Sublime fue esa noche,
en la que todos se enteraban,
de que un angelito
en camino estaba.
Entre alegrías y nostalgia,
Entre llantos y sonrisas,
fue como todos reaccionaron al oír
“ha nacido, y es una hermosa niña”.
Ella, tan rosadita, tierna y delicada.
Como el pétalo de un clavel.
Ayer te vi, en una mañana soleada,
donde los pájaros cantaban,
las rosas besaban la
brisa,
y tú, con tu limpia
mirada
observabas a la inmensidad
recordando a los seres que ya no están.
recordando a los seres que ya no están.
Hoy estas aquí, en tu sublime noche, con tu soberbio vestido azul y esa
sonrisa que siempre llevas contigo.
Hoy sigues siendo una niña, pero
también toda una dama. No te olvides nunca de amar a Dios, de ser siempre tu; esa niña tierna y
delicada.
Para una quinceañera