Por: Amylkar D. Acosta M
“Crecer para incluir e icluir para crecer”
Michelle Bachelet
Santos se desmarca
Desde sus primeros escarceos, en el transcurso de la segunda vuelta de la elección presidencial Juan Manuel Santos empezó a desmarcarse, más que del Presidente Uribe, de la administración Uribe, al imprimirle su propia impronta a su programa de gobierno. Su propuesta de un gobierno incluyente, de unidad nacional, contrasta con el actual, caracterizado por la confrontación y la pugnacidad. Y lo reafirmó en su discurso de proclamación el domingo 30, después de alcanzar una resonante victoria que no por previsible fue menos sorprendente, dada la elevada votación alcanzada, de más de 9 millones de sufragios y el amplio margen con respecto a su contendor, el profesor Mockus, que superó el 40%.
Después de haber obtenido el 46.6% de la votación en primera vuelta, esta vez logró alcanzar el 69.06% de la misma; ello, sumado a la amplia y variopinta coalición que lo respaldó, le da una robusta base de apoyo para su gestión como Presidente de la República.
Varios son los aspectos a destacar de su discurso a la Nación el pasado domingo. Fue enfático cuando afirmó que con él se había elegido “una forma de concebir la democracia”, para luego dejar en claro que “el reloj de la historia hoy marca una nueva hora, llegó la hora de la unidad nacional. Llegó la hora de la concordia entre los colombianos, de trabajar juntos por la prosperidad de Colombia". Y fue mucho más lejos cuando invitó a que “demos vuelta a la página de odios, demos vuelta a la página de las divisiones inútiles…mi gobierno buscará recuperar el equilibrio y la armonía entre los poderes públicos”.
Y fue reiterativo en su exhortación a desarmar los espíritus, “no más confrontaciones inútiles, no más divisiones” puntualizó Santos. Según él mismo, va a entenderse “con la institucionalidad de los partidos, no con el clientelismo” para trabajar “ por una democracia moderna, fuerte, con partidos sólidos y representativos, ya sea para apoyar la obra de gobierno o para hacer una oposición constructiva”. No cabe duda de que en estas expresiones se ponen de manifiesto otro tono y otra tónica, acompañados de un cambio de estilo y otro talante muy distinto del que ha prevalecido en los últimos años en la Casa de Nariño.
Y de alguna manera es también una reivindicación de la institucionalidad, tan venida a menos durante el gobierno que termina. Ello ha dado pié para que incluso se especule sobre un virtual distanciamiento de Santos y Uribe. El columnista Ernesto Yamhure se pone en guardia contra tal eventualidad, que él no duda en calificar como traición de parte de Santos, acotando sin mucha convicción pero con demasiada aprensión que no cree “que él se preste para una miserable jugada” . Y para disipar dudas él considera que Santos debe aferrarse a lo que él denomina “entramado ideológico que conocemos como uribismo” para lo cual, según él, “tendrá que mantener la vigencia del discurso uribista” . Y este, como ya lo hemos reseñado es muy diferente del santista; por ello, estoy más de acuerdo con Yamhure cuando afirma que “Juan Manuel es el dueño de su destino; está en sus manos la administración del mismo” .
Punto y aparte
Y así lo ha entendido Santos, pues desde el mismo día en el que fue electo a dado pasos en los que se denota su autonomía de vuelo y con los que se ha encargado de marcar territorio. Su cita con las altas cortes una semana después que estas le habían dado el portazo al Presidente Uribe a raiz de sus declaraciones destempladas en contra de la rama de la Justicia dejá mucho qué pensar. Sus anuncios de que él restablecerá los ministerios de ambiente, justicia y salud subsumidos por el actual gobierno, suena más a enmendadura de plana que a acto de fé en el “entramado idelógico que conocemos como uribismo”.
Lo propio podemos decir con respecto a la integración de su equipo de gobierno, si nos atenemos a las primeras designaciones, en las que brillan por su ausencia los más caracterizados exponentes del uribismo ultramontano. Bien dice la columnista Natalia Springer que “si Juan Manuel Santos quiere unidad y un efectivo desmonte de la polarización que amenaza sus posibilidades de gobernar, tendrá que apostarle en serio a compartir el poder al costo de romper con Uribe -que no se lo va a perdonar-, más temprano que tarde.
