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lunes, 27 de mayo de 2024

Historias de Transformación: Un Encuentro con Líderes Sociales

 

“Un líder es aquel que conoce el camino, hace el camino y muestra el camino.” – John C. Maxwell

En la calurosa mañana del 27 de mayo de 2024, el aula del curso C1 de Gerencia Social de la Universidad de La Guajira Extensión Maicao se convirtió en un vibrante epicentro de inspiración y sabiduría. El panel titulado "Liderazgo y Comunidad: Historias de Transformación Social" reunió a destacados líderes sociales que compartieron sus vivencias y enseñanzas con un auditorio ávido de conocimientos.


El evento, organizado meticulosamente por los estudiantes de la asignatura Gerencia Social,
buscaba tender un puente entre la teoría y la práctica, permitiendo a los futuros gerentes sociales beber directamente de la fuente de la experiencia. Vanessa Parra Gutiérrez y María Fernanda Borrego, las presentadoras del evento, demostraron una maestría comunicativa que mantuvo a la audiencia cautivada desde el primer momento.

El panel contó con la presencia de Carmen Solano (líder comunal), Iván Uriana (presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Almirante Padilla), William Beltrán (pastor de una importante iglesia evangélica), Samuel Valladares (presidente del Consejo Estudiantil del Colegio Juan XIII) y Jorge Luis Velásquez (secretario de la Junta de Acción Comunal del barrio Miguel Lora).  Cada uno de ellos, desde sus trincheras, aportó un mosaico de experiencias y reflexiones que enriquecieron el diálogo sobre el liderazgo y el compromiso social.


Carmen Solano, con una voz llena de pasión y determinación, abrió el panel hablando de la soledad del líder y la importancia de aprender a tocar puertas. "No hay que darles un pescado, sino enseñarles a pescar," afirmó con convicción, resaltando que la mayor satisfacción de un líder es poder ayudar a los demás.

 


Iván Uriana, con la serenidad que caracteriza a un verdadero guía, enfatizó que "no hay líder sin liderazgo". Habló sobre la necesidad de escuchar con empatía y aprender de otros, subrayando que muchas veces el líder comunal queda solo, pero que es en esos momentos cuando más se debe perseverar.


El pastor William Beltrán aportó una perspectiva espiritual, llamando a no abandonar lo iniciado y recordando que el liderazgo es un don divino que debe cultivarse con amor al prójimo. "El liderazgo nace en la familia," dijo, subrayando la importancia de los valores familiares en la formación de un buen líder.


Samuel Valladares, joven presidente del consejo estudiantil del colegio Juan XXIII, habló con la frescura de su generación. "El líder debe pensar en él y en los demás," dijo, poniendo en evidencia la dualidad de responsabilidad que conlleva el liderazgo. Confesó que todos los líderes, en algún momento, se preguntan si están realmente preparados para la tarea.


Jorge Luis Velásquez, con su experiencia en la Junta de Acción Comunal del barrio Miguel Lora, narró cómo a veces el líder debe empezar desde cero. Habló de la importancia de calmar las aguas y conciliar intereses opuestos, resaltando que el secreto del éxito radica en el trabajo en equipo y en las decisiones concertadas.


El panel cerró con la entrega de reconocimientos a los líderes, un acto cargado de emotividad y gratitud. Los estudiantes de Gerencia Social del séptimo semestre de Trabajo Social en la Universidad de La Guajira Extensión Maicao, con rostros radiantes de admiración, entregaron los premios. Andrea y María Fernanda, con sus palabras finales, sellaron el evento con una nota de esperanza y motivación.

La foto oficial del evento, capturada con todos los panelistas y organizadores, será un testimonio gráfico de un día memorable. Un día en que el aula C1 se llenó no solo de historias, sino también de sueños y de la promesa de un futuro mejor, construido sobre los cimientos sólidos de la experiencia y la sabiduría compartida.

En un rincón de la Universidad de La Guajira, el eco de las palabras de estos líderes resonará por mucho tiempo. Y cada estudiante que estuvo presente llevará consigo la certeza de que el liderazgo verdadero no es un cargo, sino una responsabilidad y un privilegio. En el corazón de Maicao, las semillas del cambio han sido sembradas, y el espíritu del liderazgo florecerá con la fuerza y la belleza de un nuevo amanecer.

sábado, 15 de julio de 2023

La radiotón de 1986


Recorte de prensa de Causa Guajira, Hemeroteca Miguel Ángel López de Maicao

Recorte de prensa que registra uno de los eventos populares que más eco tuvo en los años ochenta: la radiotón para reunir los fondos que permitieran comprar un nuevo bus para los estudiantes de la Asociación de Estudiantes de la  Universidad de La Guajira Residentes en Maicao Eugrem.  

La fecha exacta fue el 7 de junio de 1986, en pleno desarrollo del Mundial de México. 

El Evento contó con el apoyo de la ciudadanía que se volcó a la Plaza Simón Bolívar a consignar sus aportes. Uno de los gestores fue el profesor Orlando Cuello(en la foto), gerente de la Organización Radial del Caribe, cuya emisora principal, Radiko Península transmitió el evento desde el principio hasta el final.  

Otro de los grandes gestores fue el entonces presidente de la Asociación mi compañero Abel Royo Galeano, hoy residenciado en Montería. 

Mi reconocimiento para él que fue alma y nervio de esa importante actividad que nos permitió comprar el famoso bus amarillo extralargo.

jueves, 15 de junio de 2023

Preguntas y respuestas acerca de los maestros y maestras





Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Homenaje a las profesoras Rosalba Cuesta y Marlin Aarón

Estoy en deuda con mi padre por vivir, pero con mis maestros por vivir bien. (Alejandro Magno)

 

¿Qué es un maestro?

