Por: Edwin Solano
En estos tiempos en que se acrecenta la ansiedad humana, por saber si aún existen los milagros divinos, es necesario brindarles una seguridad a todos nuestros semejantes, de que los milagros existieron y existirán.
Seguramente Usted se preguntará, ¿por qué estar tan seguro de esta afirmación?, pues la respuesta es sencilla, le creo a Dios y vivo en Maicao. Estos dos aspectos son fundamentales para creer en los milagros; por un lado, la fe en el Todo Poderoso, permite sobrepasar las circunstancias que la vista humana observa como imposibles de superar, y por el otro, vivir en mi pueblo, me permite asegurar, que acostarse vivo y despertar de la misma manera, no puede ser otra cosa diferente a un verdadero milagro.
La concepción y formación de un ser humano, es el proceso más sorprendente del Creador, por ello, la exterminación o desaparición forzosa de un semejante, no puede ser otra cosa que el acto más repugnante de un ser. Pese a ello, en mi tierra, acabar con la vida de niños, mujeres u hombres, se ha convertido en un acto costumbrista y conocer día a día las noticias de nuevos asesinatos es el pan diario. Frente a esta situación, me pregunto ¿Qué pensara el inventor de la vida, cuando un hombre asesina su invento?, debería sentir lo mismo que siente un niño luego de ver como un insipiente adulto pisotea su castillo después de tanto esfuerzo, solo porque considera que ese montón de arena no significa nada, mientras que para su artífice, representa el logro de su sueño.
Ahora, en Maicao, el problema no es solo la proliferación de asesinos de vidas, si no que de manera voluntaria o involuntaria, algunos “dueños” del destino de nuestro pueblo, están provocando un aborto inducido, de ese feto del que muchos estamos preñados, este es, el progreso para este terruño.
Cada día, ese feto recibe una nueva inyección letal, entre ellas: el cierre sin planificación del botadero de basuras municipal, la crisis del sector salud en el Hospital San José, la desorganización en la definición de docentes y administrativos en la educación contratada, el cese de las inversiones en alcantarillado y acueducto, la falta de planificación y apoyo a las comunidades para afrontar la ola invernal en la zona rural y urbana, la falsa existencia organizacional del sistema de transito y transporte, el abuso de funcionarios públicos contra aquellos que no portan su color político en el corazón, entre muchas cosas más que usted podría anotar desde su perspectiva.
A todos estos profesionales del mal, que se ganan el sustento, planificando el aborto de nuestros sueños progresistas para Maicao, les tengo una mala noticia, Somos muchos más los que estamos dispuestos a parir progreso y desarrollo para esta maltratada tierra, que aquellos indignos habitantes, que se rinden en el esfuerzo de creer que con Dios es posible un mejor futuro.
Por último, no tengo más, que gritarle auxilio, a nuestro Alcalde, que por cierto es ginecólogo de profesión, para que actué dentro del juramento que un día hizo al graduarse y evite que los auxiliares de la sala de parto, continúen suministrándole medicamentos que destrocen la vida del feto que casi todo Maicao quiere parir pronto; en sus manos está la decisión de salvar este sueño o colocar la inyección definitiva que mate de una vez por todas, este anhelo de 21.327 personas que votaron por Usted y de aquellas 16.469 , que aun que votamos por otra alternativa, seguimos confiando que Usted aun está a tiempo de demostrar que Oscar Merece a Maicao.