La alternativa es, por supuesto, movilizar todo su poder para aplastar tanto a la oposición como a la justicia, que por todas partes revienta con escándalos imposibles de ocultar -'Yidispolítica', 'parapolítica', 'chuzadas', Agro Ingreso Seguro, zonas francas, los 'doce apóstoles', corrupción, tierras-, dedicarle su gobierno a cuidarle los huevos a su predecesor y terminar aislado internacionalmente y cercado por una oposición creciente y de amplio espectro, cuyo peso no está en el número de votos que aporta, sino en su valía moral. Santos, tarde o temprano, tendrá que escoger entre defender a Uribe y gobernar, y mi apuesta es que preferirá lo segundo” .
En este orden de ideas resultan muy interesantes las declaraciones tanto del Presidente electo como del designado Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, con respecto a los planes de privatización que traía el gobierno saliente. Al preguntársele si estaba dispuesto a vender la participación de la Nación en ISAGEN y ECOPETROL, Santos fue tajante al responder que “no es sano para una economía vender activos que son muy productivos que son muy productivos: simple y llanamente para tapar un hueco fiscal, porque se tapa una sola vez y después vuelve y se repite y se queda uno sin el pan y sin el queso” .
En ello coincide con Pardo, Petro y Vargas y no es para menos, pues como afirman los ingleses uno no puede comerse un pastel y al mismo tiempo tenerlo. Con mucha razón sostiene Echeverry con respecto a la posibilidad de tales enajenaciones que “no es bueno vender la nevera para comprar mercado, de manera que no hay una urgencia para hacerlo” .
Él confía en que “con las proyecciones, por ejemplo del aumento de regalías y una serie de reformas que vamos a hacer, no va a haber necesidad de una reforma tributaria” , descartándola de plano como alternativa para financiar el abultado déficit que heredará la nueva administración de la actual. Ya anunció que “Hay que reformar las regalías, hay que reformar la salud, hay que hacer un plan de choque de empleo con una ley de formalización y hay un cúmulo de reformas” . Cómo piensa Santos, en principio, enjugar el actual déficit? Estas son sus palabras: “estimamos que el tema minero, incluyendo regalías, puede aportar cerca de 2% del PIB; la formalización, 0.8%; la reducción de las exenciones, 0.3%; el incremento del recaudo, 0.6% y las mejoras en eficiencia, 0.4%” .
La regla fiscal al orden del día
Colombia está empezando a vivir un nuevo boom de la minería y el petróleo, de hecho en los últimos años más del 90% de la afluencia de inversión extranjera directa (IED) se ha orientado a tales desarrollos aupados por la gran voracidad de China y la India, las dos nuevas locomotoras de la economía global. Se habla de más de US$42.000 millones de dólares de inversión en dicho sector de aquí al 2015, lo cual le plantea un enorme reto al país, pues su monetización puede causar serios traumatismos de contraerse la enfermedad holandesa.
De allí la necesidad de restablecer mecanismos como el que enhorabuena se estableció en el país en 1995 , pero que posteriormente se ferió desatentadamente en víspera del coletazo de la gran crisis global enredando su manejo. Se trata de congelar parte de los recursos proveniente de la bonanza de precios del carbón, petróleo y níquel, en dólares o en euros, fundamentalmente con la doble finalidad de ahorrar en la época de las vacas gordas y disponer de tales recursos en la época de las vacas flacas para poder hacer política fiscal contracíclica, al tiempo que se evitaría de esta manera una presión adicional sobre la tasa de cambio que tanto daño hace a los demás sectores exportadores. Así lo han hecho Noruega y Chile, con mucho éxito.
Este Fondo sería parte integral de la propuesta Regla Fiscal, que busca básicamente obtener un superávit primario del 1.5% del PIB como mecanismo de estabilización fiscal, fórmula esta que cuenta con un gran consenso en el país. Este, entre otras cosas, es uno de los prerrequisitos para que la economía colombiana recobre la calificación Grado de Inversión de su deuda soberana que perdió hace más de una década.
Y este no es un asunto de poca monta, pues, como lo afirma la revista Dinero “en el mundo de hoy, el Grado de Inversión es un estándar para quienes aspiran a mantenerse en la mira de los inversionistas internacionales…En tanto no tenga grado de inversión, Colombia estaría en un alto riesgo de un cierre de crédito” .
