Por: Kenneth Rivadeneira Ducand
“Un operador privado quiero ser claro lo he venido sosteniendo señor Presidente se lo he dicho por segunda ocasión en el municipio de Manaure un inversionista privado puede tener problemas serios señor Presidente porque a través de los años de las explotaciones de las salinas, las salinas han sido un componente social para las comunidades indígenas ha habido una inversión social, el inversionista privado caza su plata y espera …” (Humberto Martínez Fajardo, alcalde de Manaure Guajira, Consejo Comunal de Gobierno 1 de agosto de 2009, San Juan del Cesar - Guajira).
Semejante apreciación socio económica proteccionista traída de los años 40, debió haber asustado a mas de un inversionista privado en pleno Consejo Comunal de Gobierno, por no decir que a todos los empresarios del país que a esa hora seguían la transmisión por el canal institucional. De esa forma es imposible atraer la inversión privada a ese Manaure lleno de potencialidades y virgen en su desarrollo económico. Esa absurda y mediocre concepción de la administración pública explica en buena medida por que hoy el parque industrial que crece en el municipio de Uribia, no tiene su asiento en Manaure.
Pero el tema central que nos ocupa tiene otras interpretaciones. Es obvio, que si la toma del centro de producción de las Salinas de Manaure, propició una intermediación efectiva del gobernador Jorge Pérez Bernier ante el Presidente Uribe, y este a su vez ordenó a los tres ministros del sector para que recibieran a los indígenas wayuu en Bogotá a fin de superar la crisis; el Consejo Comunal debió utilizarse en la exposición de los múltiples problemas que hoy aquejan a la comunidad manaurera. Dicho de otra forma, el tema de las Salinas claro que es importante, pero ya se había agotado durante el escenario que el señor presidente ordenó establecer en la Capital de la República hacía tan solo cinco días.
El mas apolítico de los manaureros la tenía clara. El espacio de San Juan del Cesar tenía que ser utilizado por el alcalde de Manaure para conseguir del Gobierno Nacional la solución estructural al problema del agua, vivienda de interés social, mejoramiento de vías, diversificación de la economía (A través de proyectos productivos), mejoramiento de la calidad de vida en la comunidades indígenas, familias en acción, educación, salud, alimentación escolar, etc., etc... Eso no requería de un esfuerzo intelectual imposible. De allí que sea totalmente entendible la molestia generalizada de los manaureros una vez concluido el Consejo Comunal de Gobierno, las diversas reacciones terminaron por sepultar el escaso porcentaje de credibilidad que le quedaba a la primera autoridad del municipio.
El estadista ingles W. Churchill sentenció: “Cada pueblo tiene a los gobernantes que se merece”, pero Manaure merece una mejor suerte. De verdad sería una vergüenza dejarles como herencia a nuestros nietos, a las próximas generaciones, esa pesadilla de andar persiguiendo burritos y carro tanques para abastecerse de agua por pura y física desidia administrativa de los gobernantes. La situación de Manaure le da más vigencia al pensamiento de la joven alemana Sophie Scholl –Dirigente y opositora al gobierno de Hitler- “Los pueblos tienen los gobiernos que permiten”.
Señor alcalde (Retomando sus palabras pronunciadas en San Juan del Cesar) en el nombre de Jesús y de Dios yo quiero pedirle algo muy especial, el municipio de Manaure necesita que usted se posesione y comience a gobernar en el poco tiempo que le queda. El próximo año deberá enfrentar la contienda de Cámara y Senado, elección presidencial y la Ley de Garantías. Y en el 2011, su delirio será por la escogencia de quien lo va a relevar, el cumplimiento de los compromisos políticos y financieros, y nuevamente la Ley de Garantías. El tiempo se le está agotando.
Nota: Afortunadamente el Presidente Uribe bajo la luz de la “Luna Sanjuanera” “sacó los restos” de ese esperpento llamado Saldemar S.A producto de la imaginación de algún autoproclamado asesor económico que está pensando 40 años atrás. Tanto, que la Procuraduría General de la Nación acaba de abrir indagación preliminar al alcalde, por haber sancionado el Acuerdo que incubó tan esquizofrénico experimento.
