El dirigente cívico Armando Carbonel se refiere al inicio de la concertación de la comunidad con Electricaribe para la firma de un nuevo acuerdo
viernes, 14 de agosto de 2009
Críticas a empresa de alumbrado público
Declaraciones del suscriptor comunitario José Miguel Amaya sobre empresa prestadora del servicio de alumbrado´público en Maicao:
Cámaras de Comercio de la frontera exhortan a presidentes de Colombia y Venezuela
"...a emprender un diálogo sereno y ponderado, inspirado por sobre todo en la defensa de los intereses de ambas naciones..."
DECLARACION DE LAS CAMARAS DE COMERCIO DE LA FRONTERA DE COLOMBIA Y VENEZUELA
Reunidas en Riohacha el 13 y 14 de agosto de 2009, las Cámaras de Comercio de Colombia y Venezuela en nombre de los ciudadanos y ciudadanas de frontera y de la comunidad empresarial declaran que:
• Ancestralmente la integración binacional siempre ha estado inspirada en la interdependencia, hermandad y unidad inquebrantables.
• Los gobiernos diseñan políticas e imparten directrices y el empresariado por su parte hace a diario la integración.
• El intercambio no se construye ni se destruye por decreto. Se trata de un proceso que irrumpe desde los orígenes de Colombia y Venezuela y corresponde a un derecho de la ciudadanía.
• La preservación de la calidad de vida y la tranquilidad social de los ciudadanos de fronteras, es irrenunciable.
• El comercio, la industria y la inversión no son una dádiva. Son ni más ni menos instrumentos generadores de riqueza, empleo y bienestar de la población.
• Desde eventuales diferencias ideológicas se impone una coexistencia política, donde se despersonalice el diferendo y permita al empresariado de ambas naciones proseguir como motores del desarrollo para la prosperidad colectiva
• Los ciudadanos y ciudadanas de fronteras, exhortan de manera respetuosa a los mandatarios de Colombia y Venezuela a emprender un diálogo sereno y ponderado, inspirado por sobre todo en la defensa de los intereses de ambas naciones, como la vía para dirimir las diferencias y restablecer la convivencia de los pueblos.
Dada en Riohacha el 14 de agosto de 2009
Alvaro Romero Guerrero Eugenio Marulanda Gómez
Presidente Presidente Confecámaras
Cámara de Comercio de La Guajira y
CAVECOFRON
José Horlandy Castro Arturo Arango Santos
Pte Cámara de Comercio Valledupar Pte Cámara de Comercio Amazonas
Jesús Lombardi Domingo Isidoro Teres
Pte Cámara de Comercio Maracaibo Pte Cámara de Comercio de Ureña
Isabel Elena Castillo Francisco Antoni González
Pte Cámara de Comercio San Antonio Pte Cámara de Comercio Arauca
DECLARACION DE LAS CAMARAS DE COMERCIO DE LA FRONTERA DE COLOMBIA Y VENEZUELA
Reunidas en Riohacha el 13 y 14 de agosto de 2009, las Cámaras de Comercio de Colombia y Venezuela en nombre de los ciudadanos y ciudadanas de frontera y de la comunidad empresarial declaran que:
• Ancestralmente la integración binacional siempre ha estado inspirada en la interdependencia, hermandad y unidad inquebrantables.
• Los gobiernos diseñan políticas e imparten directrices y el empresariado por su parte hace a diario la integración.
• El intercambio no se construye ni se destruye por decreto. Se trata de un proceso que irrumpe desde los orígenes de Colombia y Venezuela y corresponde a un derecho de la ciudadanía.
• La preservación de la calidad de vida y la tranquilidad social de los ciudadanos de fronteras, es irrenunciable.
• El comercio, la industria y la inversión no son una dádiva. Son ni más ni menos instrumentos generadores de riqueza, empleo y bienestar de la población.
• Desde eventuales diferencias ideológicas se impone una coexistencia política, donde se despersonalice el diferendo y permita al empresariado de ambas naciones proseguir como motores del desarrollo para la prosperidad colectiva
• Los ciudadanos y ciudadanas de fronteras, exhortan de manera respetuosa a los mandatarios de Colombia y Venezuela a emprender un diálogo sereno y ponderado, inspirado por sobre todo en la defensa de los intereses de ambas naciones, como la vía para dirimir las diferencias y restablecer la convivencia de los pueblos.
