martes, 4 de octubre de 2022

Los champetúos, estilo de vida de una música (Segunda parte)

Escrito por: Abel Medina Sierra 


Es música, es sensualidad con olor salvaje a carne, sopor, licor, alegría, libertad ¿No es acaso el ideal de la felicidad? Los champetúos están en plena faena, están en su templo, celebran su liturgia escanciadora.  

Te recomendamos leer la primera parte de este artículo

Las horas pasarán y el cansancio se olvidará de visitarlos, mañana les espera el trabajo, pero ellos esperarán con resignación y nuevas piruetas el próximo sábado.   

Los champetúos han hecho de esta música todo un estilo de vida, toda una filosofía del “vacile efectivo”, el ritmo de una vida vertiginosa que se mueve a ritmo de champeta, que se diluye en la instantaneidad, que se nutre con el baile, con el sudor, con la estridencia. 

Es el vacilón para gozar la vida, para la vitalidad del cuerpo, para la gente “legal”, para recoger la savia telúrica que vivifica al “grone”, que “solla” al bacán, que alienta a la “jeva” y expulsa el dolor del “compa”. 

El vacile efectivo es la onda de la nueva negritud urbana:  la de La Boquilla, Olaya, El Pozón y la zona palenquera del Paseo Bolívar en Cartagena; la de Barlovento, Carrizal, La Manga y Me quejo en Barranquilla; la de La Paz, Manzanares y Chimila  en Santa Marta;  la de El Cerezo y el Mercado Viejo  en Riohacha; la de los pasajes  y la zona del mercado en Maicao. 

Es el nuevo cosmos en el que cobra vida la ciudad marginal, la urbanidad de la sombra, la informalidad, la cultura del rebusque y la gozadera. Es el nuevo estilo de vida que representa el champetú, protagonista de la rumba, héroe de la acrobacia y la pista, fuente del sudor y el movimiento.

El champetú encarna un estilo de vida en cuyas entrañas nació la champeta, el baile de comienzos de siglo. Un estilo de vida que se fue configurando en la barriada marginal de Cartagena, que fue cifrando su jerga, su práctica, su forma de vestirse; pero a la cual faltaba su mejor motor de identidad: la música, el otro corazón, el otro pulmón de los negros. 

Hoy música y estilo de vida van de la mano burilando el perfil de los reyes del picó y amos de la pista. Su nombre se deriva de “la champeta”, agudo puñal que suelen usar los pandilleros juveniles en los barrios subnormales de Cartagena, capital soberana del vacile efectivo, patria de la fiebre champetera y templo histórico de la negritud.

El estilo champetú, comenzó a irradiar sus influencias hacia otros centros urbanos de la Costa Atlántica desde los años 70`s, inicialmente en Barranquilla y ya a finales de los 90`s en las otras ciudades como Santa Marta, Valledupar, Sincelejo, Montería, Riohacha y Maicao. En poblaciones de notable presencia negroide como Tolú (Sucre) fue un fenómeno paralelo al de Cartagena. 

Leer la tercera parte de este artículo

Los champetúos, estilo de vida de una música (Primera parte)

 Escrito por:  Abel Medina Sierra


Nota de la redacción:
 Este texto fue publicado por primera vez en febreo de 2005 en la Revista Ranchería. El lector juzgará si se han producido algunos cambios desde entonces. 

La estridencia sacude el piso y las paredes de las casas vecinas, hasta la sangre de los congregados da tumbos con el frenético estampido de los bajos amplificados y el efecto doppler que materializa el sonido. 

El sumo regente de los fines de semana ha convocado su parroquia, es la voz sagrada del picó. Al frente de esta descomunal máquina sonora está el líder de esta religión, el chamán del sonido y la mezcla musical, es el picotero, el DJ local. Él preside esta ceremonia, él convoca a la alegría combinando ingredientes sonoros, con mágicos efectos y “exclusivas” producciones.      

La pista está desierta, pero afuera, decenas de oídos se ponen a tono con el ritmo ensordecedor. Los pies ensayan la pirueta, el cuerpo se predispone al sudor. La gente solo espera, paladeando la faena. Como todo gozo, tiene su paciente espera, su ritual preparatorio.

Algunos comienzan a medir la real capacidad sonora del picó, otros valoran que el repertorio de música sea de su agrado.  Los que esperan son prietos jovenzuelos de rostros pringados de sudor y manos callosas, lucen sus mejores galas y ya no se acuerdan de la ardua tarea de los días anteriores. Son los champetús, en pocos momentos, llenarán la pista con los espasmos de sus cuerpos. La champeta los ha atraído al despeluque.  

La música retumba ¡Viene! La estridencia no deja resquicio para que las voces se escuchen, de nada sirve hablar, aquí comunica el gesto, prima el movimiento ¡viene!, es el nuevo lenguaje en la verbena. No se necesita convencer a la “jeva”, no se requiere “la parla”, sólo el guiño, sólo el poder kinésico del cuerpo, la champeta es también culto al cuerpo.

