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sábado, 23 de mayo de 2009

La desintegración andina

Por: Amylkar D. Acosta M[1]

Este 26 de mayo se cumplen 40 años de la gestación del proceso de integración andino, la cual comenzó con la Carta de intención suscrita en Bogotá el 16 de agosto de 1966 por los presidentes de Colombia, Chile y venezuela, así como por los delegados personales de los presidentes de Perú y Ecuador.

Ya desde 1960 Latinoamérica se había planteado la necesidad de avanzar en el propósito de alcanzar un mercado común regional, dándole vida a la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). Luego, se concluiría que la mejor formar de arribar a dicha meta era por la vía de los acuerdos subregionales, en atención a las asimetrías entre unos grupos de países y otros de la misma región. Ello dio pie precisamente a la formación del Grupo Andino.

Fue así cómo, por iniciativa de Carlos Lleras Restrepo, a la sazón Presidente de Coilombia, se concretó la firma del denominado Acuerdo de cartagena el 26 de mayo de 1969 en la Heroica por parte de los presidentes de Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Bolivia, más conocido como Pacto Andino. Más tarde, el 13 de febrero de 1973, se incorporaría al mismo Venezuela, adhiriéndose al Acuerdo alcanzado; pero, a poco andar, la dictadiura de Pinochet tomó la determinación de retirar para siempre a Chile el 30 de octubre de 1976.

Con altos y bajos, avances y retrocesos, el proceso de integración andina se fue consolidando y el mercado ampliado que surgió de esta manera contribuyó a la mayor afluencia de la inversión extranjera directa (IED) a la región y al ensanche de muchas de sus empresas nacionales. Por aquel entonces, primaba en América Latina el Modelo económico cepalino, inspirado por Raúl Prebisch, el cual sería suplantado desde mediados de la década de los 8 por el desastrado modelo neoliberal aupado por el malhadado Consenso de Washington.

La eliminación de los aranceles para el comercio intrandino y el establecimiento de un arancel externo común, dinamizaron enormemente el comercio entre los países miembros de la que posteriormente en 1997 devino en la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Bajo el concepto de “convergencia regional” surgió en 1980 la ALADI y en 1975 el SELA, de los cuales ha hecho parte Colombia, pero que con el tiempo se fueron desvaneciendo, a la par que mergían nuevas iniciativas como el G – 3 (Colombia – México – Venezuela) y el MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), liderado por Brasil. De esta forma, se fueron creando distintos bloques, entre los cuales descollaba la CAN, que ya contaba con el Tribunal Andino de Justicia, el cual velaría por el cumplimiento de sus estipulaciones, así como con la Corporación Andina de Fomento (CAF), como banco múltiple y agencia de promoción del desarrollo y la integración andina.

Lo demás ya es historia; Colombia, después de liderar por más de 30 años este proceso de integración, tiró todo por la borda tras el prurito de cristalizar un tratado de libre comercio bilateral con los EEUU, trasgrediendo la regla de oro que había defendido hasta entonces con ardentía, que toda negociación con terceros se haría en bloque[2].

Tal actitud, desde luego, contraría el espíritu y la letra de la Carta, que prescribe tajantemente desde el mismo Preámbulo el compromiso por parte de Colombia de “impulsar la integración de la comunidad latinoamericana”. Ello dio al traste con la unidad y con la propia CAN.

En sus devaneos, Colombia terminó dejando lo cierto por lo dudoso; desestimó la importancia del primero y segundo mercado en importancia para sus manufacturas, obnubilado por el espejismo del acceso al mercado estadounidense.

Ya lo habían advertido los gurúes de la economía Stiglitz y Sachs, al afirmar que “los TLC con EEUU atentan contra acuerdos de otros países”[3] y este es el caso. Dicho y hecho: Venezuela y Bolivia emprendieron las de Villadiego, practicamente se marginaron de la CAN, esta quedó herida de muerte y Colombia aislada regionalmente[4].

Las consecuencias de estos desvaríos no[5] se han hecho esperar, las medidas retaliatorias de Venezuela y Ecuador le pueden costar a Colombia este año, según algunos estimativos, más de US $1.700 millones de sus exportaciones a estos países.

Y ello ocurre en momentos que para capear la crisis actual lo que recomiendan expertos como Nouriel Roubini “concentrarse más en su mercado interno y en la integración con sus vecinos”Entre tanto, Venezuela promueve un proceso alternativo de integración, el ALBA (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba), al tiempo que Brasil consolida cada vez más su liderazgo en la región a través de MERCOSUR.

Colombia, de integracionista por excelencia, pasó a ser visto como el esquirol, como el disociador, sobre todo después de su deslucido papel en la Cumbre de la OMC en Cancún[6] y como satélite que gravita en la órbita de los intereses de los EEUU, confirmado con su voto en el Consejo de Seguridad de la ONU apoyando la aventura de Bush en Irak. A Colombia le tomará muchos años resarcirse de los estragos causados por tantos disparates y recomponer sus relaciones exteriores, que pasan por su peor momento.