Es un artesano de los saberes, un experto en la alfarería de la vida a cuyo taller ingresan seres humanos para transformarse en hombres y mujeres con pensamiento propio, sueños y esperanzas.

¿Quién escogió a los maestros?

Los maestros personas que concurrieron a la reunión de la multitud, trasegaron por el camino de las muchedumbres errantes, se columpiaron desde la orilla del pasado hasta la ribera del futuro y fueron escogidos por la mano sabia de Dios.

¿A qué horas trabaja el maestro?

El maestro labora desde que la aurora desparrama sus primeras luces sobre las verdes sabanas de los campos hasta que el manto de la noche vence la última chispa del crepúsculo, y algunas veces se sumerge en jornadas interminables que van desde que se corren las persianas de la noche hasta que empieza el concierto de la madrugada.

¿Cuántas clases da un maestro?

El maestro no da una sola clase porque no es de la clase de personas que se conforman con una sola cosa. Por eso enseña de esto y de aquello. Aquí y allá. De él puedes aprender sobre los ecos de la soledad hasta los sonidos del bosque, desde las voces de la justicia hasta las pulsaciones de los tiempos.

 ¿Cuál es la patria del maestro?

 Su patria es la mirada de un niño resiliente; la huella de un pueblo en su éxodo hacia el porvenir; su patria es el círculo del afecto; su patria es una nota del pentagrama o el verdor de  un bosque renaciente.

 ¿Cuántas palabras tiene el diccionario de un maestro?

Tiene todas las palabras del mundo, las de todos los idiomas escritos, las de todas las lenguas sin escritura, las de todos los seres de la naturaleza. Pero el buen maestro tienen un puñado de palabras que acaricia como a un frágil bebé y en las que cree con firmeza, estas palabras son amor, ternura, fe, tesón, querer, verdad y afecto.

 ¿Para qué sirve la fe del maestro?

Para creer que todo niño es un ángel cuyos pies se posan en el suelo del ahora pero sus alas lo llevan a lo alto de la victoria; que todo estudiante es un genio en formación; le sirve para promover la idea de  que nadie es más que nadie y nadie es menos afortunado  si se le educa para la vida.

 ¿A dónde van los maestros?

Los maestros a todas partes van y de todas partes vienen. Van a los campos desolados en donde siembran la semilla de la vitalidad; a la orilla de la playa en donde aprenden y enseñan los secretos del océano inmenso. Van a las llanuras en donde esparcen la semilla de la justicia, Y también van a la casa del pobre en donde entregan las llaves adecuadas para derrotar la miseria.

 

¿Cuántas horas tiene el reloj de un maestro?

 El reloj de un maestro no tiene segundos, minutos ni horas. Su tiempo se mide al ritmo de las pulsaciones de su corazón y los trazos de las palabras que escribe en el tablero. El reloj del maestro no se sintoniza con el tic tac del tiempo sino con la vehemencia de sus anhelos.

 ¿Quiénes son los maestros del maestro?   

Los maestros del maestro son los sabios consejos de sus estudiantes, los aprendizajes de sus pequeños fracasos; los tropiezos de la cotidianidad, los trocitos de estrellas fugaces que caen a la vera del camino; sus noches de insomnios y duermevelas; son los libros que revisa sin reposo; la navegación que lo deslumbra en sus largas jornadas de investigación, el mejor maestro del maestro es su don para discernir lo que es de lo que no es. 

¿Cuál es el mayor placer del maestro?

Su mayor placer es la conquista de más discípulos para la congregación de quienes desean aprender; encender luces en la oscuridad; descubrir rostros sorprendidos por el asombro de la novedad; enseñar con el ejemplo, aprender cada día sin renuncias ni desengaños.

 ¿Qué celebran los maestros?

 Los maestros celebran la victoria de la libertad sobre la opresión; la destrucción de las cadenas; la desintegración de los miedos; los maestros celebran que el futuro no sea una página en blanco ni el pasado sea una fe de erratas, el maestro celebra la fiesta de la vida, la sinfonía de los saberes, la majestad del conocimiento. 

lunes, 25 de abril de 2022

Efectos secundarios de liberar el potencial

 


Escrito por:  Leoryis Vanegas Rivera

Mucho se habla y se escucha de liberar potencial, pero,  ¿sabemos qué es potencial? Empecemos por entender que potencial es eso que no es, no se manifiesta o no existe, pero tiene la posibilidad de ser, de manifestarse o de existir en un futuro, es esa fuerza o poder del que se dispone para lograr un fin.

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En ese orden de ideas todos los seres humanos nacimos con un potencial y por ende tenemos la capacidad de liberarlo, en cualquier momento de la vida hemos escuchado, esa persona tiene potencial para la oratoria, ese niño tiene potencial para las matemáticas, esa niña tienen potencial para el canto, entre otros,  son capacidades que las persona al rededor están viendo pero que en muchas ocasiones quienes lo tienen no se dan cuenta o simplemente no creen que puedan tener potencial para algo.

Desde mi experiencia debo contar que desde niña la mayoría de las personas resaltaban mi inteligencia veían muchos potenciales en mi lo que hacía que  mis padres se sintieran orgullosos de que sus hijas siempre estuvieran en los primeros puesto, pero particularmente yo de niña fui muy tímida, insegura, y en muchas ocasiones no creía en eso que los otros resaltaban en mí, tanto que en el bachillerato no era la mejor al momento de exponer, tenía muchas inseguridades, me daba mucho miedo hablar en público.

Salí del bachillerato y vi la necesidad de hacer un curso en el Sena de cómo hablar en público intento fallido, los miedos y las inseguridades aún se apoderaban de mí y perdí ese curso de cómo hablar en público, puede parecer chistoso, pero fue la realidad, no lo pasé.

