miércoles, 27 de marzo de 2019

La praxis y la práctica educativa



Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
El ser humano se ha caracterizado por el hacer: desde las más remotas etapas de la historia lo suyo ha sido el ejercicio práctico de actividades que le permitieron subsistir y sobrevivir pese a los embates de la naturaleza y las amenazas de animales cuya fuerza y poderío lo amenazaban a él y a su familia.  La necesidad de obtener alimento, protegerse del clima y defenderse de otros seres, lo llevó a ejercer actividades prácticas como cazar, pescar, atacar, huir, trepar, correr. Todo lo anterior iba conformando desde la génesis de la historia la praxis de la vida, es decir la praxis social que, por supuesto, evolucionó con el desarrollo del tiempo y los cambios de pensamiento y de acción de la humanidad            
Dentro de la praxis social está la praxis educativa, relacionada con la forma en que la sociedad ha sistematizado su conocimiento  para después compartirlo con las actuales y futuras generaciones.   Lo que se hace, lo que se comprueba, lo que es validado como posible y como eficiente va formando el bagaje de conocimientos  útiles que le permiten al hombre movilizarse hacia estadios.
La praxis educativa simplemente ocurre. Su única exigencia consiste en que estemos vivos y nuestros sentidos estén en condiciones de percibir el entorno  para que la razón pueda discernir y escoger aquello que sea más útil y se adapte a las necesidades del momento o del futuro.
El tema ha motivado que una gran variedad de autores se dediquen a estudiarlo y de ese estudio proceden respetables opiniones como las de Paulo Freire quien propicia la praxis  en la enseñanza para liberar al hombre, que es producto de su realidad socio-histórica y aboga por un proceso que involucre al educando y lo haga partícipe de la transformación de su realidad, a la que debe aprender a problematizar, y a hallar soluciones.
Parte del debate ha girado alrededor de la controversia sobre la importancia, la utilidad y la prevalencia de la reflexión o de la praxis. Lo anterior nos lleva de manera obligatoria a pensar en la pregunta sobre la dicotomía contenida en el interrogante ¿es más importante la praxis o la teoría?
Para un campesino siempre será más importante cortar la hierba y los matorrales, aunque no sepa ni la familia, ni la especie, el género o los subgéneros a los que pertenecen y tampoco se preocupará demasiado por la información científica acerca del ñame o la yuca que se dispone a cultivar.  Lo mismo puede pasarle a un conductor en la carretera sometido a la ley de la inercia que posiblemente no conoce y obligado a hacer cálculos respecto a velocidad, tiempo y distancia, sin haber asistido a clases de matemáticas ni de física.  O el futbolista que de manera empírica ha aprendido a aprovechar la dirección del viento para darle la dirección  deseada al balón que desea anidar en la portería del equipo rival.
Sin embargo, el devenir de la historia ha demostrado que la teoría y la praxis tiene un punto de encuentro en los saberes: no se puede construir saber si no hay reflexión, pero la reflexión encuentra su mejor cimentación en la práctica desde la cual puede teorizar, formular hipótesis y descubrir o validar nuevos conocimientos.
Lo anterior nos lleva a descartar la frase anónima colgada en el ancho tablero de internet según la cual: “Teoría es cuando se sabe todo y nada funciona; praxis cuando todo funciona y nadie sabe por qué”

Para María Soledad García, en su artículo  La praxis educativa, Como práctica social, la Educación consiste en la formación del Hombre dentro y fuera del ámbito escolar. Educar es un hecho; y como tal implica responsabilidad y compromiso con lo que se hace.”

Respecto a la práctica educativa esta tiene que ver con un proceso intencionado, sistematizado y apegado a una filosofía y un modo de ver el mundo.
Según Cecilia Fierro la práctica educativa es una praxis social objetiva e intencional en la que intervienen los significados, las percepciones y las acciones de los agentes implicados en el proceso. 
A la luz de lo anterior el quehacer educativo va más allá de la aplicación de técnicas de enseñanza. Por el contrario, es una acción de cierta complejidad  e intencionada que impacta varios aspectos entre los que Cecilia Fierro destaca como dimensión personal, impersonal, institucional, social, didáctica y valoral.
La práctica educativa es, pues, un acto, o mejor, una serie de actos encadenados que conducen al desarrollo personal, académico, ético y  profesional de los individuos. .

domingo, 24 de marzo de 2019

Hermandad en La Guajira


El trupillo y el cardón son vecinos y hermanos: los dos conviven en las áridas tierras de la Media y Alta Guajira. Son fuertes y resistentes, no los desmejora ni siquiera el largo e intenso verano de la península.

