martes, 10 de marzo de 2009

Noticias de Maicao

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¿Cuál cohesión social?

Amylkar D. Acosta M[1]

Uno de los tres ejes de la política de este gobierno, además de la seguridad democrática y la confianza inversionista, es la cohesión social. Sin embargo, justamente es en este aspecto en el que, seis años después, muestra el más pobre balance.

Colombia desaprovechó la oportunidad que le brindó el llamado “quinquenio virtuoso”, de 2002 – 2007, cuando la economía creció en promedio el 6%, por encima del promedio histórico del 4%, para reducir la pobreza y mejorar la distribución del ingreso, como sí lo hicieron los demás países de la región. Según la CEPAL el coeficiente Gini, que mide el grado de concentración del ingreso, en el que 1 es la máxima concentración y 0 es la igualdad completa, pasó de 0.572 en el período 2000 – 2002 a 0.584 para 2002 – 2005, pasando del nivel de desigualdad alto a muy alto.

Ello lo que indica es que los frutos del mayor crecimiento en este período de auge de la economía no fue compartido, sino que fueron acaparados por muy pocas manos, no se dio el “goteo”, como lo llama el FMI, esto es que “la riqueza que se genere en la punta de la pirámide termine llegando a la base”.

Debe haber sido el remordimiento de conciencia el que llevó al ex ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, cuando radicó el proyecto de Plan de desarrollo del segundo tiempo de la administración Uribe, a afirmar que el turno ahora era para lo social; pero, el presidente Uribe ya tiene el sol a sus espaldas y de aquello nada.

Ahora el escenario es otro y como lo vaticino la OIT, “el empleo será la principal víctima de la crisis”[2]. El más reciente reporte del DANE lo corrobora: la tasa de desempleo pasó del 13.1% en enero de 2008 a 14.2% en enero de 2009, la tasa más alta para este mes en los últimos cinco años, para un salto de 1.1 puntos porcentuales, elevándose a 2.830.000 el número de desempleados, 308.000 más que un año atrás, alejándose ostensiblemente de la meta del gobierno de llevar a un solo dígito la tasa de desempleo a escala nacional.

Concomitantemente con la pérdida del empleo se acrecienta el fenómeno de la informalización y precarización del mismo; es así cómo el empleo informal, el del rebusque, pasó de 56.3% enero de 2008 al 57.7% en el último trimestre.

No han faltado quienes, queriendo pescar en río revuelto, han salido a proponerle al gobierno por enésima vez que “hay que revisar el tema del empleo y las barreras que hay para ingresar a puestos de trabajo, una de ellas son los parafiscales. Hay que buscar fuentes de financiación para el Sena y el ICBF”[3]. Cabe preguntarles cuáles son esas fuentes alternas para financiar los más de $5 billones que ello comporta en medio de esta estrechez fiscal[4].

Bien se ha dicho que la cuerda siempre se rompe por la parte más débil, que en este caso son los costos laborales; como afirma Viviane Forrester, los desempleados “despojados de empleo se los culpa por ello”[5] a ellos mismos. Se aduce que son los altos costos laborales los mayores generadores de desempleo y a ello, supuestamente, contribuyen las así llamadas “cargas” parafiscales.

Se refieren a los aportes del 4%, 3% y 2% de la nómina a las cajas de compensación familiar, al ICBF y al SENA, respectivamente. Es claro que el desmonte de tales aportes significará el principio del fin de tales instituciones, tan caras a la población de menores ingresos, que son precisamente las beneficiarias de sus programas.

El gobierno nacional, a pesar de su aparente reticencia a dar este paso, so pretexto de que “es más fácil y barato para nosotros subsidiar la no destrucción que la creación de empleos”[6], expidió el Decreto 525 del 23 de febrero, amparándose en la Ley 590 de 2000, mediante el cual se permite el enganche de trabajadores con descuento automático de los parafiscales.

Este es el trillado camino que han seguido este y los anteriores gobiernos dizque para promover el empleo sin lograrlo; de ello dan cuenta las dos reformas laborales expedidas[7] y todas las gabelas a las rentas de capital en las sucesivas reformas tributarias[8]. Todas ellas han tenido un marcado sesgo a favor de las rentas de capital, bajo la falsa premisa de que lo que es bueno para el capital es bueno para el trabajo, pero los hechos son los hechos y además son elocuentes.

Cabe preguntarse por qué en lugar de buscar el ahogado aguas arriba, atribuyéndole el mal crónico del desempleo a los costos laborales, no lo buscan aguas abajo, en los exorbitantes costos financieros en los que incurren las empresas o en los sobrecostos que conlleva la deficiente infraestructura de vías, puertos, transporte y logística en general, amén de su propia ineficiencia.

Colombia tiene que cambiar de paradigmas, para ser más competitiva e incluyente le tiene que apostar a la mayor productividad; no puede seguir apostándole al sortilegio de la tasa de cambio y al sofisma de los costos laborales, a riesgo de que si no lo hace la brecha entre ricos y pobres se va a seguir ensanchando.

El premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz afirma sentenciosamente que “índices elevados de desigualdad, sobre todo como consecuencia del desempleo, pueden derivar en descontento social, es probable que aumente la criminalidad y se genere un clima que no sea atractivo para los negocios”[9], que es lo que empezamos a ver en nuestro martirizado país

Bogotá, marzo 7 de 2009
http://www.amylkaracosta.com/
[1] Ex presidente del Congreso de la República
[2] El Espectador. Octubre, 21 de 2008
[3] Portafolio. Martha Lucía Ramírez, ex ministra y Senadora. Octubre, 23 de 2008
[4] Amylkar D. Acosta M. Los parafiscales. Mayo, 25 de 2006
[5] Viviane Forrester. El horror económico. FCE
[6] Portafolio. Diego Palacio, Ministro de Protección. Febrero, 23 de 2009
[7] Ley 50 de 1990 y Ley 782 de 2002
[8] Ley 633 de 2000 y Ley 788 de 2002
[9] El Tiempo. Citado por Abdón Espinosa V. Octubre, 23 de 208

sábado, 7 de marzo de 2009

Maicao, zona especial de seguridad

El mayor Nelson Quiñónez ofrece declaraciones a los periodistas de "Buenos Días Maicao"


Maicao-. Como Zona Especial de Seguridad ha sido declarado Maicao por la Dirección nacional de la Policía.