Se veía cada vez más lejos la posibilidad de estar compartiendo un escenario con al menos cinco personas a donde me tocara hablar a mí, realmente lo veía imposible, nunca en la vida pensé que algún día iba estar frente a algunas personas hablando, o en un auditorio dictando una conferencia, mucho menos en algún programa radial, o escribiendo una columna para ustedes.

Tenía el potencial, pero mis inseguridades, mis miedos no me dejaban verlo, mucho menos abrirle la puerta y dejarlo salir.

Hoy en día sé que es normal en el ser humano, tener miedos inseguridades porque hacen parte de ese autoconocimiento que nosotros necesitamos para saber a qué nos enfrentamos, o cómo reaccionar en caso de que se presenten, lo importante de todo es poder lograr un auto conocimiento integral, donde no solo voy a conocer mis miedos y mis inseguridades, sino que también debo conocer mis fortalezas, mis habilidades y así poder contrarrestar esos miedos y abrirle la puerta a cada uno de esos potenciales, que nos permita desenvolvernos, fluir, vivir una vida más tranquila, de mucho gozo. 

Es realmente lo que queremos, y como resultado encontramos esa plenitud y felicidad.

Es claro entonces que los miedos, las inseguridades y vivir en competencia con los demás no nos deja liberar esos potenciales, con los que nacemos, pero ¿Qué debo hacer para liberar el potencial? ¿Cómo sé cuáles son mis potenciales?

Permítame compartir con ustedes cinco pasos a tener en cuenta al momento de querer liberar tu potencial y ver los efectos secundarios que trae consigo:

  • ·  El descubrimiento o autoconocimiento, identificar nuestros talentos es una tarea constante y en todo momento de la vida, en cualquier momento podemos descubrir nuevos talentos, esto nos permiten saber de qué estamos hechos, cual es nuestra materia prima de potencialidades, reconocer que tenemos un talento, una habilidad o algunas competencias en ocasiones nos acobarda, pero cuando nos descubrimos y nos conocemos nos llenamos de seguridad, de confianza y de reconocimiento propio.
  • ·    Escucha activa, escuchar esas voces que nos dicen que tenemos potencial para algo, estar atentos a esas voces de alerta que conectan con lo que queremos hacer, con lo que amamos hacer, con lo que disfrutamos.
  • ·  Mantén un equilibrio físico y emocional. Para poder desarrollar al máximo el potencial necesitamos estar bien en todos los aspectos. Alguien que tiene como prioridad su cuerpo, su salud física y emocional es capaz de dar pasos desafiantes para su vida.
  • ·    Preparación. Nacemos con talentos,  potencialidades y habilidades que necesitan ser pulidos, ser actualizados, para perfeccionarlos y ser cada día mejor en lo que queremos ser.
  • ·    Aumentar la confianza en ti es vital,  es el camino para liberar tus potenciales para conseguir lo que quieres, para superar los obstáculos, de nada sirve que te digan tus potenciales si tú no te los crees.

De esta manera vemos cuáles son los efectos secundarios de liberar nuestros potenciales, ya que al hacerlo tendremos un equilibrio físico y emocional, mejoraremos nuestra calidad de vida, descubriremos nuestro propósito, ayudaremos a nuestro proyecto de vida, y viviremos mejor y más felices

Leoryis Vanegas Rivera

Trabajadora Social, egresada de la Universidad De La Guajira

COACH, egresada de la escuela internacional de liderazgo INILID

jueves, 21 de abril de 2022

Leoryis Vanegas Rivera, de la comprensión humana al Tejido Social

Leoryis Clareth Vanegas Rivera en una de sus conferencias sobre construcción de tejido social

Escrito por:  José Arturo Barraza

Leoryis Vanegas Rivera, es su nombre. El trabajo es su pasión. El amor al prójimo es el centro del universo que ha construido con mucha sabiduría. 

La Guajira es su tierra y el arte de servir es su marca personal.   Ella es una joven guajira que durante toda su vida ha estado obsesionada con una idea:  toda situación social puede mejorar, pero no mejorará por casualidad ni por efecto de la ley de la gravedad o de la inercia. Alguien tiene que actuar para lograr un cambio y cuando se pregunta quién está dispuesto a propiciarlo, entonces Leoryis es la primera en levantar la mano.

Te invitamos a leer "Trabajo Social y coaching, un aporte al tejido social"

Trabajadora social egresada de la Universidad de La Guajira, aspirante a grado en la Especialidad de Resolución de Conflictos de la Universidad de La Guajira, libra una tenaz batalla por mejorar las condiciones de vida de sus compatriotas a través de lo que más sabe hacer, que es servir a la gente, propiciar escenarios de participación y unir las fortalezas de los unos con las debilidades de los otros para lograr el pegamento social que tanta falta le hace a la sufrida península

Conozcamos un poco más a esta profesional Guajira

Leoryis Clareth Vanegas Rivera  nació en el municipio de Bosconia, departamento del Cesar, pero es Guajira pura sangre. Su familia paterna es del corregimiento de Galán, del municipio de Riohacha donde se crió.


Realmente nació fuera de las fronteras de su departamento por una de esas casualidades de la vida. Su señora madre, doña Emilis Maria Rivera Luna , impulsada por razones familiares, había hecho el duro  viaje desde Riohacha  a través de un camino largo y polvoriento para pasar unos días con sus familiares, y compartir con ellos la felicidad del reencuentro mientras se preparaba para tener a su progenitora.

Dios tuvo sus razones para permitir que el parto fuera en esa tierra de árboles erguidos


valerosamente sobre el recio suelo, viento suave y calor intenso.   La hermosa niña nació a eso de las 5 de la mañana de un 11 de agosto  y desde entonces se convirtió en la alegría de la familia.   Una alegría algo incompleta porque Wilson Vanegas Moscote esposo de  Emilis Maria Rivera Luna y padre de Leoryis Clareth,  se había quedado en su pueblo natal, Galán,  tratando de reunir los recursos que la familia, ahora más numerosa, estaba necesitando.

