejante, no puede ser otra cosa que el acto más repugnante de un ser. Pese a ello, en mi tierra, acabar con la vida de niños, mujeres u hombres, se ha convertido en un acto costumbrista y conocer día a día las noticias de nuevos asesinatos es el pan diario. Frente a esta situación, me pregunto ¿Qué pensara el inventor de la vida, cuando un hombre asesina su invento?, debería sentir lo mismo que siente un niño luego de ver como un insipiente adulto pisotea su castillo después de tanto esfuerzo, solo porque considera que ese montón de arena no significa nada, mientras que para su artífice, representa el logro de su sueño.

Ahora, en Maicao, el problema no es solo la proliferación de asesinos de vidas, si no que de manera voluntaria o involuntaria, algunos “dueños” del destino de nuestro pueblo, están provocando un aborto inducido, de ese feto del que muchos estamos preñados, este es, el progreso para este terruño.

Cada día, ese feto recibe una nueva inyección letal, entre ellas: el cierre sin planificación del botadero de basuras municipal, la crisis del sector salud en el Hospital San José, la desorganización en la definición de docentes y administrativos en la educación contratada, el cese de las inversiones en alcantarillado y acueducto, la falta de planificación y apoyo a las comunidades para afrontar la ola invernal en la zona rural y urbana, la falsa existencia organizacional del sistema de transito y transporte, el abuso de funcionarios públicos contra aquellos que no portan su color político en el corazón, entre muchas cosas más que usted podría anotar desde su perspectiva.

A todos estos profesionales del mal, que se ganan el sustento, planificando el aborto de nuestros sueños progresistas para Maicao, les tengo una mala noticia, Somos muchos más los que estamos dispuestos a parir progreso y desarrollo para esta maltratada tierra, que aquellos indignos habitantes, que se rinden en el esfuerzo de creer que con Dios es posible un mejor futuro.

Por último, no tengo más, que gritarle auxilio, a nuestro Alcalde, que por cierto es ginecólogo de profesión, para que actué dentro del juramento que un día hizo al graduarse y evite que los auxiliares de la sala de parto, continúen suministrándole medicamentos que destrocen la vida del feto que casi todo Maicao quiere parir pronto; en sus manos está la decisión de salvar este sueño o colocar la inyección definitiva que mate de una vez por todas, este anhelo de 21.327 personas que votaron por Usted y de aquellas 16.469 , que aun que votamos por otra alternativa, seguimos confiando que Usted aun está a tiempo de demostrar que Oscar Merece a Maicao.

viernes, 9 de julio de 2010

Alcalde expresa voluntad para fortalecer Hospital San José


Por: Sandra Hernández
Oficina de Prensa Centro Administrativo Municipal (CAM)



Oscar Mejía Marulanda, Alcalde Municipal de Maicao, reconoció ante los huelguistas del Hospital San José, la voluntad de fortalecer los recursos y de esta manera apoyar a la E.S.E. cancelando la deuda adquirida con la red prestadora.

Lo anterior se dio en la reunión en la que participaron los profesionales que se encuentran en cese de actividades y que hoy reclaman el pago de sus honorarios, en el encuentro también participaron comisiones de los diferentes municipios del departamento y por supuesto el equipo de salud del CAM local.

Ante los interrogantes de por qué hasta ahora no se había hecho efectivo el pago, el burgomaestre local afirmó que esta situación obedece al retraso de las EPS en la entrega de la información que deben presentar para el desembolso de los recursos y la liquidación del respectivo contrato para establecer también a cuánto asciende la deuda con estas entidades y a la vez las mismas puedan cancelar a las diferentes IPS.

Como Administración Municipal estamos dispuestos a apoyar al máximo al hospital, obviamente hasta donde la ley nos lo permita para que esta empresa emblema de la salud en la región pueda salir airosa de tan grave crisis, señaló el mandatario de los maicaeros.

jueves, 8 de julio de 2010

Hospital San José: Mesa de conservación para salvarlo

Tomado de EL INFORMADOR

Para este jueves a partir de las ocho de la mañana se tiene prevista en la ciudad de Maicao, una mesa de conciliación departamental entre las EPS que operan en el Departamento y los entes territoriales.

El objetivo es determinar el monto de los giros efectuados a las EPS, por concepto de servicios de seguridad social en salud y las sumas que los municipios adeudan a estas empresas.

De igual manera se estipularán fechas de pago y se establecerán compromisos entre los participantes.

La mesa de conciliación tiene como objetivo conseguir el pago al centro hospitalario San José, para que éste a su vez cancele a los empleados de planta y profesionales contratados que adelantan un cese de actividades desde el día viernes.

