Por: Danny Daniel López Juvinao
Profesor catedrático de la Universidad de La Guajira
Nuestra región Caribe afronta una serie de antivalores producto de las tradiciones de las culturas que se posicionaron en esa zona del país, situación que no excluye otros territorios de Colombia y que con manifiesto arraigo se hace visible en el departamento de La Guajira y por supuesto más específicamente en el municipio de Maicao.
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Se puede decir, al entender la ética como una rama que implica el deber, el respeto por los demás seres, por las leyes y por lo concebido socialmente, que el machismo, característica desbordante de los maicaeros, ha llevado al “comportamiento varonil” a escalas donde la familia se ve claramente afectada y deteriorada. Vemos como la mayoría de los hombres que habitan estas tierras ven como algo común tener varias mujeres al mismo tiempo y procrear hijos con cada una de ellas, perdiendo el sentido de deber que tienen con sus herederos y el razonamiento lógico que lleva a que los niños crezcan con falencias en su desarrollo y que aporta al atraso social (directa e indirectamente) en que estamos sumergidos.
Esto podría causar polémica, pero debemos ser autocríticos, y es que, la población con bajos índices de educación en Maicao, asocia la felicidad y el buen vivir a las parrandas de los fines de semana, el trago, andar en carro, cargar con muchas prendas y se desconoce el valor ético que en esencia tiene la conformación de una familia, aunque por supuesto existen las notables excepciones.
Ahora viene una nueva generación, que ha tenido seguramente mayores oportunidades de formase porque entiende mayormente las implicaciones y el poder que tiene la educación, de esta forma el carácter y las costumbres persiguen conceptos universales de ecoética pero incluso las nuevas tecnologías pueden distorsionar un poco esta realidad de acuerdo al uso que se les de a las mismas.
Los distintos ámbitos de la vida personal y social del comportamiento de los hombres maicaeros, propenden una reflexión sobre el hecho moral que nos lleven a conectar muchas situaciones que estamos viviendo a nuestro contexto económico-político para estudiar nuestra actuación como una red de seres humanos que propenden por aumentar su calidad de vida.
La buena conducta en Maicao es cuestionable, así como las valoraciones generales de los seres humanos que viven en sociedad, pero que adolecen de ciertos principios básicos que uno no sabría de donde fundamentarlos, sin embargo, al identificarse la ética con la voluntad y libertad absoluta de la persona, de algún modo si se aportan elementos desde la formación básica del individuo humano en La Guajira, se podría generar un cambio a los paradigmas preestablecidos en nuestra región.
El irrespeto a las normas, al adormecimiento de sistemas morales, el problema de los valores y la cuestión de la obligación moral, son apenas algunas de las circunstancias desfavorables que clásicamente nos inundaron, todavía se viene un camino en que las oportunidades de mejoran sobreabundaran y solo nos cabe entender que ello depende de nosotros mismos como sociedad en búsqueda del desarrollo.
Profesor catedrático de la Universidad de La Guajira
Nuestra región Caribe afronta una serie de antivalores producto de las tradiciones de las culturas que se posicionaron en esa zona del país, situación que no excluye otros territorios de Colombia y que con manifiesto arraigo se hace visible en el departamento de La Guajira y por supuesto más específicamente en el municipio de Maicao.
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Se puede decir, al entender la ética como una rama que implica el deber, el respeto por los demás seres, por las leyes y por lo concebido socialmente, que el machismo, característica desbordante de los maicaeros, ha llevado al “comportamiento varonil” a escalas donde la familia se ve claramente afectada y deteriorada. Vemos como la mayoría de los hombres que habitan estas tierras ven como algo común tener varias mujeres al mismo tiempo y procrear hijos con cada una de ellas, perdiendo el sentido de deber que tienen con sus herederos y el razonamiento lógico que lleva a que los niños crezcan con falencias en su desarrollo y que aporta al atraso social (directa e indirectamente) en que estamos sumergidos.
Esto podría causar polémica, pero debemos ser autocríticos, y es que, la población con bajos índices de educación en Maicao, asocia la felicidad y el buen vivir a las parrandas de los fines de semana, el trago, andar en carro, cargar con muchas prendas y se desconoce el valor ético que en esencia tiene la conformación de una familia, aunque por supuesto existen las notables excepciones.
Ahora viene una nueva generación, que ha tenido seguramente mayores oportunidades de formase porque entiende mayormente las implicaciones y el poder que tiene la educación, de esta forma el carácter y las costumbres persiguen conceptos universales de ecoética pero incluso las nuevas tecnologías pueden distorsionar un poco esta realidad de acuerdo al uso que se les de a las mismas.
Los distintos ámbitos de la vida personal y social del comportamiento de los hombres maicaeros, propenden una reflexión sobre el hecho moral que nos lleven a conectar muchas situaciones que estamos viviendo a nuestro contexto económico-político para estudiar nuestra actuación como una red de seres humanos que propenden por aumentar su calidad de vida.
La buena conducta en Maicao es cuestionable, así como las valoraciones generales de los seres humanos que viven en sociedad, pero que adolecen de ciertos principios básicos que uno no sabría de donde fundamentarlos, sin embargo, al identificarse la ética con la voluntad y libertad absoluta de la persona, de algún modo si se aportan elementos desde la formación básica del individuo humano en La Guajira, se podría generar un cambio a los paradigmas preestablecidos en nuestra región.
El irrespeto a las normas, al adormecimiento de sistemas morales, el problema de los valores y la cuestión de la obligación moral, son apenas algunas de las circunstancias desfavorables que clásicamente nos inundaron, todavía se viene un camino en que las oportunidades de mejoran sobreabundaran y solo nos cabe entender que ello depende de nosotros mismos como sociedad en búsqueda del desarrollo.