La espera no duró mucho, unos días después del nacimiento, el feliz padre  se presentó a Bosconia, le dio las gracias a la abuela de la niña doña  Inés Luna Castellar por cuidar a sus dos mujeres y partió rumbo a Riohacha, con un regocijo enorme, y un orgullo de varón que no le cabía en el pecho.

La niña creció en medio del amor de todos. Se destacaba por su dulzura, por su inteligencia precoz y cierto tacto para evitar que sus contemporáneos se pelearan entre ellos.  Cuando inició su vida escolar hubo algo que la distinguió de sus compañeros: una  curiosa habilidad para hacer  rendir la merienda para lo cual tenía un método muy particular: guardaba casi todo lo que su padre le daba para el recreo aunque para lograrlo debiera soportar  sed y las  ganas de comprarse un bombón. 

Pero después, con el fruto de los ahorros, compraba dulces y pequeños suvenires los cuales vendía a sus compañeros. De esta manera obtenía algunas ganancias que invertía en comprar útiles escolares y algunos libros para complacer su deseo de leer.

En el paso de niña a mujer llegó a las aulas del Liceo Nacional Almirante Padilla en donde pudo consolidar aún más su liderazgo a través de la práctica del baloncesto y la representación de su curso en los comités estudiantiles y culturales.


Poco a poco iba creando el hábito de  la transformación, de ella y de su entorno.
   Para estos días tiene un encuentro con cierta idea que la ha marcado para siempre: “sólo me voy a comprometer con las cosas que pueda hacer, pero una vez que me comprometa voy a trabajar hasta que logre la meta que me he propuesto”. 

En atención a lo anterior su filosofía de vida se puede resumir en el postulado del compromiso con las causas que le gustan, que la llenan de motivación, que están al alcance de sus posibilidades y en las cuales invertirá todo su esfuerzo, sin rendirse, para llevarlas a feliz término.

Hoy es  trabajadora social (profesión que le escogió Dios), con gran reconocimiento en toda La Guajira por sus  labores en el Tránsito Departamental, en Instituciones que trabajan a favor de la mujer, la infancia y la adolescencia (ICBF) y con las poblaciones vulnerables, fundadora del primer Consultorio Social  en la Guajira, Apushi Wayira.

Para ella la expresión Trabajadora Social debe escribirse con letras mayúsculas y lo mejor de la profesión debe cumplirse en el teatro de los acontecimientos, en los lugares en que el hambre, la sed y las necesidades básicas insatisfechas dejan sus cicatrices, las cuales se reflejan en los rostros famélicos de los niños en las delgadas piernas de los migrantes que después de un día entero de peregrinación no ganan ni para el sustento familiar, en las caras macilentas  de quienes están enfermos y sin esperanzas de que los atiendan .

Consciente que para ayudar a la gente debe prepararse cada día más decidió ingresar  a la Escuela Internacional de Liderazgo INILID en donde ha sido preparada para ejercer el coaching, una forma de entrenamiento personal  que le permite ejercer como coach de personas, comunidades y equipos de trabajo.

Así es ella, por eso decidió construir el tejido social de su tierra. Puede decirse que es una de las profesionales que más conoce el secreto de cómo estructurar unas relaciones horizontales sanas, sin las tergiversaciones creadas por las relaciones verticales de poder generadas por la política tradicional.

Leoryis Vanegas Rivera se siente aún más realizada como mujer por su papel de madre  del joven Wilhar Arredondo Vanegas y por ser la mayor de cinco hermanos,  inteligente, tocada por la sabiduría de su genética multirracial, influida por el conocimiento construido en años de estudios e investigaciones cuyo sueño es transformar a la sociedad mediante la construcción de un tejido social invulnerable que nos lleve a todos los seres humanos a ser amorosos, solidarios y soñadores como lo es ella desde el día en que la casualidad le permitió ver por primera vez la luz del día en una humilde casa de Bosconia al lado de una abuela tierna, y una madre feliz y luchadora

sábado, 16 de abril de 2022

Trabajo social y coaching, un aporte al tejido social

Escrito por: Leoryis Clareth Vanegas Rivera*


El trabajo social una de las profesiones más antiguas que existen. Se encarga de promover la transformación y el desarrollo social de la sociedad en general, basada en la práctica, ejercicio que le permite velar por los derechos humanos, la justicia social y el respeto a la diversidad.

 Esta disciplina reconoce el valor del ser humano como individuo en las diferentes áreas de su vida y en todos los grupos poblacionales en los que se encuentra inmerso.

Te invitamos a ver el video: "Origen del tejido social"

De igual forma el trabajo social siempre contribuye con el cambio de las personas para que puedan hacer frente a las distintas situaciones de la vida diaria y así mejorar su calidad de vida.

Algo semejante ocurre con el Coaching, una técnica igual o más antigua que el trabajo social, que tiene sus orígenes basados en la mayéutica, como resultados de un proceso socrático, nombre que hereda del filósofo Sócrates, que en los últimos años ha tenido un auge importante y reconocimiento en la sociedad. y cada vez más se escucha hablar de Coaching.

Por esta razón es importante aclarar que el coaching es una técnica de acompañamiento que tiene como finalidad ampliar las opciones y desarrollar potenciales de las personas de forma estructurada, metódica y eficaz centrándose en las posibilidades del futuro no en el pasado, y hace énfasis en las áreas de la vida donde se desempeña el ser humano.

