“Lo que más enriquece el pensamiento de uno
es la pluralidad de pensamiento de los demás”
Joan Manuel Serrat
Por: Amylkar D. Acosta M.
www.amylkaracosta.net
EL DERECHO AL DISENSO
Estamos ad portas de la realización de la consulta de la región Caribe el próximo 14 de marzo en pos de su integración y la autonomía, entendida esta como la define el ex magistrado del Consejo de Estado Javier Henao Hidrón, como “la capacidad de decisión política”, para dejar de ser alfil sin albedrío del asfixiante centralismo.
Nada más, pero tampoco nada menos. Como era de esperarse, dicha propuesta suscitaría una gran controversia en torno a su conveniencia y pertinencia, incluso se ha cuestionado hasta su misma viabilidad. El reputado periodista caribe Jorge Medina armó la de Troya con su provocador artículo en el cual sentencia que “la región Caribe está en pañales y la Costa (sic!) podría ir rumbo a una nueva frustración”. Él se pone la venda antes de la herida cuando afirma que “más de uno osará excomulgarme y declararme enemigo del proceso a partir de estos puntos de vista”.
Ese no seré yo, pues, parafraseando a Evelyn Beatrice Hall me apresuro a decirle que “no estoy de acuerdo con lo que tú dices, pero defenderé a ultranza tu sagrado derecho a expresarlas”. No participo de la falacia del mayoritarismo propia de la entelequia del Estado de “opinión” ahora tan de moda, pues comparto con Alberto Lleras que las minorías que disienten no son “un capricho, ni una testarudez, sino a veces la representación de lo que no está muerto en el pasado y, otras, la semilla ardorosa del porvenir”.
Hecha esta salvedad, ahora, como le dijo la gallina al gallo, vamos al grano, no sin antes anotar que al responderle sus acotaciones a Jorge me digan que el que se escama es por que es pescado, pero sería peor que se diga que quien calla otorga.
EL DRAMA DE SÍSIFO
Comparto con Jorge que “quien opina no impone, sólo aporta a la reflexión” y de ello se trata; al final de este debate tendremos que salir con más claridad y con menos dudas sobre la naturaleza y alcance de esta convocatoria. Me parece una ligereza la afirmación gratuita que él hace en el sentido que esta bandera simplemente hace parte de los “temas distractores y mediáticos” a los cuales han recurrido los mandatarios seccionales como subterfugio para hacer olvidar las promesas incumplidas.
Creo que lo que está en juego es mucho más de fondo, sobre todo si nos remitimos a los antecedentes de este proceso, el mismo que él tuvo el “privilegio de haber visto nacer… desde el comienzo del Sipur”, además de asistir “a todos los foros regionales y a cada uno de los episodios que significaron un hito en la lucha por la autonomía costeña”. Dice Jorge que “estamos repitiendo los errores que en el pasado han evitado el consenso político requerido para lograr una Ley de ordenamiento territorial en Colombia”, pero no dice cuáles son esos errores para corregirlos.
Es cierto que en el transcurso de 18 años de vigencia de la Constitución de 1991 se han frustrado 17 intentos de expedir la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT) y 10 en el caso del Proyecto de la Región Administrativa y de Planificación (RAP), de los cuales 2 fueron de mi autoría, pero son múltiples las razones, más que errores, que han impedido su trámite y aprobación, destacándose entre ellas la falta de voluntad política tanto de parte del gobierno como del legislativo.
Así como Sísifo según la mitología griega fue obligado a empujar una roca inmensa cuesta arriba por una falda empinada y antes de alcanzar la cima la roca se deslizaba hasta el fondo del abismo, para luego emprender de nuevo la penosa tarea de remontar la ladera empujando de nuevo la roca, parece que las regiones colombianas tuvieran el mismo sino histórico en su empeño de desarrollar los preceptos de la Constitución que consagran su autonomía.
Conscientes de las dificultades para que por fin se pueda expedir la LOOT se adelantó una ponderada y concienzuda concertación propiciada por los señores gobernadores, pero de la cual participaron los parlamentarios y el gobierno nacional, amén de la sociedad civil, arribando a una propuesta de proyecto de ley liviano, sin arandelas ni complejidades, acotándose con base en los parámetros fijados por la Corte Constitucional en su Sentencia CC 1042 de 2007, de la cual fue ponente el Magistrado caribe Humberto Sierra Porto. Claro que “la conversión de la Costa Caribe colombiana en entidad territorial tiene mucha tela por cortar…En primera instancia será necesaria la Ley de Ordenamiento Territorial” y que “el camino posterior es más que culebrero”, quién lo duda.
Pero, lo criticable no es que la región vuelva a la carga enarbolando una vez más la bandera de la integración y la autonomía regional; lo deplorable es que la región como tal no haya persistido en esta tarea debido al síndrome de la luciérnaga, que se caracteriza precisamente por la intermitencia de su luz que tan pronto se enciende como se apaga. Debemos más bien imitar la antigua fábula china del viejo tonto que removió la montaña, gracias a su perseverancia, pues la constancia vence lo que la dicha no alcanza. Pienso con el deseo que esta vez sí se va lograr su aprobación, ya que con la copiosa votación de la consulta los parlamentarios elegidos ese mismo día estarán recibiendo un mandato ciudadano y de paso se le notifica al país su voluntad y decisión de avanzar hacia la constitución de la región como entidad territorial.