La información fue entregada por el comandante de Tercer Distrito de Policía Guajira, mayor Nelson Quiñónez Manchola, quien manifestó que tal calificación se hizo teniendo en cuenta varios factores entre ellos su condición de zona de frontera y los índices delincuenciales de los últimos meses.

Las Zonas Especiales de Seguridad tienen un tratamiento diferente y una mayor asignación de recursos. Por este motivo Maicao cuenta con una mayor cantidad de policías en relación con su número de habitantes.

De acuerdo con la declaración de Quiñónez Manchola solo 24 localidades en todo el país tienen el estatus de Zona Especial de Seguridad.

Para atender nuevos servicios en salud SENA certifica a personal en cuidados intensivos pediátricos

El sector salud continuará recibiendo apoyo para formar talento humano en las nuevas especialidades que ofrecen clínicas y hospitales.

Riohacha, 5 de marzo de 2009.- Para atender los servicios de cuidados intensivos pediátricos que desde hace poco tiempo se ofrecen a la comunidad guajira en Riohacha, el SENA Regional Guajira formó a 20 enfermeros mediante convenio suscritos con la Sociedad Médica y Geomédica.

Los gerentes de las dos entidades, Manuel Rivadeneira y Diana Coronado, reconocieron la labor del SENA en la formación del personal requerido y solicitaron otras modalidades de formación para continuar con el mejoramiento del servicio en sus respectivos centros asistenciales.

“Es una oportunidad para que los paramédicos tengan herramientas que le permitan atender a los pacientes de la mejor manera partiendo de las características de la población atendida que son niños”, dijo el gerente de Sociedad Médica – Clínica Riohacha, médico Manuel Rivadeneira en el acto de entrega de certificaciones.

Para atender el sector salud se definieron programas especiales en la Regional Guajira que tendrán cobertura en municipios de cómo Maicao y San Juan, donde existen importantes centros médicos de primer y segundo nivel.Para complementar la formación los enfermeros tomarán cursos en sistemas, servicio al cliente y ética.

Al atender ésta área de la salud el SENA contribuye con el desarrollo del sector y aporta herramientas para mejorar la atención a la comunidad.

La apuesta

Por Nuria Barbosa León, Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
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El Liceo de la ciudad de Morón, en la provincia cubana de Ciego de Ávila, es quizás similar a la creada en otros sitios del país, caracterizado por una fuerte edificación de varios pisos, con columnas enormes, techos altos y paredes forradas. En él se asociaban lo más selecto de la burguesía azucarera antes del triunfo de la Revolución.

A ese sitio se le nombraba también Colonia Española, y fue fundada por los inmigrantes ibéricos llegados a Cuba a finales del siglo XIX y principios del XX en busca de un bienestar económico negado en su tierra.

El lugar representaba la cúspide para los ratos de ocio, allí se reunía quienes tenían dinero para pagar mensualidades y disfrutar de los juegos del billar, el ajedrez, el dominó, conversar, beber cócteles, comer y hacer “negocios”.

La junta directiva del Liceo programaba actividades culturales y recreativas para sus socios, y, quienes no portaban la credencial no podían ni acercarse a sus puertas. La condición de socio se otorgaba después de realizar una investigación genealógica y comprobar la no existencia de negros en la familia.

Por cierto, también estaba la Unión Fraternal, un club donde asistía la mayor parte de los mestizos de Morón.

Los negros y mulatos eran la gran población carente de dinero para financiar un club e igualarlo a la Colonia Española y por eso su sede era un edificio de una sola planta, sin lujos, ni comodidades y con actividades poco atractivas.

Entrar al Liceo era la carta de triunfo para encontrar pareja y amistades solventes pero a su vez era la única forma de disfrutar de una orquesta de moda como la del Benny Moré, Riverside, ó Aragón. Allí se celebraron las mejores fiestas de quince del pueblo y los festines de mayor rango.

La carta de triunfo para los jóvenes, en los años 50, era saltar la cerca del patio y burlar la vigilancia de los directivos, escondidos detrás de la arboleda y entre la gente. Por eso aquella noche, nos reunimos tres del grupo y esperamos el momento para dar el brinco. Una vez dentro hicimos la gran apuesta: Salir por la puerta principal y después de concluido el baile.

Nos dispersamos y vi como votaron al primero, luego el segundo duró un poco más sin salir de su escondrijo, pero igual fue descubierto y echado. Se me ocurrió, entonces, una genial idea para ser el ganador.

Me aposté cerca de la orquesta y en un momento de descuido subí a la tarima, tomé los timbales y a tocar. Las luces no me dejaban ver al público y el sonido se me hizo muy melódico al punto que me dejó extasiado y no supe cuando se acercó el fuertote que dando traspié me bajó. Sin embargo, de la muchedumbre se iniciaron los aplausos y los chiflidos.

En toda aquella confusión no se sabía si era de aprobación o no. Los golpes me vinieron encima hasta que vi la calle como un respiro de libertad.

Al día siguiente salí en busca de mis amigos para cobrar la apuesta y mi gran sorpresa fue la publicación de un titular en el periódico local: “Se busca al negro del timbal”.

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