De esta manera vemos como el coaching al igual que el trabajo social busca mejorar la calidad de vida, reconociendo también la importancia que estas disciplinas tienen en el desarrollo social y emocional  de las personas que intervienen, fomentando en ellas ese sentimiento de dignidad, auto conocimiento, auto gestión y respeto propio como base fundamental para el respeto a los otros, encontrando así el verdadero sentido de la vida.

Te invitamos a leer: "El más bacán de los maicaeros parece un patriarca oriental"

Sobre la relación que existe entre ellas para hacer ese aporte a la construcción del tejido social debo decir que tanto el coaching como el trabajo social tienen su propia técnica, pero su objetivo es el mismo, permitir en ocasiones que las dos profesiones vayan de la mano o en algún momento se encuentren y logren tener esa interacción y socialización con la sociedad en general haciendo su intervención de manera individual, grupal, de equipos, comunitaria, con las familias, escuelas, iglesias, empresas y demás sectores a los que alcanzan las dos.

Lo anterior, permite entonces que se pueda hacer esa transformación, el desarrollo de la confianza, la construcción de lazos solidarios, para contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de cada persona y por ende el fortalecimiento del tejido social.

Como profesional en estas dos disciplinas debo decir que su unión  me ha permitido auto gestionar mi cambio, liberar potenciales y me ha llevado a ver de manera notoria mi transformación personal, fortalecer mi ejercicio profesional, la sinergia de ambas me ha llevado a tener intervenciones más efectivas y eficientes llegando así a muchas más personas y de la misma manera seguir haciendo el aporte al fortalecimiento del tejido social.

Trabajo social y coaching, un equipo poderoso para el fortalecimiento del tejido social


*Trabajadora Social, egresada de la Universidad De La Guajira

COACH, egresada de la Escuela Internacional de Liderazgo INILID










jueves, 10 de marzo de 2022

El profesor: reconocimiento a Alejandro Rutto Martínez

 Por Jorge Parodi Quiroga

 


El inconmensurable poder transformador de las realidades sociales a través de la educación, es una verdad de Perogrullo. Nadie puede cuestionar el valor trascendental y revolucionario que en cada estadio de la humanidad, ha sido gestado a partir de la aprehensión del saber, su deconstrucción y su transmisión.

Por otro lado, tan determinantes como el conocimiento y su producción, resultan quienes lo saben transmitir, aquellos que con mística y devoción entregan su vida a la pedagogía. A la vanguardia de la transformación social, de la formación humanista y la construcción del ser, estarán siempre los soldados cuyas armas son la pizarra y el borrador.

La historia de la humanidad nos certifica que una sociedad educada, es una sociedad próspera. Así mismo, el letargo social, está íntimamente ligado a la carencia educativa y a la falencia pedagógica.

Otra sería la historia si las riendas de la vida nacional, en todos los órdenes, estuviera en manos de los que con cada acto, cada ejecutoria, pretenden formar, educar y enseñar. Necesitamos más profesores al frente de nuestro país, hemos probado por décadas con políticos de profesión y mercaderes de intención, y tenemos a la vista la debacle en la que nos han sumido.

Hoy me referiré a uno en particular, Alejandro Rutto, el profesor Rutto como es conocido, un señor alto y de aspecto noble, maicaero orgulloso, de facciones europeas (es de ascendencia italiana) pero de corazón y alma guajiras, vernáculas.

Al profesor Rutto, lo conozco no hace más de dos años, hemos coincido en el amor por la literatura, ambos somos miembros del colectivo literario Papel y Lápiz. Él es un escritor  fluido, cronista y hombre de radio. Su obra es abundante y generosa, rica en verbo, profunda en contenido. Es reflexivo en sus planteamientos, retador en sus propuestas.

Su pasión por la escritura, estimo yo, ha sido atizada por su incuestionable vocación pedagoga. Combina con maestría sus propias experiencias, enriquecidas con el influjo notable de sus lecturas que han de ser muchas y variadas, y las expresa con una particular empatía que hace agradable y fácil su comprensión. Es un cultor de las letras.

Asumo que su cabal entendimiento de la importancia de la educación y la transmisión del saber, provocó en él, como fulminante, el ánimo necesario para acometer empresas descomunales y nada fáciles, sobre todo en nuestras latitudes, para masificar la enseñanza y hacerla asequible.

No alcanzo a dimensionar el esfuerzo tan grande para hacer realidad que a su Maicao, la Universidad de la Guajira y el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), de las cuales ha sido docente e instructor, llegaran con oferta educativa de calidad y presencial. Sí, al profesor Rutto se le debe en buena parte, que la posibilidad de los maicaeros por alcanzar un título académico, no significara un desplazamiento diario hasta la capital, Riohacha.

Por sus manos nobles han pasado un gran número de guajiros que hoy hacen parte del componente profesional de nuestro departamento, que han sido influenciados por las inquietudes intelectuales de un profesor que tiene humildad en el corazón, respeto en su trato y grandeza en sus actos.

En realidad pocas veces he tenido el gusto de compartir en persona con el profesor Rutto. Tampoco le he entrevistado previo a este escrito, ni siquiera consulté con él antes de sentarme frente a la pantalla de mi computador; pero creo que hay personas con una valía tal, que es imperativo resaltarlas, Rutto es uno de ellos.

Cuando supe que presentaría su nombre como aspirante al Congreso de la República, mi primera reacción fue de desacuerdo. No creí que esos escenarios de la política tan salpicados de corrupción y deshonestidad, fueran dignos de una persona como él.

Ha sido observando su desempeño pulcro durante estos meses de campaña, escuchando sus intervenciones en los debates públicos, siendo testigo de los ríos de personas que ven en él la esperanza de un verdadero cambio con justicia social, que he comprendido que esta nueva gesta del profesor que aprecia La Guajira toda, vale la pena.