La reunión con los gerentes de las empresas prestadoras de salud es indelegable, precisó un comunicado del ente territorial en cabeza del alcalde médico, Oscar Mejía Marulanda.

Los voceros del paro, en un comunicado a la opinión pública manifestaron que se declaran en asamblea permanente, hasta que sus peticiones sean cumplidas y no se prestarán los servicios en las áreas de consulta externa y cirugías programadas.

Indica además que seguirán ofreciendo el servicio de urgencia dando prioridad a aquellas que sean vitales o que ameriten una valoración especializada.

Los miembros organizadores vienen solicitando a la dirección del hospital, la cancelación de cinco meses de sueldo, para levantar de inmediato el paro en este centro asistencial.

Consultado el director del hospital San José, Álvaro Iguarán Brito, señaló que el sistema colapsó por la falta del flujo de recursos económicos y financieros que es el que lo alimenta.

Expresó que en este último semestre ha venido prestando un aceptable servicio con excelente calidad médica, pero que tenían un gran problema, la recuperación de la cartera, hecho desafortunado para una IPS, debido a que su nómina de profesionales es elevada y en este momento razonablemente están solicitando el pago de sus salarios.

Noticias del Hospital San José

Comunicado a la opinión pública expedido por el Hospital

Que es de conocimiento publico la no prestación de los servicios de salud en el Hospital San José desde el día viernes dos (2) de julio de 2010, acontecimiento provocado por algunas persona que se han instalado en el área de acceso impidiendo el ingreso y circulación de contratistas, empleados, pacientes, visitantes y por ende la respectiva atención de los usuarios que solicita los servicios de salud que presta la entidad; la administración en cabeza del suscrito ha realizado todos los intentos conciliadores para que no se obstruya la prestación del servicio, además de realizar toda la gestión con las entidades responsable de pagos, a fin de conseguir a fin de conseguir los recursos suficientes para hacer efectiva la cancelación de deudas a los contratistas que prestan sus servicios al Hospital San José.

Es de vital importancia, manifestar que dentro de mis funciones me corresponde: “dirigir la Empresa, manteniendo la unidad de procedimiento e interés en torno a la misión, visión y objetivos de la misma”.

El cese de actividades impide el cumplimiento de mis funciones, las que se me asignaron al momento de ser designado y posesionado como Gerente del Hospital San José de Maicao; por lo anterior, me vi avocado a solicitar al ejecutivo municipal como máxima autoridad política, administrativa y policiva de Maicao, el apoyo necesario para que en cumplimiento a la Constitución y la Ley se permita el libre acceso de contratistas, empleados y pacientes para la prestación de los servicios de salud en forma oportuna y eficiente.

Cabe resaltar, que a pesar del grave estado financiero en el cual se recibió la empresa, de la crisis financiera que azota al sector salud en Colombia, la cual ha tocado profundamente a nuestra entidad, siempre he tenido la voluntad de cumplir a cabalidad con las obligaciones adquiridas en concordancia con la colaboración de los diferentes actores que intervienen en la dinámica del sector salud tales como EPS-s, Entes Territoriales y organismos de control.

Finalmente, es mi deber Constitucional y legal buscar la forma para que se preste el servicio de salud a la población que la requiera; motivo este que me a condujo solicitar el apoyo a las autoridades competentes, a fin de que se normalice el servicio en el Hospital San José de Maicao.
Formalmente,

ALVARO ALFREDO IGUARAN BRITO
Gerente

martes, 6 de julio de 2010

Hospital San José: profesionales se pronuncian

Maicao 5 de Julio de 2010

Señores

Medios de Comunicación

L.C.

El objeto de la presente es poner en conocimiento a la opinión pública sobre la difícil situación por la que está atravesando el Hospital San José de Maicao.

Durante muchos meses hemos venido aunando esfuerzos para dar nuestro total e incondicional apoyo a la actual administración durante las gestiones adelantadas para recaudar los recursos necesarios para poner al día las obligaciones de la institución. Sin embargo luego de varios meses de trabajo no remunerado y mucha paciencia tomamos la decisión de realizar un cese indefinido de actividades con el objetivo de encontrar un espacio de negociación y buscar soluciones a los problemas.

Hoy cumplimos 5 meses de mora en el pago de los honorarios por la prestación de los servicios por lo que sentimos que es nuestro justo derecho reclamar por el reconocimiento y el respeto a nuestro trabajo.

