Maicao-. Rechazo, repudio, indignación y, por supuesto, mucho dolor, causó el asesinato del joven
Jeison Smith Martínez Arzuza, ocurrido el viernes 20 de marzo a las 7 de la noche en el Barrio Torre de la
Majayura en donde vivía en compañía de su familia.
Los hechos se presentaron cuando el joven, de 15 años de edad, regresaba a su casa luego de cumplir su jornada de clases en el colegio
Norberto I
guarán Webber, en donde cursaba el décimo grado. Cuando solo le faltaban dos cuadras para llegar lo interceptaron dos sujetos de características indígenas, quienes sin mediar palabras le dispararon, tomaron su
bicicleta y se dieron a la huida.
Traslado al hospital
Al
oír los disparos un grupo de vecinos llegó al lugar de los hechos y, en el
desespero, tomó la decisión de llevar al joven hasta la sala de urgencias del Hospital San José. No obstante, el esfuerzo de los médicos fue en vano ya que los disparos fueron mortales.
Pocos minutos después del ingreso al centro asistencial se dio la información lamentable de que el joven herido había muerto.
Persecución a los homicidas
Mientras algunos vecinos trasladaban al joven herido hasta el hospital otros corrieron en
persecución de los agresores, dos sujetos de características indígenas, quienes en la huida se vieron obligados a abandonar dos bicicletas: una perteneciente al Joven
Jeison Martínez y otra en la que ellos se movilizaban al momento de cometer el crimen.
Los vecinos estuvieron cerca de capturar a los asesinos pero éstos hicieron varios disparos, ante lo cual la multitud se dispersó ante el temor de que alguien pudiera resultar herido o muerto.
Un as horas después, cuando la policía hizo el registro del lugar encontró varias prendas de vestir dejadas por los delincuentes cuando se dirigían hacia un lugar desconocido en el bosque limítrofe con el Barrio Torre de la
Majayura.
Hijo de una humilde familia
Jeison era el segundo hijo de una de las humildes familias que hace unos 10 años fundaron el barrio Torre de la
Majayura ubicado al norte del aeropuerto del mismo nombre. Sus padres son
Johny Martínez trabajador de la construcción y María
Helenia Arzuza, una caracterizada líder de la comunidad.
Ambos gozan del aprecio de todos los
maicaeros y de la amistad de líderes comunitarios y políticos.
Uno de los sepelios más concurridos del año
El sepelio del joven
Martínez Arzuza se efectuó el lunes 23 de marzo y contó con una masiva asistencia de la comunidad educativa de la institución
Norberto Iguarán Webber, de los habitantes del barrio Torre de la
Majayura, de una gran cantidad de amigos de la familia y de espontáneos que al paso del cortejo fúnebre se sumaron como una muestra de solidaridad y como una protesta muda por este y otros homicidios
acaecidos en
Maicao durante los últimos días.
El tráfico de la carretera Troncal del Caribe se paralizó durante casi una hora a la espera de que el triste desfile avanzara hasta su destino final, el Cementerio
Colombo Árabe, ubicado en la antigua vía hacia
Uribia.
Miles de personas desafiaron las altas temperaturas, el cansancio y hasta el dolor para tomar parte en este último adiós a una de las numerosas víctimas de la inseguridad que ha azotado a
Maicao en el mes de marzo.
Cinco kilómetros en hombros de sus amigos
Los amigos de
Jeison Smith Martínez Arzuza estaban desconsolados y dispuestos a cualquier sacrificio para rendir un merecido homenaje póstumo y para expresar su protesta ante este hecho que los llena de luto y dolor.
Fue así como, al salir de la sede de la escuela María
Colombia, en donde el cuerpo había sido expuesto en cámara ardiente y donde se celebró el culto cristiano de despedida, decidieron llevar el féretro en hombros hasta el cementerio Colombo Árabe.
A quienes participaron en la
inusual caminata no les importaron los cinco kilómetros de distancia, ni el sol intenso del Caribe ni los 38°C de temperatura de ese mediodía para cumplir con el
propósito de expresar en silencio, la indignación que este crimen les produjo.
Delante de quienes caminaban se desplazaban unas cien motocicletas, que
encabezaban el desfile y abrían paso a quienes se desplazaban a pie. Detrás de los caminantes se movilizaban unos cincuenta vehículos en cuyo interior se acomodaban como podían numerosas personas en cuya cara se veía el dolor y la desesperación.