Por: Alejandro Rutto Martínez
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Si quiere salvarse preste atención a las siguientes líneas. Por estos días la comunidad hispanohablante, conformada por más de cuatrocientos millones de personas, celebramos el día del idioma y una vez más le rendimos tributo a una lengua de la cual extraemos palabras para comunicarnos y fuertes hilos para elaborar el tejido de nuestra identidad.
A quienes nos movemos en el mundo de la academia y de las letras nos preocupa cada vez más la falta de inclinación por la lectura y las consecuencias que se derivan de este hecho. Antes el nivel de lectura era bajo porque un amplio número de ciudadanos tenía limitaciones para aprender a leer. Pero hoy, cuando casi todos han aprendido a hacerlo, los índices de lectura en lugar de aumentar, han bajado dramáticamente.
Algunos estudios revelaban que un colombiano leía 2.4 libros en el año pero la cifra ha caído dramáticamente y hay quienes afirman que no llegamos ni siquiera a terminar un libro en doce meses. De hecho algunas personas tienen mucho tiempo de no tomar en sus manos un libro con la intención de leerlo.
Pero no hay que darse por vencidos. Leer es, después de la oralidad, la más antigua forma de aprender y hoy sigue vigente aunque se han cambiado los formatos preferidos por las nuevas generaciones, adeptas y casi adictas a las lecturas ágiles, cortas y atractivas de la internet.
Es un hecho: los jóvenes de hoy leen y escriben más que los de antes pero leen y escriben textos cortos, casi telegráficos y algunas veces ininteligibles e incoherentes a través del correo electrónico y el chat. Sin embargo, esta clase de lectura dista de ser la que deseáramos para nuestros niños y jóvenes.
Por eso es necesario que nos reconciliemos con un amigo injustamente olvidado e inexplicablemente abandonado en nuestros tiempos: el libro. Y junto con el libro los periódicos, las revistas y en general los textos impresos. No podemos llegar al día en que lo único que los muchachos ( y los que no son muchachos) lean únicamente el número de la tarjeta con la que recargarán su celular.
¿CUÁLES SON LAS VENTAJAS DE LEER?
En primer lugar leer es divertido. Cuando tenemos un libro en nuestras manos conocemos hechos, gentes, historias (verdaderas y ficticias), dramas de este mundo y previsiones sobre el venidero; en resumen, todo un menú de posibilidades para sonreír y tener un rato de buena compañía.
En segundo lugar, la lectura nos permite, desde la comodidad del hogar, o desde nuestra piedra al pie de un frondoso árbol, hacer el fascinante viaje hacia distintas épocas de la historia. Los libros nos permiten desplazarnos por tiempos que no pudimos conocer (porque no fueron los nuestros) pero que podemos explorar a través de los relatos históricos o de la literatura.
Leer es importante también porque nos forma como seres críticos y libre pensadores, con capacidad para discernir, disentir, argumentar y proponer. Leer nos sumerge en el mundo de la sabiduría y nos permite conocer otras culturas al tiempo que fortalecemos la propia.
Leer es una actividad de gente libre. Libre para escoger a sus autores preferidos.
Para abandonarlos cuando quiera. Libre para escoger su sitio preferido, su rincón acogedor, su hamaca preferida o su silla predilecta. Leer no produce efectos secundarios aunque sí conlleva un riesgo (uno tenía que haber) y es el de volvernos cada vez más sabios e inteligentes.
Leer es económico. Miles de libros están esperándonos en la biblioteca pública. Leer es, a todas luces, una bendición. Y es una forma de utilizar bien el tiempo. Como acaba de utilizarlo usted en este momento. Dios lo bendiga por ser un buen lector.
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso conferencista y escritor colombiano. Ha publicado cuatro libros y sus obras figuran en tres antologías. Póngase en contacto con él al cel. 300 8055526. Lea sus escritos en la página MAICAO AL DÍA en la cual encontrará además notas de interés sobre la Guajira y Colombia.
A quienes nos movemos en el mundo de la academia y de las letras nos preocupa cada vez más la falta de inclinación por la lectura y las consecuencias que se derivan de este hecho. Antes el nivel de lectura era bajo porque un amplio número de ciudadanos tenía limitaciones para aprender a leer. Pero hoy, cuando casi todos han aprendido a hacerlo, los índices de lectura en lugar de aumentar, han bajado dramáticamente.
Algunos estudios revelaban que un colombiano leía 2.4 libros en el año pero la cifra ha caído dramáticamente y hay quienes afirman que no llegamos ni siquiera a terminar un libro en doce meses. De hecho algunas personas tienen mucho tiempo de no tomar en sus manos un libro con la intención de leerlo.
Pero no hay que darse por vencidos. Leer es, después de la oralidad, la más antigua forma de aprender y hoy sigue vigente aunque se han cambiado los formatos preferidos por las nuevas generaciones, adeptas y casi adictas a las lecturas ágiles, cortas y atractivas de la internet.
Es un hecho: los jóvenes de hoy leen y escriben más que los de antes pero leen y escriben textos cortos, casi telegráficos y algunas veces ininteligibles e incoherentes a través del correo electrónico y el chat. Sin embargo, esta clase de lectura dista de ser la que deseáramos para nuestros niños y jóvenes.
Por eso es necesario que nos reconciliemos con un amigo injustamente olvidado e inexplicablemente abandonado en nuestros tiempos: el libro. Y junto con el libro los periódicos, las revistas y en general los textos impresos. No podemos llegar al día en que lo único que los muchachos ( y los que no son muchachos) lean únicamente el número de la tarjeta con la que recargarán su celular.
¿CUÁLES SON LAS VENTAJAS DE LEER?
En primer lugar leer es divertido. Cuando tenemos un libro en nuestras manos conocemos hechos, gentes, historias (verdaderas y ficticias), dramas de este mundo y previsiones sobre el venidero; en resumen, todo un menú de posibilidades para sonreír y tener un rato de buena compañía.
En segundo lugar, la lectura nos permite, desde la comodidad del hogar, o desde nuestra piedra al pie de un frondoso árbol, hacer el fascinante viaje hacia distintas épocas de la historia. Los libros nos permiten desplazarnos por tiempos que no pudimos conocer (porque no fueron los nuestros) pero que podemos explorar a través de los relatos históricos o de la literatura.
Leer es importante también porque nos forma como seres críticos y libre pensadores, con capacidad para discernir, disentir, argumentar y proponer. Leer nos sumerge en el mundo de la sabiduría y nos permite conocer otras culturas al tiempo que fortalecemos la propia.
Leer es una actividad de gente libre. Libre para escoger a sus autores preferidos.
Para abandonarlos cuando quiera. Libre para escoger su sitio preferido, su rincón acogedor, su hamaca preferida o su silla predilecta. Leer no produce efectos secundarios aunque sí conlleva un riesgo (uno tenía que haber) y es el de volvernos cada vez más sabios e inteligentes.
Leer es económico. Miles de libros están esperándonos en la biblioteca pública. Leer es, a todas luces, una bendición. Y es una forma de utilizar bien el tiempo. Como acaba de utilizarlo usted en este momento. Dios lo bendiga por ser un buen lector.
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso conferencista y escritor colombiano. Ha publicado cuatro libros y sus obras figuran en tres antologías. Póngase en contacto con él al cel. 300 8055526. Lea sus escritos en la página MAICAO AL DÍA en la cual encontrará además notas de interés sobre la Guajira y Colombia.
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