Por: Hobber José Berrío Caballero
A los municipios les corresponde como entidad fundamental territorial del Estado y de acuerdo a las asignaciones consagradas en la Constitución Política de Colombia prestar los servicios públicos, realizar las obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria y el mejoramiento social y cultural de sus habitantes, entre otras funciones asignadas por ley.
En el mismo sentido, existen unos componentes de la administración pública (planeación, ejecución, seguimiento y evaluación) establecidos para cumplir tanto con las competencias y funciones asignadas a los municipios, también orientados a alcanzar los objetivos y metas de desarrollo acordados democráticamente en los programas de gobierno de los alcaldes.
Luego, considerando la gestión como la capacidad de llevar a cabo lo propuesto, y entendiendo la gestión pública como la capacidad de los alcaldes igual que funcionarios gubernamentales para ejecutar los lineamientos programáticos consignados en los Planes de Desarrollo, es también claro que en las prácticas para la administración de los recursos del Estado se exigen la aplicación de criterios de racionalidad y uso de las herramientas de dirección, planificación estratégica y financiera, organización administrativa, manejo de los recursos, formulación proyectos, de contratación, control, ejecución y seguimiento, de rendición de cuentas a la ciudadanía y a los órganos de control.
Ante lo planteado comento que existen por parte de Departamento Nacional de Planeación cualquier cantidad de lineamientos, guías y formatos por diligenciar en los entes territoriales que en su medida deben dar cuenta de los resultados de la gestión de los Planes de Desarrollo locales; pero, dichos resultados dependan en gran medida de la voluntad y compromiso de alcaldes, gobernadores y equipos de gobierno, de la claridad en la definición de los objetivos, estrategias, metas y programas, de la capacidad institucional para realizar en forma integral, con organización, eficacia, eficiencia y transparencia, las acciones suficientes y necesarias para dar cabal cumplimiento a lo establecido en los planes de desarrollo.
En resumidas palabras y aterrizando la idea, que el desarrollo actual de los pueblo depende del querer de personas, candidatos o cualquiera que tenga interés en el poder que demanda administrar los recursos de un presupuesto municipal, es lo ilógico dentro del proceso de la gestión pública y tiene un costo demasiado alto en relación a los intereses generales de la comunidad.
Para tener en cuenta ahora que se acerca el proceso electoral en la celebración de los comicios que designarán alcaldes y gobernadores, es preocupante el endoso del derecho a vivir
dignamente a través de compra conciencia, mediante la dádiva o cualquier otro favor, utilizado este método como el más expedito para lograr la audaz hazaña.
Otra situación que nos hace responsable del desarrollo local es la forma cómo analizamos los resultados del último gobernante, mientras los entes que evalúan su gestión lo hacen utilizando instrumentos y criterios previamente establecidos, nosotros los que vamos a las urnas y depositamos los votos, aplicamos la ley del castigo; es decir, si el alcalde o gobernador particularmente no satisfizo nuestras necesidades independiente de las del común de la población salimos en estampida hacia el opositor en busca de lo que tanto anhelamos: un contrato, un puesto o lo que sea, haciendo de este sistema un ciclo que últimamente nos ha llevado a una parada en el tiempo, atrasando aquellos sueños de ciudad que le queremos dejar a nuestros hijos.
Frente a tanta indiferencia se debe reconocer que el desarrollo local implica cambios en los modos de pensar y actuar de la colectividad, por lo que se deben impulsar acciones, para que asuman responsabilidades o comportamientos en esa dirección; exhorto no a cambiar de modo de pensar sino hacer comprender la urgencia de interactuar y conducir los procesos colectivos a favor de los proyectos locales en los que ojalá haya intervenido la sociedad interesada en su vital y fundamental desarrollo.
Gestión Pública Local demanda cambios estructurales de fondo, que son posibles si cambiamos de actitud y hacemos sinergia para la construcción de un tejido social en alianza con el Estado.