Como si esto fuera poco, “el grado de calificación determina el costo del financiamiento del gobierno…El costo del capital en países con Grado de Inversión es menor y esto se constituye en una variable crítica para las empresas que necesitan competir con rivales extranjeros” . Tal vez el mayor obstáculo para lograr este cometido ha sido el desbarajuste fiscal; de modo que sin disciplina fiscal no vamos a ningún Pereira.
Ajuste a las regalías
En concepto de Juan Carlos Echeverry, "con el boom minero y la bonanza que se espera que pueda venir en los próximos años, las regalías van a aumentar de manera sustancial, de manera que hay que cambiarle la gobernabilidad a esas regalías y esparcirlas en todo el territorio nacional y no sólo focalizarlas en ciertos sitios, además de darle un enfoque regional a ciertos proyectos que se necesitan para que el país crezca" .
Santos y su equipo económico tienen en la mira las regalías; a juicio de Echeverry “con el boom minero, la bonanza que se espera que pueda venir en los próximos años, las regalías van a aumentar de manera substancial, de manera que hay que cambiarle la gobernabilidad a esas regalías y esparcirlas en todo el territorio nacional y no sólo focalizarlas en ciertos sitios y además darle un enfoque regional a ciertos proyectos que se necesitan para que el país crezca, además de salud, educación” .
No es claro todavía lo que se pretende hacer en esta materia, pues no se distingue entre las regalías directas que reciben por derecho propio los departamentos y municipios productores y portuarios - las cuales pasarán de $6 billones que recibirán este año a $12 billones hacia el 2014, de 1 a 2 puntos largos del PIB - y las regalías indirectas que nutren el Fondo Nacional de Regalías (FNR) que administra el DNP. Sólo se ha adelantado que se pretende “cambiar sustancialmente su uso, su aplicación, su decisión, su gobierno sobre dónde, cómo, para quién, entre otros, eso es lo que se va a modificar y eso requiere una reforma muy profunda” .
Este es un asunto muy sensible, que amerita una cirugía mayor para frenar el desperdicio, dilapidación y defraudación de tales recursos, ganando en eficiencia, eficacia y transparencia en la ejecución de los mismos, sin desmedro del interés regional, y, por lo tanto, se debe manejar con guantes quirúrgicos.
Las cinco locomotoras
Pero, definitivamente, la mayor apuesta del gobierno de Santos será por elevar el ritmo de crecimiento de la economía hasta alcanzar niveles superiores al 5.5% y, lo que es más importante, garantizar su sostenibilidad. De ello dependerá en gran medida alcanzar la meta de bajar la tasa de desempleo a un solo dígito, por debajo del 9% en 2014 y del 6% en 2020 . Nos ha sorprendido gratamente Echeverry con su categórica afirmación en el sentido de que “los economistas siempre pensamos que cambiando una tasa de parafiscales y entonces todos estas actividades van al otro día a formalizarse. Yo ya he dejado de creer en eso.
Creo que el neoliberalismo ha muerto” . Se prevé, en cambio, combinar la cuestionada deducción del impuesto de renta sobre nuevas inversiones en activos con la deducción sobre el incremento de la nómina de trabajadores formales , como lo recomiendan Botero y Cavallo .
También dependerán del ritmo de crecimiento los ingresos fiscales que perciba el gobierno; si tales expectativas de crecimiento no se cumplen se complica el panorama fiscal ya de por sí preocupante. El ex ministro de Hacienda Guillermo Perry sostiene que “el crecimiento pasado no resolvió el problema fiscal” , pero olvida él que la razón de ello fue la proliferación de gabelas decretadas a favor del gran capital, cuyo monto sobrepasó los $26 billones entre 2003 y 2008; en el sólo 2009 le significaron al fisco $8 billones. Entonces, que no busquen el ahogado aguas arriba que por allá no lo van a encontrar.
Para impulsar la economía la administración Santos se apoyará en lo que en su programa se catalogan como los cinco sectores locomotoras , son ellos la infraestructura, el agro, la vivienda, la innovación y la minería, en su orden.
