Por: Martín López González
Es un hecho irrefutable la insatisfacción general de la población de Riohacha con su Alcalde. Esto por sí solo constituye el fundamento para que 7.041 personas soliciten, a partir del 1 de enero de 2009, a la Registraduría del Estado Civil que convoque a votaciones para revocar un mandato entregado con 17.601 votos.
La insatisfacción llega por varias causas, siendo la más común la inoperancia del burgomaestre. Hasta algunos firmes activistas de su campaña han caído en la decepción, pues no se percibe de ninguna forma la Nueva Riohacha. Vale decir también que esta imagen desfavorable ha sido magnificada por algunos medios de comunicación y por los perdedores de las pasadas elecciones. Llegando a niveles muy similares a los del anterior Alcalde al final de su mandato.
Los perdedores en la contienda de octubre de 2007, que mantuvieron el poder en la pasada vigencia, con todos sus derechos constitucionales, son los que hoy impulsan el movimiento revocatorio. Aunque tiran la piedra y esconden la mano, muchos de ellos fueron parte de la impúdica pasada gestión pero sin ningún tipo de cuestionamiento a la misma.
Parece que todos los activistas políticos quieren disfrazarse de sociedad civil para hablar a favor o en contra de la revocatoria. Los unos como marchistas escondidos en las faldas de las Damas de Negro, los otros como representantes del sector rural del corredor minero. Las fuerzas encontradas en la contienda política pasada comienzan a mostrar tímidamente sus cartas, pues la Alcaldía de Riohacha es estratégica para el poder departamental.
Haciendo un balance retrospectivo, ¿Qué ha sido más nocivo para Riohacha, la pasada Administración Municipal o lo que va de la actual? Respóndase Ud. mismo la pregunta. Como van las cosas va a estar el Alcalde inmediatamente anterior al frente del movimiento de revocatoria del actual, tal vez él no por vergüenza, pero sí todos los que lo apoyaron.
Las diferentes fuerzas políticas que llevaron al pasado Alcalde al poder, incluidos los hoy “volteretas”, estuvieron en el poder y usufructuaron del mismo. Siendo responsables tanto de la forma como se manejó la cosa pública como de la mediocridad imperante. Un factor común de la pasada y la presente Administración es la insignificancia, la gran diferencia son los escándalos de corrupción.
Hasta el momento no se ha escuchado que el actual Alcalde haya estado involucrado en obscuras componendas para apropiarse del erario. Solo se sabe que ni él ni los que lo rodean tienen la menor idea de la Administración Pública y han estado dando tumbos. Cual niño con la vista vendada que no atina a la piñata porque está en el cuarto equivocado.
Si bien es cierto que en Colombia no se ha revocado ningún Alcalde ni Gobernador hasta la fecha, eso no significa que nunca se pueda dar, ni que no se deba intentar. Lo importante es reflexionar si en Riohacha vale la pena.
Se tiene un Alcalde independiente quien no tiene que pedir permiso para quitar o poner secretarios. ¿Qué sería más conveniente, revocar o convocar a un gabinete de ciudadanos notables con solvencia moral y ética para que ayuden al Alcalde a salir del atolladero en que se encuentra? ¿Tendrá el Alcalde la suficiente humildad para dejarse ayudar?
Si continúan ambos movimientos en pro y en contra de la revocatoria, se verá nuevamente el despliegue publicitario y el derroche económico de las campañas. Seguro que el dinero en contra de la revocatoria va a salir del erario y todas las energías, no solo del Alcalde, van a estar orientados a eso.
¿Por qué no se vuelca a resolver el problema sanitario de Riohacha? Para acabar con las epidemias en pleno casco urbano, para no verter aguas residuales al mar y de esta forma impulsar el turismo y convertir a La Guajira en despensa mundial de alimentos, para no tener jamás aguas negras en las calles, para que haya por fin agua potable.
¡Señor Alcalde dedíquese tan sólo a resolver este único problema!
