Los evangelios son probablemente
los libros más importantes del Nuevo Testamento por una razón sencilla pero
poderosa: son los únicos libros en donde se narra la vida de Jesús. Más aún:
son los libros en los cuales conocemos a Jesús en diálogo personal con los
discípulos presenciales y con todos sus seguidores de todas las épocas.
Para conocer las enseñanzas del
maestro, las proezas del Hijo de Dios; los mandamientos del Hijo de Dios y los
portentosos milagros de la figura más importante de la humanidad, nada mejor
que leer con entusiasmo, cuidado y fruición estos cuatro libros en donde Jesús
aparece visto desde diferentes , ángulos.
Un desprevenido lector se
preguntará por qué son cuatro evangelios si con uno hubiera sido
suficiente. Por lo menos con uno que
incorporara todas las enseñanzas que figuran en los cuatro libros. Esa posición es respetable, pero hay que
entender lo siguiente: los evangelistas fueron como cuatro reporteros, o
enviados especiales que fueron destinados a
cubrir una serie de cruciales sucesos para la historia de la humanidad y
trabajaban para medios de comunicación distintos. Por eso, a pesar de que la
figura de Jesús es la misma y los hechos relatados también, cada uno de ellos
tenía su propio encuadre, sus intereses, su enfoque y, sobre todo, estaban
pensando cada uno en un público
diferente.
Imagínese a usted que a cuatro periodistas los
envían a cubrir un encuentro de fútbol entre las selecciones de fútbol de
Colombia y Perú, el cual se disputa en Caracas. Uno de los profesionales de la
información es colombiano y debe escribir para un diario de su país; el otro es
peruano y enviará sus informes para una emisora de su patria; el tercero es
venezolano, territorio en donde se juega el partido, y tiene el deber de informar para un canal televisión de su país. El otro periodista no pertenece a ninguno de
los países involucrados en el evento pero también deberá informar con todo el
profesionalismo del caso para su medio de comunicación.
Después del juego todos informarán
de la misma manera sobre los hechos más relevantes como el resultado, las
alineaciones de los equipos, quienes anotaron los goles, el nombre del árbitro
central y el de sus auxiliares. Sin
embargo, cada uno de ellos tendrá un enfoque diferente: el peruano hará énfasis
en cómo jugó la selección de su país y alabará o criticará al técnico; dedicará
más atención a cómo jugaron los suyos, entrevistará preferiblemente a sus
compatriotas. De la misma forma los demás periodistas presentarán sus
informaciones de acuerdo con las necesidades y los intereses de su audiencia y
las emociones que él mismo tenga. Sin embargo, emociones aparte, todos tratarán
de cumplir con el deber de su oficio y serán leales a la verdad.
Los evangelistas tenían una
formación diferente, sus fuentes de información eran un poco distintas y cada
uno de ellos estaba pensando, en principio, en un lector diferente. He ahí la importancia de que sean cuatro
evangelios y no tan solo uno.
Por ejemplo, Mateo escribió para los judíos convertidos y por
eso no explica las costumbres judías ni traduce los vocablos hebreos, pues no
era necesario, ya que sus lectores los conocían.
Marcos, según una antigua tradición,
escribe en Roma para creyentes romanos, por lo que no le da mucha importancia a
la Ley Mosaica, al no considerarla de interés para sus destinatarios. En cambio
hace énfasis en explicar las costumbres judías, desconocidas por sus lectores y
por ello la necesidad de explicárselas.
Lucas escribe para paganos
convertidos, especialmente de origen griego y romano.
El evangelio de Juan no estaba
destinado a un grupo nacional o cultural específico sino a todo el mundo, en
especial el mundo de los creyentes.
En este módulo nos dedicaremos a
estudiar los tres primeros evangelios, denominados sinópticos debido a su
afinidad y sus semejanzas en cuanto al orden de la narración, el contenido y
lenguaje empleado.
¿Por qué se les llama Evangelios Sinópticos?
La palabra sinóptico viene del
idioma griego y de acuerdo con su
etimología significa “ver junto”. Esta definición nos indica que los tres
evangelios pueden verse juntos, bien en columnas verticales paralelas o bien en sentido horizontal.
El conocido biblista alemán Johann
Jakob Griesbach presentó en 1776 un libro titulado Synopsis en el que hace
un estudio sobre Mateo, Marcos y Lucas. El texto tiene la particularidad de
presentar los libros en columnas paralelas, lo que facilitaba el estudio
simultáneo y se podían observar con facilidad sus semejanzas y
diferencias. Dicho estudio adquirió una
gran popularidad y de ahí en adelante se les llamó sinópticos a todos los
evangelios, menos el libro de Juan que por sus especiales características no
permite una comparación con los tres primeros salvo en algunos pasajes.
¿Para qué ha servido la sinopsis?
Ha permitido apreciar las
coincidencias que existen entre los evangelios, como, por ejemplo, textos que
están redactados casi con las mismas palabras y en el mismo orden. Así mismo se
pueden encontrar algunas diferencias
cuando se examinan en detalle. Las similitudes entre los tres o a veces
solo entre dos, evidencian que los
autores utilizaron una misma fuente o se leyeron entre ellos. Las diferencias comprueban el grado de
independencia que hubo entre sus autores.
Algunos teólogos han llegado a la
conclusión de que Mateo y Lucas se basaron en el libro de Marcos y en otra
fuente desconocida que ha sido designada con la letra Q, inicial de la palabra
alemana Quelle, que significa fuente. La Q, consistiría, principalmente, en una
colección de dichos y breves discursos de Jesús.
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