Es bien sabido que Colombia tiene un enorme rezago en materia de infraestructura (dobles y triples calzadas, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, navegabilidad de los ríos y comunicaciones), de modo que con la inversión en esta se matan dos pájaros con un solo tiro: se dinamiza el crecimiento de la economía, la cual apareja una gran generación de empleo, al tiempo que se subsana este cuello de botella para avanzar en productividad y por ende en competitividad. La Agenda Interna para la Productividad y la Competitividad de la cual ya se dispone es el reto que deberá enfrentar sobre todo el nuevo Ministro de Transporte ya designado Germán Cardona.
En cuanto al sector agrícola el reto es aún mayor, habida cuenta de su prolongado estancamiento; según las cifras que acaba de revelar el DANE, no obstante que el PIB en su conjunto muestra un alentador repunte en el I semestre de este año, con un crecimiento del 4.4%, especialmente jalonado por el crecimiento de la construcción (15.9%) y la minería (13.2%), el único sector que tuvo crecimiento negativo (-1.3%) fue la alicaída agricultura. La agroenergía vinculada al desarrollo de los biocombustibles, junto con la producción de alimentos a gran escala, está llamada a reconvertir y dinamizar este sector hacia el futuro, para lo cual es fundamental contar con el apoyo del Estado.
El ejemplo de Brasil es paradigmático y digno de imitar: al tiempo que es la principal potencia exportadora de etanol es también el principal uno de los principales graneros del mundo. Hablando de vivienda, según los datos de CAMACOL hacen falta 1'500.000 unidades y se requiere mejorar otras 3'500.000. Construyendo entre 200 mil y 300 mil soluciones de vivienda se aspira además a generar 600 mil empleos directos anualmente, aproximadamente. Ya explicamos anteriormente lo importante que es la inversión en ciencia, tecnología e innovación (C + T + I), en lo cual estamos tan crudos, para la competitividad, requisito este sine qua non para la inserción exitosa de nuestra economía en la economía global . Ojalá que la C + T + I tenga mejor suerte en el gobierno de Santos que la que tuvo en los 8 largos años de Uribe.
Respecto al sector minero, lo único que tiene que hacer el gobierno entrante es velar por que este nuevo auge de la minería se dé en condiciones de seguridad y sostenibilidad ambiental, el sector privado se encargará del resto. Este es un sector que como ya lo vimos es muy atractivo para la inversión extranjera, dado el gran dinamismo del mercado de productos básicos; por ello, compartimos la idea esbozada por Santos de empezar por este sector el desmonte de las tan criticadas gabelas al gran capital, pues no las requieren.
Así expuestos los principales lineamientos de la política económica de Santos, es claro que se abren grandes expectativas sobre un mejor desempeño de la economía. Falta ver en que se traduce el Buen gobierno y la Tercera vía, que son los dos grandes paradigmas de Juan Manuel Santos.
Tan importante es crecer más como crecer mejor, en el sentido de que el crecimiento de la economía sea sostenible, vaya aparejado con mayor generación de empleo y que se repartan mejor los frutos de ese mayor crecimiento. Como lo acotó recientemente la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet, hay que “crecer para incluir e incluir para crecer” .
Además de la inclusión y la equidad social, también deberá ser objeto de su preocupación la equidad regional. De hecho en su programa de gobierno acogió la propuesta de la región Caribe de crear “un Fondo de Compensación, que ayude a estas regiones a alcanzar a las del centro del país” y así cerrar la brecha que separa a este con las atrasadas y postergadas regiones periféricas del país. Por nuestra parte diremos con Joan Robinson que “es labor de los economistas, no decirle a las autoridades lo que deben hacer, pero sí mostrarles que lo que hacen está de acuerdo con los buenos principios”. Como dice el adagio popular del dicho al hecho hay mucho trecho y este último está plagado de incertidumbres que deberán ser sorteadas por el nuevo Presidente.
Toca abrir un compás de espera, para que este tenga la oportunidad de pasar de los anuncios a las realizaciones, advertidos como estamos que las palabras que no van seguida de los hechos son asesinas de los ideales y como dijo la Bachelet, refiriéndose a Latinoamérica, “han sido muchas las ilusiones rotas” y estas minan la confianza en los regímenes democráticos. Santos, como buen jugador de poker que es, ha dicho que él es “un tomador natural de riesgos” y este es uno de aquellos que demanda muchísima responsabilidad y tino.
