El 11 de julio de 1982, viví uno de los momentos más emocionantes al lado de mi padre. Juntos presenciamos frente a nuestro pequeño televisor a blanco y negro el vibrante juego por la final de la Copa Mundo de España 82 entre Italia ( país de mi viejo) y Alemania.
Los alemanes venían de derrotar a Francia, posiblemente el mejor equipo hasta el momento, en un sangriento partido que en 120 minutos había terminado empatado 3-3 y se definió en la tanda de lanzamientos desde el punto de pena máxima.
Italia, tras una difícil ronda de grupos en la que no ganó ningún partido y clasificó de segundo gracias a que tenía un gol más que Camerún, fue creciendo poco a poco y en la segunda fase venció a los gigantes Sudamericanos Brasil (con Sócrates, Junior, Falcao, Leandro, Paulo Isidoro, Zico y Toninho Cerezo, Edevaldo, Edinho y Telé Santana como DT a bordo) y Argentina ( con Fillol, Pasarella, Tarantini, Ardiles, Bertoni, Kempes, Pasarella, Ramón Díaz Maradona y compañía). A Argentina lo venció 2-1 con goles de Tardelli y Cabrini. A Brasil lo derrotó 3-2 con un maravilloso triplete del Bambino d'Oro, Paolo Rossi. Ese fue, a no dudarlo, uno de los mejores partidos de todos los mundiales.
En semifinales alcanzó un nítido triunfo 2-0 ante Polonia, de nuevo con goles de Paolo Rossi. De esta manera alcanzó su sorpresiva clasificación a la final en la que enfrentaría a la poderosa Alemania.
En este último juego Italia llevó la iniciativa, pero a los pocos minutos de comenzado el juego desperdició una pena máxima cobrada por Cabrini. En el minuto 57 Paolo Rossi apareció de la nada para marcar el primer gol. Doce minutos después Marco Tardelli marcó el segundo y celebró a rabiar. Nosotros en Maicao lo imitamos abrazados y con una euforia bien grande como solo los latinos sabemos hacerlo. A los 81 minutos Alessandro Altobelli, casi desde el suelo, marcó el tercero. Las cámaras de la televisión enfocaron el palco de los directivos y mostraron la radiante felicidad del presidente italiano Sandro Pertini quien hacía ademanes que pudimos interpretar como "ya esto lo ganamos".
Pero faltaban 9 minutos en los que Paul Breitner anotó el descuento para los alemanes y sellar el marcador definitivo de 3 para Italia y 1 para Alemania. La escuadra Azurra era campeona del mundo. ¡Increíble! Después de 44 años repetía la hazaña que había logrado en Italia 1934 y Francia 1.938 y alcanzaba a Brasil como el más ganador de la historia. Aún puedo repetir, casi de memoria, la alineación titular escogida por el técnico Enzo Bearzot: Dino Zoff en la portería; Bergomi, Collovatti, Scirea y Bergomi en la defensa; Gentile, Orialli y Tardelli en el medio; y Conti, Paolo Rossi y Graziani como delanteros. A veces entraban Causio, Antognoni, y Altobelli como alternativas.
De todos los protagonistas de ese día sólo dos han partido a la eternidad: Gaetano Scirea, el mejor defensor de todos los torneos que jugó, y Ernesto Rutto, mi padre, con quien ese día me fundí en un duradero abrazo y sobre cuyos hombros derramé lágrimas de felicidad. Cómo me gustaría tenerlo a mi lado para celebrar esta fecha con él y disfrutar de su compañía...pero ya no está.
San Bernardo del Viento y de las letras
Junio 24 al 27 de 2019
Parte I
El viaje de Maicao a San Bernardo del Viento
Se efectuó recientemente el II Encuentro de Escritores del Viento en el municipio de San Bernardo del Viento una localidad del Departamento de Córdoba, conocido por su hermoso nombre, por su rica historia y por ser la cuna de Juan Gossaín, uno de los más grandes periodistas de Colombia.