Villanueva inmortal

Escrito por: Hernán Baquero Bracho

Interesante historia de cómo Villanueva que perteneció por un tiempo al departamento del Magdalena y luego hizo parte de la intendencia de La Guajira ha dado gente tan honorable que diez cuartillas no alcanzarían para otorgar tantos honores a los nacidos acá que en los anales de la historia se convierten en referente de lo que hoy se escribe y que debería la Universidad de La Guajira con sede en Villanueva establecer una cátedra de historia villanuevera.

Volviendo a esos primeros años del siglo XX, Villanueva se dio el lujo de contar con tres generales en esa guerra fratricida que enlutó a Colombia: El General Sabas Silvestre Socarras Baleta,  quien dejó plasmado para el recuerdo su libro sobre la guerra de los mil días, apellidos del general que engrandecen la historia no solo de La Guajira, del Cesar, Magdalena sino de toda Colombia; el general Antonio Galo Lafaurie Celedón, de estirpe conservadora, apellidos también que le han dado lustre a este municipio, como sus hijos, uno de ellos José Vicente Lafaurie Acosta quien fuera  Senador de la República, conocido cariñosamente como “Pepe” Lafaurie por el departamento del Magdalena y hoy su hijo José Félix Lafaurie Rivera, hace honor a ese apellido, ya como vice ministro de minas y hoy como presidente de FEDEGAN  y el general Beltrán Francisco Dangond Celedón, también de estirpe conservadora y quien fuera Senador de la Republica por el departamento del Magdalena, quien trajo  el primer carro marca Ford, por vía puerto Riohacha en el año de 1925 y padre de Jorge Dangond Daza, de Silvestre Dangond Daza, ingeniero civil y graduado en Francia y quien fuera el constructor del Puente Salguero y de la vía Barrancas Cuestecita.

Es bueno también recordar que a las órdenes del general Socarras estuvo el coronel Leandro Cabello de estirpe liberal y quien fuera el padre de Leandro Cabello López, abogado y quien fuera diputado por el magdalena y secretario de gobierno departamental y en ese cargo logró la construcción del primer acueducto de Villanueva y del colegio el gol, padre de la Magistrada de la Corte Suprema de Justicia Margarita Cabello Blanco. Apellidos que le han dado prestigios no solo a Villanueva sino a Colombia entera. Del matrimonio de Manuel Antonio Dangond González y Adelaida Daza nacieron importantes figuras en la política y como empresarios del campo.

Manuel Antonio, hijo de inmigrante francés “Musiu” Dangon y la Sanjuanera Tomasa González fueron los padres de Silvestre Dangond Daza, conocido cariñosamente como “El Mono” Dangond empresario de los mejores en el campo colombiano no solo en Villanueva sino también en el Cesar    donde hizo historia y padre de Juan Manuel Dangond Lacouture quien estudió en los Estados Unidos y pionero de la palma africana en Colombia, de Rodrigo Dangond Lacouture, quien fuera gobernador de La Guajira y Senador de la República. Manuel Antonio Dangond Daza quien fuera Presidente del Consejo de Estado y Presidente de la Súper Corte, casado con Clarita Uribe y padres del reconocido historiador Alberto Dangond Uribe y Manuel Antonio Dangond Uribe quien fuera por mucho el gerente de relaciones públicas de Intercor. Apellidos que han dignificado con orgullo a esta región de la patria. De esa estirpe surge el maestro Rafael Antonio Amaya Núñez, padre de uno de los mejores ingenieros de telecomunicaciones que ha tenido América y graduado en Suecia, quien fuera alto ejecutivo de la multinacional T&T como lo es Rafael Antonio Amaya Ovalle, residente en los Estados Unidos por muchas décadas, fallecido recientemente y quien merece todos los honores. 