Bogotá, junio 25 de 2010
www.amylkaracosta.net
“Crecer para incluir e icluir para crecer”
Michelle Bachelet
Santos se desmarca
Desde sus primeros escarceos, en el transcurso de la segunda vuelta de la elección presidencial Juan Manuel Santos empezó a desmarcarse, más que del Presidente Uribe, de la administración Uribe, al imprimirle su propia impronta a su programa de gobierno. Su propuesta de un gobierno incluyente, de unidad nacional, contrasta con el actual, caracterizado por la confrontación y la pugnacidad. Y lo reafirmó en su discurso de proclamación el domingo 30, después de alcanzar una resonante victoria que no por previsible fue menos sorprendente, dada la elevada votación alcanzada, de más de 9 millones de sufragios y el amplio margen con respecto a su contendor, el profesor Mockus, que superó el 40%.
Después de haber obtenido el 46.6% de la votación en primera vuelta, esta vez logró alcanzar el 69.06% de la misma; ello, sumado a la amplia y variopinta coalición que lo respaldó, le da una robusta base de apoyo para su gestión como Presidente de la República.
Varios son los aspectos a destacar de su discurso a la Nación el pasado domingo. Fue enfático cuando afirmó que con él se había elegido “una forma de concebir la democracia”, para luego dejar en claro que “el reloj de la historia hoy marca una nueva hora, llegó la hora de la unidad nacional. Llegó la hora de la concordia entre los colombianos, de trabajar juntos por la prosperidad de Colombia". Y fue mucho más lejos cuando invitó a que “demos vuelta a la página de odios, demos vuelta a la página de las divisiones inútiles…mi gobierno buscará recuperar el equilibrio y la armonía entre los poderes públicos”.
Y fue reiterativo en su exhortación a desarmar los espíritus, “no más confrontaciones inútiles, no más divisiones” puntualizó Santos. Según él mismo, va a entenderse “con la institucionalidad de los partidos, no con el clientelismo” para trabajar “ por una democracia moderna, fuerte, con partidos sólidos y representativos, ya sea para apoyar la obra de gobierno o para hacer una oposición constructiva”. No cabe duda de que en estas expresiones se ponen de manifiesto otro tono y otra tónica, acompañados de un cambio de estilo y otro talante muy distinto del que ha prevalecido en los últimos años en la Casa de Nariño.
Y de alguna manera es también una reivindicación de la institucionalidad, tan venida a menos durante el gobierno que termina. Ello ha dado pié para que incluso se especule sobre un virtual distanciamiento de Santos y Uribe. El columnista Ernesto Yamhure se pone en guardia contra tal eventualidad, que él no duda en calificar como traición de parte de Santos, acotando sin mucha convicción pero con demasiada aprensión que no cree “que él se preste para una miserable jugada” . Y para disipar dudas él considera que Santos debe aferrarse a lo que él denomina “entramado ideológico que conocemos como uribismo” para lo cual, según él, “tendrá que mantener la vigencia del discurso uribista” . Y este, como ya lo hemos reseñado es muy diferente del santista; por ello, estoy más de acuerdo con Yamhure cuando afirma que “Juan Manuel es el dueño de su destino; está en sus manos la administración del mismo” .
Punto y aparte
Y así lo ha entendido Santos, pues desde el mismo día en el que fue electo a dado pasos en los que se denota su autonomía de vuelo y con los que se ha encargado de marcar territorio. Su cita con las altas cortes una semana después que estas le habían dado el portazo al Presidente Uribe a raiz de sus declaraciones destempladas en contra de la rama de la Justicia dejá mucho qué pensar. Sus anuncios de que él restablecerá los ministerios de ambiente, justicia y salud subsumidos por el actual gobierno, suena más a enmendadura de plana que a acto de fé en el “entramado idelógico que conocemos como uribismo”.
Lo propio podemos decir con respecto a la integración de su equipo de gobierno, si nos atenemos a las primeras designaciones, en las que brillan por su ausencia los más caracterizados exponentes del uribismo ultramontano. Bien dice la columnista Natalia Springer que “si Juan Manuel Santos quiere unidad y un efectivo desmonte de la polarización que amenaza sus posibilidades de gobernar, tendrá que apostarle en serio a compartir el poder al costo de romper con Uribe -que no se lo va a perdonar-, más temprano que tarde.
