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miércoles, 5 de mayo de 2021

Ramiro Choles Andrade, el maicaero mayor

Ramiro Choles recibe un reconocimiento de manos de sus exalumnos Alejandro Rutto, Mara Ortega y Juan Mendoza

 

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

El profesor Ramiro Choles Andrade fue apóstol de la esperanza, profeta de la paz, evangelista de la identidad y maestro de los que enseñan con el ejemplo e inspiran con su actitud ante la vida

Él  es uno de esos seres humanos a quien la escuela de la vida y la universidad del cielo gradúan con honores en el difícil arte de servirle a los pueblos sin ningún interés distinto al de conjugar el verbo servir en todos sus tiempos gramaticales y en todas las acepciones de tan importante palabra.  Nació en Riohacha, en donde fue arrullado por las voces reposadas de sus padres y el susurro de las palmeras centenarias sembradas a orillas del mar Caribe.

Pero él estaba predestinado a crecer como un aguerrido roble, a respirar y a soñar en su pampa querida, centinela insomne frontera, en donde los wayüu formaron un nombre con la espiga imperial del maíz y el vibrante ritual de tambores hacía venturosos anuncios sobre los tiempos que habrían de venir.

Tenía un carácter  apacible de padre generosos y amigo bueno pero su personalidad adquiría  una  férrea voluntad y se transformaba en palabra firme para predicarle a sus discípulos a los cuáles deseaba educar como  ciudadanos de bien, respetuosos de las normas y de las buenas costumbres.  Lo que logró con ello fue levantar a una generación de hombres y mujeres buenos y honestos que le sirven a la sociedad con singular orgullo como si fuera un servicio para  Dios.

En resumen, era un hombre feliz por que hacía lo que le gustaba y lo que le gustaba lo hacía con amor y una mística a toda prueba. Sus clases no eran simplemente un tiempo de enseñanza aprendizaje sino una eucaristía de ensueño en la que se ofrendaba la savia poderosa del conocimiento en el cáliz dorado de la devoción cotidiana.

Bien podría declamar Ramiro Choles como experiencia de vida personal el verso de Alberto Cortez, cuando expresaba con alegría la suerte que tuvo de nacer:

“Qué suerte he tenido de nacer
Para estrechar la mano de un amigo
Y poder asistir como testigo
Al milagro de cada amanecer”

Cuando el profesor Ramiro Choles Andrade inició sus labores se encontró con una sociedad en plena ebullición, en donde se hacían negocios monumentales y en algunos casos absurdos en donde el estudio no era una prioridad.  Ese pueblo que  avanzaba hacia la orilla del abismo moral por falta de referentes en los cuales mirarse, comenzó a valorar las enseñanzas que se impartían en el colegio San José  de manera que todas deseaban enviar a sus hijos a las modestas pero acogedoras aulas de  la institución, en donde los jóvenes  aprendían las lecciones de la vida junto con los saberes de la época.

El profe Ramiro Choles, sin ostentar un cargo distinto al de maestro de tiza y tablero, se constituyó en el gladiador que enfrentaba duras batallas contra el oscurantismo, erigía esculturas bravías con palabras hirsutas, con vocablos sedosos y con ejemplares metáforas de vida, en las que su propia experiencia vital servía como paradigma para enseñar  la esencia  de la ética y de las buenas costumbres.

Su estilo bien cuidado para enseñar, y para escribir, su afición a las letras bien tejidas y mejor esculpidas en la singular geografía del papel en blanco y su honradez invulnerable lo llevó a convertirse en un consagrado escritor, riguroso historiador y honrado administrador de los recursos públicos desde la rectoría de su amado colegio San José.

Hoy tenemos que llegar a la conclusión de que la vida de Ramiro Choles Andrade es indescriptible, inefable, maravillosa, por su condición de patriarca de las letras, arquetipo del historiador y adalid de la educación. Su partida nos deja muy tristes pero a la vez comprometidos con el compromiso de seguir su ejemplo desde el vibrante ritual de los tambores hasta la atalaya firme del compromiso ético.