El reloj marcaba las 11:40 de la mañana cuando el bus de Brasilia partió de Maicao. En la taquilla nos habían dicho que no había ruta directa a San Bernardo, pero podíamos llegar a Lorica y desde allí hasta nuestro destino podíamos tomar un taxi o un colectivo que en tan solo 10 minutos nos dejaría en nuestro destino. Seguimos el consejo del eventual asesor de viajes y compramos el tiquete rumbo a Santa Cruz de Lorica, una de las más importantes ciudades del departamento de Córdoba, al que empecé a conocer gracias a la enorme colonia de personas de esas tierras que por años han estado residenciadas en Maicao.
Para decir verdad el bus hizo el recorrido más largo posible. Nos habían dicho que el viaje a Lorica podía durar entre 12 y 14 horas, pero se extendió a 18, porque el programa del bus incluía la ruta más larga: Maicao-Riohacha-Santa Marta-Barranquilla-Cartagena Lorica. Cuando pasamos por la capital de nuestra amada Guajira pudimos ver el el televisor del terminal el único gol que la selección Colombia le marcó a Paraguay en el cierre de la fase de grupos de la Copa América. fue un buen tanto de Cuéllar que ayudó a aumentar la ilusión que todos los colombianos teníamos acerca del papel de nuestro equipo en la Copa América.
El viaje fue ameno y cómodo pero muy largo. Me preocupaba llegar a tierras desconocidas a altas horas de la madrugada. Pero el tiempo y el conductor del bus se confabularon para que esto no sucediera. Cuando llegamos a Lorica eran las 5:20 de la mañana y ahí, frente al terminal, ya se encontraban los vendedores de tinto y arepa de huevo y otros deliciosos productos de la gastronomía criolla.
Caía una ligera llovizna, de manera que debimos correr para guarecernos debajo del primer techo que encontramos. El tinto hervía en el vaso de plástico y la arepa de huevo quemaba la yema de los dedos a pesar de que la forraba una envoltura de cuatro servilletas dobladas en dos.
Varios taxistas se ofrecieron amablemente a llevarnos hasta “La Caribeña” una hermosa estancia ubicada entre San Bernardo y Moñitos en donde nos alojaríamos por cuenta del Encuentro de Escritores y por cortesía de su propietario Francisco Coneo, uno de los organizadores del evento literario. Fiel a la promesa que le había hecho a nuestro anfitrión lo puse al teléfono con uno de los líderes de los taxistas quien, al colgar la llamada, nos indicó que nos fuéramos con “El Flaco”, un muchacho que se gana la vida consiguiéndoles pasajeros a los transportadores. Caía una leve llovizna sobre Lorica y lugares cercanos y comenzaban a aparecer los primeros charcos en el desamparado suelo.
Nuestro guía nos condujo de prisa hacia una estación de colectivos que cubren la ruta Lorica- San Bernardo-Moñitos y uno de los conductores se ofreció a llevarnos por diez mil pesos a cada uno de los pasajeros.
-Siéntense, nos dijo. Me faltan todavía dos pasajeros.
Veinte minutos después una dama con su hijo completaron el cupo. Viajaban hacia Moñitos.
- ¿Y ustedes a dónde van exactamente?, nos preguntó a mi esposa y a mí
-Vamos a la Caribeña, mi amigo, le dije mientras observaba los alegres pastos que recibían las aguas de la llovizna con inmensa alegría.
Las montañas parecían como extraídas de las páginas de una revista de promoción turística y un campesino caminaba por la orilla de la carretera con un balde de leche recién ordeñada en una mano y una botella de suero atoyabuey en la otra.
Parte II
LLegada a la casa finca La Caribeña
Llegamos a La Caribeña en donde nos esperaban Francisco Javier Coneo y su esposa Luz Lenis, quienes nos dieron la bienvenida con una buena taza de chocolate recién preparado y arepas de Maíz. Supimos luego que el día anterior habían llegado el escritor Héctor Hurtado y su esposa. Un poco más tarde, a bordo de un viejo Land Rover hicieron su llegada triunfal los embajadores de Nocaima (Cundinamarca) Alfredo Espinosa y Arturo Peña Barbosa. En un hotel de San Bernardo se hospedaban Hipólito Parra y su esposa. El grupo poco a poco se iba completando.