La alternativa es, por supuesto, movilizar todo su poder para aplastar tanto a la oposición como a la justicia, que por todas partes revienta con escándalos imposibles de ocultar -'Yidispolítica', 'parapolítica', 'chuzadas', Agro Ingreso Seguro, zonas francas, los 'doce apóstoles', corrupción, tierras-, dedicarle su gobierno a cuidarle los huevos a su predecesor y terminar aislado internacionalmente y cercado por una oposición creciente y de amplio espectro, cuyo peso no está en el número de votos que aporta, sino en su valía moral. Santos, tarde o temprano, tendrá que escoger entre defender a Uribe y gobernar, y mi apuesta es que preferirá lo segundo” .
En este orden de ideas resultan muy interesantes las declaraciones tanto del Presidente electo como del designado Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, con respecto a los planes de privatización que traía el gobierno saliente. Al preguntársele si estaba dispuesto a vender la participación de la Nación en ISAGEN y ECOPETROL, Santos fue tajante al responder que “no es sano para una economía vender activos que son muy productivos que son muy productivos: simple y llanamente para tapar un hueco fiscal, porque se tapa una sola vez y después vuelve y se repite y se queda uno sin el pan y sin el queso” .
En ello coincide con Pardo, Petro y Vargas y no es para menos, pues como afirman los ingleses uno no puede comerse un pastel y al mismo tiempo tenerlo. Con mucha razón sostiene Echeverry con respecto a la posibilidad de tales enajenaciones que “no es bueno vender la nevera para comprar mercado, de manera que no hay una urgencia para hacerlo” .
Él confía en que “con las proyecciones, por ejemplo del aumento de regalías y una serie de reformas que vamos a hacer, no va a haber necesidad de una reforma tributaria” , descartándola de plano como alternativa para financiar el abultado déficit que heredará la nueva administración de la actual. Ya anunció que “Hay que reformar las regalías, hay que reformar la salud, hay que hacer un plan de choque de empleo con una ley de formalización y hay un cúmulo de reformas” . Cómo piensa Santos, en principio, enjugar el actual déficit? Estas son sus palabras: “estimamos que el tema minero, incluyendo regalías, puede aportar cerca de 2% del PIB; la formalización, 0.8%; la reducción de las exenciones, 0.3%; el incremento del recaudo, 0.6% y las mejoras en eficiencia, 0.4%” .
La regla fiscal al orden del día
Colombia está empezando a vivir un nuevo boom de la minería y el petróleo, de hecho en los últimos años más del 90% de la afluencia de inversión extranjera directa (IED) se ha orientado a tales desarrollos aupados por la gran voracidad de China y la India, las dos nuevas locomotoras de la economía global. Se habla de más de US$42.000 millones de dólares de inversión en dicho sector de aquí al 2015, lo cual le plantea un enorme reto al país, pues su monetización puede causar serios traumatismos de contraerse la enfermedad holandesa.
De allí la necesidad de restablecer mecanismos como el que enhorabuena se estableció en el país en 1995 , pero que posteriormente se ferió desatentadamente en víspera del coletazo de la gran crisis global enredando su manejo. Se trata de congelar parte de los recursos proveniente de la bonanza de precios del carbón, petróleo y níquel, en dólares o en euros, fundamentalmente con la doble finalidad de ahorrar en la época de las vacas gordas y disponer de tales recursos en la época de las vacas flacas para poder hacer política fiscal contracíclica, al tiempo que se evitaría de esta manera una presión adicional sobre la tasa de cambio que tanto daño hace a los demás sectores exportadores. Así lo han hecho Noruega y Chile, con mucho éxito.
Este Fondo sería parte integral de la propuesta Regla Fiscal, que busca básicamente obtener un superávit primario del 1.5% del PIB como mecanismo de estabilización fiscal, fórmula esta que cuenta con un gran consenso en el país. Este, entre otras cosas, es uno de los prerrequisitos para que la economía colombiana recobre la calificación Grado de Inversión de su deuda soberana que perdió hace más de una década.
Y este no es un asunto de poca monta, pues, como lo afirma la revista Dinero “en el mundo de hoy, el Grado de Inversión es un estándar para quienes aspiran a mantenerse en la mira de los inversionistas internacionales…En tanto no tenga grado de inversión, Colombia estaría en un alto riesgo de un cierre de crédito” .