También de esa estirpe surge Gerardo Lacouture Amaya, catedrático de una importante Universidad en Costa Rica y Miguel Ángel Lacouture Amaya, ejecutivo de Microsoft con sede en Estado Unidos y Rubén Alberto Daza Amaya, vicepresidente comercial del Banco Coomeva. Jaime Luis Lacouture Peñaloza, Magistrado en pleno ejercicio del Consejo Nacional Electoral, quien brilla con su juventud y profesionalismo.

Villanueva se ha dado el lujo de tener magistrado de la Corte Suprema de Justicia como Rafael Francisco Baquero Herrera, vice ministro de justicia y presidente del Consejo Superior de la Judicatura como Gilberto Orozco Orozco. Apellidos que le han dado lustre y renombre a Villanueva en el ámbito nacional. Villanueva se ha hecho inmortal con las figuras preclaras de sus hijos.

Gustavo Gutiérrez, el más grande del vallenato romántico

Escrito por: Hernán Baquero Bracho

Sin lugar a equivocaciones dentro del género del vallenato, Gustavo Gutiérrez Cabello, ha sido el más grande dentro del vallenato romántico del llamado vallenato clásico. Como lo afirmaba siempre el periodista y biógrafo del maestro Rafael Escalona, Carlos Alberto Atehortúa Gil: “En Gustavo Gutiérrez comienza y muere el vallenato. Es el resumen más positivo de lo que ha sido el auténtico folclor en la capital provincial de Macondo. Muy joven para la producción, sorprende a quienes aún se mantienen maravillados por los sones de Escalona. Por sentimientos y delicadezas poéticas, reúne el pensamiento del siempre celebre Jaime Molina. Y llega a su propio yo que evoca al viejo Evaristo, su progenitor, quien hizo de los bellos amaneceres en su tierra el mejor canto, dejando de por sí, enorme herencia artístico folclórica”.

En sus cuarenta y seis años de la versión del Festival de la Leyenda Vallenata, realizó dicho certamen en honor al gran “Tavo” Gutiérrez, “el flaco de oro”, reconocimiento más que merecido por todo lo que el gran compositor ha aportado al folclor, con sus canciones, entrelazadas en las voces de los más grandes del vallenato, en su transcurrir en bien del festival de la leyenda vallenata. Su moralidad y su transparencia en más de 56 años, en sus actuares, como coequipero del festival y los sentimientos hechos canciones que han enriquecido al folclor y ha traspasado las fronteras patrias desde que Gustavo Gutiérrez Cabello, comenzó a componer de manera prodiga y constante para que el vallenato se posicionara en la cima de la cultura nacional.

Gustavo Gutiérrez Cabello, nació en Valledupar el 12 de septiembre de 1939. Es el tercer hijo de “Tiota” y Evaristo y sus hermanos José Tobías, Marina y Olguita. Su infancia transcurrió en la planidez de la época pueblerina de Valledupar de casas coloniales, cuando el juego de trompos y vaquitas imaginarias encarnadas en los huesos que quedaban del sancocho casero llenaban las horas de los niños de esa época inmortal. Sus estudios primarios los hizo entre el colegio de La Sagrada Familia y el colegio Nariño. Inició el bachillerato en el José Celestino Mutis, de Bogotá, en 1962. En esa frontera bachillerato – estudios universitarios se dedicó más bien al arte musical que a la postre habría de ser su verdadera vocación.

Así, en septiembre 5 de 1963, compuso su primera canción, “Suspiros del Alma”, a la que han seguido a través del tiempo otros paseos, sones, merengues vallenatos, una poesía y una cumbia hasta completar más de 150 obras que inmortalizan al gran “Tavo” Gutiérrez. Con Marena Baleta tiene un hijo: Gustavo José, a quien le compuso aquel famoso paseo en agosto de 1988, cuando su hijo tenía nueve años de edad: “Mi niño se creció”. En 1970 ingresó a la escuela superior de administración de negocios, en Bogotá, obteniendo el grado de Administrador de Empresas el 15 de diciembre de 1973.

Desde sus inicios en 1968, Gustavo Gutiérrez Cabello, ha estado vinculado al Festival de la Leyenda Vallenata, bien como jurado, concursante o miembro de la junta organizadora. De 1975 a 1978 el festival vallenato estuvo a su cargo en su calidad de director de la desaparecida oficina departamental de turismo. Y, desde la creación de La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, en 1986, en su primer vicepresidente, cargo que ostentó hasta la presidencia de La “Polla” Monsalvo.