Dada en Riohacha el 14 de agosto de 2009
Alvaro Romero Guerrero Eugenio Marulanda Gómez
Presidente Presidente Confecámaras
Cámara de Comercio de La Guajira y
CAVECOFRON
José Horlandy Castro Arturo Arango Santos
Pte Cámara de Comercio Valledupar Pte Cámara de Comercio Amazonas
Jesús Lombardi Domingo Isidoro Teres
Pte Cámara de Comercio Maracaibo Pte Cámara de Comercio de Ureña
Isabel Elena Castillo Francisco Antoni González
Pte Cámara de Comercio San Antonio Pte Cámara de Comercio Arauca
Maicao: proceso de poblamiento
Por: Manuel Palacio Tiller
C.E.I.C
Centro de Estudios e Investigaciones Inter Culturales
PREÁMBULO
______________
La ley 88 de 1910, establece que en el territorio de la guajira, el Poder Ejecutivo podría crear y organizar Corregimientos y Comisarias. Fundamento para que el gobierno del Presidente Carlos E. Restrepo creara entonces una Comisaria Especial en el territorio guajiro, por medio del decreto 807 del 31 de agosto de 1911. El referido decreto señala como capital de la Comisaria a la ranchería Wala-Walao (Guaraguarao).
El general Francisco D. Pichón fue nombrado Comisario, y como tal se le encomendó la pacificación de los indios guajiros, en guerra y conflicto claniles desde tiempo atrás. El Comisario Pichón logró resolver uno de los últimos conflictos difíciles que se había hecho esquivo al gobierno Central, pugna que tenía inflamado los ánimos en el territorio étnico. Dos damas de las más altas alcurnias y no los caciques, las que a la postre dieron muestra de convivencia entre los grupos en reyerta que llenaron páginas sobre hechos de sangre que enlutaron a muchas familias Wayuu.
El General Pichón instó a las partes a sellar la PAZ, que La Guajira necesitaba en Guaraguarao ranchería recién escogida capital de la Comisaria, lugar equidistante de la zona de influencia de los clanes en contienda. El pacto de paz permitió la apertura y penetración de los diferentes clanes a la región que estuvo bajo control territorial por el cacique José Dolores conocidos entre los indios como UNU-UPATA, - desde la Alta Guajira en Nazareth en línea recta hasta la ribera del rio Ranchería, bordeando el curso de rio hasta Calabacito- hoy Albania y desde allí en dirección imaginaria hacia el éste hasta la desembocadura del rio Limón y desde ésta parte hacia el norte hasta en punto de partida- que permitió la paz que se pactó entre las dos mujeres: LAURA BONIVENTO Y CRISTINA GONZÁLEZ.
Ocurrido aquel armisticio, los clanes represados por aquella guerra penetraron con sus animales hacia la zona que estuvo en dominio en busca de agua y pasto para sus crías.
EL EXODO
Afianzada la paz de Guaraguarao se aseguró la confianza de los indios de la parte norte del territorio étnico. Entonces, varias circunstancias internas y externas se unen para precipitar un éxodo masivo hacia las sabanas de Anoui de los Wayuu con sus animales por delante.
Otra motivo en particular, es la de que a partir de agosto de 1914 hay declaraciones de guerra en Europa con Alemania que encabeza el conflicto. Ocurrida esa guerra, la sangre y el fango de las trincheras despojan a la lucha de todo heroico romanticismo y para millones de hombres la guerra constituyó la mayor equivocación humana y una locura criminal de monarcas y militares. Todos los países se hallaban agotados; tras los campos de batallas los espectros del hambre y las epidemias, la revolución y la guerra civil constituía nuevas hecatombes que duró hasta el años de 1918 cuando comienza el armisticio.
Durante aquellos cuatro años y de este lado del océano los puertos naturales y perleros de la costa Caribe de la península de la Guajira, también se encontraban en ruinas porque el negocio de estos puertos era con los países europeos protagonistas de la conflagración. Los barcos y mercancías de Holanda, Inglaterra, Francia, Estados Unidos y la Alemania desbastadas dejaron de llegar y se acabó el intercambio floreciente de perlas, sal, palo brasil, cuero y carne en tasajo que alimentaba el otrora mercado europeo. Entonces, los comerciantes de los puertos guajiros y todos los que vivían de reflejo de aquella actividad, agotada la bonanza, emigran a otros lares en busca de nuevas oportunidades para sobrevivir y la alternativa no es otra que mirar hacia las estribaciones de las serranías en busca de ríos y praderas. Marchan al sur familias entera con sus animales.
Otro motivo, el territorio guajiro clamaba más fuerte su canto de dolor en sus agónicos veranos, cuando el ganado, los caballos y chivos en épocas de abundancia alegraban la llanura, ahora se arrastraban sin aliento entre ramazones de espinas hasta caer desvanecidos del hambre y la sed; los wayuu, alucinados por la ardiente fascinación de la pampa y los ojos vidrioso del miedo, en trance de angustia insuperada, emprenden el viaje también hacia las sabanas de Anoui con sus animales, de los que llegaron con vida, pues quedaron regados a lo largo de la estepa rajada por el verano.
Así mismo, Amaiceo, hija predilecta del cacique José Dolores, la que formara con labradores venezolanos y núcleos de familias arrimadas de la antigua provincia de Padilla, y comerciantes riohacheros, ella, Amaiceo, donó sus habitantes, sin mucho que hacer después de la muerte de su progenitor, acabado el conflicto wayuu y sellada la PAZ de Wala-Walao en su cercanía, los pequeños comerciantes y abarroteros en avalancha se mudan a la nueva ranchería que iniciaba su formación con los asentamientos de aquellos que venias acosados por el intenso verano y acabado la bonanza comercial con los puertos europeos antes de la primera guerra mundial.