Como si esto fuera poco, “el grado de calificación determina el costo del financiamiento del gobierno…El costo del capital en países con Grado de Inversión es menor y esto se constituye en una variable crítica para las empresas que necesitan competir con rivales extranjeros” . Tal vez el mayor obstáculo para lograr este cometido ha sido el desbarajuste fiscal; de modo que sin disciplina fiscal no vamos a ningún Pereira.
Ajuste a las regalías
En concepto de Juan Carlos Echeverry, "con el boom minero y la bonanza que se espera que pueda venir en los próximos años, las regalías van a aumentar de manera sustancial, de manera que hay que cambiarle la gobernabilidad a esas regalías y esparcirlas en todo el territorio nacional y no sólo focalizarlas en ciertos sitios, además de darle un enfoque regional a ciertos proyectos que se necesitan para que el país crezca" .
Santos y su equipo económico tienen en la mira las regalías; a juicio de Echeverry “con el boom minero, la bonanza que se espera que pueda venir en los próximos años, las regalías van a aumentar de manera substancial, de manera que hay que cambiarle la gobernabilidad a esas regalías y esparcirlas en todo el territorio nacional y no sólo focalizarlas en ciertos sitios y además darle un enfoque regional a ciertos proyectos que se necesitan para que el país crezca, además de salud, educación” .
No es claro todavía lo que se pretende hacer en esta materia, pues no se distingue entre las regalías directas que reciben por derecho propio los departamentos y municipios productores y portuarios - las cuales pasarán de $6 billones que recibirán este año a $12 billones hacia el 2014, de 1 a 2 puntos largos del PIB - y las regalías indirectas que nutren el Fondo Nacional de Regalías (FNR) que administra el DNP. Sólo se ha adelantado que se pretende “cambiar sustancialmente su uso, su aplicación, su decisión, su gobierno sobre dónde, cómo, para quién, entre otros, eso es lo que se va a modificar y eso requiere una reforma muy profunda” .
Este es un asunto muy sensible, que amerita una cirugía mayor para frenar el desperdicio, dilapidación y defraudación de tales recursos, ganando en eficiencia, eficacia y transparencia en la ejecución de los mismos, sin desmedro del interés regional, y, por lo tanto, se debe manejar con guantes quirúrgicos.
Las cinco locomotoras
Pero, definitivamente, la mayor apuesta del gobierno de Santos será por elevar el ritmo de crecimiento de la economía hasta alcanzar niveles superiores al 5.5% y, lo que es más importante, garantizar su sostenibilidad. De ello dependerá en gran medida alcanzar la meta de bajar la tasa de desempleo a un solo dígito, por debajo del 9% en 2014 y del 6% en 2020 . Nos ha sorprendido gratamente Echeverry con su categórica afirmación en el sentido de que “los economistas siempre pensamos que cambiando una tasa de parafiscales y entonces todos estas actividades van al otro día a formalizarse. Yo ya he dejado de creer en eso.
Creo que el neoliberalismo ha muerto” . Se prevé, en cambio, combinar la cuestionada deducción del impuesto de renta sobre nuevas inversiones en activos con la deducción sobre el incremento de la nómina de trabajadores formales , como lo recomiendan Botero y Cavallo .
También dependerán del ritmo de crecimiento los ingresos fiscales que perciba el gobierno; si tales expectativas de crecimiento no se cumplen se complica el panorama fiscal ya de por sí preocupante. El ex ministro de Hacienda Guillermo Perry sostiene que “el crecimiento pasado no resolvió el problema fiscal” , pero olvida él que la razón de ello fue la proliferación de gabelas decretadas a favor del gran capital, cuyo monto sobrepasó los $26 billones entre 2003 y 2008; en el sólo 2009 le significaron al fisco $8 billones. Entonces, que no busquen el ahogado aguas arriba que por allá no lo van a encontrar.
Para impulsar la economía la administración Santos se apoyará en lo que en su programa se catalogan como los cinco sectores locomotoras , son ellos la infraestructura, el agro, la vivienda, la innovación y la minería, en su orden.