Es un hecho irrefutable la insatisfacción general de la población de Riohacha con su Alcalde. Esto por sí solo constituye el fundamento para que 7.041 personas soliciten, a partir del 1 de enero de 2009, a la Registraduría del Estado Civil que convoque a votaciones para revocar un mandato entregado con 17.601 votos.
La insatisfacción llega por varias causas, siendo la más común la inoperancia del burgomaestre. Hasta algunos firmes activistas de su campaña han caído en la decepción, pues no se percibe de ninguna forma la Nueva Riohacha. Vale decir también que esta imagen desfavorable ha sido magnificada por algunos medios de comunicación y por los perdedores de las pasadas elecciones. Llegando a niveles muy similares a los del anterior Alcalde al final de su mandato.
Los perdedores en la contienda de octubre de 2007, que mantuvieron el poder en la pasada vigencia, con todos sus derechos constitucionales, son los que hoy impulsan el movimiento revocatorio. Aunque tiran la piedra y esconden la mano, muchos de ellos fueron parte de la impúdica pasada gestión pero sin ningún tipo de cuestionamiento a la misma.
Parece que todos los activistas políticos quieren disfrazarse de sociedad civil para hablar a favor o en contra de la revocatoria. Los unos como marchistas escondidos en las faldas de las Damas de Negro, los otros como representantes del sector rural del corredor minero. Las fuerzas encontradas en la contienda política pasada comienzan a mostrar tímidamente sus cartas, pues la Alcaldía de Riohacha es estratégica para el poder departamental.
Haciendo un balance retrospectivo, ¿Qué ha sido más nocivo para Riohacha, la pasada Administración Municipal o lo que va de la actual? Respóndase Ud. mismo la pregunta. Como van las cosas va a estar el Alcalde inmediatamente anterior al frente del movimiento de revocatoria del actual, tal vez él no por vergüenza, pero sí todos los que lo apoyaron.
Las diferentes fuerzas políticas que llevaron al pasado Alcalde al poder, incluidos los hoy “volteretas”, estuvieron en el poder y usufructuaron del mismo. Siendo responsables tanto de la forma como se manejó la cosa pública como de la mediocridad imperante. Un factor común de la pasada y la presente Administración es la insignificancia, la gran diferencia son los escándalos de corrupción.
Hasta el momento no se ha escuchado que el actual Alcalde haya estado involucrado en obscuras componendas para apropiarse del erario. Solo se sabe que ni él ni los que lo rodean tienen la menor idea de la Administración Pública y han estado dando tumbos. Cual niño con la vista vendada que no atina a la piñata porque está en el cuarto equivocado.
Si bien es cierto que en Colombia no se ha revocado ningún Alcalde ni Gobernador hasta la fecha, eso no significa que nunca se pueda dar, ni que no se deba intentar. Lo importante es reflexionar si en Riohacha vale la pena.
Se tiene un Alcalde independiente quien no tiene que pedir permiso para quitar o poner secretarios. ¿Qué sería más conveniente, revocar o convocar a un gabinete de ciudadanos notables con solvencia moral y ética para que ayuden al Alcalde a salir del atolladero en que se encuentra? ¿Tendrá el Alcalde la suficiente humildad para dejarse ayudar?
Si continúan ambos movimientos en pro y en contra de la revocatoria, se verá nuevamente el despliegue publicitario y el derroche económico de las campañas. Seguro que el dinero en contra de la revocatoria va a salir del erario y todas las energías, no solo del Alcalde, van a estar orientados a eso.
¿Por qué no se vuelca a resolver el problema sanitario de Riohacha? Para acabar con las epidemias en pleno casco urbano, para no verter aguas residuales al mar y de esta forma impulsar el turismo y convertir a La Guajira en despensa mundial de alimentos, para no tener jamás aguas negras en las calles, para que haya por fin agua potable.
¡Señor Alcalde dedíquese tan sólo a resolver este único problema!