Como para calentar motores Arturo nos leyó el texto de su última producción litararia, basada en cierta hermosa señora imaginaria llamada María Antonia de su pueblo que se dedicaba al curioso trabajo de vender...besos.
Terminado el chocolate partimos hacia la Casa Lúdica de San Bernardo, un lugar agradable, acogedor y muy bien dotado. Allí se produjo la instalación del evento, a cargo de la profesora Beatriz y de Francisco Javier Coneo, quienes oficiaban como oferentes. Ya se habían integrado al grupo escritores locales como Roberto Yance, Francisco Javier Barón Mercado, Wilson Polo Blanco, Manuel del Cristo Díaz y Francisco Javier Cobo Fuentes.
Parte III
Comienza el encuentro
En adelante, se nos informó, todo giraría en torno a la oralitura, una expresión literaria basada en la oralidad, tan propia del Caribe y en general de los pueblos colombianos. El análisis de las formas literarias orales se diferencia del estudio de las obras literarias escritas en son estrictamente orales y porque cumplen funciones estéticas y folclóricas.
Parte de lo que nos dijeron en la instalación era que no había conferencias, ni talleres, ni nada parecido. El evento consistía en hablar y leer. Cada quién contaría sus historias y leería sus escritos y de esa manera pasaríamos tres días al abrigo de las letras, bajo la frescura de la ligera llovizna y ambientados por el murmullo de las olas del mar y el canto de los pájaros desde lo alto de los frondosos árboles de mango cuya cosecha acababa de terminar.
Uno por uno los escritores fueron pasando al tablero, cada uno de ellos con sus textos bien logrados bajo el influjo del silencio y la soledad y guiados por el espíritu de tejedores de sueños y palabras que gobierna el corazón de los creadores. La sorpresa mayor la constituyó la llegada del decimero Lázaro Cantero Pérez, un artista fulgurante, dueño de una ilimitada capacidad de repentización, quien habló de las décimas, de la música de la región y de la forma en que realizaba sus composiciones. Prácticamente todo lo que decía, lo decía en rimas, sin tener nada preparado ¡Componía sobre la marcha!
Parte IV
Más y más gente llega al encuentro
El evento se fue crecieron, se sumaron los niños poetas, las bailarinas de bullerengue, las poetisas de Cereté y los profesores y estudiantes del colegio principal. Así, entre lectura y lectura, declamación y declamación, entre bailes y tambores fuimos conociéndonos y agradeciendo a los ángeles de la literatura que nos hubiera llevado a ese rinconcito convertido por unos días en la patria de las letras.
Epílogo
Oralitura en su estado puro y despedida
En las noches, allá en la caribeña, después de los chocolates y el café, venían las emocionantes tertulias en las que Francisco Coneo y Arturo Peña Barbosa, nos dieron cátedra de cómo se cuenta una historia bien contada. Oralitura en su estado puro.
El primero, un exsacerdote católico dedicado ahora la escritura y a poner bien bonita su finca, nos habló de sus experiencias de vida durante el tiempo en que fue sacerdote de la Iglesia Católica: sus sueños, sus esperanzas, sus frustraciones y sus anhelos. También se refirió a su obra inédita la cual se encuentra escrita a mano en seis gruesas agendas y nos mostró el museo que está organizando en el que se destacan las pertenencias del hombre más pequeño del mundo: un hombre exiguo creado por él mismo que fue una vez a San Bernardo del Viento, y cuando se marchó le dejó varias diminutas prendas como recuerdo.
Arturo Barbosa, por su parte, contó con lujo de detalles sus aventuras por el departamento de Caquetá. Nos tuvo concentrado durante dos horas, tanto que nuestra piel se hizo inmune al ataque de los mosquitos. Su capacidad para cautivar a la audiencia hizo que lo acompañáramos en su recorrido por el Río Caguán, a que compartiéramos su habitación palafítica en uno de los pueblos ribereños, a que nos montáramos en su canoa y tuviéramos el mismo miedo que él a naufragar en medio de las aguas turbulentas.