Lo he visto en la plaza pública, nunca pierde su cadencia y su humildad, se ha enfrentado a maquinarias enquistadas en la política regional por años y fortalecidas con capitales que él no tiene, y siempre está sonriente, optimista, respetuoso, convencido de que su cruzada vale los esfuerzos y sacrificios que junto a sus amigos y su familia hace.


Ahora, me he convencido que es necesario darle una oportunidad a un educador como Alejandro Rutto, un hombre bueno y temeroso de Dios, quien ha demostrado con hechos durante toda su vida, una honestidad a toda prueba y el talante del guajiro que ama a su tierra y lo demuestra con sus actos más que con las palabras.

Muy seguramente de la mano del profesor Rutto, los tiempos de la justicia social que tanto añora La Guajira, han de llegar.

lunes, 7 de marzo de 2022

El profe Jaime Espeleta y el sacrosanto valor de los números

 Escrito por: Alejandro Rutto Martínez


Muchos años después de haber terminado mis estudios en la Universidad de La Guajira me encontré al profesor Jaime Espeleta en la puerta de la Catedral a la que ambos habíamos concurrido para asistir al sepelio de un amigo común. Lo saludé con el cariño de siempre y él me correspondió con su acostumbrada elegancia y efusividad.

Una vez más le di las gracias por haber contribuido en mi formación como profesional, a lo que respondió con su característica modestia:

-“No tiene nada que agradecerme, sólo cumplía con mi deber”

-¿Se acuerda profe que yo era uno de sus buenos estudiantes? ¿Se acuerda que yo le borraba el tablero al final de cada clase?

No me dio ninguna respuesta, pero en su rostro pude ver el esfuerzo que hacía para recordar los tiempos en que me había dado clases de Matemáticas III en la Universidad de La Guajira.

Me imagino que antes de responder quería asegurarse de decir la verdad.   Al leer su rostro meditabundo pude comprender que había iniciado un viaje retrospectivo en los caminos del tiempo.  En el maravilloso viaje a través de los calendarios pretéritos el profe debía llegar a 1985 para acordarse de este alumno que ahora estrechaba su mano.

Érase una vez los felices años ochenta. Por esos tiempos la Universidad de La Guajira comenzaba a emerger como la esperanza de centenares de jóvenes guajiros para convertirse en profesionales, un privilegio que muy pocos alcanzaban.

En esa época el profesor Jaime Espeleta se convirtió en una apasionante leyenda de las aulas y de los pasillos del viejo edificio ubicado en la vía a Valledupar. Dentro de las aulas explicaba con la destreza de un orfebre trabajando en el áureo metal los secretos de las ecuaciones, Las complejidades de las derivadas y las ilimitadas posibilidades de viajar por el tortuoso mundo de las integrales y las derivadas.

En los pasillos se hablaba de las rigurosas exigencias académicas del profesor Espeleta.  

-“Si le ganas la materia a Espeleta puedes considerarte ingeniero”, le comentaba un compañero a otro antes de presentarse  al inevitable examen final.

Con el paso de los semestres el profe Espeleta se convirtió en una especie de filtro para seleccionar sólo a los mejores candidatos a ser buenos ingenieros o administradores de empresas. Su fama crecía en proporción directa con el número de estudiantes que mencionaban su nombre y tomaban decisiones guiadas por el respeto o por el temor que su fama les causaba.

Quienes respetaban las ciencias exactas preferían matricularse en sus clases. Quienes les temían a los números hacían todos los esfuerzos posibles para no encontrarlo en su camino y evitarse un dolor de cabeza con el cálculo diferencial o las matemáticas aplicadas.

Las campanas de la Catedral nos indicaron que la misa había terminado, así que le volví a hacer la pregunta a mi antiguo profe.

-¿Cierto que yo fui de sus buenos estudiantes?

-Me contestó que ya no se acordaba, que había pasado mucho tiempo desde cuando coincidimos en el aula, él como profesor y yo como estudiante.

Al parecer se dio cuenta de que le había provocado un pequeño golpe a mi maltrecha autoestima delante de más de veinte personas que nos rodeaban y, antes de despedirse levantó la voz para afirmar:

-Si usted ganó matemáticas y se graduó, entonces es de los buenos, por que a mí solo me ganaban la materia los que estudiaban de verdad.

El profe Jaime Espeleta también fue de los buenos, de los que se esforzaban por enseñar y, a cambio, exigía que sus estudiantes se esforzaran por aprender.

En este momento, cuando nuestro insigne profesor ha partido hacia la eternidad, solo le pido a Dios que ponga consuelo en el corazón de su esposa Gladis Niño de Espeleta y de sus hijos Gladis Elena, Susan, Idenis, Diana y Jaime Alberto. 

Ojalá que un ángel del Señor borre el dolor de sus vidas como yo borraba el tablero después de cada clase. Y que el Espíritu Santo llene el inmenso vacío que nos deja nuestro querido maestro.

 

 

 

sábado, 10 de agosto de 2019

Darimel Amaya Pérez una líder que vibra por el servicio

Darimel Amaya Pérez ha sido fiel siempre a su vocación: servirle a la comunidad en los diferentes escenarios en que se desenvuelve. Por eso, al lado de sus hermanas Dulina y Nayibe, ha sido una constante luchadora y portavoz de los más necesitados en el barrio la Concepción en donde viven desde hace muchos años. 

Darimel, además, tiene una sólida formación académica que incluye su título de bachiller otorgado por el inolvidable Colegio Cooperativo Femenino, sus estudios como Administradora de Empresas en la Universidad de La Guajira y una maestría en Gerencia de Recursos Humanos en la Universidad Rafael Belloso de Maracaibo. 