A Ramiro Choles Andrade le podemos dedicar los bellos versos de la poetisa Ángela Botero López: “Era un incansable perseguidor de sueños. Elevaba su cometa y tras ella corría. Un día, mientras corría, le vimos elevar su vida” 

martes, 13 de junio de 2017

Historia de la Universidad de La Guajira Extensión Maicao

En esta audionota puedes conocer los pormenores de la creación de la Universidad de La Guajira en Maicao desde cuando se concibió el sueño hasta que se convirtió en realidad:

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El bololó de la frontera


Por: Mara ortega Acuña

Resulta sospechosa la insistencia de los medios nacionales por mostrar a toda costa una situación caótica en nuestra frontera como consecuencia de la crisis diplomática Chávez-Uribe. Las dudas respecto de las verdaderas intenciones de información que quieren transmitir los periodistas desplazados a la región, surge al momento en que los fronterizos respondemos que por acá las cosas son normales dentro de la crisis que cumple sus bodas de plata, con la caída de la moneda venezolana en 1984, a lo cual ellos hacen caso omiso y prefieren que digamos solo novedades.

jueves, 28 de febrero de 2008

Luis Eladio Pérez ¡Libre!

Nota de la Redacción: El senador Luis Eladio Pérez tiene una faceta que lo acerca a la Guajira como quiera que es un hombre de fronteras y como tal libró grandes luchas al lado de dirigentes guajiros para lograr la creación del FONDEG. Nuestra columnista Mara Ortega le rinde hoy un sentido homenaje 24 horas después de su liberación luego de su largo e infernal cautiverio.


Por: Mara Ortega Acuña
La liberación de los 5000 secuestrados que hay en Colombia por cuenta de los grupos armados de derecha e izquierda, organizaciones delincuenciales o políticas, se ha convertido en un propósito nacional y debe ser el principio del fin de la guerra fratricida, que por supuesto, no se soluciona con la entrega de los retenidos de las FARC o con el “juicio a los paramilitares” olvidando a los casi 2000 secuestrados que ellos tienen.

Todos sabemos que esto tiene más de raíz que de tallo, el árbol de la Paz en Colombia será frondoso, casi eterno, porque en 100 años de guerra interna (o 200?), es mucho lo que ha crecido para abajo. El problema no fue de incomprensión entre Bolívar y Santander, o de 50 gallinas y 20 cerdos que pedía la gente de Marquetalia, o de sentarse a la mesa a hablar de paz como propuso Pastrana sin soluciones de fondo.


Por una parte, Colombia es uno de los epicentros de la ''guerra infinita'' de los gobiernos norteamericanos y, por la otra, el asunto no es tan fácil, es más complejo y tiene que ver con indigencia, pobreza, miseria, falta de salud, de educación, servicios públicos, exclusión,corrupción, etc, en tanto la oligarquía se enriquecen cada día más, durante los últimos 10 años los dos grandes oligarcas de Colombia, Julio Mario Santodomingo y Luis Carlos Sarmiento Angulo, ¡triplicaron sus fortunas!

Pero hoy queremos especialmente hablar de la liberación del Senador LUIS ELADIO PEREZ, tras 7 años de largo cautiverio, por una razón, el agradecimiento que los guajiros le tenemos pendiente a este hombre, amigo sin igual de nuestro departamento.

A la fecha de su secuestro en junio de 2001, el doctor PEREZ, senador nariñense, era ponente del proyecto de ley por medio del cual se expedían normas sobre tratamientos excepcionales para regímenes territoriales, es decir se creaban las Zonas Especiales Económicas De Exportación y El Fondo Para EL Desarrollo De La Guajira –FONDEG-, proyecto que a la postre se convirtió en la Ley 677 de 2001, de fecha 3 de agosto, publicada en el DIARIO OFICIAL. AÑO CXXXVII. N. 44509. 4, AGOSTO, 2001.

En las discusiones del referido proyecto con todas las instancias gubernamentales ( Ministerio de Hacienda, de Comercio Exterior, DIAN) con las que hubo necesidad de trabajar sobre la creación del impuesto para la Guajira, su forma de recaudo y organización, hasta su proyección a futuro, el Senador Pérez, fue incansable y luchador, asumiendo su condición de hombre de frontera, abriendo paso a las propuestas que surgieron de las mesas de trabajo y que hoy arrojan resultados positivos para el Departamento, tal como él lo previó.

