jueves, 26 de marzo de 2015

El rugido del helicóptero en el cielo de Maicao

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Los habitantes de Maicao debimos soportar durante tres días seguidos el rugido de un helicóptero de las Fuerzas militares el cual volaba tan bajo que se podía observar el rostro nervioso de los oficiales que desde su privilegiada posición oteaban el horizonte, mientras empuñaban firmemente sofisticadas armas de guerra.

Los maicaeros ya tenemos suficientes preocupaciones, pero un aparato tan ruidoso  y ensordecedor en un lugar en donde no son frecuentes los vuelos de aeronaves porque ni siquiera hay aeropuerto, no podía menos que despertar curiosidad y generar toda clase de comentarios. Entre otras cosas porque el sobre  vuelo de helicópteros ocurre como reacción  a sucesos desafortunados como el secuestro  y otra clase de delitos.

La gente tiene suficientes motivos de preocupación, decíamos, porque las cosas en el día a día no están nada fáciles. Decenas de comerciantes abren y cierran sus establecimientos comerciales sin hacer una sola venta en el día o sin ganar lo necesario para pagar el arriendo o pagar los servicios públicos. Y a propósito de servicios públicos estos (el aseo, por ejemplo) son tan costosos que algunos están trabajando solo para pagar las facturas de energía y recolección de basuras.  

Como si lo anterior fuera poco el desempleo tiene arrinconadas a las familias en donde no hay una fuente de ingreso estable para sostener los gastos del día a día y la inseguridad es tal que las mujeres ya no se atreven a salir con sus bolsos por el temor a que en cualquier calle aparezca alguien que se los arrebate.

En algunos barrios como Nueva Esperanza y Villa Luz, por ejemplo, sus moradores vieron no solo al helicóptero sino una descomunal movilización de miembros de las fuerzas armadas en patrullas, camiones y carros blindados. Los desprevenidos ciudadanos comentaban que tal vez se trataba del rescate de un secuestrado o de la búsqueda de algún delincuente de grandes ligas que se escondía en la zona. Finalmente se supo que se trataba de un operativo contra  el transporte informal de gasolina. Lo que no se explicaban era la magnitud de esta movilización de tropa, pues cada día los ciudadanos son testigos del paso de los vehículos transportadores por las calles de la ciudad y sus relaciones  digamos normales (ni malas ni buenas).

La parafernalia del helicóptero, las patrullas, las motos y los uniformes de varios colores me hicieron pensar que las aeronaves del Estado pudieran dedicarse también a sobrevolar las rancherías y los pueblos en busca de los niños que se mueren de física hambre y que al parecer no le importan a nadie.  

Necesitamos que los recursos públicos, en lugar de dedicarse a reprimir se usen para promover la vida y que así como se ha creado el ESMAD, un grupo especializado en golpear a los ciudadanos con bolillos y asfixiarlos con gases lacrimógenos cuando ejercen su derecho a la defensa, se creara el otro ESMAD, un Escuadrón Móvil Anti Desnutrición.  Y de esa manera los ciudadanos miraríamos hacia arriba y aplaudiríamos cada vez que aparezca sobre nuestro despejado cielo el ruidoso helicóptero que tanto nos ha angustiado en los últimos días.

Frase muy mencionada: ¿Por qué hay tantos recursos para la represión y tan pocos recursos para la infancia y la juventud?

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