EL POBLAMIENTO.
La primera familia que llegó hasta la geografía de lo que hoy es la ciudad de Maicao, fue la de Manuel Palacio López y señora Pilar Fince Apushana, sus hijos y animales que salieron del puerto natural de Tucuracas al acabarse el contrabando con los puertos europeos, quienes se arrimaron a un indígena principal que tenía el control territorial donde tenía su asentamiento en la zona que hoy ocupa los tanques elevados de Loma Fresca. Eran los inicios del año 1925 aproximadamente. Al poco tiempo después, desde Santa Rosa cerca de Tucuracas también se viene José Domingo Boscán y su señora Dolores Bonivento, sus hijos y sus animales y hacen su asentamiento en la parte norte de la laguna de Mojuupay en el sitio que hoy es el parque que lleva el nombre de dicho comerciante. Seguidamente a estas familias llegan de la Alta Guajira – Ipapure – el Cacique Eleuterio Paz, mejor conocido como Yajaira con su señora Aminta González del clan Apushana, con hijos y animales se instalan en la parte norte de la actual Mezquita. Detrás de este núcleo familiar llegan los hermanos de la señora Aminta González con Luis Ángel a la cabeza, viene Alpidio, Harmágoras, “El Gato”, María Aminta, Abigail, Edmundo González respectivamente con hijos y animales y se instala en la parte sur del actual casco urbano, en la ranchería de Meechenay.
De igual manera lo hace también Cristina Gonzales hija de Edmundo Gonzales viuda del cacique José Dolores, quien se ubica en la parte norte de una laguna que existió donde se encuentra construido el colegio San José vía Carraipia. La señora Cristina González es la misma que había participado con Laura Bonivento en la renombrada paz de Guaraguarao. La zona ocupada se llama hoy barrio Buenos Aires.
Los indígenas que venían de la Alta Guajira a raíz del intenso verano se instalaron en diferentes ranchería en la parte norte del arroyo denominado Parrantial, fueron entre otros Sebastián Ramírez con su señora Adelaida Webber; Abraham Ramírez y su señora Laura González, Roberto Ramírez y su señora Blanca González; en Majayutpana Rudesindo González y Filomena González; Ramón Ramírez; Marcelo González y Soledad Duarte en Kasichi.
Es digno de destacar que a partir del de 1920 en Venezuela, en el estado Zulia se descubrió el primer pozo petrolero que originó la llegada de empresas extranjeras a Maracaibo para producir una extraordinaria demanda de alimento, carne y queso que solo podía conseguirse y solventarse con los animales de los desplazados ubicado en la parte de Maicao, formando entonces mercados satélites con las rancherías recién instaladas que tuvo como epicentro en el núcleo de las primeras familias que habían llegado de la costas de Tucuracas. La demanda ocasionada por la explotación del petróleo despertó el ánimo de los comerciantes y abarroteros de Amaiceo que se trasladan casi todos a la nueva ranchería denominada Maiko’u.
Maicao, después convertida en próspera población en el cruce de caminos exige parada que piden las fatigas de los viajeros que la convierten en lugar de paso y tránsito, luego de tráfico, despierta la mirada hacia ella de los gendarme de aduanas que fueron comisionados por el Comisario Erasmo del Valle y llegaron hasta lo que hoy es Maicao, con Rodolfo Morales a la cabeza y como segundo comandante a Tomas Cúrvelo quienes venias en misión expresa de cobrar los impuestos a los alambiques que comenzaban a formarse y controlar el trafico de whisky y otras mercancía extranjeras cuyo aranceles reclamaban el departamento del Magdalena a la que pertenecía administrativamente la Comisaria de la Guajira; la presencia de los gendarmes dio seguridad y tranquilidad a los moradores de la nueva población que al comienzo fue de completa anarquía por falta de autoridad. Los gendarmes trajeron también a sus familias y formaron un conjunto con las diferentes familias que vinieron de Tucuracas y los desplazados de la Alta Guajira.
La llegada de los gendarmes no puede tenerse como fundamento de fundación, pues aquellos sólo vinieron con la misión específica de poner orden y controlar el tráfico del ron artesanal denominado chirrinchi y de licores de origen extranjeros, que ya se traficaba por el cierre del puerto de kojoro por las autoridades venezolanas, que también bloqueó a otro epicentro de contrabando en el lado colombiano el caserío de Ipapure.
De manera pues, la formación de Maicao no fue un acto de fundación, porque este hecho de fundar es de concepción netamente jurídica, lo que indica que como tal debe tener una causa amparada en la legitimidad de un protocolo legal que la ordene dentro de una competencia administrativa que especifique la autorización para que ocurra y para que el que ha de hacer la fundación pueda ejecutar los actos necesarios que culmine el poder encomendado, como la ocupación y apropiación de un territorio para el poblamiento, el reparto de solares, nombramiento de autoridades, fijar límites y designar el nombre respectivo del solar, trazar calles, escogencia de terrenos para la iglesia y de la comitiva oficial dentro de la plaza respectiva.