Además de este detalle que para las personas que tuvimos oportunidad de estar a su lado trabajando por el éxito del proyecto de ley, nos generó el más profundo sentimiento de admiración y respeto, quiero referirme a su rol como Congresista en la defensa de su región vista desde la perspectiva nacional, que para LUIS ELADIO PEREZ, era absolutamente clara: El futuro de la frontera o de los pueblos de frontera en el contexto de la globalización. Por esa razón, asumió sin reparos la defensa del pueblo de la Guajira, sin tener en materia electoral ningún compromiso político en este departamento. Sencillamente se trataba de una zona de frontera y el debía responder a esa circunstancia temporo-espacial.

Y volvemos al tema casi sin preponernos, paradójicamente fue secuestrado y vivió la tortura de la guerra desde la óptica revolucionaria, desde la guerra de guerrillas, la otra cara de la moneda. Su lucha que desde otra forma intentaba defender al pueblo indefenso ante la arremetida de la globalización, fue cortada, truncada por quienes también se oponen a que el mundo sea apropiado por unos pocos, diferentes formas de lucha, llaman los politólogos.

Quienes hemos aprendido de él el valor de la lucha democrática, con argumentos, con debate y empoderamiento por el tema fronterizo, lo esperamos seguramente más humano, mas consiente de la necesidad de luchar por un verdadero Estado Social de Derecho, uno que no sea únicamente de papel, sino de realidades, no de limosnas, sino de inclusión, no para enriquecer cada día a quienes más tienen, sino para que todos tengamos derecho a vivir dignamente.
En fin, un Estado en donde no haya guerra, pero que tampoco haya desplazados por Carimagua, para dar paso a la siembra de palma africana o, por Marmato y su oro para los canadienses. Un Estado en donde el poder no sea de quienes accedieron a él a sangre y fuego, con motosierras y con votos atados a ellas, que es lo mismo.

Celebro la cercanía de un Acuerdo Humanitario, única forma de ver a todos los secuestrados en sus casas. Me duele que el espíritu de la guerra se haya apoderado de los líderes colombianos y de los colombianos que creen en ellos; basta de sangre de hermanos.
El enemigo no es Piedad Cordoba, como la quieren estigmatizar los medios de comunicación de la oligarquía, los enemigos no somos nosotros mismos, son los dueños del poder político y económico, llámese multinacionales o grupos económicos, realmente ellos son los únicos favorecidos con la guerra. Los pobres y la moribunda clase media que somos casi todos, solo ponemos muertos y votos, para nosotros solo migajas. Ese no es el Estado Social de Derecho que aparece descrito en la Constitución de 1991.

Eternos agradecimientos al Presidente Chávez y a la Senadora Piedad Cordoba, por su gestión humanitaria, la verdad saldrá a la luz aún en contra de aquellos que se oponen. La historia hará el reconocimiento que hoy les niegan.

P.D. Los guajiros debemos un homenaje a LUIS ELADIO PEREZ, el FONDEG, existe porque él se puso los pantalones de hombre de frontera y nos enseñó a nosotros como se deben llevar.

jueves, 14 de febrero de 2008

Bahía Portete podrìa ser puerto para introduccón de alimentos

Por Ernesto Acosta Solano

Funcionarios del instituto colombiano Agropecuario visitaron el día miércoles al departamento de la guajira, con el fin de inspeccionar las condiciones locativas de Puerto Nuevo y Bahía Portete con miras a su habilitación para el ingreso de alimentos por el régimen especial aduanero con destino al consumo en la Península.

Según esta visita es parte de la respuesta que el gobierno nacional le da a la petición presentada por el gobernador Jorge Pérez Bernier, los alcaldes del régimen especial aduanero y el asesor de comercio y asuntos fronterizos Antonio Hernández Fernández.

Para el recorrido por la alta guajira, los funcionarios del ICA contaron con el acompañamiento de los asesores de “Fimdecol” y la oficina de comercio, Álvaro Iguaran Uriana, y Mara Ortega, quienes manifestaron que los enviados se llevaron la mejor de las impresiones y manifestaron que entregara el visto bueno a las instalaciones portuarias de Bahía portete para la practica comercial de introducción de alimentos a la guajira Colombiana.

