Forugh Farrojzad: "Hay una calle que mi corazón se ha robado de los barrios de mi infancia".
Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Ir todas las mañanas al aeropuerto San José era todo un deleite por aquella época en que en las tertulias familiares aprendí que tenía nueve años bien cumplidos y estaba comenzando a ser “todo un hombrecito”. Contrariando las recomendaciones de sus amistades más cercanas mi padre había comprado un lote en lo más remoto de la ciudad, a solo trescientos metros del aeropuerto, en un lugar desde donde, según el decir popular, se devolvía la brisa. Pero como Ernesto (así se llamaba mi papá) no era de los que cambiara de opinión fácilmente, siguió adelante en su singular proyecto de construir su casa cerca del lugar en donde anidaban los ruidosos aviones de la época. Y decidió construirla como se hace lo que uno más quiere: a puro pulso. Literalmente, a puro pulso.