El poblamiento jamás estuvo sujeto a un protocolo o reglamento de fundación sino que estuvo amparado por las normas consuetudinarias Wayuu, debido a que le indígena principal - Walepa Apushana- que habitaba la geografía del Maicao de hoy coloco a los primeros pobladores en diferentes partes en su entorno de manera equidistante, para que los animales de cada núcleo familiar no se mezclaran con su vecino, y, así evitar disputas comunes entre los núcleos claniles y alejar conflictos futuros. Todo eso dentro de una consecución de uso del territorio y no de propiedad.
Entonces Maicao no fue fundada sino poblada por la gente que vino de Tucuracas, de la Alta Guajira, de Ipapure, y los habitantes de Amaiceo - núcleo de provincianos comerciantes de Riohacha y los denominados “mitios” provenientes de los corregimientos del sur del municipio de Riohacha – quienes junto con los labradores venezolanos que habían formado familia con los de Amaiceo, cuando vinieron reclutados por el cacique José Dolores a construir potreros y sembrar pajonales para sus caballos de guerra.
En cuando a la fecha del 29 de Junio, como fecha de efemérides, ocurrió cuando el padre capuchino José Agustín Mackenzie conocido como “Warecús”, en los inicios de los años 40 y se sorprendió del progreso de la población de Maicao y dejo como simple recomendación la detener como fecha de hito histórico, aquel día 29 de junio cuando el coronel ingeniero militar español Antonio De Arévalo ordeno fundar un poblado para el traslado de los perleros del carrizal a un nuevo caserío que llevó por nombre San Pablo de Tucuracas, a la orilla de una laguna en la costa occidental de la Guajina al sur del Cabo de la Vela.
C.E.I.C
Centro de Estudios e Investigaciones Inter Culturales
PREÁMBULO
______________
La ley 88 de 1910, establece que en el territorio de la guajira, el Poder Ejecutivo podría crear y organizar Corregimientos y Comisarias. Fundamento para que el gobierno del Presidente Carlos E. Restrepo creara entonces una Comisaria Especial en el territorio guajiro, por medio del decreto 807 del 31 de agosto de 1911. El referido decreto señala como capital de la Comisaria a la ranchería Wala-Walao (Guaraguarao).
El general Francisco D. Pichón fue nombrado Comisario, y como tal se le encomendó la pacificación de los indios guajiros, en guerra y conflicto claniles desde tiempo atrás. El Comisario Pichón logró resolver uno de los últimos conflictos difíciles que se había hecho esquivo al gobierno Central, pugna que tenía inflamado los ánimos en el territorio étnico. Dos damas de las más altas alcurnias y no los caciques, las que a la postre dieron muestra de convivencia entre los grupos en reyerta que llenaron páginas sobre hechos de sangre que enlutaron a muchas familias Wayuu.
El General Pichón instó a las partes a sellar la PAZ, que La Guajira necesitaba en Guaraguarao ranchería recién escogida capital de la Comisaria, lugar equidistante de la zona de influencia de los clanes en contienda. El pacto de paz permitió la apertura y penetración de los diferentes clanes a la región que estuvo bajo control territorial por el cacique José Dolores conocidos entre los indios como UNU-UPATA, - desde la Alta Guajira en Nazareth en línea recta hasta la ribera del rio Ranchería, bordeando el curso de rio hasta Calabacito- hoy Albania y desde allí en dirección imaginaria hacia el éste hasta la desembocadura del rio Limón y desde ésta parte hacia el norte hasta en punto de partida- que permitió la paz que se pactó entre las dos mujeres: LAURA BONIVENTO Y CRISTINA GONZÁLEZ.
Ocurrido aquel armisticio, los clanes represados por aquella guerra penetraron con sus animales hacia la zona que estuvo en dominio en busca de agua y pasto para sus crías.
EL EXODO
Afianzada la paz de Guaraguarao se aseguró la confianza de los indios de la parte norte del territorio étnico. Entonces, varias circunstancias internas y externas se unen para precipitar un éxodo masivo hacia las sabanas de Anoui de los Wayuu con sus animales por delante.
Otra motivo en particular, es la de que a partir de agosto de 1914 hay declaraciones de guerra en Europa con Alemania que encabeza el conflicto. Ocurrida esa guerra, la sangre y el fango de las trincheras despojan a la lucha de todo heroico romanticismo y para millones de hombres la guerra constituyó la mayor equivocación humana y una locura criminal de monarcas y militares. Todos los países se hallaban agotados; tras los campos de batallas los espectros del hambre y las epidemias, la revolución y la guerra civil constituía nuevas hecatombes que duró hasta el años de 1918 cuando comienza el armisticio.
