Por:
José Carlos Molina B.
Abogado litigante, presidente del Colegio de Abogados de Maicao CODAMA
Cuando uno escucha hablar del “Acuerdo Sobre lo Fundamental”, de inmediato surge a nuestra memoria la figura del destacado dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado, quien durante muchos años le propuso al país político realizar ese tipo de acuerdo, pero nunca encontró respaldo para establecerlo.
Desde ese momento varias personalidades en nuestro país lo han propuesto en diferentes eventos y circunstancias; así vimos como el candidato del Polo Democrático Alternativo Gustavo Petro, propuso a su partido realizar un acuerdo sobre lo fundamental.
En estos momentos en que la circunstancias económicas y sociales del municipio se encuentran en profunda dificultad, un grupo de académicos, vinculados a la Universidad, a diferentes Instituciones Educativas, a Organizaciones no gubernamentales y en general miembros de la sociedad civil, comenzamos a plantear la necesidad que en Maicao se pacte un gran “ACUERDO SOBRE LO FUNDAMENTAL”, donde participen diferentes sectores de la sociedad acompañados de las instituciones públicas y entre todos construir un modelo de ciudad viable.
Estamos próximos a cumplir nuestro primeros 100 años, nos hemos preguntado: ¿Qué modelo de ciudad queremos construir y proyectar para las presentes y futura generaciones?, ¿Alguien ha pensado en ello?, ¿O simplemente iremos resolviendo nuestras dificultades socioeconómicas y políticas de acuerdo al criterio del gobernante de turno?
Somos firmes convencidos que está ciudad requiere ser pensada, planeada a corto, mediano y largo plazo. Las sociedades en el mundo que alcanzaron mayor grado desarrollo, son precisamente las que planificaron de manera eficiente y eficaz su modelo socioeconómico; lejos de las mezquindades partidistas e interese personales. Ese sería el génesis del Acuerdo Sobre lo Fundamental.
Se debe partir de la certeza de lo que somos y tenemos y de lo que queremos ser. La Fundación Guajira en Marcha, realizó recientemente un estudio situacional de Maicao, al cual tuvimos acceso y a pesar que el panorama es sombrío existe amplias posibilidades de desarrollo, pero se requiere plena disposición de toda la dirigencia guajira y de Maicao en particular.
El modelo de cuidad debe tener unos objetivos con sus tiempos, lo mismo que fuentes viables desde lo jurídico y lo económico para ejecutar los objetivos. Realizar este acuerdo es un imperativo moral e histórico para la dirigencia maicaera; imperativo que no debemos delegar, ni aplazar, porque el tiempo será siempre nuestro peor verdugo.
Ese acuerdo sobre lo fundamental como hemos dicho, requiere que la idea del bien común este siempre por encima del bien particular y se piense en: Redefinir nuestra actividad comercial, que se adecue nuestra zona de comercio; el centro de la ciudad debe ser un modelo en lo organizativo y en lo estético, para que seamos de verdad una vitrina comercial; que se mire nuestra zona rural como una oportunidad para fortalecer la actividad agrícola; concretar la creación de la seccional de la Universidad de La Guajira en Maicao, que se identifique prioridades en nuestra educación universitaria, que se aproveche, organice y fortalezca la estructura hospitalaria.
Resolver nuestros servicios públicos (Agua, Aseo y Energía eléctrica), cualquier programa por brillante que sea tendría serias dificultades si continuamos con esos pésimos servicios.
Los administradores de empresas tiene un axioma contundente a la hora de referirse a la gerencia de cualquier proyecto: “LO QUE NO SE PUEDE MEDIR NO SE PUEDE ADMINISTRAR” y lo que ha ocurrido hasta nuestros días (año 2010), es que nuestros administradores (Gobernantes) han carecido de un instrumento técnico y científico adecuado que les permita establecer indicadores mínimo en materia pobreza y lo que ello constituye para luchar contra ese flagelo. No es simplemente medir cobertura, es establecer y controlar niveles calidad, de eficiencia en materia saneamiento básico, de Educación, salud y servicios públicos; es corroborar con los usuarios niveles de satisfacción. Todo ello es posible cuando el gobernante cuenta con una oficina de planeación técnicamente adecuada, que funcione como un observatorio.
Así el gobernante de turno tendrá un norte consensuado que podrá complementar con su propio proyecto de gobierno.
Maicaeros de nacimientos o por adopción, entendamos que nuestra ciudad NO TENDRÁ FUTURO mientras se siga administrando por coyunturas, sin visión y poca planificación. No necesitamos un mesías, necesitamos el consenso de hombres y mujeres plasmado en un acuerdo sobre lo fundamental; necesitamos gobernantes que prioricen en obras de intereses y beneficios colectivos, cuyas obras impacten positivamente en nuestro presente y futuro.
Por mil sueños y un millón de realidades… Maicao rumbo al centenario.