Muchos de nuestros compañeros han tomado la dura y difícil decisión de renunciar, entre ellos especialistas, médicos generales, enfermeras, etc. ya que la situación económica y sus obligaciones familiares los lleva a buscar otras alternativas de trabajo. Como sabemos esta situación solo entra en detrimento del funcionamiento del hospital ya que se recarga de trabajo a los que se quedan laborando o se decide contratar personal sin experiencia y sin el entrenamiento adecuado para prestar servicio en áreas tan críticas como es la urgencia.



Por todo lo anteriormente expuesto decidimos lo siguiente:
1) continuar el cese indefinido de las actividades y mantenernos en asamblea permanente hasta que nuestras peticiones sean cumplidas.
2) No prestar servicio en las áreas de consulta externa y cirugías programadas.
3) Seguir prestando el servicio de urgencias dando prioridad a aquellas urgencias que sean vitales o que ameriten una valoración especializada.

De ante mano agradecemos su atención e igualmente solicitamos el apoyo de Uds. para difundir esta información a la comunidad maicaera y evitar las especulaciones o malos entendidos.

Atentamente

Voceros de los contratistas del HSJM

Dr. Jorge Luis Fernández Dra. Martha Faillace said

Dr. Jorge Demetrio González Enfermera Lina Brito

miércoles, 10 de febrero de 2010

El pueblo merece saber la verdad

Acerca de la situación del Hospital San José

.

Por: José Octaviano Liñán Murgas (Ex gerente Hospital San José de Maicao )


.A raíz de la grave crisis que afronta el sistema hospitalario en el departamento de la Guajira, crisis esta, que por primera vez en los últimos 10 años afecta al Hospital San José de Maicao y en vista de que a través de los medios comunicación algunos voceros de la actual administración del Hospital han venido insistiendo en que la crisis se debe a la mala gestión de las administraciones anteriores en plural y en la medida que fui gerente del hospital desde el 1ro de julio de 1999 al 10 de febrero de 2009, quiero presentar resumido en números la situación y la evolución del hospital desde el año 2002 hasta el 31 de diciembre del año 2008 ya que mi salida del hospital se produjo el 10 de febrero de 2009 empezando apenas la vigencia de ese año.




Para este ejercicio usaré los datos de la contabilidad los cuales fueron reportados a su debido tiempo a los organismos de control y verificados por estos; Sé de las dificultades que tendrán algunas personas para comprender estos datos pero la contabilidad es la que habla sobre la situación de una empresa; lo demás es carreta o especulación.



En primer lugar presentaré los Estados de Resultados, donde se demuestra cómo desde el año 2002 el Hospital aumentó sus ingresos por venta de servicios y siempre arrojó excedentes financieros a pesar de los grandes esfuerzos en inversión que hizo especialmente para la construcción de la nueva sede y para la reposición tecnológica; en el cuadro No 1 las celdas amarillas muestran cómo crecieron los ingresos año tras año y las verdes muestran las utilidades o excedentes en estos mismos años.




Cuadro No 1

En cuadro No 2 observamos cómo fueron creciendo los activos del hospital a partir del año 2002 donde sumaron 6.213.848.367 de pesos , hasta el 2008 con 69.858.629.000 de pesos (se multiplicó por 11); claro también crecieron los pasivos, pero éstos fueron
pasivos no corrientes o deudas a largo plazo, que nunca llegaron a comprometer el buen funcionamiento del hospital ya que en 10 años nunca el hospital se atrasó con el pago a su personal de planta, ni se llegó a estar en mora por más de 60 días con los contratistas y siempre cumplió sus obligaciones con los proveedores y con los bancos; nunca durante mi gestión el hospital fue embargado por acreedor alguno; en el mismo cuadro No 2 se puede observar cómo el hospital pasó de tener un patrimonio de 3.944.677.188 de pesos en el año 2002 a un patrimonio de 51.219.592.000 de pesos (se multiplicó por 13) y eso sin actualizar el avalúo de la nueva sede, la cual para la fecha debería estar por el orden de los 80.000.000.000 de pesos.

En el momento de mi entrega del cargo de gerente el 10 de febrero de 2009 el hospital debía sumada la deuda con los bancos y a proveedores (no se le debía a los empleados) aproximadamente 10.000 millones de pesos y al hospital le debían aproximadamente 15.000 millones de pesos; de esos 15.000 millones, el hospital recaudó al cerrar la vigencia de 2009 aproximadamente 12.000 millones o sea que lo recaudado fue suficiente incluso para realizar un prepago de la deuda con los bancos; sin embargo quien me sucedió se olvidó de la deuda y dedicó los recaudos de vigencias anteriores que debían ser para pagar compromisos de vigencias anteriores para hacer nuevos compromisos o sea que mato la gallina de los huevos de oro y condujo al hospital a un déficit presupuestal y de tesorería.