Ha participado dos veces en el festival, en el concurso de la canción inédita, resultando ganador. En 1969 con el paseo “Rumores de Viejas Voces”, y en 1982 con “Paisaje de Sol”, también en el ritmo de paseo. Gustavo Gutiérrez Canta… en Valledupar… cuando sale el sol… es la nota que se escucha de patio en patio… de palo en palo… de cañaguate en cañaguate… y de corazón en corazón. Y la que se continua escuchando en cada versión del festival vallenato, porque es un homenaje al gran flaco de oro… fue algo que aconteció/allá en Valledupar/se escucha un lamento triste… con su acordeón llorando aquí y allá. 

Porque las canciones de Gustavo Gutiérrez Cabello, se han vuelto inmortales para nuestro folclor y se han convertido en un ícono del gran romántico que endulza con su poesía a cualquier alma enamorada. Porque indiscutiblemente el “Flaco de Oro” Gustavo Gutiérrez Cabello es el más grande compositor del vallenato romántico.

Salvado de las llamaradas



Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Abraham sabía del juicio que Dios había decidido contra las ciudades de Sodoma y Gomorra y comenzó a interceder por ellas. En el capítulo 18 de Génesis se puede leer cómo el patriarca le rogaba a Dios que perdonara a los justos residentes en esos lugares: “Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? (Gén. 18:23). 

Al final de un extenso diálogo Dios le promete a Abraham que no habrá destrucción si hay, aunque sea diez justos.

Antes de que Sodoma sea destruida llegan ángeles allí y se hospedan en casa de Lot, sobrino de Abraham.  A la mañana del día siguiente, tras superar serios enfrentamientos con residentes locales, se proponen salvar al anfitrión junto a su familia, conformada por su esposa y dos hijas.

En Génesis 19:15 se puede ver la manera en que los ángeles apresuraban a Lot, para que no perdiera el tiempo y pudiera escapar de lo que se venía:Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad”.

De la historia de Abraham, Lot y los ángeles en el terrible suceso de ciudades destruidas por su alta contaminación con el pecado se puede colegir que es la voluntad de Dios perdonar a los justos, pero para esto es necesario inducirlos hacia la obediencia y guiarlos para que se separen del mundo y sean bendecidos junto con sus familias.   

Era el caso de Lot, un hombre curtido no solo por el sol y la arena que con frecuencia se fijaba en su rostro, sino también por los años. Había vivido en un entorno de maldad y seguramente las tentaciones tocaban a su puerta. Sodoma contaminaba. Sodoma seducía. Sodoma ofrecía placeres a todo el que los buscara.

Hoy no es diferente. El placer ronda por cada esquina y se hace latente en la sociedad de las pantallas. No es necesario atravesar la puerta de la casa ni los muros de la ciudad para encontrarse con los placeres del pecado. Éstos se encuentran a un clic de distancia y saltan a la vista en la pequeña pantalla del teléfono inteligente que conecta a las personas con lo bueno y lo malo del mundo. Ahora no es necesario salir a buscar los placeres por que estos se ofrecen con fuerza en el adminículo que reposa sobre la mesita de noche, en el bolso y aún en el bolsillo del pantalón.

Por esto hay que ayudar a los justos para que entiendan la gravedad del pecado y los riesgos de dejarse contaminar, de sumergirse en sus aguas turbulentas y advirtiéndole sobre los peligros físicos y espirituales.

Suele ocurrir que los pecadores están muy cómodos en su zona de confort, disfrutan de sus rutinas y no desean salir de ella. O, por lo menos no desean o no pueden salir tan rápidamente. En otras palabras, se encuentran en la agradable suite del pecado y lo último que quisieran es salir de ella. Es necesario ayudarlos a considerar la necesidad de actuar con prontitud y con decisión. El precio de la apatía, de la modorra, de la inacción, es muy alto: la ruina, el estancamiento, la muerte.

La tarea es motivar a los pecadores para que se muevan y se muevan rápido para que puedan ser salvados de las llamadas del pecado.

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