Durante aquellos cuatro años y de este lado del océano los puertos naturales y perleros de la costa Caribe de la península de la Guajira, también se encontraban en ruinas porque el negocio de estos puertos era con los países europeos protagonistas de la conflagración. Los barcos y mercancías de Holanda, Inglaterra, Francia, Estados Unidos y la Alemania desbastadas dejaron de llegar y se acabó el intercambio floreciente de perlas, sal, palo brasil, cuero y carne en tasajo que alimentaba el otrora mercado europeo. Entonces, los comerciantes de los puertos guajiros y todos los que vivían de reflejo de aquella actividad, agotada la bonanza, emigran a otros lares en busca de nuevas oportunidades para sobrevivir y la alternativa no es otra que mirar hacia las estribaciones de las serranías en busca de ríos y praderas. Marchan al sur familias entera con sus animales.
Otro motivo, el territorio guajiro clamaba más fuerte su canto de dolor en sus agónicos veranos, cuando el ganado, los caballos y chivos en épocas de abundancia alegraban la llanura, ahora se arrastraban sin aliento entre ramazones de espinas hasta caer desvanecidos del hambre y la sed; los wayuu, alucinados por la ardiente fascinación de la pampa y los ojos vidrioso del miedo, en trance de angustia insuperada, emprenden el viaje también hacia las sabanas de Anoui con sus animales, de los que llegaron con vida, pues quedaron regados a lo largo de la estepa rajada por el verano.
Así mismo, Amaiceo, hija predilecta del cacique José Dolores, la que formara con labradores venezolanos y núcleos de familias arrimadas de la antigua provincia de Padilla, y comerciantes riohacheros, ella, Amaiceo, donó sus habitantes, sin mucho que hacer después de la muerte de su progenitor, acabado el conflicto wayuu y sellada la PAZ de Wala-Walao en su cercanía, los pequeños comerciantes y abarroteros en avalancha se mudan a la nueva ranchería que iniciaba su formación con los asentamientos de aquellos que venias acosados por el intenso verano y acabado la bonanza comercial con los puertos europeos antes de la primera guerra mundial.
EL POBLAMIENTO.
La primera familia que llegó hasta la geografía de lo que hoy es la ciudad de Maicao, fue la de Manuel Palacio López y señora Pilar Fince Apushana, sus hijos y animales que salieron del puerto natural de Tucuracas al acabarse el contrabando con los puertos europeos, quienes se arrimaron a un indígena principal que tenía el control territorial donde tenía su asentamiento en la zona que hoy ocupa los tanques elevados de Loma Fresca. Eran los inicios del año 1925 aproximadamente. Al poco tiempo después, desde Santa Rosa cerca de Tucuracas también se viene José Domingo Boscán y su señora Dolores Bonivento, sus hijos y sus animales y hacen su asentamiento en la parte norte de la laguna de Mojuupay en el sitio que hoy es el parque que lleva el nombre de dicho comerciante. Seguidamente a estas familias llegan de la Alta Guajira – Ipapure – el Cacique Eleuterio Paz, mejor conocido como Yajaira con su señora Aminta González del clan Apushana, con hijos y animales se instalan en la parte norte de la actual Mezquita. Detrás de este núcleo familiar llegan los hermanos de la señora Aminta González con Luis Ángel a la cabeza, viene Alpidio, Harmágoras, “El Gato”, María Aminta, Abigail, Edmundo González respectivamente con hijos y animales y se instala en la parte sur del actual casco urbano, en la ranchería de Meechenay.
De igual manera lo hace también Cristina Gonzales hija de Edmundo Gonzales viuda del cacique José Dolores, quien se ubica en la parte norte de una laguna que existió donde se encuentra construido el colegio San José vía Carraipia. La señora Cristina González es la misma que había participado con Laura Bonivento en la renombrada paz de Guaraguarao. La zona ocupada se llama hoy barrio Buenos Aires.
Los indígenas que venían de la Alta Guajira a raíz del intenso verano se instalaron en diferentes ranchería en la parte norte del arroyo denominado Parrantial, fueron entre otros Sebastián Ramírez con su señora Adelaida Webber; Abraham Ramírez y su señora Laura González, Roberto Ramírez y su señora Blanca González; en Majayutpana Rudesindo González y Filomena González; Ramón Ramírez; Marcelo González y Soledad Duarte en Kasichi.
Es digno de destacar que a partir del de 1920 en Venezuela, en el estado Zulia se descubrió el primer pozo petrolero que originó la llegada de empresas extranjeras a Maracaibo para producir una extraordinaria demanda de alimento, carne y queso que solo podía conseguirse y solventarse con los animales de los desplazados ubicado en la parte de Maicao, formando entonces mercados satélites con las rancherías recién instaladas que tuvo como epicentro en el núcleo de las primeras familias que habían llegado de la costas de Tucuracas. La demanda ocasionada por la explotación del petróleo despertó el ánimo de los comerciantes y abarroteros de Amaiceo que se trasladan casi todos a la nueva ranchería denominada Maiko’u.