A ese tipo de errores en el manejo de las finanzas de la institución se debe la crisis de hoy, acompañado de otros factores como, el aumento desmesurado de la nómina de contratistas y del valor de los contratos de adquisición de insumos y servicios; como si esto fuera poco, el hospital descuidó la venta de servicios, es decir se aumentaron los gastos y se disminuyeron los ingresos.



Lo que vino después fue cuestión de suma y resta; al cerrar la vigencia de 2009 y ya en la nueva sede, el hospital debió duplicar la facturación de acuerdo con la proyección que traía y debió además abrir por lo menos 3 nuevos servicios de alta complejidad pero contrario a eso el hospital disminuyó servicios ya que el servicio de tomografía, de vital importancia para las unidades de cuidados intensivos no se está prestando ya que el tomógrafo fue averiado durante el traslado y hasta el momento está fuera de servicio, (no se adquirió una póliza de seguro para su traslado a pesar de que el proveedor lo solicitó, el arreglo cuesta ahora 300 millones de pesos) de igual manera los equipos de imágenes (dos equipos de rayos x, un intensificador de imágenes, y un equipo portátil de rayos x) todos ellos de tecnología de punta y que se adquirieron durante mi administración aún no entran en servicio; sin estos servicios de apoyo y sin nuevos servicios es imposible que la institución sostenga la carga tan pesada que la han puesto a soportar sobre todo a nivel burocrático.




Tengo la autoridad suficiente para hablar del hospital; junto con mi equipo de trabajo durante 10 años fuimos los creadores y ejecutores de esa obra desde los prediseños y diseños, conseguimos la viabilidad técnica y financiera y lo entregamos completamente acabado en la medida que todas las obras de acabado quedaron contratadas; sin embargo a pesar de que tenía conocimiento de los desbarajustes que se estaban sucediendo ya que desde mi trabajo en el Ministerio de la Protección Social tenía acceso a la información, me abstuve de referirme públicamente al tema para no dar la impresión de que me quería atravesar en el camino y torpedear la gestión a los nuevos administradores; de todas maneras a nivel privado si llamé la atención sobre lo que pasaba y presioné todo lo que pude en el Ministerio y en la Superintendencia para que se pusiera en funcionamiento la nueva sede (ya que no había intención de ponerla en funcionamiento) y no fueran a convertir ese patrimonio de Maicao en un elefante blanco.




Por último llama la atención que una obra de estas dimensiones y calidades no haya merecido siquiera un coctelillo o un acto de inauguración a pesar de que el protocolo para la inauguración con todo incluido lo dejé contratado con una empresa de Medellín; incluso se giró el anticipo ya que se pensaba hacer un evento internacional que incluía una semana de actividades y eventos con participación de personalidades nacionales e internacionales; yo me pregunto qué razón o que motivo hubo para no inaugurar la mejor obra de infraestructura construida en el Departamento con el mérito además de que el 70% de los recursos fueron aportes del propio hospital producto de excedentes operacionales y de recursos de crédito, un mérito que no lo tiene ningún hospital público de Colombia .



Quedan en el aire las siguientes interrogantes : ¿Si el hospital arrojó utilidades durante 8 años consecutivos?, ¿Si mejoró ostensiblemente las condiciones de prestación de servicios, hasta el punto de construir la más moderna infraestructura hospitalaria del país?, ¿Si fue capaz de generar más de 500 empleos directos?, ¿Si además de construir la nueva sede hizo varias inversiones en infraestructura en Maicao?, ¿Si llegó a operar los servicios del Seguro Social tanto en Riohacha como en Maicao como premio a su desempeño?, ¿Si gracias a su desarrollo tecnológico y a lo avanzado que estaba en los procesos de acreditación de sus servicios fue escogido para que fuera la cabeza de la red de prestadores públicos de La Guajira?, ¿Si durante 10 años nunca tuvo condena alguna por mala práctica?, ¿Si en 10 años no hubo investigaciones disciplinarias ni fiscales para ninguno de sus directivos?, ¿Si nunca se atrasó con el pago a empleados, contratistas, proveedores y bancos?, ¿Si en siete años arrojo más de 45.000 millones de excedentes financieros?, ¿Si llegó a tener calificación de riesgo crediticio AA+ de DUFF & FELP? ¿Si era considerado un ejemplo para el país por el Ministerio de la Protección Social? ¿Si además de la sede de Maicao había extendido sus servicios a Uribía y Manaure? ¿Entonces qué carajo pasó para que hoy tenga el resultado catastrófico de 24.000 millones de pesos en pérdidas o déficit, en un solo año de ejercicio fiscal de las nuevas administraciones?

