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viernes, 11 de junio de 2010

Trágico suceso

Por Nuria Barbosa León

La muerte duele, cuando el sabotaje mella. Fue el 4 de marzo de 1960. Cuba se describe a sí misma como entusiasmo, consignas, tareas, movilizaciones y futuro.

Las fuerzas de apoyo: excluidos por un siglo de dependencia y neocolonia; las víctimas del desempleo, el analfabetismo y la insalubridad; los descendientes de mambises; los seguidores de Fidel.

La contrarrevolución: los pocos beneficiados con el capitalismo; dueños de crímenes y torturas; soñadores del egoísmo por la propiedad y temerosos del cambio. Ellos fueron los aliados incondicionales del imperio para agresiones de todo tipo.

Estuve allí, fui el miliciano de guardia en los almacenes del puerto. La rutina del día fue interrumpida por la explosión a las tres de la tarde. Corrimos al lugar y la palabra es: ¡Horror!

Momentos antes, zarpó el barco francés La Coubre. Pocos conocían de su carga en las bodegas: pertrechos militares procedentes de Bélgica, importantes para la defensa del país. El estallido creó un hongo negro visto desde cualquier punto de la capital.

Al unísono, todo se convirtió en personas corriendo, alarmas de ambulancia, sirenas de bomberos y policía. Tráfico obstaculizado. Humanos y objetos desbaratados: sangre por doquier, sesos en el piso, cadáveres sin cabeza, piernas sueltas con el zapato puesto, cráneos deformados con los ojos botados, mandíbulas con sus dientes, huesos sin carne, cuerpos achicharrados, cosas consumidas por el calor.

Los gemidos se apoderan del coraje para no perder un segundo y enfrentar la situación. Inmediatamente todo fue auxilio.

Yo cargué a un desconocido en mi espalda y en una carrera apresurada lo saco hasta la línea del ferrocarril, cerca de la estación central para montarlo en un auto.

Es cuando veo al gigante de verdeolivo, con su barba tupida y caminando de prisa como si fuera a encarar al enemigo. Sólo podía ser él: Fidel.

Lo vi, por fracciones de segundo, un nuevo estallido nos lanzó suelo. La reacción no pudo ser otra: la bravura no dejaba espacio a las cavilaciones. Si él estaba allí, la orden se dio. Y aunque los metales de la segunda bomba se convirtieron en fina llovizna, el miedo se disipó y la solidaridad apareció.

Yo imagino aquel hecho como la guerra que se libró meses antes en la Sierra Maestra porque en pocos minutos aparecieron todos los dirigentes. Fue la primera vez que estuve al lado del Che y de Raúl, sin mencionar a los no conocidos que brindaron su hombro para cargar heridos.

Convencido quedé en aquel momento y seguro estoy ahora, que la Revolución no se destruye con bombas, todo lo contrario, se fortalece con valor.

lunes, 15 de febrero de 2010

La Ceiba

Por: Nuria Barbosa León
Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

Recuerdo la llegada de la maestra Lucy al cacerío del Cuartón del Almendrón, en la municipalidad del Uvero en la Sierra Maestra. Era septiembre del año 1960 y se corría el rumor de la inauguración de una escuela en ese lugar donde sólo transitaban las mulas de arreos cargadas de café.

Los muchachos hicimos círculo alborotando alrededor de ella. Nos imaginamos a una señora blanca, vestida de traje con zapatos de tacón, y llegó una muchacha delgada, mestiza, con pantalón verdeolivo y camisa gris, arrastrando unas pesadas botas enfangadas y con una mochila al hombro donde guardaba su hamaca y todos los enseres para alimentarse.

Aquella joven tendría la edad del mayor de nuestra pandilla, en un momento hizo la historia que procedía de Santiago de Cuba y que subió al Pico Turquino para graduarse como maestra voluntaria en el Primer Contingente de jóvenes que acudieron al llamado de Fidel para enseñar a los campesinos.

Nos llenó de orgullo saber que desafió a su padre cuando llenó la planilla de disposición y luego pasó penurias en el campamento La Magdalena, en la sierra bautizada como Minas del Frío porque no se saciaban los temblores del cuerpo producido por la humedad y el frío.

