Por: Silvia Atrio ( Egresada de la Extensión Maicao y Docente detensión la Universidad de la Guajira )Los científicos siempre han querido imitar al cuerpo humano para hacer máquinas que lo reemplacen, muc
ho han logrado, pero aún no lo han conseguido totalmente, quizá no lo consigan nunca.
Existe algo que el humano no puede fabricar: LA VOLUNTAD.
La voluntad da libertad para actuar de una u otra forma. Ante diferentes situaciones, no estamos programados para reaccionar siempre de la misma forma y ante situaciones similares, no todos reaccionamos igual.
Por lo tanto, se debe considerar a la tecnología, como una GRAN AYUDA, pero no como un reemplazo de las capacidades humanas, en el campo intelectual. Si no hay un entrenamiento para elaborar razonamientos abstractos, si no se crean los enlaces con los cuales obtener conclusiones, si no se mantiene al órgano más importante del cuerpo, el cerebro, continuamente en sana actividad, se cae en la pereza mental y fácilmente los sentidos se dejan encandilar por programas “somnicerebrales” del televisor, por horas perdidas en conversaciones insulsas en el Chat, o por juegos electrónicos, que incentivan los mecanismos de reacción y coordinación mano-cerebral, pero no preparan la mente para resolver problemas, elaborar resúmenes literarios o sacar conclusiones.
Aprender o aprehender, del latín apprehendere, significa agarrar, adquirir el conocimiento de algo, retener algo en la memoria. Es un proceso complejo, maravilloso y adictivo, cuando se siente el placer que produce resolver un problema o entender una situación. Cuanto mas se aprende, mas conciencia se tiene de lo mucho que falta por aprender.
Este mecanismo se ha dado, y se da de la misma forma, desde el primer cerebro humano que existió sobre la tierra, y es lo que lo ha llevado, y lo lleva, a su evolución continua. Gracias a esto existe la tecnología, cuya misión, entre otras, es encontrar la forma de facilitar el proceso de aprendizaje, pero nunca reemplazarlo. No existe una máquina, a la cual poder conectarse, que incorpore conocimientos y experiencias al cerebro automáticamente, sin un esfuerzo libre, voluntario y meramente humano.
La tecnología puede acercar el conocimiento, hacer más fácil la posibilidad de acceder a una gran cantidad de información en poco tiempo, es un medio y no un fin. El fin o propósito que se debe lograr, es el de incorporar conocimientos, masticarlos y tragarlos, para que se absorban las sustancias que permitan el óptimo desarrollo de la persona, y se desechen las nocivas.
La Internet es una herramienta muy útil, pero si no va acompañada de habilidad para encontrar la información precisa, destreza en la comprensión de textos y capacidad para relacionar temas, no logra satisfacer las necesidades de quien busca conocimientos, y se deja llevar por la amplia gama de ofertas de entretenimiento fácil, que no contribuyen al desarrollo intelectual del individuo. En este mundo tan competitivo, que no está hecho para los que se rinden fácilmente, la persona que no adquiera conocimientos, deberá someterse a las que sí lo tengan, le guste o no, porque no tendrá argumentos útiles para defenderse.
Cuando el que busca información es un estudiante, para cumplir con una tarea asignada, comete fraude al violar el derecho de autor y comete un error al pensar que al “seleccionar, copiar y pegar” una respuesta, cumple con la misión de aprender, de incorporar conocimientos. Puede parecer una solución mágica y rápida, ideal para la impaciencia humana que todo lo quiere instantáneo. Pero hay procesos que requieren de tiempo, y el de aprendizaje es uno de ellos, ya que en él, intervienen muchas variables, como coeficiente intelectual, genética, experiencias emocionales, autoestima, motivación temprana, desmotivación, estado de ánimo, estrés, alimentación y otras.
Por todo esto, invito a los estudiantes a tomar conciencia de la gran responsabilidad que tienen con su propio ser, esforzándose por utilizarlo al máximo en acciones intelectuales que lo beneficien, y a los profesores, a que no admitan una tarea “copiada y pegada” de sus estudiantes, si no está ampliamente analizada y digerida, para que el proceso de “agarrar los conocimientos” no se detenga, y la educación se engrandezca con la tecnología, y no corra el riesgo de desmejorarse por culpa del mal uso de la misma.