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lunes, 22 de noviembre de 2010

Mi deseo conectado con el deseo de Dios



Por: Paola Johana Martínez Ortíz

Todos tenemos sueños a realizar, metas a corto o largo plazo, pero todas ellas con la fe de que en su tiempo serán cumplidas, y en muchas ocasiones se convierten en nuestras más fuertes necesidades; por esto tienden en un determinado momento a ser llevadas por emociones que nos conducen o nos alejan del propósito de Dios para nuestras vidas. Es allí donde surge el interrogante : ¿lo que siento o quiero es lo mismo que Dios quiere?.

Alguien que estuvo en esa encrucijada fue un hombre llamado Jacob, sí el mismo de las sagradas escrituras, el hijo de Isaac y Rebeca; el Nieto de Abraham, a quien su padre Isaac le había dado la orden de no casarse con ninguna mujer extranjera, como lo podemos observar en el Libro de Génesis cap. 28, en donde le ordena irse a la tierra de Padaán Aram a casarse con una de las hijas de su tío Labán. Pues que alegría le daría Jacob me imagino, pero al mismo tiempo entraría en una duda más grande, pues ya su padre le había mostrado el camino a seguir, le había dicho que tenía que casarse con una de las hijas de su tío Labán, pero la parte de escoger entre las dos le correspondía a Jacob, y esa seguramente era la parte más difícil.

Pero no nos adelantemos, me imagino que Jacob no quiso pensar en la idea de escoger en ese mismo momento, él preferiría dejar pasar el tiempo y que llegado el momento tomar una decisión de acuerdo a lo que Dios le mostrara. Fue así como se fue a la casa de su tío Labán como se lo había ordenado su padre, y llegando a Padaán Aram, cerca a un pozo se encontró con unos pastores, quienes le informaron que conocían a su tío y que tanto él como su familia estaban bien. Momentos después entra en la escena Raquel, y cuentan las escrituras que cuando Jacob vio a Raquel hija de su tío Labán la besó y rompió en llanto, ¿qué sentiría Jacob?, a lo mejor fue el hecho de encontrar a su pariente y saber de la familia de su tío, o tal vez fue ese sentir que me supongo Dios pone en nuestro corazón cuando conocemos a la persona que compartirá con nosotros el resto de nuestra vida.


Cualquier opinión que pueda dar al respecto son solo conjeturas, lo cierto es que el mismo libro de Génesis en el Cap. 29, describe la situación de Jacob en cuanto el amor que sintió hacía su prima Raquel como un estado anterior al encuentro con su tío Labán. Génesis 29:18 “Y Jacob, que se había enamorado de Raquel, dijo: —Yo trabajaré para ti siete años por Raquel, tu hija menor”. Osea que el llanto de Jacob no fue por ver a su pariente, Jacob a mi opinión lloró porque sintió algo de parte de Dios que le confirmó que Raquel sería su esposa, al menos eso pensaba en el momento.


La confirmación de Dios, acompañada por la atracción que debió sentir al verla por primera vez; impulsó a Jacob a pedir la mano de Raquel a su tío Labán en su primer encuentro, Jacob le manifestó que estaba dispuesto a trabajar sin salario por el amor de su prima, así lo hizo, aunque la sorpresa que se llevó después no fue muy agradable, cuando al cumplir el tiempo pactado su tío Labán no le entregó a su amada Raquel sino a Lea su hermana, la que jamás había pasado por la mente de Jacob, es más pienso que ni siquiera le inspiraría un poco de lo que él sentía por Raquel.


Jacob tuvo que aceptar la voluntad de su tío Labán, quien se escudó en que era de acuerdo a la ley que la mayor de casara primero que la menor, y le propuso que si trabajaba otros siete años más le entregaría a su otra hija, Jacob por el profundo amor que sentía por Raquel terminó aceptando, cumplido el término Labán cumplió su palabra y le entregó a su amada Raquel.


Es aquí donde surge el interrogante que nos planteamos al principio, se preguntaría Jacob: ¿lo que siento o quiero es lo mismo que Dios quiere?, ¿es Raquel o Lea la madre de los hijos de la promesa?. ¿Estaré actuando llevado de mis emociones y estoy siendo contrario al querer de Dios?.


Tremendo problema en el que estaba Jacob, aunque pienso que él tuvo mejor suerte que la que podemos tener nosotros en circunstancias similares, porque al final conocemos la historia y nos damos cuenta que el terminó quedándose con las dos, aunque la biblia resalta la parte de que amó a Raquel más que a Lea, pero no tuvo que escoger como en muchas ocasiones nos corresponde a nosotros; y surge una y otra vez ese temido interrogante: ¿lo que siento o quiero es lo mismo que Dios quiere?.


No solamente en el área sentimental, esta situación nos puede ocurrir con cualquier área de nuestra vida, pero siempre irán ligadas a nuestros sueños o deseos que para nuestro bien deben estar conectados con el deseo de Dios, y de esta manera dar un paso firme al cumplimento de las promesas de Dios para nuestra vida.


Al igual que Jacob he estado en circunstancias similares, en unas he salido bien librada, en otras no tanto, pero lo que si les puedo asegurar es que hoy se distinguir cuando mis deseos me alejan y cuando me unen al propósito de Dios, es un conjunto de situaciones que te confirman y cada vez te dan más seguridad de que no estás en el lugar equivocado, que no importa si la realidad te dice que tu sueño es irrealizable, no importa si el hombre quiere hacerte creer que estás equivocado, lo que realmente importa es que Dios coloque el sentir en tu corazón, y que ese sentir sea tan fuerte , que tu fe provoque a Dios a cambiar las circunstancias para que todo sea como él lo ha dicho. Total ¡él es Dios y hará¡ no sabemos cómo ni donde, lo que si podemos decir con toda seguridad es que él no es Hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse.