Contó de las largas caminatas, las comidas mal elaboradas, las anécdotas de no ser el hazme reír con la lentitud al caminar o el bautizo de “perder la moral” por las caídas de fondillo en los suelos fangosos y resbaladizos.

En breves palabras, dijo cómo aguantó las lágrimas en las mejillas para no regresar a su casa porque la movía la férrea voluntad de no ser un “rajaó”.
Lucy miró a los muchachos, preguntó los nombres y aseguró, -Mañana, todos temprano para iniciar las clases.- Alguien preguntó: ¿dónde? Ella ubicó la mata de ceiba y nos dijo: “Allí”.

En el primer día de clases, se cantó el Himno Nacional, se izó la bandera cubana, se habló de Martí y de la Revolución. En la jornada Lucy nos pidió que hiciéramos actividad productiva para reunir algunas piedras que sirvieran de asiento. También se consiguió pencas de mata de coco como pizarra, nos entregó un cuaderno a cada uno con un lápiz y nos enseño a coser libretas confeccionadas de papel cartucho.

Así mismo reunió a los adultos y les pidió construir la escuela y en breves días fue hecha con cuatro horcones de madera, techo de yagua y madera de palma. A ellos les enseñó las letras y los números, pero también a confeccionar zapatos de telas porque no quería alumnos descalzos en su clase.

Cuando la escuela estuvo terminada, vino otro joven dirigente a visitarnos, entonces se nos ocurrió la idea del nombre. Se propuso La Esperanza, La Luz, e incluso La Ceiba por el lugar donde se iniciaron las clases
Pero Lucy fue certera y se hizo un gran silencio de aprobación cuando llamó a nuestra primera escuela “Ejército Rebelde”.

martes, 20 de octubre de 2009

Larga juventud

Por: Nuria Barbosa León
Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

José Martí, nuestro prócer independentista, llamó a los ancianos patriarcas de la humanidad y su definición no estuvo errada, porque cuando se superan los 60 años de vida hay toda una historia para contar y muchas experiencias por transmitir.

En Cuba, la población que supera las seis décadas suman los dos millones de habitantes lo que representa el 17 por ciento del total y se estima que para el año 2030 se alcance el 29 por ciento, ello significa la garantía de una calidad de vida superior donde se conjugue, sanidad, cultura, educación y socialización.

martes, 7 de julio de 2009

La cita

Por: Nuria Barbosa León

La cita fue acordada en el despertar de una mañana cálida de septiembre. El lugar: un parque habanero refugio de las parejas en las noches y sitio de ocio por el día. Los grandes árboles y el canto de los pájaros estructuran toda la escenografía donde Dania y Jesús dialogan.

Una cita idéntica ocurrió años atrás, ella iba con la esperanza de un renacer, él simplemente quería plantear las reglas del juego para el futuro.

La voz de Dania, con frases entrecortadas
- Te dediqué toda mi juventud y no concibo una separación.

Jesús queda en sus recuerdos. Su mente, en un reflejo de luz, trae a Yolaisis.
Yolaisis con sus 20 años y sus iniciativas para cambiar el mundo. Recién graduada de la universidad y ubicada en su oficina para recibir su período de adiestramiento laboral. La sonrisa, el saludo matutino, el chiste en doble sentido, las anécdotas de la cotidianidad fue el preámbulo para el acercamiento mutuo.

Dania llorosa en el parque, con el pelo batido por el aire y las canas sin teñir. Con la muda de ropa de lo cotidiano, con el rostro sin maquillar y las uñas comidas por el detergente. Reclama:

-- Quiero saber en qué me equivoqué

Jesús sabe que el error fue en apurar una maternidad antes de graduarse, en convivir con los padres deseosos de no intervenir en la familia de los hijos pero tomando decisiones que no le correspondían. Matrimonio de jóvenes ávido de esparcimiento y condensado en la vida hogareña. Esa explicación no era necesario expresarla. Atinó a decir:

--Necesito que hablemos de Tonito. Quiero que el horario de visita sea el sábado en las tardes.

Dania entonces pensó en el noviazgo iniciado por las conversaciones en la Universidad. Las salidas improvisadas al campismo, el encuentro en las fiestas y la aceptación del grupo por una nueva pareja. Ahí fue concebido Tonito y ante la sospecha del embarazo Jesús propuso una conversación familiar con una boda prometida.

