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jueves, 17 de octubre de 2019

El pasquín: palabras creadas para difamar




Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

El pasquín, originalmente es un diario de muy pobre nivel, que vive en la mayoría de los casos de la denuncia y el escándalo. El origen de la palabra hay que buscarlo en el italiano lengua en la cual se escribe "pasquino" (pronúnciese la "u" y léase "pascuino"). El vocablo proviene del nombre del gladiador romano Pasquino, en cuya estatua se adherían escritos con sátiras, burlas y críticas contra personajes públicos.

En nuestro medio ha revivido en la forma de hojas sueltas, fotocopias de mala calidad e incontables horrores ortográficos, en cuyos textos se puede leer (si es que hay quien quiera leerlos) toda clase de improperios y canalladas contra las personas, relacionadas principalmente con su vida íntima, su conducta moral y, lo más importante, sus relaciones amorosas.   También se usan como medio de divulgación las redes sociales y los perfiles falsos, detrás de los cuales se esconden los cobardes cuyo estilo de vida es dañar y dañar a los demás. 

Habida cuenta del auge que los pasquines han tomado en los últimos días, hemos decidido redactar un práctico manual con instrucciones precisas para elaborarlos. Tome papel y lápiz y anote estas prácticas recomendaciones:

1o. Mezcle dos gotas de verdad en un litro de mentira. Preferiblemente en un galón. Si usted no incluye un tanto, al menos un tantito de verdad, va a fracasar como "pasquinólogo". Le aconsejo mirar bien este punto. Si un caballero no se ha casado, a pesar de sus treinta años, invente que es homosexual. Si el mismo Señor tiene amigos, diga que estos son sus compañeros de aventuras. Si un funcionario público compra un auto nuevo (verdad) diga que es producto de sus actos de corrupción en el cargo (mentira o verdad, ¿a usted qué le importa?). No se le olvide, por cada litro de mentira mezcle dos gotitas de verdad. Repito: no olvide esto quiere triunfar como redactor de pasquines.

2. Nunca de la cara. Esta recomendación es muy importante. Revelar su identidad lo puede meter en un berenjenal más grande del que usted quiere armar para sus víctimas. Dar la cara suele hacer perjudicial para la salud. Por eso, su pasquín debe ser anónimo y evitar cualquier pista que pueda delatarlo. Recuerde bien: si lo descubren estará pedido; si se dan cuenta que su mente ideó el libreto puede tener un disgusto. La gente suele enojarse y enojarse mucho cuando es involucrada en un pasquín.

3. Sepa elegir a sus víctimas. Escoja personas cuyo carácter de notables ayude a crear una mejor historia. Al público le gustaba que le cuenten cosas sobre la gente a la que conoce. Y le gusta saber noticias, aunque sean mentiras de las personas a las que conoce. No le niegue a nadie el placer de deleitarse a costa de la honra ajena.

4. No se olvide de incluir errores (ojalá horrores) de ortografía, gramática y redacción. Ningún pasquín respetable prescinde los errores porque éstos le dan el toque especial, la categoría de Pasquín, de publicación del bajo mundo y, además, contribuyen a despistar a quienes se interesan en descubrir al autor o autores del escrito. No se le olvide escribir zorra con S; miserable con "V" y Cartagena con "c" con minúscula y con jota.

Los errores de ortografía le dan estatura a su pasquín. Estatura muy baja como para insertarse en el mundo de las calumnias y las infamias.

5. Propague el pasquín, porque ¿de qué sirve escribirlo si no tiene lectores? Imprímalo, fotocópielo y mándelo a repartir (No es aconsejable que usted mismo lo distribuya). Pida que lo peguen en los postes; que nos regalen en los puestos de revistas; que lo lancen al viento en el mercado; que lo deslicen por debajo de las puertas. Abra una cuenta de correo electrónico (no use su nombre) y mándelo por internet a todas las direcciones posibles.

Si ya se decidió a escribir el pasquín no ahorre esfuerzo para darlo a conocer. Si usted es un verdadero campeón de la "pasquinología", tenga en cuenta que todos los medios son válidos. No descarte pegar una copia en la puerta del templo y otra en el tanque del carro que reparte el agua en el barrio.

6. Si de verdad verdad quiere dedicarse a la "pasquinología" despídase de los escrúpulos, renuncie a los valores y olvídese de los principios. Si en verdad quiere seguir adelante piénselo bien, porque este pecado contra la honra ajena es incalificable y sólo las personas perversas y de mentes retorcidas lo cometen. Antes de comenzar a escribir arrepiéntase, confiésese con su conciencia y pida perdón a Dios. Escribir pasquines es propio de los cobardes e indecentes. De los seguidores del diablo. Quien lo hace lleva debajo del brazo una bomba que puede explotarle ahora o más tarde. Y en su mano la llave que abre la puerta del infierno.
Por: Alejandro Rutto Martínez


jueves, 2 de abril de 2009

Instrucciones para escribir un pasquín (o panfleto)

Nota de la redacción: este escrito fue publicado hace casi un año en Maicao al Día. Hoy lo reproducimos con motivo de la gran cantidad de panfletos que circulan en las ciudades colombianas.
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Con la fina ironía que le es característica el autor le hace una contundente crítica a quienes utilizan el pasquín para criticar, demoler la honra ajena y esconderse cobarde e impunemente detrás del anonimato.