Maicao, después convertida en próspera población en el cruce de caminos exige parada que piden las fatigas de los viajeros que la convierten en lugar de paso y tránsito, luego de tráfico, despierta la mirada hacia ella de los gendarme de aduanas que fueron comisionados por el Comisario Erasmo del Valle y llegaron hasta lo que hoy es Maicao, con Rodolfo Morales a la cabeza y como segundo comandante a Tomas Cúrvelo quienes venias en misión expresa de cobrar los impuestos a los alambiques que comenzaban a formarse y controlar el trafico de whisky y otras mercancía extranjeras cuyo aranceles reclamaban el departamento del Magdalena a la que pertenecía administrativamente la Comisaria de la Guajira; la presencia de los gendarmes dio seguridad y tranquilidad a los moradores de la nueva población que al comienzo fue de completa anarquía por falta de autoridad. Los gendarmes trajeron también a sus familias y formaron un conjunto con las diferentes familias que vinieron de Tucuracas y los desplazados de la Alta Guajira.
La llegada de los gendarmes no puede tenerse como fundamento de fundación, pues aquellos sólo vinieron con la misión específica de poner orden y controlar el tráfico del ron artesanal denominado chirrinchi y de licores de origen extranjeros, que ya se traficaba por el cierre del puerto de kojoro por las autoridades venezolanas, que también bloqueó a otro epicentro de contrabando en el lado colombiano el caserío de Ipapure.
De manera pues, la formación de Maicao no fue un acto de fundación, porque este hecho de fundar es de concepción netamente jurídica, lo que indica que como tal debe tener una causa amparada en la legitimidad de un protocolo legal que la ordene dentro de una competencia administrativa que especifique la autorización para que ocurra y para que el que ha de hacer la fundación pueda ejecutar los actos necesarios que culmine el poder encomendado, como la ocupación y apropiación de un territorio para el poblamiento, el reparto de solares, nombramiento de autoridades, fijar límites y designar el nombre respectivo del solar, trazar calles, escogencia de terrenos para la iglesia y de la comitiva oficial dentro de la plaza respectiva.
El poblamiento jamás estuvo sujeto a un protocolo o reglamento de fundación sino que estuvo amparado por las normas consuetudinarias Wayuu, debido a que le indígena principal - Walepa Apushana- que habitaba la geografía del Maicao de hoy coloco a los primeros pobladores en diferentes partes en su entorno de manera equidistante, para que los animales de cada núcleo familiar no se mezclaran con su vecino, y, así evitar disputas comunes entre los núcleos claniles y alejar conflictos futuros. Todo eso dentro de una consecución de uso del territorio y no de propiedad.
Entonces Maicao no fue fundada sino poblada por la gente que vino de Tucuracas, de la Alta Guajira, de Ipapure, y los habitantes de Amaiceo - núcleo de provincianos comerciantes de Riohacha y los denominados “mitios” provenientes de los corregimientos del sur del municipio de Riohacha – quienes junto con los labradores venezolanos que habían formado familia con los de Amaiceo, cuando vinieron reclutados por el cacique José Dolores a construir potreros y sembrar pajonales para sus caballos de guerra.
En cuando a la fecha del 29 de Junio, como fecha de efemérides, ocurrió cuando el padre capuchino José Agustín Mackenzie conocido como “Warecús”, en los inicios de los años 40 y se sorprendió del progreso de la población de Maicao y dejo como simple recomendación la detener como fecha de hito histórico, aquel día 29 de junio cuando el coronel ingeniero militar español Antonio De Arévalo ordeno fundar un poblado para el traslado de los perleros del carrizal a un nuevo caserío que llevó por nombre San Pablo de Tucuracas, a la orilla de una laguna en la costa occidental de la Guajina al sur del Cabo de la Vela.
Los padres capuchinos fueron catequizadores de los indios guajiros, por ello estuvieron muy pendientes en el desarrollo de Maicao cuando unos pobladores se trasladarnos del Puerto de Tucuracas acabadas las bonanzas perleras y comerciales a la sabanas de Anoui donde hoy se encuentra Maicao.
La energìa elèctrica en La Guajira
Por: Enrique Herrera Barros.-
Tengo una desazón inmensa por el futuro de la Energía Eléctrica en La Guajira, especialmente por la ENERGÍA EÓLICA de la que muchos hablan pero que muy pocos conocen.
Hace algunos años tuve la oportunidad de interesar a las Empresa Publicas de Medellín, la respetable empresa antioqueña, de que, viniera a La Guajira a medir nuestros vientos del Nordeste, con el fin de aprovecharlos para producir energía y de conseguir energía limpia, y permanente, amén, de barata a futuro, ello debido a que yo había estado en el estado de Oklahoma en los Estados Unidos y había observado la cantidad de aerogeneradores que había en ese estado, en su mayoría instalados por la firma Berger Windpower, quienes fabricaban estos aparatos desde 700 watts hasta mas de 1.5 Kws.