El Período Especial del año 1993, en Cuba, hizo que se rompieran las reglas, era necesario pensar en cómo ahorrar para surtirse de todos los ingredientes para un nacimiento. Incógnita resultaba comprar la tela antiséptica de los culeros o los primeros zapatos. Conseguir el jabón de lavar y buscar la malanga era algo así como ir al campo y hacer un trueque poco entendido: Una caja de cigarro valorada en 30 pesos por una lata de malanga o un racimo de plátano. Historia que se repitió hasta que se abrió el mercado libre campesino y se despenalizó el dólar.

Tonito nació sano y robusto como todos los niños cubanos, sus padres fueron capaces de ir en bicicleta hacia las afueras de la ciudad para que la comida no faltase pero se alejó la posibilidad de una playa o una excursión. Todo se resumía en tener para comer.

Jesús vio las puertas abiertas cuando pudo colocarse como empleado del ministerio. Convenció a Dania que en ese lugar había posibilidades de viaje al exterior y un cambio para la familia. Su sueño siempre fueron una vida cómoda, un auto y una casa de lujo. Dania pospuso sus intereses de superación y se mantuvo en un puesto que sólo requería de seis horas de ocupación, no era necesario muchos conocimientos y si habilidades para entregar los planes en tiempo y que cumplieran con las exigencias del Organismo Superior. Su mayor deseo era regresar a la casa lo más temprano posible para dedicarse al cuidado de su hijo. No se dio cuenta cuando le llegó la primera cana, su vientre se hinchó por el sobrepeso y su rostro perdió el brillo juvenil.

--¿Es suficiente para ti un solo día a la semana?—interrogó Dania—Piensa que yo haré mi vida y otro hombre ocupará tu ausencia. ¿Eso es lo que deseas?
Jesús desea tiempo con Yolaisis, quiere disfrutar de ella sin esconderse. Ansía tomarla de la mano a la vista de todos. Que le permitan vivir en su casa. Despertarse cada mañana embriagado por el perfume juvenil de un cuerpo lleno de caricias. Hacer locuras como besarse en plena calle o fornicar en una playa. Apetece una linda mujer a su lado.

Al producirse el divorcio, Dania se sumió en la angustia, sus diálogos relataban el problema de la separación matrimonial, la comida le dio asco y el sueño desapareció, el dolor y la tristeza la rondaron. Un día, sin saber cómo ni en qué momento, se dedicó más a su profesión y obtuvo éxitos reconocidos socialmente. La creación de un software didáctico para el manejo de la información era el reclamo de empresas del exterior.

Hoy regresaron al mismo parque, después de varios años de distanciamiento. Jesús no sabía con certeza el motivo de la cita. Ella acudió convencida que hablarían del hijo. En el encuentro, Jesús descubrió a una mujer adulta. No era belleza, no era juventud, no era gracia femenina, era la unión de todas esas cualidades.
Jesús en cambio, tenía una vida en común con Yolaisis y otro hijo. Al mirar detenidamente a Dania, le propuso:
--Hablemos de nosotros

