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viernes, 17 de mayo de 2019

Los seres ctónicos



Escrito por: Alejandro Rutto Martínez


Existían según la mitología clásica algunas divinidades a quienes se les ocurrió la idea sorprendente de habitación las profundidades de la Tierra. Estuve a punto de escribir" la brillante idea de hospedarse varias capas más abajo del subsuelo", pero dudo que algo pueda tener excesivo brillo en esas complicadas latitudes.

Se les asigna el adjetivo któnico (así sin vocal después de la letra k), el cual deriva del sustantivo griego khtón, qué significa " la Tierra"


Las divinidades cobijadas por este nombre, a pesar de vivir bien abajo, en lo más profundo del planeta, tenían cierta influencia también en el mundo de quienes viven con los pies sobre la Tierra y la cabeza debajo del sol.

Se utiliza este adjetivo para hacer referencia a Hades, Hécate y Perséfone.


Pero, ¿quiénes eran ellos? Se lo explicamos a continuación



Hades: Es el príncipe de las oscuras regiones del infierno.  Era hijo de Cronos y Rea. Fue un especialista, un aventón en el dudoso arte de hacerse odiar aún por sus colegas de la inmortalidad. Como no hay un campo de la vida del hombre en el que no existan los sobre nombres, Hades tenía el suyo: ERA CONOCIDO COMO “El Invisible”, el dios del inframundo. La familia estaba conformada además por sus tres hermana: Démeter, Hestia y Hera; y por dos hermanos: Zeus y Poseidón.


Hécate: Es una diosa sobre la cual no existe ningún escrito que relata sus hazañas su compleja personalidad era proverbial. Se conocía como una diosa que al mismo tiempo podía ser lunar, infernal y marina. Tiene tanto poder que el propio Zeus siente mucho respeto por ella. Entre los sobrenombres y epítetos con los cuales fue conocida se encuentra Cratesis (poderosa), Enodia (diosa de los caminos), Antania (enemiga de la humanidad) Prytania (reina de los muertos) y diosa de las encrucijadas.

Perséfone: Hija del mismísimo Zeus con Démeter. Cuando estaba pequeña y durante buena parte de su vida se llamó Core, pero luego fue raptada por Hades, quien la hizo su esposa y además virgen reina de los infiernos. En ese momento su nombre cambió y comenzó a llamarse Perséfone.  No se sabe si le gustaba más su nombre griego o la forma romana Proserpina. Tal vez debió pasar toda su vida pidiendo que la volvieran a llamar Core como en su infancia
Estos personajes estuvieron vinculados tanto a la idea de la vida como de la muerte. La reflexión anterior tiene sus en el hecho de que todas las plantas, cualquiera que sea su especie y tamaño, penetra a la tierra con sus raíces y de ésta toma los nutrientes para crecer vigorosas y fuertes.


Un animal ctónico por excelencia es la serpiente, bien porque parte de su vida transcurre en el mundo subterráneo o bien porque en algunas ocasiones se le considera como una emisaria del demonio o como una criatura en la que se encarna el mal.

Los seres ctónicos fueron parte vital de la mitología griega y aún se les menciona a la hora de hablar de la historia antigua, de las religiones del pasado y de las excentricidades de los antiguos dioses helénicos. 


Bibliografía: Diccionario de la Mitología Clásica. Espasa- El Espectador


jueves, 14 de enero de 2010

La gracia de los defectos

Por: Ulises Rodríguez Lobelo

En nuestra cotidianidad convivimos con otros seres que al igual que nosotros tienen uno que otro defecto. Se les critica desde un punto de vista moral, creyendo ilusoriamente en la perfección humana como don heredado de los dioses.

Ya la mitología griega nos los enseño al mostrarnos a Zeus, padre de los dioses, echando mano de cuanta doncella encontraba en el camino; de igual manera Hera, Afrodita y Atenea reclamaban para sí la manzana que Eris, diosa de la discordia, había arrojado en medio de una fiesta con la inscripción “para la más bella”. Todo aquello desencadenó la Guerra de Troya para que el magnífico Homero nos regalara sus dos hermosos poemas épicos: ”La Ilíada “ y “La Odisea”.

Pues bien, creo que todos tenemos defectos y que al aceptar los de las personas con las cuales convivimos hacen la diferencia y nos permiten la alegría y la práctica de la tolerancia. Nosotros caribeños y mamadores de gallo no podemos negar que nos hemos reído de uno u otro cristiano por un apodo que le hayan colocado o por un insuceso que le haya ocurrido. He leído anécdotas de la hermosa región guajira plagada de estos artificios de la tradición oral popular; y que decir de las viejas chismosas que con el pretexto de barrer la puerta de la calle se ponen al tanto de los pormenores del barrio.

Nuestros defectos, que en ocasiones pueden ser confundidos con virtudes cuando rayan en exageraciones, hacen parte de nuestro ideario colectivo. Hay vanidosos, golosos, flojos, maniáticos del orden y la limpieza, celosos, hipocondríacos, hipócritas, amarrados, gastadores, abstemios y borrachines que hacen de este un mundo singular.
Debe quedar claro que no hago una apología de los defectos ya que considero que éstos nos deben servir para andar el camino en pos de corregirlos cuando consideremos que no son convenientes ya que podemos caer en un comportamiento asocial, como en los casos dela sinceridad excesiva o la pedantería. Ya lo decía Prometeo encadenado a la montaña:”Mantenerse en el error es vergonzoso para el sabio”.

Todos tenemos defectos para bien o para mal que nos identifican, lo que debemos es aceptar con valor y resignación a todos aquellos que no piensan igual a uno o no se comportan igual. Si un defecto nos permite seguir viviendo con el ánimo de de corregirlo bienvenido sea, esa es la gracia.

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