“Un operador privado quiero ser claro lo he venido sosteniendo señor Presidente se lo he dicho por segunda ocasión en el municipio de Manaure un inversionista privado puede tener problemas serios señor Presidente porque a través de los años de las explotaciones de las salinas, las salinas han sido un componente social para las comunidades indígenas ha habido una inversión social, el inversionista privado caza su plata y espera …” (Humberto Martínez Fajardo, alcalde de Manaure Guajira, Consejo Comunal de Gobierno 1 de agosto de 2009, San Juan del Cesar - Guajira).
Semejante apreciación socio económica proteccionista traída de los años 40, debió haber asustado a mas de un inversionista privado en pleno Consejo Comunal de Gobierno, por no decir que a todos los empresarios del país que a esa hora seguían la transmisión por el canal institucional. De esa forma es imposible atraer la inversión privada a ese Manaure lleno de potencialidades y virgen en su desarrollo económico. Esa absurda y mediocre concepción de la administración pública explica en buena medida por que hoy el parque industrial que crece en el municipio de Uribia, no tiene su asiento en Manaure.
Pero el tema central que nos ocupa tiene otras interpretaciones. Es obvio, que si la toma del centro de producción de las Salinas de Manaure, propició una intermediación efectiva del gobernador Jorge Pérez Bernier ante el Presidente Uribe, y este a su vez ordenó a los tres ministros del sector para que recibieran a los indígenas wayuu en Bogotá a fin de superar la crisis; el Consejo Comunal debió utilizarse en la exposición de los múltiples problemas que hoy aquejan a la comunidad manaurera. Dicho de otra forma, el tema de las Salinas claro que es importante, pero ya se había agotado durante el escenario que el señor presidente ordenó establecer en la Capital de la República hacía tan solo cinco días.
El mas apolítico de los manaureros la tenía clara. El espacio de San Juan del Cesar tenía que ser utilizado por el alcalde de Manaure para conseguir del Gobierno Nacional la solución estructural al problema del agua, vivienda de interés social, mejoramiento de vías, diversificación de la economía (A través de proyectos productivos), mejoramiento de la calidad de vida en la comunidades indígenas, familias en acción, educación, salud, alimentación escolar, etc., etc... Eso no requería de un esfuerzo intelectual imposible. De allí que sea totalmente entendible la molestia generalizada de los manaureros una vez concluido el Consejo Comunal de Gobierno, las diversas reacciones terminaron por sepultar el escaso porcentaje de credibilidad que le quedaba a la primera autoridad del municipio.
El estadista ingles W. Churchill sentenció: “Cada pueblo tiene a los gobernantes que se merece”, pero Manaure merece una mejor suerte. De verdad sería una vergüenza dejarles como herencia a nuestros nietos, a las próximas generaciones, esa pesadilla de andar persiguiendo burritos y carro tanques para abastecerse de agua por pura y física desidia administrativa de los gobernantes. La situación de Manaure le da más vigencia al pensamiento de la joven alemana Sophie Scholl –Dirigente y opositora al gobierno de Hitler- “Los pueblos tienen los gobiernos que permiten”.
Señor alcalde (Retomando sus palabras pronunciadas en San Juan del Cesar) en el nombre de Jesús y de Dios yo quiero pedirle algo muy especial, el municipio de Manaure necesita que usted se posesione y comience a gobernar en el poco tiempo que le queda. El próximo año deberá enfrentar la contienda de Cámara y Senado, elección presidencial y la Ley de Garantías. Y en el 2011, su delirio será por la escogencia de quien lo va a relevar, el cumplimiento de los compromisos políticos y financieros, y nuevamente la Ley de Garantías. El tiempo se le está agotando.
Nota: Afortunadamente el Presidente Uribe bajo la luz de la “Luna Sanjuanera” “sacó los restos” de ese esperpento llamado Saldemar S.A producto de la imaginación de algún autoproclamado asesor económico que está pensando 40 años atrás. Tanto, que la Procuraduría General de la Nación acaba de abrir indagación preliminar al alcalde, por haber sancionado el Acuerdo que incubó tan esquizofrénico experimento.