miércoles, 3 de junio de 2009

La ventana

Por Nuria Barbosa León, periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
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Santiago de Cuba, ciudad rodeada de montañas y con calles inclinadas. Lugar donde el sol duele en la espalda y no se diferencia el verano del invierno.
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Es fin de año y los olores se confunden con el macho asado (cerdo) y la yuca con mojo. Ahí está la calle Zamorana, que se inicia o termina junto a la Sierra Maestra y que su color bien pudiera ser verde. Las casas, como todas las de la ciudad, tienen la arquitectura típica de los países caribeños, con una planta única o dos pisos. Quizás los techos varían porque los hay de tejas de dos aguas y de placa cementada.
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Y allí está la ventana. Ese marco, donde una niña, de siete años, divisa a los barbudos caminando con sus ropas raídas y sus fusiles en la espalda, protegidos con el collar de la Santa Ana, agotados por las caminatas, con el hambre escondida en sus costillas pero con la sonrisa del triunfo.
Una niña, parada hoy, 50 años después, con los recuerdos latiendo. Comprende, entonces por qué los vecinos visitaron a la familia Marañón, quienes perdieron a cuatro de sus hijos junto al Ejército Rebelde, y celebraron con júbilo aquella victoria lograda el 1ro de enero.
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Su casa en la calle Zamorana no se abrió en 1959. Ella, hija de un sargento del ejército de Batista caído en combate, no pudo mezclar su deseo de saber el significado de la palabra Revolución y mucho menos mencionar el nombre Fidel Castro. }
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Sólo escuchó el rumor de los vítores y suspiró por un futuro desconocido.A esa ventana llegaron los jóvenes alfabetizadores con los textos y las proclamas. Luego, su madre hizo el mismo relato: cómo trabajaba en condiciones infrahumanas en el taller de costura sin derecho a vacaciones o licencia de maternidad.
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Allí parió a sus hijos y con la leche desbordándose de sus pechos se iba a la fábrica para no perder el trabajo y su pequeño quedaba al cuidado de la hija mayor, de sólo 13 años, que a su vez lavaba y planchaba por unos centavos a los vecinos del barrio.
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Esa casa despidió a los hijos que marcharon a una beca otorgada por el gobierno y se hicieron médicos, licenciados y veterinarios, y fueron a vivir a La Habana y otros lugares. También fue la cobija para el enfermo y el sitio ideal para celebrar bodas y recibir a los recién nacidos.
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El lugar, fue el motivo de reunió para festejar la llegada de un año nuevo ó los sucesos acaecidos en el ámbito doméstico. Las paredes dan su testimonio de los debates políticos, esos que comparan el presente con el pasado e indican cómo asumir el futuro.
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A la ventana, testigo del antes y el después, se le debe cambiar el marco porque la madera no tiene color y el comején la ha llenado de hendidura. Ya no ofrece seguridad a la casa porque puede ser derribada de sólo tocarla. Pero cambiarla significa perder la historia. Cincuenta años han transcurrido y hoy, una mujer adulta, decidirá el cambio.

sábado, 16 de mayo de 2009

Culto al hombre del campo

Por: Nuria Barbosa León
Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

Campesino del monte y la montaña; del huerto y la granja; de la caña, el tabaco y el café; de las abejas, las aves, los cerdos y el ganado. Tu, espíritu del sudor, que sonríes y canta para aliviar el dolor del sol.

Eres sombrero, ropas coloradas, manos rudas, andar ligero, sudor perenne y dialecto incorporado. Te caracteriza la humildad, la solidaridad, la entrega a la colectividad y el ansia por el trabajo.

Tu, que amaneces con la motivación de ver germinar la semilla y te duermes pensando en lo que falta por hacer para incrementar las cantidades.

Hombre de campo que hace zafra con cada ciclo de cultivos, que adivinas los temporales, la seca o el mal tiempo y que identificas los sonidos y lenguajes de los animales para pronosticar el clima.
Vives junto a la tierra y los animales. No puedes desprenderte de tus herramientas de labranza y como joyas las muestra en tu cintura u otra parte del cuerpo.

Sabes que tienes garantizado en Cuba, el mercado para tu cosecha, la educación para tus hijos y la salud para tu familia. Por ser cubano defiendes el suelo y el cielo para dejarlo en herencia a tus hijos, te incorporas al proceso revolucionario y junta tu voz con la de obreros y estudiantes en un clamor por la patria y la soberanía.

Guajiro que amas y construye, toma en este día mi canto e improvisa una décima irradiando luz al porvenir. Entrega amor a tu trabajo y haz de cada jornada una victoria para conquistar el futuro.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Cura ante las epidemias

Por Nuria Barbosa León,
Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

El mundo vive hoy atemorizado por una enfermedad letal nombrada Influenza A H1N1, alimentada por los monopolios de los medicamentos y sugestionada por los medios de comunicación. Se le clasifica como una pandemia y se le trata como a un monstruo difícil de controlar.

Es noticia la cantidad de muertos, también las medidas de prevención para evitar el contagio y se difunde la adquisión de la medicina para la cura,--inalcanzable para enfermos del tercer mundo con otras patologías crónicas y curables como son: la pobreza, el hambre, el analfabetismo, el desempleo, la exclusión social, la violencia y la delincuencia.

Las enfermedades curables en los países subdesarrollados no son noticias y sin embargo son la causa de un genocidio silencioso con la complicidad de los gobiernos capitalistas; ejemplo, África occidental se enfrenta desde hace meses a uno de los peores brotes de meningitis de su historia, con 1.900 muertos y más de 56.000 casos declarados.

