Andrea Carolina Pedraza es su
nombre. Y ayudar a la comunidad, especialmente aquella en donde se encuentran
las personas más necesitadas, es su verdadera pasión. Su mirada, propia de una mujer joven, llena
de vida y de entusiasmo, revela el interés que siente por los niños, las madres
cabeza de familia, los desempleados y todos aquellos ciudadanos que se
encuentran en condición de vulnerabilidad.
Cuando terminó sus estudios
secundarios quiso cumplir uno de sus sueños como abanderada de la protección de
la naturaleza. Por tal razón inició su carrera en el programa de Ingeniería
Ambiental, en el que comenzó a cosechar exitosos resultados académicos. Sin
embargo, con el paso del tiempo comprendió que su amor por la naturaleza era
grande, pero mucho más grande era el amor por la gente. Ese sentimiento se apoderó de su corazón de
mujer caribe y la llevó a tomar una trascendental decisión que la marcaría para
siempre: cambiarse de carrera.
Fue así como decidió sus estudios en Trabajo Social, una profesión
más afín con sus sueños y, sobre todo, con las metas que se había propuesto de
ayudar a los más necesitados. También se comprometió mucho más con la
Organización “Juan Pablo II”, creada en el año 2010 por su padre Mely Pedraza para implementar campañas de carácter social.
El año 2015 fue especialmente activo. La
joven Andrea tuvo la oportunidad de liderar varias actividades encaminadas a
mejorar las condiciones de vida de sus coterráneos. Por un lado se hizo la PABLO NOEL, que fue la entrega de 180 regalos a los niños
y niñas de la comunidad Bocomchon
ubicada en Manaure.
El 26 de diciembre cuando el año se encontraba en su ocaso, se hizo un hermoso programa para beneficiar a los niños recluidos en el Hospital Nuestra Señora de los Remedios recuperándose de la más vergonzosa enfermedad de los guajiros: la desnutrición. Ese día la fiesta fue completa, pues hubo canciones, refrescos, dulces y 23 hermosísimos regalos que le despertaron una incomparable sonrisa a éstos niños, llamados por Dios a ser el presente y el futuro de la tierra guajirindia.
El 26 de diciembre cuando el año se encontraba en su ocaso, se hizo un hermoso programa para beneficiar a los niños recluidos en el Hospital Nuestra Señora de los Remedios recuperándose de la más vergonzosa enfermedad de los guajiros: la desnutrición. Ese día la fiesta fue completa, pues hubo canciones, refrescos, dulces y 23 hermosísimos regalos que le despertaron una incomparable sonrisa a éstos niños, llamados por Dios a ser el presente y el futuro de la tierra guajirindia.
El 2015 fue también el año que le dio la oportunidad de conocer a Keivis Alberto
Gómez y Santiago Arredondo El primero es un hermoso niño de Maicao a quien
regaló una silla de ruedas para que sus problemas de movilidad no lo limiten en
su ilusión de conquistar el mundo. El
segundo es un niño en condición de discapacidad a quien ha apadrinado, como si
fuera su segunda mamá, a quien le proporciona ropa, alimentos y preciosos
juguetes, es decir, lo más necesario para que comprenda que la vida es bella
cuando estamos rodeados de personas bondadosas y desinteresadas.
La escuela Jayuir ubicada al lado
del Conjunto Villa Comfamiliar, vía Maicao, también ha sido beneficiaria de su
amor por los niños. Allí ha realizado constantemente entrega de útiles
escolares, donación de ropa y la celebración de las fechas infantiles más
importantes del año.
Andrea espera que Dios le de fuerzas y le abra puertas. Fuerzas para
ayudar con apasionada dedicación a los pobres del mundo y puertas abiertas para
conseguir más personas interesadas en ayudarla a ayudar.
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