Bogotá, mayo 22 de 2009
www.amylkaracosta.net

[1] Ex presidente del congreso de la República
[2] Amylkar D. Acosta M. La desintegración andina. Abril, 28 de 2006
[3] El Tiempo. Abril, 18 de 2006
[4] Amylkar D. Acosta M. Febrero, 25 de 2009
[5] Portafolio. Mayo, 20 de 2009
[6] Amylkar D. Acosta M. De Doha a Cancún. Noviembre, 15 de 2003

lunes, 10 de marzo de 2008

Soy Grancolombiana, soy bolivariana y latinoamericana

Por: Mara Ortega Acuña

"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..." Simón Bolívar.

Los latinoamericanos debemos entender que tenemos un enemigo común y no es cualquier enemigo. El gobierno de los EE.UU, en épocas electorales se torna excesivamente peligroso para la paz mundial, el turno nos tocó a nosotros, afortunadamente, como pueblo bolivariano todo nos une, la memoria y el legado del Libertador cada día hace más fuerte el destino común.

La reunión del Grupo de Río, nos dejó varias conclusiones, la primera es que los guerreristas y su pregón de “seguridad ante todo” no tienen cabida en esta región, en segundo orden primó la sensatez y la ecuanimidad, ambas nos conducen a la única realidad de América y, es que Los vientos en la región van en dirección de la democracia funcional y el progreso social, Colombia no puede ser la excepción.

Sin embargo, en el país aún pervive y se fortalece la estrategia belicista impuesta por el Presidente Uribe como única alternativa para lograr la Paz, desafortunadamente los colombianos en buena mayoría creen que eso es así. Eso no puede ser cierto. La Paz no se consigue con guerra, es con la adopción de reformas políticas y sociales profundas y adecuadas a nuestra realidad si queremos acabar de raíz las causas reales del conflicto Interno.

Contrario al espíritu guerrerista oficial colombiano, quedó claro que el pueblo latinoamericano, lo que quiere es que se fortalezcan los lazos de amistad, solidaridad, la cooperación, la unidad para enfrentar el deseo imperialista de gestar enfrentamientos fratricidas en beneficio de sus propios intereses y de las trasnacionales.

Esta intención tambien la manifiestan los líderes wayuu que se vienen reuniendo con sus hermanos wayuu asentados al otro lado la frontera, con quienes no solo hablan del enfrentamiento ideológico de los dos presidentes, sino de la necesidad de unificar su territorio y garantizar su integridad como pueblo-nación.

Los avances de este grupo de trabajo, en esta semana crítica de la guerra fría fueron significativos, se habló de los principios de Derecho Internacional de la Libre autodeterminación y autonomía de los pueblos, de la emisión de un documento único para ser presentados a los respectivos mandatario de Colombia y Venezuela con sus más urgentes requerimientos, se recordó el sueño del libertador Simón Bolívar de erigir en Bahía Honda la capital de la Gran Colombia por su posición geoestratégica única en América y, se habló de la reactivación del Acuerdo Binacional para el mejoramiento de la calidad de vida de los wayuu , suscrito en Caracas en 1992. Es sabido por todos, que de las crisis vienen las soluciones y es posible que los wayuu, hayan encontrado el camino que conducirá a su nación a mejores tiempos.

Pero no hubo también quienes inflamados por ese espíritu de guerra y de maledicencia sumisa, ansiaran tener confrontación con nuestros hermanos venezolanos y ecuatorianos, atizaron desde sus tribunas y de manera permanente un ánimo anti-chavista y en contra de la unidad del pueblo latinoamericano en defensa de los intereses de los EE.UU y las multinacionales. El papel que jugó la gran prensa nacional demostró de qué lado están sus intereses y no son precisamente los del pueblo. Esto nos queda como enseñanza sobre todo para aquellos que aún creen en el Tiempo, RCN, Caracol y demás medios gobiernistas.

Otros aires se escuchan en el resto de países latinoamericanos, al respecto Ivonne Baki, anunció que está en su capacidad de Presidenta del Parlamento Andino, el convocar a una Cumbre sobre Seguridad Regional para asegurar que este tipo de incidentes no se repitan. "Necesitamos trabajar juntos, pacífica y armoniosamente por la región. Manifestó, que la población de la Región Andina está cansada de conflictos".“Como una Región en proceso de desarrollo debemos atender las necesidades básicas de nuestros conciudadanos, necesidades que incluyen alimentación, educación, vivienda y oportunidades para todos, declaró Baki. “Para cumplir con estos objetivos, necesitamos proporcionar un ambiente seguro para todos los ciudadanos de la Región Andina, pero no solamente de seguridad militar, sino también alimentaria y social.

Uribe debe aprender la lección que le dieron en la Cumbre de Río y saber respetar las diferencias, entender que no todos podemos pensar igual y que en una verdadera Democracia, a los contrarios se les convence no se les mata, que no podemos igualarnos por debajo, con el argumento que si la guerrilla es sanguinaria el ejercito está autorizado para serlo también. Otra lección que no olvidará es que a la casa ajena solo se puede llegar de visita y con respeto, que la soberanía de los Estados es inviolable y que imitar a los EE,UU, le puede salir muy caro. Que barbaridad. Mara OrtegaMaicao, marzo 8 de 2008.

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