Si tomamos en cuenta que el dengue, el SIDA y el cáncer tuvieron un alto grado de incidencia en los últimos años, cabe la pregunta: ¿Son curables las enfermedades? La respuesta está dada en el grado de voluntad política de cada uno de los gobiernos.

Tenemos que para el dengue, enfermedad transmitida por el vector aedes aegypti y con incidencia en Centro y Sur América, no han sido suficientes las políticas gubernamentales para exterminar la enfermedad. Tomemos el caso de Argentina, donde las autoridades sanitarias reportaron más de 12 mil pacientes en el verano último, y el sitio web de Telam publicó el 16 de abril del 2009 que el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich nombró un plan sistemático para el control epidemiológico pero no fue posible votar en el senado a un proyecto que declaraba la emergencia sanitaria y alerta epidemiológico en las zonas más afectadas.

Cuba padeció de la epidemia y se tomaron todas las medidas para contrarrestar la enfermedad: se compraron recursos como motomochilas y sustancias químicas para la fumigación; se armaron en todo el país destacamentos de movilizados en apoyo a la campaña; se tocaron todas las puertas residenciales y centros laborales para encontrar focos; se le dio tratamiento antivectorial a las aguas potables; se revisaron y controlaron todos los posibles lugares de infestación; se aislaron a los enfermos sin límites de cama para la estadías en los hospitales, con alimentación reforzada y medicamentos garantizados.

A su vez en los medios de comunicación se explicó con lujos de detalles la manera de prevenir la enfermedad y en los barrios se provocaban encuentros con el médico de la familia para educar a la población en el conocimiento de la prevención y cura de la dolencia. Aún se transmite por la televisión el programa "Sin tregua" para orientar acerca de la lucha contra el aedes aegypti.
Al unísono se activaron todos los centros de investigación para encontrar tratamiento preventivo y de control de la enfermedad. No faltaron los encuentros entre académicos y las jornadas científicas, con respaldo bibliográfico de todo el mundo.

En cuanto al control y prevención del SIDA, en Cuba, la educación se hace desde todos los medios de comunicación posible, no sólo contribuye en ello la prensa radial y televisiva sino también el uso de la persuasión a través de los "carritos por la vida"; las líneas confidenciales de ayuda; los centros comunitarios de la salud; el médico de la familia y todas las instituciones con responsabilidad social en la calidad de vida de la población.

A la persona enferma se le incorpora a la sociedad velando porque no haya discriminación en el acceso al empleo y en la participación social dentro de la comunidad. Se pone al alcance de todos los pacientes portadores del VIH los medios diagnósticos, los exámenes clínicos, las medicinas antirretrovirales, la alimentación reforzada, la consulta especializada; y hasta en los casos de desventaja social se le entregan equipos electrodomésticos y se le mejoran las condiciones de vida en su vivienda.

Para el tratamiento del cáncer, no sólo se dispone de los recursos antes mencionados y de las medidas terapéuticas tradicionales que incluyen la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia sino que existe todo un programa de salud que incluyen las investigaciones científicas en centros académicos especializados con resultados satisfactorios en la cura del algunas patologías cancerígenas con el veneno del escorpión, la utilización de rayos láser, las vacunas contra la enfermedad como el Anticuerpo Monoclonal Humanizado hR3, y el Prevenox (D003), fármacos de origen natural.

Los cubanos tienen a su disposición todos los mecanismos para combatir tales enfermedades, voluntad política existe para que los padecimientos humanos no se conviertan en sufrimientos económicos y mercantiles, la salud debe ser cuidada no sólo a nivel individual sino que debe garantizarse por el estado.

Salud al alcance de todos, sinónimo de justicia social.

sábado, 7 de marzo de 2009

Crónica en verso

Por: Nuria Barbosa León, periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

Desde tu nacimiento el 28 de enero de 1853 aprendimos a quererte como elhombre sincero, forjado al lado de la palma, donde hay un río, con elcanto del sinsonte y con el clarín del monte.

Leímos tus escritos y de ellos aprendimos que ser cultos es la únicaforma de ser libres. Recitamos tus poemas y conocimos a un maestro quesólo alcanzó a vivir 43 años, suficientes para mostrar el camino delconocimiento en los saberes de la filosofía, el arte, la literatura, yla política.