El DJ combina los sonidos, el picó pregona su potencia: “! aquiiii suena ... el Gran Latino, la potencia atómica, el papá de los picós ¡”. Los cuerpos se juntan, se pegan, forcejean, se contorsionan epilépticamente, se sacuden el sudor, se entretejen anudados en un solo ente andrógino, es la comunión corporal, es el ritmo frenético de la champeta que los incita, que los transfiere a los linderos del delirio, del éxtasis. Es la expulsión de los demonios interiores a través de la danza, es la catarsis del espíritu, es también terapia para el alma. 

Leer la segunda parte de este artículo

sábado, 1 de octubre de 2022

Expocoaching 2022 en Riohacha

Crónica y “detrás de cámaras” de un acontecimiento memorable




En algunos círculos de la región no se hablaba de
 
otra cosa durante los últimos días, tan sólo de Expocoaching 2022, evento que se realizaría en Riohacha el cual había concitado el interés de los sicólogos, trabajadores sociales, estudiantes, profesores,  mujeres, líderes sociales y periodistas. Cuando faltaban cuarenta y ocho horas varios medios de comunicación de Santa Marta y de otras ciudades incluyeron en sus páginas más información sobre lo que sería este programa sin precedentes en La Guajira.

El día llegó y desde el cielo algunas gotas de agua anunciaron que también deseaban hacer presencia en los alrededores de la Biblioteca Héctor Salla Zuleta.


En un ambiente de frescura y la alegría habitual de la gente de Riohacha comenzaron a llegar los invitados. Los anfitriones les recibían con un buen café y el formato de inscripción. Después le daban papel y lápiz para que tomaran nota y una recomendación muy puntual: “beban el café acá afuera porque no podemos hacerlo en el auditorio”

Las sillas anaranjadas del auditorio comenzaron a llenarse. Desde Dibulla llegó el cantante, ingeniero y hombre de radio Carlos Roca; también Alfredis Barros del ICBF, y Lácides Molina del Sena junto con su grupo de aprendices, decenas de docentes de primaria y básica y profesores de la Universidad…estábamos a punto de que se levantara el telón y las personas seguían entrando…pero sin el vaso de café en la mano.


Era muy fácil conocer al equipo organizador, la gente del consultorio social Apüshi Wayira porque todos tenían la camiseta negra con la leyenda “Ámate inteligentemente”. 


El alma de todo esto era Leoryis Vanegas Rivera, quien estrenaba su título de coach internacional, pero no estaba sola, la rodeaban casi todos los miembros de su familia, sus padres Wilson y Emylis, sus hermanas Kendra, Dayana y Karelbys, su hermano Wilmer y todos sus sobrinos, desde Victoria la más grande hasta Emylis, la más pequeñita, aún en los brazos de su mamá.





Se dio la orden de iniciar y comenzó la conferencia de Yuri Elías Camacho sobre Neurociencia y emociones. El público estaba maravillado con las explicaciones científicas de esa poderosa máquina llamada cerebro, controladora de las emociones y de todo lo que hacemos. Si lo utilizáramos mejor, seríamos superpoderosos.



Mientras avanzaba la disertación los organizadores seguían trabajando como hormigas, unos tomaban fotos, otros respondían por la logística y la mayoría estaba pendiente de los invitados. Un caballero caminaba por el escenario con el rostro feliz, al parecer era el supervisor de todos los coequiperos.

Terminó la primera conferencia en medio de un atronador aplauso y, acto seguido, se dio inicio a la segunda. Estaban todos tan concentrados que no se dieron cuenta de lo que sucedía en el cielo de La Guajira: todo parecía indicar que tendríamos un fuerte aguacero, diminutas gotas de agua insistían en anunciar que llevería fuerte.

Pero dentro del salón de conferencias llovían las emociones. Leoryis conducía su disertación como una experta que además de saber el qué decir, conoce el cómo decirlo de un auditorio ávido de escuchar algo nuevo.  


En el clímax de su sinfonía de palabras cargadas de significado dio a conocer las cinco más importantes muestras de amor hacia los demás y hacia sí mismo: palabras de afirmación, tiempo de calidad, regalos (¿a quién no le gustan los regalos?), actos de servicio y contacto físico (abrazos, caricias y demás)

En los pasillos el equipo organizador seguía en los suyo, trabajo duro para que la artista principal no tuviera que preocuparse de nada, ni siquiera de su garganta afectada por el exceso de uso en las últimas horas.   El señor a quien consideré como supervisor general se movía silenciosa y reflexivamente de un lugar a otro. Daba unas instrucciones aquí y otra allá y volvía a tomar su lugar en una de las sillas ubicadas en primera fila.

El cierre no pudo mejor.  Al escenario fue invitado Diego Torres para que cantara su canción Color Esperanza, a través de un video, por supuesto.


Mientras la voz varonil del argentino repasaba el tradicional “saber que se puede, querer que se pueda, quitarse los miedos, sacarlos afuera, pintarse la cara color esperanza, tentar al futuro con el corazón”… era acompañado por la voz melíflua de Leoryis, de manera que se escuchaba una bella entonación andrógina  con la cual se contagiaron los presentes, quienes a esa hora movían de un lado a otro globos verdes, color esperanza.