Es bien sabido que Colombia tiene un enorme rezago en materia de infraestructura (dobles y triples calzadas, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, navegabilidad de los ríos y comunicaciones), de modo que con la inversión en esta se matan dos pájaros con un solo tiro: se dinamiza el crecimiento de la economía, la cual apareja una gran generación de empleo, al tiempo que se subsana este cuello de botella para avanzar en productividad y por ende en competitividad. La Agenda Interna para la Productividad y la Competitividad de la cual ya se dispone es el reto que deberá enfrentar sobre todo el nuevo Ministro de Transporte ya designado Germán Cardona.
En cuanto al sector agrícola el reto es aún mayor, habida cuenta de su prolongado estancamiento; según las cifras que acaba de revelar el DANE, no obstante que el PIB en su conjunto muestra un alentador repunte en el I semestre de este año, con un crecimiento del 4.4%, especialmente jalonado por el crecimiento de la construcción (15.9%) y la minería (13.2%), el único sector que tuvo crecimiento negativo (-1.3%) fue la alicaída agricultura. La agroenergía vinculada al desarrollo de los biocombustibles, junto con la producción de alimentos a gran escala, está llamada a reconvertir y dinamizar este sector hacia el futuro, para lo cual es fundamental contar con el apoyo del Estado.
El ejemplo de Brasil es paradigmático y digno de imitar: al tiempo que es la principal potencia exportadora de etanol es también el principal uno de los principales graneros del mundo. Hablando de vivienda, según los datos de CAMACOL hacen falta 1'500.000 unidades y se requiere mejorar otras 3'500.000. Construyendo entre 200 mil y 300 mil soluciones de vivienda se aspira además a generar 600 mil empleos directos anualmente, aproximadamente. Ya explicamos anteriormente lo importante que es la inversión en ciencia, tecnología e innovación (C + T + I), en lo cual estamos tan crudos, para la competitividad, requisito este sine qua non para la inserción exitosa de nuestra economía en la economía global . Ojalá que la C + T + I tenga mejor suerte en el gobierno de Santos que la que tuvo en los 8 largos años de Uribe.
Respecto al sector minero, lo único que tiene que hacer el gobierno entrante es velar por que este nuevo auge de la minería se dé en condiciones de seguridad y sostenibilidad ambiental, el sector privado se encargará del resto. Este es un sector que como ya lo vimos es muy atractivo para la inversión extranjera, dado el gran dinamismo del mercado de productos básicos; por ello, compartimos la idea esbozada por Santos de empezar por este sector el desmonte de las tan criticadas gabelas al gran capital, pues no las requieren.
Así expuestos los principales lineamientos de la política económica de Santos, es claro que se abren grandes expectativas sobre un mejor desempeño de la economía. Falta ver en que se traduce el Buen gobierno y la Tercera vía, que son los dos grandes paradigmas de Juan Manuel Santos.
Tan importante es crecer más como crecer mejor, en el sentido de que el crecimiento de la economía sea sostenible, vaya aparejado con mayor generación de empleo y que se repartan mejor los frutos de ese mayor crecimiento. Como lo acotó recientemente la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet, hay que “crecer para incluir e incluir para crecer” .
Además de la inclusión y la equidad social, también deberá ser objeto de su preocupación la equidad regional. De hecho en su programa de gobierno acogió la propuesta de la región Caribe de crear “un Fondo de Compensación, que ayude a estas regiones a alcanzar a las del centro del país” y así cerrar la brecha que separa a este con las atrasadas y postergadas regiones periféricas del país. Por nuestra parte diremos con Joan Robinson que “es labor de los economistas, no decirle a las autoridades lo que deben hacer, pero sí mostrarles que lo que hacen está de acuerdo con los buenos principios”. Como dice el adagio popular del dicho al hecho hay mucho trecho y este último está plagado de incertidumbres que deberán ser sorteadas por el nuevo Presidente.
Toca abrir un compás de espera, para que este tenga la oportunidad de pasar de los anuncios a las realizaciones, advertidos como estamos que las palabras que no van seguida de los hechos son asesinas de los ideales y como dijo la Bachelet, refiriéndose a Latinoamérica, “han sido muchas las ilusiones rotas” y estas minan la confianza en los regímenes democráticos. Santos, como buen jugador de poker que es, ha dicho que él es “un tomador natural de riesgos” y este es uno de aquellos que demanda muchísima responsabilidad y tino.
Bogotá, junio 25 de 2010
www.amylkaracosta.net