HOBBER JOSÉ BERRÍO CABALLERO
CC. No 84´039.854 de Maicao, La Guajira
A los municipios les corresponde como entidad fundamental territorial del Estado y de acuerdo a las asignaciones consagradas en la Constitución Política de Colombia prestar los servicios públicos, realizar las obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria y el mejoramiento social y cultural de sus habitantes, entre otras funciones asignadas por ley.
En el mismo sentido, existen unos componentes de la administración pública (planeación, ejecución, seguimiento y evaluación) establecidos para cumplir tanto con las competencias y funciones asignadas a los municipios, también orientados a alcanzar los objetivos y metas de desarrollo acordados democráticamente en los programas de gobierno de los alcaldes.
Luego, considerando la gestión como la capacidad de llevar a cabo lo propuesto, y entendiendo la gestión pública como la capacidad de los alcaldes igual que funcionarios gubernamentales para ejecutar los lineamientos programáticos consignados en los Planes de Desarrollo, es también claro que en las prácticas para la administración de los recursos del Estado se exigen la aplicación de criterios de racionalidad y uso de las herramientas de dirección, planificación estratégica y financiera, organización administrativa, manejo de los recursos, formulación proyectos, de contratación, control, ejecución y seguimiento, de rendición de cuentas a la ciudadanía y a los órganos de control.
Ante lo planteado comento que existen por parte de Departamento Nacional de Planeación cualquier cantidad de lineamientos, guías y formatos por diligenciar en los entes territoriales que en su medida deben dar cuenta de los resultados de la gestión de los Planes de Desarrollo locales; pero, dichos resultados dependan en gran medida de la voluntad y compromiso de alcaldes, gobernadores y equipos de gobierno, de la claridad en la definición de los objetivos, estrategias, metas y programas, de la capacidad institucional para realizar en forma integral, con organización, eficacia, eficiencia y transparencia, las acciones suficientes y necesarias para dar cabal cumplimiento a lo establecido en los planes de desarrollo.
En resumidas palabras y aterrizando la idea, que el desarrollo actual de los pueblo depende del querer de personas, candidatos o cualquiera que tenga interés en el poder que demanda administrar los recursos de un presupuesto municipal, es lo ilógico dentro del proceso de la gestión pública y tiene un costo demasiado alto en relación a los intereses generales de la comunidad.
Para tener en cuenta ahora que se acerca el proceso electoral en la celebración de los comicios que designarán alcaldes y gobernadores, es preocupante el endoso del derecho a vivir
dignamente a través de compra conciencia, mediante la dádiva o cualquier otro favor, utilizado este método como el más expedito para lograr la audaz hazaña.
Otra situación que nos hace responsable del desarrollo local es la forma cómo analizamos los resultados del último gobernante, mientras los entes que evalúan su gestión lo hacen utilizando instrumentos y criterios previamente establecidos, nosotros los que vamos a las urnas y depositamos los votos, aplicamos la ley del castigo; es decir, si el alcalde o gobernador particularmente no satisfizo nuestras necesidades independiente de las del común de la población salimos en estampida hacia el opositor en busca de lo que tanto anhelamos: un contrato, un puesto o lo que sea, haciendo de este sistema un ciclo que últimamente nos ha llevado a una parada en el tiempo, atrasando aquellos sueños de ciudad que le queremos dejar a nuestros hijos.
Frente a tanta indiferencia se debe reconocer que el desarrollo local implica cambios en los modos de pensar y actuar de la colectividad, por lo que se deben impulsar acciones, para que asuman responsabilidades o comportamientos en esa dirección; exhorto no a cambiar de modo de pensar sino hacer comprender la urgencia de interactuar y conducir los procesos colectivos a favor de los proyectos locales en los que ojalá haya intervenido la sociedad interesada en su vital y fundamental desarrollo.
Gestión Pública Local demanda cambios estructurales de fondo, que son posibles si cambiamos de actitud y hacemos sinergia para la construcción de un tejido social en alianza con el Estado.
HOBBER JOSÉ BERRÍO CABALLERO
CC. No 84´039.854 de Maicao, La Guajira