El encuentro terminó con el abrazo nostálgico propio de todas las despedidas, pero con la promesa de que volveremos a encontrarnos en cualquier momento, en San Bernardo del Viento y en cualquier otro pueblo que tenga por bandera la de la patria de las letras.
Algunos me dicen doctor y se
equivocan rotundamente: no pertenezco a los herederos de la sabiduría de Hipócrates
ni puedo portar la bata de quienes ejercen la maravillosa profesión de la
medicina. El diccionario me dice que los únicos doctores son ellos y los
egresados de un doctorado. Yo no cumplo con la primera condición y aún no
alcanzo la segunda. ¿Se da cuenta mi querido amigo por qué no debe llamarme
así?
Otros me llaman por la denominación
del cargo o la dignidad que
temporalmente desempeño. Unos me han dicho director, secretario, coordinador,
candidato. No creo que sea lo mejor, porque después de un tiempo esa forma de llamar
se vuelve más larga cuando deba anteponerse la partícula ex: ex director, ex
coordinador, ex secretario, ex candidato, Ex cétera (perdón, se escribe etcétera).
Algunos, inspirados posiblemente en
el uso de algunas de mi camisa con cuello parecido al clériman o porque me han
visto hablando de temas bíblicos o predicando, me llaman pastor.Siento mucho decepcionarlos. Mis
conocimientos bíblicos y el tiempo de dedicación a los estudios teológicos aún
no me alcanzan para ser titular del precioso ministerio de guiar a las ovejas
del Señor. Así que no es justo (con la
dignidad de pastor) que me llamen de esta manera.
Quienes no me conocen me dicen Mono
(en razón del color claro de mi cabello), tío o primo (según la edad del
interlocutor). Se los perdono la primera y hasta la segunda vez. Pero después
de un corto tiempo de conocernos, preferiría que se cambie esa forma de
llamarme. Sobre todo Mono, porque se siente un dejo peyorativo en la palabra.
Con quienes me llaman profe o profesor, estoy
inmensamente agradecido. Es la profesión y la faceta de mi vida que más
satisfacciones me ha brindado, que más felicidad me ha permitido cosechar. Me
siento muy bien como así me dicen, pero… es una forma genérica de llamar a
quienes se dedican como yo a la enseñanza. Siento pues, que no es una palabra
que se refiera exclusivamente a mí, como me gustaría.
¿Y entonces, cómo hacemos para
llamarlo?, me preguntarán. Para eso
está el nombre. Me encanta cuando me dicen Alejandro, o Viejo Alejo, como me
llaman algunos de los amigos. O Rutto, como me decían los profesores y algunos
compañero, de tanto oír el llamado a lista siete veces al día, cinco veces a la
semana.
Ya los saben, para todos ustedes
soy Alejandro de ahora hasta siempre, sin prefijos de exaltación ni sufijos
diferenciadores. Soy simplemente Alejandro.
Existían según la mitología clásica algunas divinidades a
quienes se les ocurrió la idea sorprendente de habitación las profundidades de
la Tierra. Estuve a punto de escribir" la brillante idea de hospedarse
varias capas más abajo del subsuelo", pero dudo que algo pueda tener
excesivo brillo en esas complicadas latitudes.
Se les asigna el adjetivo któnico (así sin vocal después de
la letra k), el cual deriva del sustantivo griego khtón, qué significa "
la Tierra"
Las divinidades cobijadas por este nombre, a pesar de vivir
bien abajo, en lo más profundo del planeta, tenían cierta influencia también en
el mundo de quienes viven con los pies sobre la Tierra y la cabeza debajo del
sol.
Se utiliza este adjetivo para hacer referencia a Hades,
Hécate y Perséfone.
Pero, ¿quiénes eran ellos? Se lo explicamos a continuación
Hades: Es el príncipe de las oscuras regiones del
infierno. Era hijo de Cronos y Rea. Fue un especialista, un aventón en el
dudoso arte de hacerse odiar aún por sus colegas de la inmortalidad.
