Por: Amylkar D. Acosta M.
El que venga atrás que arree
Por fortuna la Ley 819 de 2003 de responsabilidad fiscal obliga al gobierno a presentarle al Congreso de la República de manera periódica su Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), así como también el Plan Financiero anual, porque ello permite conocer el verdadero estado de las finanzas públicas. Ello contribuye a la mayor transparencia en el manejo de las cifras y permite a la Contraloría General, a la Auditoría y a la Contaduría pública ejercer un mayor y mejor control y vigilancia, al tiempo que le permite a los analistas independientes discernir sobre la Hacienda pública, contando para ello con mayores elementos de juicio.
Pues bien, gracias a elllo, el gobierno saliente ha tenido que sincerarse al hacer el corte de su gestión y proyectar los ingresos y egresos esperados. Es bien sabido que a este gobierno no le bastaron 8 años para cuadrar sus finanzas y ello pese a haber contado con unos ingresos extraordinarios durante el quinquenio virtuoso (2003 – 2008), producto del boom de los precios internacionales de los productos básicos (léase petróleo, carbón, niquel, oro y café, fundamentalmente).
EL ESQUIVO GRADO DE INVERSIÓN
Colombia en estos momentos acusa un gran déficit fiscal; el año anterior cerró con un déficit del gobierno central del 4.5% ($23.6 billones) y se prevé que este año oscile entre el 4.6% y el 5%, Según Fedesarrollo “el balance del sector público en Colombia en 2010 será el peor dentro de las principales economías de América Latina” . El gobierno nacional proyecta un déficit consolidado para el 2010 similar al del año anterior (4.5% del PIB, $23.5 billones aproximadamente) y del 3.8% del PIB para el gobierno central, prácticamente el mismo nivel del que partió en 2002. Al descartarse por parte del Presidente electo Juan Manuel Santos la venta de ISAGEN se agiganta el hueco fiscal y, como ya lo dijimos, para taparlo no hay sino tres caminos: o se recorta el gasto, se aumentan los impuestos o se recurre al endeudamiento.
Dada la inflexibilidad del gasto y el compromiso del nuevo gobierno de no aumentar los impuestos, sólo queda abierto el camino del mayor endeudamiento. A ello se refiere el Ministro de Hacienda Oscar iván Zuluága al anunciar que “Teniendo en cuenta los anuncios de la no venta de Isagen por parte del nuevo gobierno y la eventualidad de que los recursos provenientes de la venta de las electrificadoras regionales no ingresen en el segundo semestre del año en curso, ha decidido revisar el Plan Financiero para la vigencia de 2010” .
Dado que el gobierno había previsto inicialmente en el MFMP obtener la suma de $4 billones de la venta de ISAGÉN y el paquete de las cinco electrificadoras, al revisar el Plan Financiero para este año optó por contratar deuda interna y externa por dicho monto para suplirla. Indicó el Ministro Zuluága que se prevé obtener US $1.000 millones a través del incremento de US $500 millones en bonos externos y de US $500 millones en bonos multilaterales.
Los $2 billones adicionales se contratarían en el mercado local, “se ajustará en la colocación por el mecanismo de subasta” . Lo que no se le ha dicho al país es que, como ya lo advertimos, la deuda pública “se incrementó en más de $40 billones (8 puntos porcentuales del PIB) entre 2007 y 2009.
Por ello nos atrevemos a decir que el mayor endeudamiento tiene el inconveniente de que, como ya lo advertimos, con un coeficiente del 38.1% del PIB de endeudamiento público, la nación está en límite de su capacidad de endeudamiento, umbral este (del 40% del PIB) que de traspasarse pondría en grave riesgo la sostenibilidad de su deuda pública y la estabilidad económica” .
Huelga decir que el mayor endeudamiento externo contribuirá a una mayor apreciación del peso frente al dólar con todas sus consecuencias indeseables por la presión adicional que se ejercerá sobre el tipo de cambio, entre tanto el mayor endeudamiento interno presionará las tasas de interés en grave detrimento de la inversión y el consumo privados. Ambos, tanta la revaluación como las alzas en las tasas de interés son nocivas.
La firma Stándar & Poor’s Ratings Services acaba de anunciar su decisión de mejorar la perspectiva de la deuda soberana de Colombia de estable a positiva , quedando a un paso de alcanzar por fin el tan ansiado grado de inversión. Pero, el mayor endeudamiento puede alejar esta posibilidad.