Desde temprana edad asumió tareas de liderazgo en su barrio en donde era conocida por las actividades que constantemente desarrollaba en beneficio de los jóvenes y, en general de los más necesitados. Por su constante movimiento, su incansable labor y el look que usaba en ese tiempo, se le conocía como la "Shakira Morena" de La Concepción

En varias ocasiones los usuarios  la escogieron como su representante en la Junta Directiva del Hospital San José de Maicao.   Sus gestiones, sus posiciones firmes, siempre en defensa de la vida de los pacientes, la convirtieron en una líder respetable. De ahí que fuera reelegida varias veces para que ella fuera protagonista en una de las etapas más importantes de la institución. 

Su constante lucha por la colectividad no le ha impedido tener una bonita familia al lado de su esposo Juan Manuel Ortega y de sus hijos Liz Dariani, Juan de Jesús y Juan Diego

En la actualidad es aspirante al Concejo Municipal de Maicao como líder de un equipo de trabajo cuya propuesta es el mejoramiento de las vías de acceso, la ampliación de las redes eléctricas y la construcción de parques en los barrios más vulnerables de la ciudad. Para cumplir con su propósito se inscribió en la lista del partido Alianza Social Independiente en el que se le asignó el número 16.

Darimel Amaya Pérez es una mujer amable, luchadora e inteligente que quiere estar siempre conectada con la comunidad

miércoles, 27 de marzo de 2019

La praxis y la práctica educativa



Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
El ser humano se ha caracterizado por el hacer: desde las más remotas etapas de la historia lo suyo ha sido el ejercicio práctico de actividades que le permitieron subsistir y sobrevivir pese a los embates de la naturaleza y las amenazas de animales cuya fuerza y poderío lo amenazaban a él y a su familia.  La necesidad de obtener alimento, protegerse del clima y defenderse de otros seres, lo llevó a ejercer actividades prácticas como cazar, pescar, atacar, huir, trepar, correr. Todo lo anterior iba conformando desde la génesis de la historia la praxis de la vida, es decir la praxis social que, por supuesto, evolucionó con el desarrollo del tiempo y los cambios de pensamiento y de acción de la humanidad            
Dentro de la praxis social está la praxis educativa, relacionada con la forma en que la sociedad ha sistematizado su conocimiento  para después compartirlo con las actuales y futuras generaciones.   Lo que se hace, lo que se comprueba, lo que es validado como posible y como eficiente va formando el bagaje de conocimientos  útiles que le permiten al hombre movilizarse hacia estadios.
La praxis educativa simplemente ocurre. Su única exigencia consiste en que estemos vivos y nuestros sentidos estén en condiciones de percibir el entorno  para que la razón pueda discernir y escoger aquello que sea más útil y se adapte a las necesidades del momento o del futuro.
El tema ha motivado que una gran variedad de autores se dediquen a estudiarlo y de ese estudio proceden respetables opiniones como las de Paulo Freire quien propicia la praxis  en la enseñanza para liberar al hombre, que es producto de su realidad socio-histórica y aboga por un proceso que involucre al educando y lo haga partícipe de la transformación de su realidad, a la que debe aprender a problematizar, y a hallar soluciones.
Parte del debate ha girado alrededor de la controversia sobre la importancia, la utilidad y la prevalencia de la reflexión o de la praxis. Lo anterior nos lleva de manera obligatoria a pensar en la pregunta sobre la dicotomía contenida en el interrogante ¿es más importante la praxis o la teoría?
Para un campesino siempre será más importante cortar la hierba y los matorrales, aunque no sepa ni la familia, ni la especie, el género o los subgéneros a los que pertenecen y tampoco se preocupará demasiado por la información científica acerca del ñame o la yuca que se dispone a cultivar.  Lo mismo puede pasarle a un conductor en la carretera sometido a la ley de la inercia que posiblemente no conoce y obligado a hacer cálculos respecto a velocidad, tiempo y distancia, sin haber asistido a clases de matemáticas ni de física.  O el futbolista que de manera empírica ha aprendido a aprovechar la dirección del viento para darle la dirección  deseada al balón que desea anidar en la portería del equipo rival.
Sin embargo, el devenir de la historia ha demostrado que la teoría y la praxis tiene un punto de encuentro en los saberes: no se puede construir saber si no hay reflexión, pero la reflexión encuentra su mejor cimentación en la práctica desde la cual puede teorizar, formular hipótesis y descubrir o validar nuevos conocimientos.
Lo anterior nos lleva a descartar la frase anónima colgada en el ancho tablero de internet según la cual: “Teoría es cuando se sabe todo y nada funciona; praxis cuando todo funciona y nadie sabe por qué”

Para María Soledad García, en su artículo  La praxis educativa, Como práctica social, la Educación consiste en la formación del Hombre dentro y fuera del ámbito escolar. Educar es un hecho; y como tal implica responsabilidad y compromiso con lo que se hace.”

Respecto a la práctica educativa esta tiene que ver con un proceso intencionado, sistematizado y apegado a una filosofía y un modo de ver el mundo.
Según Cecilia Fierro la práctica educativa es una praxis social objetiva e intencional en la que intervienen los significados, las percepciones y las acciones de los agentes implicados en el proceso. 
A la luz de lo anterior el quehacer educativo va más allá de la aplicación de técnicas de enseñanza. Por el contrario, es una acción de cierta complejidad  e intencionada que impacta varios aspectos entre los que Cecilia Fierro destaca como dimensión personal, impersonal, institucional, social, didáctica y valoral.
La práctica educativa es, pues, un acto, o mejor, una serie de actos encadenados que conducen al desarrollo personal, académico, ético y  profesional de los individuos. .

viernes, 3 de noviembre de 2017

La niña que no se sabía enfermar

Relato basado en la experiencia "Las Tic en piyamas" y desarrollado dentro del módulo Medios y tecnologia de la Informacion y la comunicación II de la Maestría en Pedagogía de las TIC en la Universidad de La Guajira orientada por la profesora Marlin Aaron

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Juanita era una niña que  sus 9 años había aprendido todo lo que un niño debía saber en los tibios corredores de su amplia casa, lo que todo niño quería disfrutar en los divertidos columpios del bello parque coloreado de amarillo por las flores de resplandecientes árboles de estación y todo, todo lo que sus maestros le habían enseñado desde que apenas tenía dos años de edad cuando su papá la llevó por primera vez a la escuela en compañía de Cástulo un travieso perro criollo de nombre extraño pero de pelaje común al que habían adoptado cuando sus dueños de la casa del frente se mudaron  a otro barrio y  lo dejaron abandonado.