Vino EPM a La Guajira y después de muchos tropiezos, con las comunidades wayus, del sector, la tenacidad y terquedad de los paisas, pudieron construir el parque eólico JEPIRACHI, que hoy produce 19.5 megavatios y que aun sigue siendo un proyecto piloto.
El montaje de estos equipos inicialmente es costoso, pero a la larga su beneficio y mantenimiento resultan baratos.
El manejo que se le dio en su momento al negocio de la energía, no le ha servido a La Guajira, pues no nos estamos beneficiando del parque eólico, porque entre otras cosas, el marco legal no existe, en esta materia y los gobiernos departamental y municipal no saben como se come eso.
Pero lo que mas me preocupa, es la forma como las comunidades indígenas, piensan manejar esto, por los vientos que soplan, Eolo y su gente “pasaran la mar de un brinco y la ciénaga de un pujío”, como decían los abuelos, porque los pseudos líderes que los capitanean mal direccionados, por palabreros venidos a mas, solo bloquean y entorpecen el desarrollo de nuestra península, en busca de prebendas económicas personales, sin mirar el beneficio comunitario, muchos de ellos fungen de gobernadores araurayus, cuando en verdad, no mandan ni en sus casas.
Ojo, que lo sucedido con la multinacional PDVSA, es un caso muy diciente de lo que ya ocurrió, donde es un secreto a voces, que hubo plata ventiada a los lideres, por debajo de la mesas, quienes hicieron reclamos que aun subsisten, y que torpedearon la posibilidad de que la empresa mencionada siguiera construyendo colegios, centros de salud, pozos profundos con molinos de viento, y agua potables, con todas las de la ley, para beneficio de las comunidades que están asentadas a lo largo del tubo del gasoducto.
Ahora vino Epsa una empresa de Cali subsidiaria de Unión Fenosa, española y montó una torre medidora en los predios de una comunidad en la Alta Guajira, no he podido entender, el por que la tumbaron, aduciendo intromisión en la cultura wayú, entre las que están personas que son ajenas a esa comunidad, hay puesta una denuncia penal contra ellos, lo que enreda mas las cosas.
El gobierno municipal de Uribia debe meterse de cabeza en estos líos porque a ellos les compete el manejo directo de estas situaciones so pena de perder una inmensa posibilidad de desarrollo, “CLAMO POR MI TIERRA”.
Luego viene ISAGEN con el mismo fin, producir energía eólica, según me contaron hará la respectiva “consulta previa” y llenaran los mismos requisitos que ameritan este tipo de proyectos.
Advierto, y alerto a las autoridades departamentales y municipales, seguir al centímetro estos proyectos, casi con aprehensión, con el fin de que los mentados arúspices y agoreros Mesías de La Guajira, vuelvan a interrumpir nuestro desarrollo con la mentada felonía, de que hay que preservar nuestras costumbres atávicas, mientras ellos olímpicamente, usan celulares, ven televisión, duermen en aires acondicionados, usan laptop portátiles mini 10, toman Heineken y se “rascan con Old Parr, por que tanta hipocresía, que buscan y que quieren entonces? Sencillo, plata.
En el momento en que las empresas les den plata, a estos filibusteros de la región, se jodió la bicicleta, y si no miren, lo que pasó con PDVSA, que por haberlo hecho, malograron unos proyectos, que quedaron en el tintero, quebrando de paso a mas de una empresa local, a quienes todavía le están debiendo, y que hay mas de dos en quiebra.
Estas son cosas, que no se pueden ni se deben arreglar por debajo de la mesa, y no podemos seguir aceptando que en aras de manejar las cosas en el marco de la acomodaticia ley wayú, se de al traste con proyectos que serán beneficiosos no solo para las comunidades indígenas, sino para los mal llamados civilizados, porque de otra manera seguirán durmiendo el sueño de los justos las minas de barita, yeso, jamuya, talco y materiales de construcción, de los que está preñada La Guajira y que no tendrá parto feliz nunca, pues las comadronas de que hablo, no dejaran nacer el tan anhelado, niño del desarrollo, y moriremos pobres cual ratas del desierto.
Tengo una desazón inmensa por el futuro de la Energía Eléctrica en La Guajira, especialmente por la ENERGÍA EÓLICA de la que muchos hablan pero que muy pocos conocen.
Hace algunos años tuve la oportunidad de interesar a las Empresa Publicas de Medellín, la respetable empresa antioqueña, de que, viniera a La Guajira a medir nuestros vientos del Nordeste, con el fin de aprovecharlos para producir energía y de conseguir energía limpia, y permanente, amén, de barata a futuro, ello debido a que yo había estado en el estado de Oklahoma en los Estados Unidos y había observado la cantidad de aerogeneradores que había en ese estado, en su mayoría instalados por la firma Berger Windpower, quienes fabricaban estos aparatos desde 700 watts hasta mas de 1.5 Kws.