El evento terminó con un ensordecedor aplauso, los agradecimientos de los presentes y la petición, digo, la exigencia de que se organizara algo parecido lo más pronto posible. 


Para fortuna de ellos Apüshi Wayira anuncia una jornada similar para el 29 de octubre. Hay que separar el cupo con tiempo, porque de seguro todos van a querer asistir.

Las huellas de la emoción se asomaron aún en el rostro del imperturbable y omnipresente  “supervisor”.

A la salida los asistentes fueron recibidos con una bolsa cuyo contenido eran  galletas de chocolate,  frutas y  yogur de fresa. Buen cierre para esa buena tarde.

El autor de la crónica se detuvo un momento a la puerta de salida a la espera del vehículo que lo trasladaría a su ciudad de origen. Por ahí vio salir felices a los conferencistas y a los asistentes. También a Kendra, Dayana, Karelbis y Wilmer, los hermanos de Leoryis, junto con sus respectivos hijos. La pequeña procesión era encabezada por Emylis Rivera Luna, progenitora de la protagonista.

Cuando parecía que no quedaba nadie, apareció en la puerta  el señor silencioso en cuyas manos parecían estar los hilos de todos los movimientos de la familia. Al salir pude leer su nombre en la escarapela que portaba con orgullo: “Wilson Vanegas”

Antes de que contestara su saludo me tendió la mano, me dio su nombre y me aclaró con un tono henchido de orgullo: “soy el padre de esas hermosas mujeres que usted vio salir, y también de Leoryis”


Así terminó Expocoaching 2022, el cual recordaremos por sus luces, música, olor a tierra mojada, por las emociones, por el intenso aprendizaje y por el orgullo de un padre que sabe guiar a la familia. 

viernes, 30 de septiembre de 2022

Expocoaching prendió sus reflectores en Riohacha

 


Más de un centenar de personas entre quienes se encontraban docentes, periodistas, instructores y aprendices del SENA, líderes sociales y funcionarios de varias entidades, asistieron al evento académico  que Expocoaching 2022 hizo en la ciudad de Riohacha.

El encuentro tuvo lugar en la Biblioteca Héctor Sallah Zuleta el 29 de septiembre en horas de la tarde con el nombre “Anímate inteligentemente, inteligencia emocional para la vida y el trabajo”.

La primera conferencia, titulada “Neurociencia  y Emociones”, a cargo del coach internacional Yuri Elías Camacho,  explicó una  las ciencias que sustentan el coaching y cómo en su conjunto influyen para explicar el comportamiento humano y la forma en que actúa el cerebro.  

También se hizo énfasis en la inteligencia emocional como un proceso de pensamiento que nos lleva a tomar las decisiones que tomamos.


La conferencia de cierre, a cargo de una de las coachs latinas más conocidas del momento, Leoryis Vanegas Rivera, se tituló “Contagia amor…ámate”, en la cual se planteó cómo las emociones al igual que las enfermedades virales pueden contagiarse, para bien o para mal.   

La destacada conferencista explicó cómo para contagiar algo hay que tenerlo, no podemos contagiar lo que no tenemos y eso es lo que ocurre con el amor. Como se contagian las enfermedades se contagian también las emociones, los sentimientos y la actitud.


Al término del evento el ingeniero Lácides Movil, instructor del SENA, indicó que estaba feliz por la forma en que él y sus aprendices habían logrado cargarse de energía y dejarse contagiar por el entusiasmo y la buena actitud que hubo durante todo el programa.

Alfredis Barros, funcionario del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar hizo una emotiva intervención en la que se declaró gratamente sorprendido e invadido por el amor que se irradió entre todos los participantes.


El ingeniero y periodista dibullero Carlos Roca dijo sentirse muy complacido por las enseñanzas recibidas, las cuales serán de gran utilidad para el ejercicio de su profesión y también para las actividades que desarrolla como director de la emisora Dibulla Stéreo y sus labores artísticas.

En ese mismo sentido se dieron intervenciones de aprendices del Sena, estudiantes universitarios y docentes de la básica y media, quienes hicieron la solicitud de que el mismo programa se vuelva a hacer lo más pronto posible.

Expocoaching 2022 en Riohacha fue organizado por el consultorio Apüshi Wayira que dirige la trabajadora social Leoryis Vanegas.


sábado, 3 de septiembre de 2022

Las macetas de don Omar, atractivo de la Feria Expovitrina Comercial de Maicao

 

El señor Omar es un artesano que trabaja con gran calidad el caucho, en especial la fabricación de materas y otros elementos de jardinería. 

Su materia prima esencial consiste en las llantas que se encuentra abandonadas en cualquier calle o basurero de la ciudad con lo que presta un doble servicio como guardián del medio ambiente y como hombre de empresa.   

Sus macetas de atractivas formas y colores han sido una de las grandes atracciones de la Feria Expovitrina Comercial de Maicao que se inició el 1 de septiembre y culmina hoy 3 de septiembre en el bulevar Julia García .   

Te invitamos para que visites este gran evento y conozcas las bellas obras de nuestros artistas y emprendedores.

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