Fue tu vida un llamado de proezas para alcanzar la independencia de Cubay la libertad plena del hombre, sin embargo, tu sueño fue retomado porgeneraciones futuras que han convertido utopías en realidad. Hoy losenemigos de Cuba te invocan absolutizando tus frases y sacándolas delcontexto histórico.

Vislumbraste en la unidad del pueblo y del continente, la única razabuena capaz de arrollar al monstruo imperial de siete leguas en suspies, y evitar, -así- que cayera con esa fuerza más sobre nuestrastierras de América.

Tu rostro fue esculpido en millares de bustos donde depositamos la rosablanca y rendimos tributo. No te veneramos, porque siempre has sido elhombre de ideas que nos conversó al oído los consejos sabios en eldifícil camino de la vida.

Si Patria es Humanidad, aquí en Cuba hacemos una ofrenda al culto honorpor la dignidad plena del hombre y te decimos: que el amor, madre, a laPatria, no es al amor ridículo al suelo que pisan nuestras plantas sinoel sentimiento del hijo que vive por ella, calla y muere.

Igualaste al verso con el monte y con el abanico de plumas; lodescribiste como el puñal y surtidor de agua de coral; lo nombraste:verde claro y siervo herido en el monte amparo; y le diste el vigor delacero con que se funde la espada.

Eres el leopardo que tiene en el monte seco y pardo un amigo, eres elsol bueno y el mar de espuma, vienes de todas partes y hacia todaspartes vas, sabes del pesar profundo de la esclavitud de los hombres yantes del tomar del joyero, la mejor, te quedas con el amigo sincero ycon el amor.

No viajas en el carro de hojas verdes y tampoco morirás como un traidor.No estarás en lo oscuro y, --como bueno--, te admiraremos de cara al sol.

lunes, 2 de febrero de 2009

Cultura en la peña

Por: Nuria Barbosa León, periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

Un espectáculo muy común en Cuba son las peñas culturales donde se reúne el vecindario a descargar entre canciones, poesía y baile en las tardes de ocio y recreación. Nombres como: “Quiéreme mucho”; “Del Tambor a la poesía”; “Buscando Sueños" “Saludos celestial”; “En Familia”; “Superfinos y Populares” son frases que identifican a las tertulias donde se discurren sobre diversos temas y se disfruta de la música, el arte y los pasatiempos.

Una peña es, por definición, círculo de recreo organizado por un grupo de amigos para sus invitados, todos alrededor de su iniciador y principal animador Existe en Cuba una larga tradición de peñas y tertulias, de las que resulta -de entre las más famosas- la que en el siglo XIX tuviera como centro a aquel intelectual revolucionario venezolano que se llamó Domingo del Monte.

Pero también Nicolás de Azcárate, el prestigioso guanabacoense, siguió la costumbre a partir de 1865 y hasta 1867, con sus “Noches literarias” que realizaba en la Villa y que reanudó –ya en La Habana a donde se mudó- a partir de 1879.

Esa tradición se mantuvo en la ciudad hasta la década de los años 30, siendo la última del período la que presidía Fernando Ortiz en el Hotel “Ambos Mundos”, en la Habana Vieja.

Tras el triunfo revolucionario de 1959 y con el incesante desarrollo de la cultura en todas sus manifestaciones, reaparecieron tertulias y peñas, sólo que ahora como un instrumento más para la recreación culta y masiva de toda la población.Utilizan muy pocos recursos de Casas de Cultura y espacios preparados para pocas personas, se programan una vez al mes y el anfitrión se identifica con día en un horario fijo; ej. El segundo sábado ó el tercer domingo, etc.

El publico espera el momento y garantiza su asistencia. No se cobra la entrada y en ellas se reúnen profesionales con aficionados, incluso los participantes son un ente activo que penetra en el guión del espectáculo de forma casuística pero apoyado por el anfitrión.

“Amor con canción se paga”, se realiza en el Museo de Marianao y es un breve espacio para cantar, declamar, bailar, hacer un chiste ó descargar con personas de la comunidad.

