Por: Alejandro Rutto Martínez
En realidad siempre pensé que mi amigo, el del almacén de la carrera 11, se llamaba Samir y no Mohamed, como figuraba en su cédula de libanés nacionalizado en Colombia. La amistad con él la inicié gracias a la radio y al periodismo. Parte de su ritual diario era escuchar el noticiero de la mañana en donde presentábamos apuntes deportivos y escuchar nuestro especio deportivo “Península y los Deportes".