Lo que esperan ahora los guajiros es que para la visita del presidente Álvaro Uribe Vélez con motivo del concejo comunal el próximo 23 de febrero en el municipio de Uribia, ya estén expedidas las licencias necesarias para conjurar la crisis alimentaría de La Guajira.

Por su parte el director de asuntos fronterizos y comerciales de la gobernación de la guajira Antonio Hernández Fernández destaco la importancia de la visita de los funcionarios del ICA a las instalaciones portuarias de Bahía portete para inspeccionarlas con miras a su autorización para las operaciones de importación de alimentos, resaltándola como un logro de su oficina y de los asesores que han venido adelantando el acompañamiento a la gestión.

Hernández Fernández indico que aun no tienen lista la infraestructura en donde funcionara la oficina de comercio y fronteras, pero que ya están trabajando para mostrar los positivos resultados.

Preciso que la dirección de asuntos comerciales y fronterizos será en Maicao el retorno de la presencia institucional a la Ciudad ya que en la misma se trataran los temas de integración binacional, asuntos consulares, la elaboración de convenios con los municipios de Mara y Páez y los temas comerciales que es la vocación mayoritaria de la Ciudad de Maicao.

La abogada Mara Ortega Acuña, dijo qué desde hace algún tiempo se viene trabajando en esta iniciativa Como “Plan B” que busca abastecer al departamento de productos Colombianos de una manera subsidiada para abaratar la canasta familiar de las familias guajiras que residen en el cordón fronterizo de Colombia y Venezuela que en este preciso momento están padeciendo por un absurdo enfrentamiento diplomático entre ambas naciones siendo que los Wayuu no tienen fronteras.

lunes, 28 de enero de 2008

MAICAO AL DÍA: La columna de Mara Ortega

Mara Judith Ortega es una de las personas que más conoce el tema de fronteras en Colombia. Sus desempeño como abogada, sus años de dirigente gremial y el hecho de ser una gran estudiosa del tema le dan la autoridad necesaria para escribir sobre el comercio entre Colombia y Venezuela y su delicada crisis actual.



CONOCER LA HISTORIA
“El que no conoce su historia está obligado a repetirla”
La realidad humana, como campo inteligible, no se puede entender si no es a través de la historia. Del documento FRONTERA EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN. (EL PROYECTO ZIF. Edgar C. Otálvora. 1992) extraje el siguiente aparte:


“Durante 1987, Venezuela y Colombia estuvieron ante un eventual conflicto armado. El gobierno colombiano, presidido desde 1986 por el ingeniero cucuteño Virgilio Barco Vargas, había incluido entre sus líneas de acción exterior el lograr una solución en el asunto de la delimitación de áreas marinas y submarinas en el golfo de Venezuela. En ese contexto, en agosto de 1987 se produce el “incidente del Caldas” (Bendeck Olivella, 1994, 92-121; Romero, 1991, 60), cuando la presencia en aguas del golfo de Venezuela del buque de la armada colombiana ARC Caldas desató una crisis diplomática y militar entre ambos países. El deterioro en las relaciones entre los gobiernos no sólo atendía al tema limítrofe, sino a una larga lista de incidentes previos referidos a la seguridad y el orden público en la zona fronteriza.

Superado el incidente del Caldas sin que se produjera un enfrentamiento armado, las comunidades nacionales de ambos países permanecieron altamente sensibilizadas por discursos nacionalistas, en ocasiones abiertamente guerreristas, a la par que se iniciaba una intensa política de incremento del gasto militar en ambos países (Vivas Gallardo, 1999, 242).

Por otra parte, la frontera era y sigue siendo un escenario privilegiado donde confluyen impactos de las circunstancias económicas internas de cada uno de los países vecinos, lo que se denomina “efectos de derrame” (SELA, 1996, 41). Desde la devaluación de 1983 en Venezuela, los gobiernos de este país mantuvieron un sistema de control de cambios, así como una política de subsidios a productos de consumo masivo.