Lo sorprendente fue que junto a Nieves, y sus invitados cantaron un trovador aficionado, un joven autista nombrado Liester, Ana Karla de cuatro años y su abuela Tomasa y Carmen Martínez aquejada con un Síndrome Down. Es una tarde donde se pasa un rato agradable, se olvida el tiempo y se recuerda momentos trascendentales del arte.

En las peñas se comparte el arte culinario porque se brinda café, té y se confeccionan platos caseros para ofrecer a los demás. No se ofertan bebidas alcohólicas y se acude con la mejor gala posible. Momento esperado es la rifa que se canta al final de la velada con los números repartidos a la llegada del personal.

Algo negativo que atenta contra las peñas son su poca divulgación, el tiempo de duración y la aglomeración de público en fechas señaladas.

Por otra parte influyen en ella la falta de audio, la mala calidad de los background y la utilización de locales sin condiciones acústicas.

La propuesta de las peñas es una opción recreativa que se debe mantener tanto para el bienestar del artista como de los asistentes, ellas representan el momento de identidad cultural en la comunidad y la gratitud de quienes sueñan con la popularidad y el reconocimiento.

Brindis por la salud del arte, deseos de una vida larga para una modalidad sana, comunitaria y colectiva, amor a quienes expresan sus dotes artísticas. Aplausos para el arte.

martes, 12 de febrero de 2008

José Martí, apóstol de Cuba, maestro de las américas

Por: Alejandro Rutto Martínez

El 28 de enero de 1.853, en el hogar del sargento valenciano Mariano Martí y de doña Leonor Pérez nació un niño cuyo destino era cambiar la historia de Cuba, su país, mientras lograba que su huella y su letra quedaran impresas en las mejores páginas dedicadas a incentivar el espíritu libertario de los pueblos y a estimular a quienes tienen el compromiso noble y delicado de formar hombres y mujeres de bien.

Martí es el héroe, apóstol y símbolo de la querida Isla.

Pero es un maestro cuya voz se escucha aún en los confines de las Américas y en donde quiera que alguien desee mirar con valentía la posibilidad de labrar un destino libre de las cadenas de la esclavitud y de la ignorancia. 

Cuba y los cubanos podrían estar divididos por causa de variados temas y personajes pero Martí los une como sólido pegamento de su identidad.

La discusión, si la hubiera, no es en favor o en contra de Martí y su legado sino alrededor de cómo y cuánto se le quiere y cómo se utiliza la herencia que le dejó al mundo en términos de su aporte a la literatura, la educación y la conciencia política.

Con el permiso de mis nobles hermanos de Cuba, quiero hablar por un momento como martiano para decir que una buena forma de conocer al apóstol es a través de sus frases: frases sencillas, contundentes y expresivas.

He aquí, entonces, una pequeña antología de frases de este compatriota de la humanidad:

-Hombres recogerá quien siembra escuelas. Solo podemos dejarles a nuestros hijos raíces y alas.

-La casa es como un manantial perenne de donde sacamos fuerzas diarias y nuevas siempre frescas y siempre poderosas para la batalla de la vida.

-Solo hay un niño hermoso en el mundo, y cada madre la tiene.

-Sólo hay una cosa comparable al placer de hallar un amigo: el dolor de perderlo.

-Los hombres son como los zafiros, unos dan luz de sí, y otros brillan con la que reciben.

-Cambiar de amos no es ser libre.

-La madre del decoro, la savia de la libertad. el mantenimiento de la República y el remedio de sus males es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura

-Un pueblo instruido ama el trabajo y sabe sacar provecho de él; un pueblo virtuoso vivirá más feliz y más rico que otro lleno de vicios y se defenderá mejor de todo ataque.

-No hay buena educación sin instrucción. Las cualidades morales suben de precio cuando están realzadas por las cualidades inteligentes.

-Una escuela es una tregua de espíritus; ¡Ay de los pueblos sin escuela! ¡Ay de los espíritus sin temple!

-He ahí pues, lo que han de llevar los maestros por los campos. No sólo explicaciones agrícolas e instrumentos mecánicos, si no la ternura, que hace tanta falta y tanto bien a los hombres.

-Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.

-Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender.

-La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.

-Contemplar la magia de la naturaleza es sembrar en el alma la riqueza de la vida.

-La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía. La libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre.

-El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro.

-La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes.

- La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor.

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