A Juanita le gustaban las flores de un inmenso jardín que cultivaban los abuelos, las cerezas de los pocos meses de lluvia de su región y jugar con Cástulo al regresar del colegio. Pero déjame decirte que lo que más le gustaba a Juanita de todos los gustos de su feliz infancia llena de caperucitas rojas y de sirenas encantadas, era ir al colegio.

Desde muy pequeña aprendió a ser la primera en llegar a la pequeña escuela del barrio y a ser la última en salir.  Conocía el nombre de todos sus compañeros, compartía con ellos sus meriendas y se ganaba pronto el cariño de sus profesores. Juanita se aficionó a las clases, a las tareas, al cariño y a las buenas notas.

Un día de lluvia Juanita tenía tos en la escuela y su profesora se preocupó al verla opacada, como nunca antes había sucedido. La llevaron de urgencia a casa y de casa al hospital.  Juanita era una niña sana, pero ahora tenía la primera cita con la recuperación de su frágil salud.

Permaneció un día, dos, tres en ese frío y solitario lugar al que solo ingresaban personas vestidas de blanco que no eran muy aficionados a conversar y jugar como sus profesores de la escuela.  Ella no sabía lo que tenía y con el paso de los días ni siquiera quiso preguntar más. Su papá con todo cariño le dijo: polo mejórate y no te preocupes de nada, todo va a salir bien.
El tiempo fue pasando y los doctores iban y venían. Juanita no sabía nada de Cástulo, ni del bello parque ni del jardín de sus sueños. Pasaba largas horas acostadas, que serían más aburridas de no ser por los libros que le habían traído de casa y por sus largas conversaciones imaginarias con el ángel de la guarda, que la visitaba con frecuencia en la profundidad de su prolongado sueño nocturno.  Las alitas blancas de este increíble ser, su voz dulce y sus consejos, cada día le daban más ganas de vivir.
Pero un día estando despierta, bien despierta, recibió una visita que cambiaría para siempre sus días en el hospital

Se trataba de Carmen, la profesora del aula del hospital, quien había conseguido autorización de los médicos para llevarla cada día a la que iba a ser su nueva escuela. Juanita se estaba recuperando bien, pero los doctores calculaban que era necesario que estuviera otro tiempo bajo su estricta vigilancia.
¿Cómo podía ser posible estudiar dentro de un hospital?
En uno de sus más bellos sueños Juanita le había contado al ángel de la guarda que extrañaba mucho su escuela y que ella quería regresar pronto. Su protector sólo le respondió con un gesto afirmativo y una de sus tiernas sonrisas.

Pero ahora, el sueño se hacía realidad. Carmen la llevó en su silla de ruedas a la pequeña escuela en donde le gustó un cartel bien grande que decía “Bienvenida Juanita”, escrito en una cartulina blanca adornada de flores amarillas, las que a ellas más les gustaban.

Desde ese día Juanita sintió que sus días eran más felices. Le gustaba obedecer a los médicos, con tal de que la dejaran ir lo más rápido posible con su profesora.

Una vez en el aula, disfrutaba de sus tareas, escuchaba bellos cuentos que salían de una grabadora ubicada en el rincón derecho y hasta podía escribirle cartas al ángel de la guarda en un computador recién traído por esos días a la escuela. Contaba checas, pelotas y cerezas, especialmente traídas por su padre y así mantenía el contacto diario con los números. En el periódico leía y recortaba noticias de diferentes lugares y aprendía clases de geografía. Pero lo que más le gustaba era escribirles cartas a sus amigos de la escuela, a sus profesores y a su ángel de la guarda.

Por eso se hizo amiga del computador, al principio sólo para escribir cartas, pero después comenzó a leer historias, cuentos, y noticias, más noticias de un mundo mágico en que 2 más dos eran cuatro y tres más tres eran seis, en el que entendió cómo se formaban las flores que tanto amaba y las cerezas que saboreaba con deleite.

De no ser por las batas blancas, las pastillas y las jeringas Juanita se hubiera olvidado por completo que estaba en un hospital. Un día soñó que el hospital quedaba dentro de una gran escuela y la escuela estaba dentro de un gran parque y el parque estaba dentro de la habitación de su casa y por eso ella, a diferencia de los demás niños iba siempre vestida en piyamas.
Un día sus compañeritos de la escuela pidieron permiso para visitarla pero les negaron su solicitud, por una razón muy, como diríamos, por una razón muy especial. Juanita se había curado y el próximo lunes estaría de nuevo con ellos en la escuela.

Ciertamente el médico y Carmen se reunieron con Juanita y le dieron la buena nueva de que podría regresar a casa. La niña los miró a los ojos, parpadeó con lentitud y abrió su bolso de donde sacó un puñado de cerezas que le regaló a cada uno. Los voy a extrañar mucho, les dijo. Los llevo en mi corazón. Yo no sabía enfermar, pero ahora no quiero irme. Gracias muchas gracias.

Esa noche en casa Juanita volvió a ser la misma niña de siempre. Y planeó que muy pronto estaría en casa de los abuelos recogiendo flores del jardín para obsequiárselas  al ángel de la guardia con quien planeaba encontrarse esa misma noche.


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