Como no hay un campo de la vida del hombre en el que no existan los sobre
nombres, Hades tenía el suyo: ERA CONOCIDO COMO “El Invisible”, el dios del
inframundo. La familia estaba conformada además por sus tres hermana: Démeter,
Hestia y Hera; y por dos hermanos: Zeus y Poseidón.
Hécate: Es una
diosa sobre la cual no existe ningún escrito que relata sus hazañas su compleja
personalidad era proverbial. Se conocía como una diosa que al mismo tiempo
podía ser lunar, infernal y marina. Tiene tanto poder que el propio Zeus siente
mucho respeto por ella. Entre los sobrenombres y epítetos con los cuales
fue conocida se encuentra Cratesis (poderosa), Enodia (diosa de los caminos),
Antania (enemiga de la humanidad) Prytania (reina de los muertos) y diosa de
las encrucijadas.
Perséfone: Hija
del mismísimo Zeus con Démeter. Cuando estaba pequeña y durante buena parte de
su vida se llamó Core, pero luego fue raptada por Hades, quien la hizo su
esposa y además virgen reina de los infiernos. En ese momento su nombre cambió
y comenzó a llamarse Perséfone.No se sabe si le gustaba más su nombre griego o la forma romana
Proserpina. Tal vez debió pasar toda su vida pidiendo que la volvieran a llamar
Core como en su infancia
Estos personajes estuvieron vinculados tanto a la idea de la
vida como de la muerte. La reflexión anterior tiene sus en el hecho de que
todas las plantas, cualquiera que sea su especie y tamaño, penetra a la tierra
con sus raíces y de ésta toma los nutrientes para crecer vigorosas y fuertes.
Un animal ctónico por excelencia es la serpiente, bien porque
parte de su vida transcurre en el mundo subterráneo o bien porque en algunas
ocasiones se le considera como una emisaria del demonio o como una criatura en
la que se encarna el mal.
Los seres ctónicos fueron parte vital de la mitología griega
y aún se les menciona a la hora de hablar de la historia antigua, de las
religiones del pasado y de las excentricidades de los antiguos dioses
helénicos.
Bibliografía: Diccionario de la Mitología Clásica. Espasa- El
Espectador
En la escuela dominical del 17 de febrero de 2003 nos hablaron en la
iglesia por primera vez sobre la armadura con la que ellos visten a sus
guerreros para llevarlos a la victoria final.
Todo comienza con el testimonio de vida del apóstol Pablo, un hombre
estudioso de intelectual acostumbrado a defender sus convicciones a cualquier
precio, como lo demostró cuando mostró un celo mayúsculo por su fe inicial y,
por supuesto, cuando viajó por todo el mundo conocido para esparcir el
evangelio aprendido de aquel a quien había perseguido.
En el tiempo y en los lugares en los que creció estuvo en contacto con
la cultura de la guerra, estructuradas sobre la economía de guerra en la que se
basaba la prosperidad del imperio romano en el que había nacido.
Bien sabía Pablo que el donde hay guerra también hay guerreros. éstos
van a la guerra, defienden al país, la subida por servir al emperador, celebran
sus conquistas y se bañan con los plácidos rayos de luz de la victoria o se
sumerge en la profunda obscuridad sanguinolenta de la derrota.
Los guerreros podían ser campesinos cuyas recias manos araba la tierra
para introducir en estar la semilla de vida y en cargar los cereales para
llevarlos al granero; no los pescadores en cuyo rostro se dibujaba las huellas
de las horas nocturnas mal dormidas y las quemaduras el fuerte sol del mediodía
al cual se enfrentaba con frecuencia en medio de las turbulentas olas del mar.
Y así nos conoció Saulo de tarso, el azote de los cristianos que pasó a convertirse
en el apóstol Pablo uno de los personajes más importantes del nuevo testamento
después de Jesús.
Al convertirse en uno de los más grandes maestros de la Palabra con paro
al creyente con guerrero que como tal debía estar protegido con su armadura, en
este caso no con la pesada y casi inolvidable para madura que cesar
proporcionaba a sus legionarios si no aquella con la que el Señor revestía a
los soldados de la fe, los mismos cuya labor estaba destinada a combatir con el
propósito de conquistar nuevos territorios, no con la finalidad de saquearlos y
subyugarlos si no para llevarles las buenas nuevas de salvación.