Fdo
JOSÉ LIÑAN MURGAS
Ex gerente Hospital San José de Maicao

Emergencia médica en Maicao por niños intoxicados

Maicao-. Una verdadera emergencia médica se vivió hoy en esta ciudad tras la intoxicación masiva de niños causada al parecer por el consumo de alimentos contaminados en los comedores escolares de las instituciones educativas oficiales.

La alarma se prendió desde tempranas horas de la mañana cuando lo menores comenzaron a presentar malestares estomacales después de consumir los alimentos que se les suministraron, consistente en arepa rellena de pollo, el cual podría presentar problemas en su conservación o manipulación.

Los docentes y directivos reaccionaron rápidamente llevando a los niños y niñas hasta el Hospital San José y las clínicas privadas, en donde se les aplicó el tratamiento de rigor.

En este momento la situación está prácticamente superada y los menores se encuentran fuera de peligro, mientras la Secretaría de Salud, a cargo del médico Hugo Díaz, ha iniciado la correspondiente investigación para dar con las causas del delicado hecho y aplicar los correctivos correspondientes.

lunes, 8 de febrero de 2010

El Hospital San José de Maicao en cifras

Habla: José LiñÁn, ex director del hospital de Maicao




Por: Katrin Bolaño Barros

El sistema hospitalario de La Guajira afronta una grave crisis y el hospital San José de Maicao no es la excepción. En entrevista exclusiva, José Octaviano Liñán Murgas, el ex gerente de la E.S.E Hospital San José de Maicao, con cifras en la mano, contó la realidad administrativa de ese centro asistencial.


Liñan Murgas, rompe el silencio característico de su personalidad, cuando en los últimos días ante los medios de comunicación se ha querido hacer ver que el problema de la ESE tiene su origen en “anteriores administraciones”.


“Fui gerente del hospital San José del 1ro de julio de 1999 al 10 de febrero de 2009, por lo que gustaría resumir en números la evolución del hospital desde el 2002 hasta el 31 de diciembre del año 2008, ya que mi salida del hospital se produjo el 10 de febrero de 2009 empezando apenas la vigencia de ese año”, dijo el médico Liñan.


Para aclarar a la comunidad de Maicao y al resto del departamento, utilizo los datos contables los cuales, según él, fueron reportados en su debido momento ante los organismos de control y verificados por los mismos.


Cuadro No 1

Explicó que en el cuadro numero dos se puede observar cómo fueron creciendo los activos del hospital a partir del año 2002 los que sumaron 6.213.848.367 de pesos y para el 2008 con 69.858.629.000 de pesos, es decir que los valores se multiplicaron por 11.

Con respecto a los pasivos, manifiesta que también crecieron, pero que fueron pasivos no corrientes o deudas a largo plazo, por lo que no fue necesario llegar a comprometer el buen funcionamiento del hospital ya que en 10 años nunca hubo retrasos con el pago de la nomina de su personal de planta, no llegó a estar en mora por más de 60 días con los contratistas e igualmente siempre se cumplió con las obligaciones contraídas con el sistema bancario y con los proveedores.

“! Nunca! Durante mi gestión el hospital fue embargado por acreedor alguno”, enfatizó José Liñan Murgas.

Sostuvo que el hospital pasó de tener un patrimonio de 3.944.677.188 de pesos en el año 2002, a un patrimonio de 51.219.592.000 de pesos (Cuadro 2), sin actualizar el avalúo de la nueva sede, la cual para la fecha debería estar por el orden de los 80.000.000.000 de pesos.



Cuadro numero 2


Indicó que al momento de entregar el cargo de gerente el pasado 10 de febrero de 2009, las deudas del hospital ascendían aproximadamente a 10.000 millones de pesos entre bancos y proveedores ya que no se le debía a los empleados.


En contraste con la anterior cifra, al hospital le debían aproximadamente 15.000 millones de pesos; de los cuales se logro recaudar al cierre de la vigencia de 2009 aproximadamente 12.000 millones resultando este recaudo suficiente incluso para realizar un prepago de la deuda con los bancos; Dice no sentirse culpable de que quien lo reemplazó olvidara la deuda y dedicara los recaudos de vigencias anteriores, que debían ser para cancelar compromisos anteriores y no para hacer nuevos compromisos, o sea que mato la gallina de los huevos de oro conduciendo al hospital a un déficit presupuestal y de tesorería.