HAY CON QUÉ Y CON QUIÉN
Con la aprobación de la LOOT se desbrozará el camino para avanzar en dicho propósito; pero, se pregunta Jorge “si es aprobada, qué tenemos nosotros listo para el desarrollo de la figura?” y él mismo se contesta olímpicamente “nada”. Y añade despectivamente a renglón seguido que son “las mismas y respetables cifras del doctor Adolfo Meisel, uno que otro editorial de El Heraldo y El Universal, la firma de una segunda parte del Acuerdo Caribe” y pare de contar.
Para él cuenta muy poco el gran trabajo que se ha venido realizando a través del Observatorio del Caribe, de Fundesarrollo, el Centro Estudios Económicos Regionales (CEER) del Banco de la República, de acreditados centros académicos e investigativos, así como por parte de investigadores independientes, todos ellos muy serios. Allí hay un gran acervo documental que nos permite prefigurar y visualizar el futuro, que como dice Karl Popper “no está predeterminado, todos nosotros contribuimos a determinarlo” y en esas estamos.
A guisa de ejemplo, el Fondo de Compensación, y de equidad añadiría yo, regional es mucho más que un “sonsonete”; detrás de su formulación hay todo un trabajo conceptual, cálculos y proyecciones que resisten cualquier análisis, a tal punto que en la Cumbre del Caribe realizada en Santa Marta mereció el respaldo unánime de todos los precandidatos y candidatos presidenciales sin excepción alguna. En tan enjundioso como sólido trabajo participaron intelectuales de la talla de Antonio Hernández, Salomón Kalmanowitz, Adolfo Meisel y Jairo Parada, entre otros, todos ellos con gran reconocimiento y trayectoria académica a nivel nacional.
No tenemos, entonces, una Agenda “vacía” como la que nos augura Jorge en su diatriba, está llena de contenido.
Estamos de acuerdo en que “convertirnos en región territorial (sic!) no es soplar y hacer botella”, porque no estamos jugando solos en la cancha; esta causa tiene sus detractores y enemigos, muchos de ellos agazapados. Asaz difícil pero no imposible será lograrlo, pues bien se ha dicho que no hay empresas imposibles sino hombres incapaces.
Quién dijo que el “chabacanismo promotor del supuesto nuevo proceso de regionalización…estamos pidiendo traje y peinado nuevo sin saber siquiera el lugar al que queremos (¡!) ir para mostrar la nueva presentación”? No señor, en los últimos años se han dado eventos tan importantes y trascendentales como la convocatoria por parte de las corporaciones autónomas del Caribe en abril de 2006 para trabajar en una Agenda para el Desarrollo Sostenible del Caribe en abril de 2005, el Taller Regional que tuvo por escenario el Amira de la Rosa el 23 de noviembre de 2007 bajo los auspicios de los gobernadores recién elegidos, los mismos que posteriormente firmaran El Compromiso Caribe el 30 de enero de 2008 y luego constituyeron la Asociación de Departamentos del Caribe. Sus conclusiones se vinieron a sumar a los de otros eventos tales como la itinerante Cátedra del Caribe y los conversatorios propiciados por El Observatorio del Caribe a lo largo y ancho de toda la región Caribe.
Es claro, entonces, que contamos con una hoja de ruta que nos sirve de guía, con una masa crítica de pensadores y tenemos unas metas bien definidas, pues somos sabedores que ningún viento le es favorable a quien no tiene un puerto de destino.
Ojala los malos presagios de Jorge no se convierta en una de esas profecías autocumplidas, que son aquellas que se lanzan al desgaire y luego se hace todo lo posible para que se cumplan.
Yo rescato su imploración a Dios para que él que todo lo puede “quiera que podamos avanzar positivamente y logremos lo que de verdad requerimos”, porque ello es mejor que incurrir en el despropósito del gitano andaluz, quien le pidió al Señor tres gracias: la primera que la mujer no se la jugara, la segunda que si le llegaba a ser infiel que él no se enterara y la tercera que si se le llegaba a poner los cuernos y el se llegaba a dar cuenta que no le importara nada.
No podemos, entonces caer en la inacción, en quedarnos con los brazos cruzados refunfuñando y gesticulando por lo que pudo ser y no fué o anclados en el pasado; digamos más bien con Jorge Zalamea: salta hombre sobre tus propias fronteras, pues ya no cabes en ellas!
Está bien que se debata, que se discuta, que se controvierta, pero ojo, no caigamos en la trampa de distraernos en este momento de nuestro objetivo fundamental que es sacar avante la consulta, cuando todas las energías de todos deben estar concentradas en asegurar el éxito de esta jornada memorable, no vaya a ser que nos pase lo que a las dos liebres, que al ver dos perros de caza que se le aproximaban peligrosamente y en lugar de escapar se entretuvieron discutiendo entre las dos si eran galgos o eran podencos hasta que los dos perros dieron buena cuenta de ellas convertidas en presa de caza sin que se alcanzaran a ponerse de acuerdo sobre la raza de sus devoradores. Región Caribe, ya!
Bogotá, febrero 23 de 2010
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