Luis Eduardo Acosta y Edinson Hernández, miembros de la Academia de Historia de La Guajira |
“Cuando el hombre tiene dinero todos le brindan buena atención, cuando el hombre cae en la mano nadie le brinda ron y querer esos son los consejos que un hombre bueno debe tener, hay personas que cuando tienen cuatro vestidos solo se llenan de pretensión, sabiendo que el mundo cambia, así como cambia el tiempo, el hombre tiene momentos que uno lo nombra y es nada”
El
aparte transcrito corresponde a la canción titulada “Yo comprendo” de la
autoría de Leandro Diaz, incluida por Jorge Oñate con Colacho Mendoza en el LP
“Campesino parrandero” que salió en el año 1976 en la cual le hace un repasito
a las cabecitas locas que olvidan que la plata no entra al cielo, la cual hemos
recordado a propósito del tema que ocupa nuestra atención.
Gustoso
y complacido asistimos al excelente evento académico realizado por la
Corporación “IDEAS PARA LA TRANSPARENCIA” al cual fui invitado como panelista
en el cual nos correspondió responder a un interrogante espinoso y
controversial, ¿Que hace falta para un mundo mejor? Vino en aquel momento a mi
mente aquella pregunta que le hicieron a William Shakespeare le preguntaron si
era un hombre feliz, respondió que si y
lo había logrado porque no esperaba nada
de nadie, yo agregué que nadie debe esperar lo que no se merece, ni bueno ni
malo.
Aquel
día manifesté que este mundo será diferente cuando todos volvamos a sentir
alegría y no incomodidad por el triunfo de nuestros semejantes, cuando los
padres vuelvan a preguntar a sus hijos a donde encontraron la plata u otros
elementos que llevan a la casa, cuando el estudio y la preparación vuelva a
despertar la admiración de nuestros conciudadanos y no la animadversión de
tirios y troyanos, cuando para llegar a las esferas del poder se escojan a las
personas mas capaces de servir a los demás y no a los mas preparados para firmar lo que les pónganlos demás.
Se
necesita sacudir a las nuevas generaciones para que se den cuenta que están
perdiendo el tiempo, que los cerebros se quedan chiquitos por falta de uso y la
inactividad hace que el cebo valla reemplazando la materia gris en la cabeza,
estamos a tiempo de enderezar el barco no podemos correr el riesgo de que sea
la actual la generación perdida y para que así sea todos tenemos que hacer lo que corresponde y no asumir la
actitud del avestruz que entierra la cabeza para esperar que el peligro pase.
Si
descendemos en el análisis de la situación en nuestros alares resulta
inocultable que el futuro no es claro y la transparencia es cada vez mas
precaria en la medida que no valoramos lo que tenemos, en lo social se
considera en la actualidad mas importante a los nuevos ricos que a los nuevos
intelectuales, son más admirados los súbitos enriquecidos por su capacidad de
amasar fortunas inexplicables que quienes por su inteligencia sacan la cara por
su tierra, los triunfos académicos que en cualquier lugar del planeta causan
regocijo entre la gente en La Guajira solo despierta inmerecidas envidias, y
demorado para que la vaina cambie porque se siente que esto cada vez es peor.
Estaremos
todos mejor cuando el ejercicio arbitrario de las propias razones sea
sustituido por el cumplimiento vertical de la Constitución Política y la Ley
que imperan que el derecho propio termina donde comienza el ajeno, y ante las
situaciones que se están viviendo, cuando recordemos que nuestro derecho
ciudadano de manifestarnos y de protestar no puede jamás estar por encima sobre
el derecho constitucional fundamental de locomoción que me permite el uso y
goce de las vías publicas consagradas entre los espacios públicos como derechos
colectivos irrenunciables e inviolables susceptibles de protección no solo
mediante la Acción de Tutela Consagrada por el articulo 86 constitucional y
reglamentada entre otros por el Decreto Ley 2591 de 1991 y mediante las
Acciones Populares previstas por el articulo 88 ibidem y reglamentadas por la
Ley 472 de 1998, no se puede afectar colectivamente
a nuestros semejantes porque algo no funciona bien para ello ha previsto la
misma constitución y también la ley los medios efectivos de defensa y
reclamación y no como esta sucediendo
que si al marido lo zafa la mujer cierra la carretera y me impide a mi pasar
para mi pueblo o impiden el paso a las
ambulancias con el enfermo que ha sido remitido como lo presencie recientemente
en Mingueo durante un viaje a Barranquilla; la verdad ya lo de los bloqueos se
perrateo y le está haciendo perder la paciencia a la gente, así este mundo va
por mal camino.
No
todo está perdido, todavía es posible que
regresen a las Escuelas y Colegios de Colombia y muy especialmente de La
Guajira la Urbanidad de Carreño, que los educadores seamos cada vez mas
maestros y menos profesores, que el legado intangible de honradez y
honestidad que recibimos de nuestros
viejos sea mas valorado y apreciado que el cemento los semovientes las tierras
y el ladrillo, que sea de lo que nos queda para mostrar el ejemplo de vida intachable y no los bienes materiales
porque estos son intrascendentes, efímeros, transitorios y menos agradables
ante los ojos de Dios que los primeros.
Mientras
hacia mi presentación aquella noche majestuosa vinieron a mi mente la palabras
de mi padre cuando decía que al funcionario publico se le puede perdonar que se
le vallan las patas pero nunca que se le vallan las manos, que había que servir
a la gente y no servirse de la gente, que había que tender la mano a quien
necesitara de nosotros sin esperar contraprestaciones, que cuando algún rufián
me estuviera insultando recordara que uno no se puede coger a dientes con los
perros que salgan a su paso porque el perro no tiene nada que perder, que se
puede engañar a todo mundo durante un tiempo a unos cuantos tontos durante todo
el tiempo pero no a todo mundo todo el tiempo pero a Dios nunca, también cuando les decía a sus
amigos generacionales en los pueblos que la única inversión segura era la
educación de los muchachos, por eso a quienes no tenían como educarlos el les
gestionaba Becas y Auxilios…en síntesis un mundo mejor si es posible siempre y
cuando cada quien cumpla con su deber en este mundo, y no nos conformemos
simplemente ocupando un lugar en el espacio
La
fresa del postre que compartimos me la regaló Gabo cuando dijo: “Yo quiero
proponerle a usted un abrazo, uno fuerte, duradero, hasta que todo nos duela.
Al final será mejor que me duela el cuerpo por quererle y no que me duela el alma
por extrañarle”.!