Por Alejandro Rutto Martínez
El pasquín, originalmente es un diario de muy pobre nivel, que vive en la mayoría de los casos de la denuncia y el escándalo. El origen de la palabra hay que buscarlo en el italiano lengua en la cual se escribe «pasquino» (pronúnciese la «u» y léase «pascuino»).

El vocablo proviene del nombre del gladiador romano Pasquino, en cuya estatua se adherían escritos con sátiras, burlas y críticas contra personajes públicos. En nuestro medio ha revivido en la forma de hojas sueltas, fotocopias de mala calidad e incontables horrores ortográficos - muchas veces deliberados -, en cuyos textos se puede leer (si es que hay quien quiera leerlos) toda clase de improperios y canalladas contra las personas, relacionadas principalmente con su vida íntima, su conducta moral y, lo más importante, sus relaciones amorosas.

Habida cuenta del auge que los pasquines han tomado en los últimos días, hemos decidido redactar un práctico manual con instrucciones precisas para elaborarlos. Tome papel y lápiz y anote estas prácticas recomendaciones:

1. Mezcle dos gotas de verdad en un litro de mentira. Preferiblemente en un galón. Si usted no incluye un tanto, al menos un tantito de verdad, va a fracasar como «pasquinólogo». Le aconsejo mirar bien este punto. Si un caballero no se ha casado, a pesar de sus treinta años, invente que es homosexual. Si el mismo Señor tiene amigos, diga que estos son sus compañeros de aventuras. Si un funcionario público compra un auto nuevo (verdad) diga que es producto de sus actos de corrupción en el cargo (mentira o verdad, ¿a usted qué le importa?). No se le olvide, por cada litro de mentira mezcle dos gotitas de verdad. Repito: no olvide esto si quiere triunfar como redactor de pasquines.

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2. Nunca dé la cara. Esta recomendación es muy importante. Revelar su identidad lo puede meter en un berenjenal más grande del que usted quiere armar para sus víctimas. Dar la cara suele hacer perjudicial para la salud. Por eso, su pasquín debe ser anónimo y evitar cualquier pista que pueda delatarlo. Recuerde bien: si lo descubren estará perdido; si se dan cuenta que su mente ideó el libreto puede tener un disgusto. La gente suele enojarse y enojarse mucho cuando es involucrada en un pasquín.

3. Sepa elegir a sus víctimas. Escoja personas cuyo carácter de notables ayude a crear una mejor historia. Al público le gusta que le cuenten cosas sobre la gente a la que conoce. Y le gusta saber noticias aunque sean mentiras de las personas a las que conoce. No le niegue a nadie el placer de deleitarse a costa de la honra ajena. El placer en esta ocasión se torna en morbosidad.

4. No se olvide de incluir errores (ojalá horrores) de ortografía, gramática y redacción. Ningún pasquín respetable prescinde de los errores porque éstos le dan el toque especial, la categoría de Pasquín, de publicación del bajo mundo y, además, contribuyen a despistar a quienes se interesan en descubrir al autor o autores del escrito. No se le olvide escribir zorra con S; miserable con «V» y Cartagena con «c» con minúscula y con jota. Los errores de ortografía le dan estatura a su pasquín. Estatura muy baja como para insertarse en el mundo de las calumnias y las infamias.

5. Propague el pasquín, porque ¿de qué sirve escribirlo si no tiene lectores? Imprímalo, fotocópielo y mándelo a repartir (No es aconsejable que usted mismo lo distribuya). Pida que lo peguen en los postes; que los regalen en los puestos de revistas; que lo lancen al viento en el mercado; que lo deslicen por debajo de las puertas.
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Abra una cuenta de correo electrónico (no use su nombre) y mándelo por internet a todas las direcciones posibles. Si ya se decidió a escribir el pasquín no ahorre esfuerzo para darlo a conocer. Si usted es un verdadero campeón de la «pasquinología», tenga en cuenta que todos los medios son válidos. No descarte pegar una copia en la puerta del templo y otra en el tanque del carro que reparte el agua en el barrio y, desde luego, en el carro recolector de las basuras.