Los cargamentos de leche en polvo o aceite comestible ofrecidos en el mercado interno venezolano con precios subsidiados no sólo atendían la demanda nacional, sino que llegaban incluso hasta lejanos lugares de la geografía andina suramericana, dado el importante diferencial de precio con respecto a los vigentes en países vecinos.
Este fenómeno fue denominado en el discurso popular y oficial venezolano como “contrabando de extracción”, el cual se producía a través de las fronteras, y de forma resaltante en los límites con Colombia. “La devaluación del bolívar en 1983 generó un cambio radical en la orientación del comercio fronterizo, por la pérdida de valor progresivo de la moneda venezolana en los mercados oficiales y libres.
La economía fronteriza colombiana, especializada en comercio de exportación, se vio tan afectada que las autoridades se esforzaron en reorientarla hacia el sector productivo. Del lado venezolano el proceso devaluacionista generó una fuerte progresión del comercio en el área fronteriza, reorientándose éste desde la tradicional reexportación de productos electrodomésticos hacia la venta de bienes considerados como de primera necesidad, como consecuencia de una política de subsidios masivos que no fue sustancialmente modificada entre 1983 y 1988” (Martens, 1992, 382).

Como parte del ambiente bilateral posterior al incidente del Caldas, el gobierno venezolano decidió frenar la exportación de productos subsidiados, primero, con medidas policiales por parte del resguardo aduanero a cargo de la Guardia Nacional. Luego, mediante dos decretos presidenciales que prohibían la apertura de nuevos establecimientos comerciales en una franja fronteriza de 20 kilómetros en una primera versión, y de cuatro kilómetros en su normativa definitiva. Los decretos presidenciales y la mano dura de la Guardia Nacional no lograban controlar el flujo comercial, no sólo de los productos con subsidios directos del Estado sino de la más amplia gama de bienes de consumo de fabricación venezolana. Esta situación variaría a partir de 1989, cuando el programa de ajuste económico del nuevo gobierno venezolano haría variar el sentido del comercio fronterizo.
De hecho, la economía fronteriza y la economía nacional actuaron en direcciones radicalmente opuestas en cuanto al comercio con Colombia, a raíz del programa de apertura comercial iniciado aquel año. Venezuela, con precios más atractivos, incrementó sus ventas globales a Colombia y redujo sus importaciones desde ese país, mientras el comercio de la frontera venezolana redujo sus ventas (basadas en bienes anteriormente subsidiados en el mercado venezolano) e incrementó sus compras de bienes esenciales de origen colombiano (Otálvora, 1992, 175).

Sorprende la similitud de las causas y las consecuencias de la tensa situación que vivimos ahora con la sucedida en 1987. Como resultado positivo de este rifirrafe se firmó El 3 de febrero de 1989, el Acuerdo de Caracas, que modificó el estatus de las negociaciones entre los dos países. Los presidentes de Venezuela y Colombia, Pérez y Barco, respectivamente, acordaron crear un mecanismo para atender los asuntos pendientes, en obvia referencia al tema de la delimitación territorial. A su vez, anunciaron la constitución de otro mecanismo bilateral el cual trabajaría sobre los aspectos “relativos al desarrollo económico y social de las áreas fronterizas”.
El Acuerdo de Caracas se plasmó en la Declaración de Ureña del 28 de marzo de aquel mismo año, mediante la cual se designaron los integrantes de las comisiones, señalándoles un temario básico y un mandato amplio en cuanto a iniciativas. La creación del mecanismo de las Comisiones Nacionales de Asuntos Fronterizos, amén de su propia composición, buscaba ser una instancia de vocería regional binacional.

Veinte años después, como escribiría Dumas, los guajiros seguimos sufriendo la incertidumbre del futuro gris y, los wayuu, con menos población, resultan más vulnerables en su propio territorio. En el referente histórico citado debemos buscar la solución a la problemática actual y entender de una vez por todas que además de ser colombianos de primera línea, los guajiros somos ante todo: ciudadanos de fronteras, con una “identidad cultural de frontera” y que en este momento nos sentimos presionados desde el exterior fronterizo, es decir desde las capitales nacionales, y no tenemos porque convertirnos en guardianes de la nacionalidad, sino que debemos propender por el respeto a esa convivencia en la frontera caracterizada por lazos de parentesco, la homogeneidad de cosmovisiones, de prácticas sociales, religiosas y alimentarias, de hábitos de vestir, la cercanía de los pueblos y el intercambio económico y sobre todo por el respeto al derecho inalienable a la libre autodeterminación de la gran nación Wayuú.


Mara Ortega Acuña
Email: oa_mara@hotmail.com

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