A ese tipo de errores en el manejo de las finanzas de la institución se debe la crisis de hoy, acompañado de otros factores como, el aumento desmesurado de la nómina de contratistas y del valor de los contratos de adquisición de insumos y servicios; como si esto fuera poco, el hospital descuidó la venta de servicios, es decir se aumentaron los gastos y se disminuyeron los ingresos, anotó.

Con la claridad que proyecta en el desarrollo de entrevista José octaviano Liñan, afirma sentirse con la autoridad suficiente para hablar del hospital al momento que expresa: “junto con mi equipo de trabajo durante 10 años fuimos los creadores y ejecutores de esa obra desde los prediseños y diseños; conseguimos la viabilidad técnica y financiera y lo entregamos completamente acabado en la medida que todas las obras de acabado quedaron contratadas.

A pesar de que tenía conocimiento de los desbarajustes que se estaban sucediendo, ya que desde mi trabajo en el Ministerio de la Protección Social tenía acceso a la información, me abstuve de referirme públicamente al tema para no dar la impresión de que me quería atravesar en el camino y torpedear la gestión a los nuevos administradores, pero a nivel privado si llamé la atención sobre lo que pasaba y presioné todo lo que pude en el ministerio y la superintendencia para que se pusiera en funcionamiento la nueva sede (ya que no había intención de abrir los servicios).

Lo hice para evitar que ese patrimonio de Maicao se fuera a convertir en un elefante blanco”, dijo en voz alta.

Al final de una larga explicativa entrevista solo queda reflexionar sobre afirmaciones como: Si El Hospital San José de Maicao arrojó utilidades durante 8 años consecutivos, si mejoró ostensiblemente las condiciones de prestación de servicios hasta el punto de construir la más moderna infraestructura hospitalaria del país, si fue capaz de generar más de 500 empleos directos, si además de construir la nueva sede hizo varias inversiones en infraestructura, si llego a operar los servicios del Seguro Social en Riohacha y en Maicao como premio a su desempeño, si gracias a su desarrollo tecnológico y a lo avanzado que estaba en los procesos de acreditación de sus servicios fue escogido para que fuera la cabeza de la red de prestadores públicos de la Guajira, si durante 10 años nunca tuvo condena alguna por mala práctica, si en 10 años no hubo investigaciones disciplinarias ni fiscales para ninguno de sus directivos, si nunca se atrasó con el pago a empleados, contratistas, proveedores y bancos, si en siete años arrojo más de 45.000 millones de excedentes financieros, si llegó a tener calificación de riesgo crediticio AA + de DUFF & FELP y si era considerado un ejemplo para el país por el Ministerio de la Protección Social, ante lo cual surge un gran interrogante: Qué pasó para que el Hospital San José de Maicao hoy arroje el resultado catastrófico de 24. 000 millones de pesos en pérdidas o déficit, en un solo año de ejercicio fiscal?

miércoles, 3 de febrero de 2010

El mejor regalo

Por: Paola Johana Martínez Ortiz 

 


Un 2 de febrero a las 11 a.m aproximadamente, en el Hospital San José de Maicao -La Guajira, tuvo un lugarcito en el mundo una niña a quien por decisión previa le escogieron el nombre de Paola Johana.

La niña era la primogénita de Nilson y Paula, una joven pareja, que con mucho anhelo y amor esperaban ansiosos su nacimiento, pero el color rosa de aquel dulce sueño en ese momento hecho realidad; se tornó gris con la negativa noticia de los médicos, la niña por encontrarse en una posición incorrecta en el vientre de su madre, había tenido un desgastante nacimiento y al parecer no respondía aún a esa primera señal de vida que se refleja cuando el niño respira por primera vez. Así es!

 La niña no lloraba y lo que era peor ¡ no latía su corazón!. Su madre agotada por el trabajo del difícil parto, manifestaba en su rostro cansancio y tristeza, solo podía ver a las enfermeras corriendo de un lado para otro, gritando que ¡la niña había muerto!. 

 El Doctor Carmona, un médico que había guardado su bata blanca para dedicarse a las labores administrativas del Hospital como Gerente, fue inquietado por los gritos y movimientos en aquel hospital; ¡algo inquietó aquel hombre!, algo tan fuerte que lo hizo salir de su acomodada oficina para entrar en aquella sala de parto, ¡ese día tampoco usó su bata blanca!; no recordó que aun lucía su elegante corbata, lo que no olvidó fue ese sentir y esa pasión que caracteriza a los médicos por la vida, porque era una vida que se iba, pero aunque todos creyeron que todo estaba perdido, la sufrida madre y el valiente médico sabían que había algo más por hacer. 

