Alejandro Rutto Martínez
Dedicado al pastor Santander Ortega
Así lo dice la Biblia, cuando nos invita a amar a los amigos. Proverbios 17:17 es un conocido y hermoso texto bíblico que se compone de dos partes.
Primero nos invita a amar amar al amigo. Lógicamente es un amor fraterno, transparente...bonito. Es el amor que se profesa por aquellos hermanos que la vida pos ha regalado a través de distintas circunstancias y escenarios como la escuela en la que estudiamos, el vecindario en donde crecimos, la universidad en la que nos hicimos profesionales o, simplemente, el consultorio médico en el que charlamos dos horas con alguien que hasta ese momento era un desconocido, mientras esperábamos al médico que nos iba a atender.
La amistad nace así: por circunstancias diferentes y, algunas veces casuales. Así nace la amistad y luego crece hasta convertirse en una relación duradera y sólida.
La segunda parte de la cita bíblica que nos ocupa le da a los amigos la estatura de hermanos. Sobre todo, les da ese calificativo en los tiempos de angustia. En los buenos tiempos estamos siempre acompañados de hombres y mujeres que nos ofrecen su ayuda y sus servicios. Sin embargo, en los tiempos de angustia, muchos se alejan de nosotros y es ahí en donde conocemos a nuestros amigos. Es a esos los que la Palabra del Señor compara con los hermanos.
Bien sabemos que no elegimos a nuestros hermanos. Ellos son un regalo de Dios y Él, en su infinita sabiduría, nunca nos preguntó si queríamos hermanos, hermanas o cuántos de ellos queríamos tener. Los hermanos son el regalo máximo de la vida y de nuestros padres. Y por supuesto, uno de los más preciados regalos del Señor.
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