EL DÉFICIT CRÓNICO
La administración Uribe está tratando de salir del paso de cualquier manera, pero el déficit fiscal que acusa el gobierno central no es coyuntural, es crónico y estructural. Como lo señala ANIF “el panorama fiscal de Colombia arroja un persistente déficit primario (faltante antes del pago de intereses) del 1% del PIB” , situación esta que se prolongaría según la misma fuente durante el período 2011 – 2014. ANIF no duda en señalar que “el gobierno central está metido en un esquema ‘ponzi’ (recurriendo a mayor deuda pública para poder atender los pagos de intereses corrientes)” .
Es lo que se conoce coloquialmente como la práctica del jineteo por parte del cuentahabiente con sus cuentas corrientes en los bancos para sobreaguar sobregirándose. Y lo más grave es que “la dinámica de este esquema ‘ponzi’, de no corregirse prontamente, acarreará un incremento de la deuda pública de Colombia a niveles del 50% del PIB en los próximos tres años” .
ANIF concluye diciendo que “para aspirar a entrar en una trayectoria de ‘grado de inversión’, como la que actualmente disfrutan Chile, Brasil y Perú (entre otros), se requerirá que, en una segunda fase (2012 – 2014), el país genere superávits primarios del 2% del PIB con los que se logre reducir la deuda pública del 40% al 30% del PIB en cinco años” .
Y, como ya lo acotamos , “este no es un asunto de poca monta, pues, como lo afirma la revista Dinero ‘en el mundo de hoy, el Grado de Inversión es un estándar para quienes aspiran a mantenerse en la mira de los inversionistas internacionales…En tanto no tenga grado de inversión, Colombia estaría en un alto riesgo de un cierre de crédito’ . Como si esto fuera poco, ‘el grado de calificación determina el costo del financiamiento del gobierno…El costo del capital en países con Grado de Inversión es menor y esto se constituye en una variable crítica para las empresas que necesitan competir con rivales extranjeros’ ”.
PROMETEO ENCADENADO
Ahora bien, el gobierno entrante tendrá muy poco margen de maniobra, porque el saliente lo deja maniatado. A la gran inflexibilidad que caracteriza el presupuesto, cuyas partidas están predestinadas en más del 85% de los ingresos , se vinieron a sumar las vigencias futuras. Estas suman, según cifras oficiales, $30.5 billones, de los cuales 84.8% pesará sobre los presupuestos de las vigencias entre 2011 – 2016 y el 15.2% sobre los correspondientes al período 2017 – 2027. La administración Uribe ha batido todos los records, mientras los gobiernos presididos por Samper y Pastrana comprometieron vigencias futuras por valor de $3.2 billones, durante los dos períodos de Uribe el monto se elevó a los $27.3 billones.
Esto del lado del gasto; pero del lado de los ingresos se va a topar la próxima administración con el pesado fardo de las gabelas impositivas (exenciones, deducciones y descuentos tributarios) al gran capital, las cuales según la última versión del Plan Financiero de 2010 le costó al gobierno central el año pasado $8 billones, el doble del monto del mayor endeudamiento que se tramita. De este modo, las vigencias futuras y las gabelas impositivas se han convertido en una especie de tenaza que aprisionará a la administración Santos.
Ante esta encrucijada esta no tendrá otro camino distinto a la poda de “la enredadera de exenciones y deducciones”, como lo planteó el designado Ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo en su exposición en la Academia Colombiana de Ciencias Económicas (ACCE) con motivo de su ingreso a esta como Miembro Correspondiente . Ciertamente, ante el actual desbarajuste fiscal, este se convertirá en uno de los mayores retos que deberá enfrentar sin tardanza el nuevo gobierno.
Las medidas a tomar tienen que ir mucho más allá de la cosmética que ensaya este gobierno para tratar de salvar la cara y pasa, las cuales deberán pasar desde luego por la flexibilización del gasto. Todos a una, tanto el equipo económico del gobierno saliente como el del entrante tienen fincadas sus esperanzas en los mayores ingresos fiscales que habría de reportar la nueva bonanza minero – petrolera que se avizora.
Esta podría ser la tabla de salvación y ella se aferrará el próximo gobierno como el naufrago al madero; pero, respecto a ella hay que ser prudente y manejarla con mucho tino, pues, como ya quedó dicho, tuvimos una bonanza reciente y no se supo aprovechar. A menudo se suele decir que escoba nueva barre bien, amanecerá y veremos!
Bogotá, julio 9 de 2010
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