 Carmona, un hombre robusto de color moreno, tomó a la frágil niña con la intención de hacerla respirar, insistió e Insistió, no se escuchaba ya ni un murmullo, solo en el último momento se pudo escuchar el fuerte grito de Carmona, quien exclamó ¡hay corazón!, parecía imposible pero Paola Johana estaba respirando, ¡estaba VIVA! cuando ya todos la habían dado por muerta. La felicidad se reflejaba en el rostro de aquel inquieto médico, quien se sentía satisfecho por el deber cumplido, pero más gozo sentía de haberle devuelto el sueño a una madre. 

 Hoy, años después, no tengo ni idea donde se pueda encontrar el Doctor Carmona, es más; aunque una de las protagonistas de la historia, Paula Elena “ mi madre”, me ha repetido la historia muchas veces, no me he podido memorizar su nombre; pero si algún día lo encuentro, no dudaré en darle las gracias, le daría las gracias por ser un médico con vocación de servicio; por cumplir a cabalidad el juramento hipocrático, pero sobre todo le daría las gracias por haber permitido que mi señor JESÚS lo convirtiera en su instrumento para darle vida a lo que ya había sido desechado por el hombre. 

 Yo soy aquella niña, soy Paola Johana, a quien Dios rescató de la muerte por una razón, motivo que hasta hace dos años no entendía ni conocía; pero era suficiente para agradecer y seguir luchando a pesar de los tantos obstáculos. 

Hoy que he sido participe de tus maravillas, hoy que has cambiado radicalmente mi vida, puedo decir que te conozco Jesús, y también con vergüenza puedo reconocer que mientras nos afanamos por cosas apreciables en dinero, no te damos la gloria por las cosas invaluables. 

 Muchos tienen dinero y no tienen libertad, y los que tenemos “libertad” ansiamos el dinero, hasta que nos damos cuenta que el dinero no nos da la vida, ni mucho menos nos da la salvación!!, he visto personas acumular riquezas y perder la vida sin tener tiempo de conocer a Dios, ¿que valdría más en ese momento? 

Si se tiene en cuenta que las riquezas materiales no las podemos llevar cuando morimos, porque tenemos riquezas en el cielo, y cuando morimos vamos a mejor vida por toda la eternidad, pero, ¿Qué riquezas habremos acumulado en el cielo cuando hemos desperdiciado la vida acumulando riquezas en la tierra? . 

 Queremos vivir la vida sin limitaciones, vivimos como si nunca fuésemos a morir, pensamos que tendremos tiempo para todo y para todos; dejamos a Dios en el último lugar y recurrimos a él en un momento de desesperación, y muchas veces él por su inagotable misericordia nos guarda y nos da mil oportunidades, pero ¿hasta cuándo? , ¡No siempre habrá otra oportunidad!; en algún momento respiraremos por última vez y ten por seguro que el dinero no podrá comprar la vida! Hoy entiendo señor que no debo buscar riquezas, que debo añorar el éxito pero fundamentado en tu palabra, ¡porque tengo lo más importante que eres tú!, 

Tú me has regalado la vida y me has guardado tantas veces, cuando lo único que he hecho es apartarme de tu lado y dejarte en el último lugar. Hoy te pido perdón por tanta ambición que no sirve de nada, he visto morir a muchas personas sin conocerte y que triste se siente, PADRE, hoy reconozco que he sido egoísta; me he quejado por nimiedades, cuando en realidad tu me has dado más de lo que merezco, y por eso te pido perdón y no me cansaré de hacerlo, porque desperdicié mucho tiempo de la vida que me regalaste en cosas que no valen la pena, pero hoy PADRE reconozco que es por tu misericordia cada instante de vida!. 

 Gracias por estos años de misericordia y fidelidad, gracias por el regalo de la vida, pero sobre todo gracias por la SALVACIÓN, que sin lugar a dudas ha sido EL MEJOR REGALO MATEO 6:33 “ Buscad primeramente el Reino de Dios y su Justicia, y todo lo demás os será añadido” Bendiciones

lunes, 9 de noviembre de 2009

La administración pública patas arriba

Por: Martín López González

Lo lógico es que cuando el número uno de una Institución, llámese director, rector, gerente, presidente, etc., salga en comisión deje encargado a alguien muy cercano administrativamente; en otras palabras, dentro de la dinámica de los procesos, a uno de los líderes del direccionamiento estratégico de la organización.