6. Si de verdad verdad quiere dedicarse a la «pasquinología» despídase de los escrúpulos, renuncie a los valores y olvídese de los principios. Si en verdad quiere seguir adelante piénselo bien, porque este pecado contra la honra ajena es incalificable y sólo las personas perversas y de mentes retorcidas lo cometen.
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Antes de comenzar a escribir arrepiéntase, confiésese con su conciencia y pida perdón a Dios. Escribir pasquines es propio de los cobardes e indecentes. De los seguidores del diablo. Quien lo hace lleva debajo del brazo una bomba que puede explotarle ahora mismo o más tarde.
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Y en su mano la llave que abre la puerta a uno de los círculos más escabrosos del infierno de Dante.
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Personas que han leído este artículo desde las 2 de la tarde del 2 de abril del 2.009:


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lunes, 2 de marzo de 2009

Aprenda a escribir correctamente

Por: Martín López González
Escritor de Riohacha-La Guajira

En el complejo proceso cognitivo, se puede decir que no existe conocimiento absoluto, pues este se recompone constantemente, es decir al cambiar la subjetividad del sujeto cambia totalmente la aproximación epistemológica y también la realidad social.
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La que al entrar a través de los sentidos a la racionalización o elaboración mental de las ideas, deja algunas “cosas” por fuera. No hay correspondencia total entre lo objetivo y lo percibido.

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Cuando se habla, “algo” se queda adentro, no siempre se expresa verbalmente o con gestos y ademanes la totalidad de las ideas concebidas.
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A pesar que en el flujo de la conversación hay la oportunidad de parafrasear o interrogar para confirmar lo escuchado y visto, lo que el interlocutor capta es incompleto, es decir aquí también algo no entra a la mente del receptor, aunque este es activo y presencial y tiene todos sus sentidos puestos en la plática.

Para el caso de transmitir los pensamientos en lenguaje escrito, la situación se complejiza pues el emisor debe elaborar, con gran precisión, el texto que van a leer muchas personas sin su presencia, imaginando el contexto.
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Se tienen que utilizar los términos exactos para eliminar las ambigüedades y ponerle el color respectivo a la frase con el adjetivo adecuado para sacar a flote la ideología detrás de las simples palabras escritas.

El mensaje que el escritor plasma en forma de párrafos debe tener identidad con lo que captan los diferentes lectores. Esto tiene relevancia en todas las áreas del conocimiento, desde las leyes, pasando por las ciencias básicas, hasta las ciencias sociales.
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No pueden ser ambiguos los decretos y mucho menos los protocolos de las practicas medicas. Compensa que el lector, a diferencia que en la comunicación verbal, puede escoger la velocidad de lectura y puede leer un pasaje de un texto tantas veces quiera.

Lograr escribir las ideas en forma clara, concisa y elegante es una habilidad que puede ser aprendida, como se evidenció en el desarrollo del diplomado “Como escribir correctamente”, Didáctica de la Escritura, que tanto la Universidad Nacional, abierta y a distancia como la Secretaría Departamental de Cultura tuvieron la lucidez de patrocinar.
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Son cuatros ejes temáticos que calzan como piezas perfectas: Composición del texto escrito, Las fases de la redacción, Teoría de la argumentación y Evaluaciones finales.

Se puede decir que se abrió un espacio de reflexión para recorrer el camino seguido por los grandes maestros de la escritura universal. En ambos eventos, desde las primeras lecciones se marcó una dinámica y un rigor, que se mantuvieron a través de todo el diplomado.

Fue imperioso, realizar talleres de escritura y corrección en todas las sesiones. Éstos fueron celosamente seleccionados para que los participantes crecieran en el conocimiento de las técnicas de los escritores famosos.

La tarea más cuidadosa de los eventos fue, sin duda, haberle hecho una cirugía al párrafo como unidad textual. Habiendo podido hacer los cortes precisos, escalpelo en mano, para poder diferenciar las ideas principales y extirpar de esta estructura lingüística la falta de unidad e incoherencia.

En la intervención quirúrgica del párrafo se lograron visualizar las diferentes clases de nexos que ayudan a presentar un mensaje claro, pudiendo extraer y limpiar asépticamente las proposiciones, conjunciones, pronombres relativos y adverbios.

La participación activa de los estudiantes y la acertada conducción del diplomado por el experimentado periodista, escritor y profesor Jaime De La Hoz Simanca proporcionaron técnicas fundamentales para la escritura elegante. Las que garantizan el dominio de las fases de la redacción y las herramientas ineludibles que permiten el reconocimiento, la construcción, revisión y corrección de todo tipo de textos.

Paso a paso se adquirieron las destrezas necesarias para presentar una información de manera organizada y coherente, y de esta manera los lectores adopten el punto de vista del autor.

Enhorabuena la Universidad Abierta y a Distancia y la Secretaría Departamental de Cultura organizan eventos de esta calidad académica y toman el liderazgo en el mejoramiento de las comunicaciones escritas tan necesarias en nuestro Departamento en estos momentos de crisis en todos los niveles.

La pertinencia científica y social del diplomado apunta hacia el gran impactado en la vida profesional y da respuesta a las preocupaciones de los intelectuales y académicos, que desde todas las áreas del conocimiento, buscan mejorar la redacción de sus textos.

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