Vino EPM a La Guajira y después de muchos tropiezos, con las comunidades wayus, del sector, la tenacidad y terquedad de los paisas, pudieron construir el parque eólico JEPIRACHI, que hoy produce 19.5 megavatios y que aun sigue siendo un proyecto piloto.
El montaje de estos equipos inicialmente es costoso, pero a la larga su beneficio y mantenimiento resultan baratos.
El manejo que se le dio en su momento al negocio de la energía, no le ha servido a La Guajira, pues no nos estamos beneficiando del parque eólico, porque entre otras cosas, el marco legal no existe, en esta materia y los gobiernos departamental y municipal no saben como se come eso.
Pero lo que mas me preocupa, es la forma como las comunidades indígenas, piensan manejar esto, por los vientos que soplan, Eolo y su gente “pasaran la mar de un brinco y la ciénaga de un pujío”, como decían los abuelos, porque los pseudos líderes que los capitanean mal direccionados, por palabreros venidos a mas, solo bloquean y entorpecen el desarrollo de nuestra península, en busca de prebendas económicas personales, sin mirar el beneficio comunitario, muchos de ellos fungen de gobernadores araurayus, cuando en verdad, no mandan ni en sus casas.
Ojo, que lo sucedido con la multinacional PDVSA, es un caso muy diciente de lo que ya ocurrió, donde es un secreto a voces, que hubo plata ventiada a los lideres, por debajo de la mesas, quienes hicieron reclamos que aun subsisten, y que torpedearon la posibilidad de que la empresa mencionada siguiera construyendo colegios, centros de salud, pozos profundos con molinos de viento, y agua potables, con todas las de la ley, para beneficio de las comunidades que están asentadas a lo largo del tubo del gasoducto.
Ahora vino Epsa una empresa de Cali subsidiaria de Unión Fenosa, española y montó una torre medidora en los predios de una comunidad en la Alta Guajira, no he podido entender, el por que la tumbaron, aduciendo intromisión en la cultura wayú, entre las que están personas que son ajenas a esa comunidad, hay puesta una denuncia penal contra ellos, lo que enreda mas las cosas.
El gobierno municipal de Uribia debe meterse de cabeza en estos líos porque a ellos les compete el manejo directo de estas situaciones so pena de perder una inmensa posibilidad de desarrollo, “CLAMO POR MI TIERRA”.
Luego viene ISAGEN con el mismo fin, producir energía eólica, según me contaron hará la respectiva “consulta previa” y llenaran los mismos requisitos que ameritan este tipo de proyectos.
Advierto, y alerto a las autoridades departamentales y municipales, seguir al centímetro estos proyectos, casi con aprehensión, con el fin de que los mentados arúspices y agoreros Mesías de La Guajira, vuelvan a interrumpir nuestro desarrollo con la mentada felonía, de que hay que preservar nuestras costumbres atávicas, mientras ellos olímpicamente, usan celulares, ven televisión, duermen en aires acondicionados, usan laptop portátiles mini 10, toman Heineken y se “rascan con Old Parr, por que tanta hipocresía, que buscan y que quieren entonces? Sencillo, plata.
En el momento en que las empresas les den plata, a estos filibusteros de la región, se jodió la bicicleta, y si no miren, lo que pasó con PDVSA, que por haberlo hecho, malograron unos proyectos, que quedaron en el tintero, quebrando de paso a mas de una empresa local, a quienes todavía le están debiendo, y que hay mas de dos en quiebra.
Estas son cosas, que no se pueden ni se deben arreglar por debajo de la mesa, y no podemos seguir aceptando que en aras de manejar las cosas en el marco de la acomodaticia ley wayú, se de al traste con proyectos que serán beneficiosos no solo para las comunidades indígenas, sino para los mal llamados civilizados, porque de otra manera seguirán durmiendo el sueño de los justos las minas de barita, yeso, jamuya, talco y materiales de construcción, de los que está preñada La Guajira y que no tendrá parto feliz nunca, pues las comadronas de que hablo, no dejaran nacer el tan anhelado, niño del desarrollo, y moriremos pobres cual ratas del desierto.
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Me inquieta, me preocupa, que la magnificada imagen del palabrero wayu, por el benemérito antropólogo Weilder Guerra Curvelo se vuelva, una hiedra de mil cabezas, todas ellas con fines inimaginables, pero maléficas y den al traste con la idea sublime del mencionado personaje, quien quiso hacer una gracia y se la convirtieron en una morisqueta.
No estoy cobrando, sino que me la vayan buscando. Amén.
Me inquieta, me preocupa, que la magnificada imagen del palabrero wayu, por el benemérito antropólogo Weilder Guerra Curvelo se vuelva, una hiedra de mil cabezas, todas ellas con fines inimaginables, pero maléficas y den al traste con la idea sublime del mencionado personaje, quien quiso hacer una gracia y se la convirtieron en una morisqueta.
No estoy cobrando, sino que me la vayan buscando. Amén.
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