En el capítulo seis del libro a los de Efesios el apóstol dedicada
valiosas líneas para proveer una renovada armadura los integrantes del ejército
propagador del evangelio.
En primer lugar, el soldado de la fe es vestido con el lomo de la verdad
(Efesios 6:14): la verdad será su estandarte, su emblema, su compromiso es su
pasión. La verdad será el propósito de búsqueda y elemento de marcador del
camino, un camino para alcanzar la meta final que es la salvación.
En segundo lugar del escritor de heridos se refiere a la coraza del
soldado. Esta era un elemento de protección del tórax y la parte alta del
abdomen en donde se ubican órganos vitales. La justicia es esa protección con
la cual el creyente podrá resguardar lo más preciado de importante en su
relación con Dios lo preciado de importante puede ser el testimonio, el amor
ágape, la templanza, el amor por las almas y el respeto por la Palabra divina.
En tercer lugar del autor del libro de Efesios pide casarnos diez con el
aprestó, vale decir, con la tela firme y dura el evangelio de la paz. El. El
evangelio consiste en buenas nuevas, perfectamente aplicables a la consecución
de la paz y al anhelo de llevarlas por todo el mundo.
En cuarto lugar está el escudo ¡qué importante era el escudo para el
soldado! Tanto que una de sus manos era buscada exclusivamente para sostenerlo.
Todos los escudos juntos de los soldados convertían en prácticamente invulnerable
al grupo de combatientes. La es la mejor defensa hoy arte los ataques
espirituales y un buen modo de luchar por los sueños porque la que proporciona
"La certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve"
(Hebreos 11:1).
En quinto lugar tenemos el yelmo de la salvación. Este es un elemento de
la armadura para la protección de la cabeza. Algunos de ellos protegen también
la nariz. Era uno de los aditamentos defensivos más importantes para el
guerrero, que siempre estaba expuesto a sufrir ataques de frente o a sus
espaldas. El apóstol Pablo compara esta parte de la armadura con la salvación,
el último y el más importante de todos los propósitos de un creyente. El yelmo
no sería en este caso un objeto para conseguir un fin, sino el fin mismo:
triunfar en todas las batallas y en todas las guerras para obtener el trofeo
anhelado de aprovechar la oferta de redención y pasar a la presencia del Señor
por toda la eternidad.
En sexto lugar está el arma distintiva de los poderosos soldados en la
antigüedad: la espada. Los soldados romanos se defendían, se protegían con el
escudo, el yelmo, la coraza y su agilidad. En cambio para atacar a contaban con
su arma más importante que era la espada.
Los soldados romanos tenían un arma denominada spatha en latín, idioma
del cual pasó al castellano con leves cambios de escritura y pronunciación. El
ex soldado podía tener dagas (una espada corta, usará para apuñalar), el
glaudius y la spatha, que era el arma más larga y se podía utilizar para
mantener al enemigo a distancia. Era empleada para atacar con el filo y en
muchos casos este fi lo eran doble, es decir se extendía por todo el contorno
de la hoja metálica con lo cual se hacía más temible (¿Has leído la expresión
" espada de doble filo"?).
El apóstol Pablo dota a sus guerreros espirituales con la" espada del Espíritu", que es la
Palabra de Dios. (Efesios 6:17b)
¿Qué mejor arma puede tener un luchador? La Palabra es virtud del
bondadoso, fuerza para el débil, aliento para el desvalido, compañía para el
solitario, orientación para el extraviado, y una antorcha para quien viene
perdido en la oscuridad.
El apóstol Pablo da a sus guerreros una buena armadura apta para la
defensa y el ataque. Dios da a cada pieza de ella un Valor especial. Pero la
armadura no peleas sola. Se requiere que quien la puse escuche las palabras que
el Señor le dijera a Josué: "Mira temando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová
tu Dios está contigo en donde quiera que vayas".