Lo acertado es ver a subgerentes, directores administrativos o financieros reemplazando a gerentes, rectores o presidentes. Cuando el relevo lo asume un miembro de poco rango de los procesos de apoyo, la cosa anda mal. Es como si el gerente de un banco sale de vacaciones y queda encargado el que arregla los aires acondicionados.

Un caso para analizar lo representa la Universidad de La Guajira, entidad del conocimiento, con un programa de Administración de Empresas que lleva más de 25 años graduando profesionales. Sale el rector a hacer gestión, fuera de la ciudad y queda encargada la persona que tradicionalmente recibía los reportes de los daños de las cerraduras de las puertas o del nivel de agua de las albercas y otros recursos físicos. En el común de las empresas que operan en el medio, esto podría perdonarse. En el alma máter no. Zapatero a tus zapatos.

La experiencia del Hospital San José de Maicao HJSM, es una prueba fehaciente de lo que ocurre cuando a la cabeza de una organización llega la incompetencia. En tan sólo siete meses de una gerencia improvisada, encargada- en este caso alguien de los procesos misionales, sin la más remota idea de direccionamiento- literalmente casi acaba con la Institución. El analfabetismo estructural administrativo es más peligroso en una gerencia, que no tener ningún tipo de dirección. Si se hubiese omitido “la gerencia” en ese lapso de tiempo y cada líder de proceso, sencillamente hubiese continuado con la ejecución de los planes y objetivos anuales, las cosas ahora estarían mejor. Hoy es necesario reiniciar y de paso eliminar algunos vicios que no existían.

Vale la pena decir que el HSJM, gracias a la gestión por procesos, se convirtió a la vez en la empresa de servicio y el patrimonio público más grande de La Guajira, con una facturación de $53.000 millones anuales. Lo que la disparatada gerencia encargada puso en cuidados intensivos. Se pasó del pago oportuno a empleados, contratistas y proveedores y unas cuentas por cobrar de más de $10.000 millones a diciembre 31 de 2008; a una iliquidez total, habiendo recuperado la cartera a septiembre 30 de 2009. A la misma fecha se adeudaban varios meses a empleados y contratistas y los proveedores habían perdido totalmente la confianza. Lo peor de todo es que la Institución perdió en ese lapso el 30% de sus clientes, es decir en los próximos meses la cosa tenderá a ponerse peor.

El Hospital Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha HNSR ha tenido todo el potencial para ser superior al San José de Maicao. Pero es la anomia total en cuanto a su administración se refiere. Ha experimentado tan malas administraciones, que lo peor que le puede pasar a un paciente es caer en su seno. No hay procesos definidos, los funcionarios en su gran mayoría actúan por instinto, sin sentido de pertenencia, a tal punto que del gerente para abajo, nadie sabe para dónde se va. La comunidad riohachera no le tiene confianza a esa Institución. Los dirigentes políticos locales, al igual que su aristocracia jamás ingresaría a esta institución como pacientes.

El HNSR tiene algunas lógicas perversas, mantiene menos descontentos a las especialidades que al suspender labores producirían indicadores que llamarían demasiado la atención, como las muertes perinatales; por lo que a los pediatras no se les debe 9 ó 10 meses de salario como a los demás, sino 6 ó 7 meses. Lo mismo ocurre con los anestesiólogos que al parar, se detendrían todas las cirugías. Aunque otras situaciones no se atienden por igual a pesar de que producen deterioro de la salud que a largo plazo resulta grave e irreversible. Por estás, y otras razones, esa organización tiene más demandas que un juzgado.

Esos ambientes de desorden y mediocridad señalados son los ideales para lo que generalmente se anida: la más descarada corrupción. Poco a poco la administración pública está siendo invadida por protagonistas de paupérrima aptitud que sólo tienen para exhibir subordinación incondicional a la voluntad de los caciques políticos.

A partir de los ejemplos señalados, sin dudas emblemáticos, es hora de que los guajiros empiecen a comprender que la mediocridad y la corrupción; como hermanas siamesas les toca andar juntas, cuando una llega la otra se asoma. Como una nube tóxica en expansión, avanzan sin prisa ni pausa, apoderándose, uno a uno, de los estamentos de decisión pública.

Esta epidemia se ha apoderado de la administración pública en el Departamento de La Guajira. Esta nota es una voz de alarma. Resulta indispensable reflexionar sobre lo que representa para los guajiros. Se admite que al abordar esta situación, la mal interpretación o la descontextualización de estos argumentos, tienen la potencialidad de herir susceptibilidades. Desde la perspectiva que toda comunidad que se supera en algún momento de su historia tiene un acto de contrición y una autocrítica, es que encuentro la fortaleza intelectual para abordar el tema sin remordimientos.

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