Labán impuso a Jacob tomar a lea como esposa, pero eso no pudo cambiar el amor que él sintió por Raquel hasta su muerte.


No es la voluntad del Hombre, es el deseo de Dios el que debe estar conectado a nuestros deseos.


Bendiciones,



Paola Johana Martínez Ortíz

martes, 24 de agosto de 2010

Alejandro Rutto Martínez: algo sobre su vida

Alejandro Rutto Martínez nació en Maicao, departamento de La Guajira, el 6 de marzo de 1.964 y es hijo del inmigrante italiano Ernesto Rutto Piano (Sala Monferato, 1.924) y la matrona Isnelda Martínez Calderón (Riohacha, 1.931). En 1.989 contrajo matrimonio con la pastora Carlene Ortega Pérez con quien formó un hogar en el que nacieron sus hijos Yenevi Carlene, Lian Alessandra, Ernesto Josías y Alejandro Santi.

En la Universidad de La Guajira obtuvo su título como administrador de empresas y posteriormente se graduó como especialista en Administración de Programas de Desarrollo Social (énfasis Municipio) en el convenio entre las Universidades de La Guajira y Cartagena; posteriormente se graduó como especialista en Orientación Educativa y Desarrollo Humano en la Universidad El Bosque y como Especialista en Docencia Universitaria en la Universidad Santo Tomás.

Desde su tiempo de estudiante asumió con entusiasmo varias actividades de liderazgo cívico, social y estudiantil que lo llevaron a cofundador de la Casa de la Cultura y las sedes del SENA y la Universidad de La Guajira en Maicao y fue miembro del grupo de jóvenes que lideró la construcción de la nueva sede del Colegio San José, también de la ciudad de la frontera.

Durante su paso por la universidad se destacó como líder estudiantil y dirigente cívico al servicio de importantes causas sociales. Por esta época tuvo un encuentro personal con Jesucristo y desde entonces ha llevado una vida ligada plenamente a los principios cristianos, los cuales le han permitido ser motivo de admiración por parte de miles de jóvenes y adultos que han asistido a sus clases y conferencias en distintas universidades y en el Servicio Nacional de Aprendizaje, entidad en la que siempre desarrolló una brillante labor como docente y coordinador académico.

En la Iglesia Cristiana Cuadrangular, a la cual pertenece desde 1.983 ha trabajado para la obra del Señor como maestro de Escuela Bíblica, Profesor de Instituto Bíblico, predicador y evangelista.

Su labor docente y de liderazgo la ha combinado con el periodismo con una constante presencia en la radio, prensa escrita, televisión y medios digitales. Se le considera como el precursor del periodismo virtual en el departamento de La Guajira con su página Maicao al Día, la cual durante dos años ha sido visitada por medio millón de personas en ciento veinte países del mundo. Esta labor le ha valido ganar varios galardones, entre ellos el Premio Cerrejón de periodismo en los años 2.008 y 2.009 y el Premio Eficiencia Energética en el año 2.009.

“Jesús mi héroe y amigo” es su quinto libro publicado. Anteriormente los lectores tuvieron en sus manos “ Si mañana fuera hoy” (reimpreso dos veces), “Breve Mirada a la Inmensidad”, “Instantes de Eternidad” y “Aunque tiemble la Tierra y se desplomen los cielos”. Además, algunas de sus obras han sido incluidas en los libros “Cuentos Renata Guajira 2.007”, “Cuentos que no son cuento” y “Palabra y residencia”. Además, unos trescientos artículos suyos han sido publicados en tres idiomas ( español, inglés y portugués) en medios digitales de Colombia, España, Estados Unidos, Brasil, Venezuela, Ecuador, Panamá, Honduras, El Salvador, México, Cuba, Puerto Rico y Perú.


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lunes, 17 de mayo de 2010

BENDITA PENINA



Por: Paola Johana Martínez Ortíz

Uno de los propósitos de la mujer en la vida natural es reproducirse, unirse con el hombre en una sola carne como lo dice la sagrada escritura, para luego construir una familia; es un mandato divino. Pero ¿qué sucede cuando la mujer está imposibilitada para concebir y no puede cumplir con su naturaleza procreadora?, y lo que es más preocupante cuando encontramos que hombres casados llegan a tener hijos por fuera de sus hogares a veces con le excusa machista de que su esposa no le puede dar hijos. Esta es la historia de una mujer llamada Ana, que vivió exactamente la misma situación planteada.

Ana quien era esposa de Elcana tenía un profundo dolor porque Dios no la había regalado hijos, y Penina, quien era la otra mujer de su esposo; y quien tenía hijos con él la irritaba, enojándola con su burla destructora; Ana lloraba y no comía por su profundo dolor, pero su esposo la amaba más que a Penina y eso reconfortaba un poco, sin embargo Ana no estaría tranquila y Feliz hasta no concebir un hijo, lo que sería un “milagro”.

Ana entendió que los milagros le pertenecen a Dios, por lo que oró a él en total angustia pidiéndole aquel hijo que tanto deseaba. Ana hizo una promesa sobre una promesa, Ana le dijo a Dios que si le concedía un hijo ella lo dedicaría a él todos los días de su vida, (1 Samuel, 1:11) .Ella no se rendiría; no aceptaría un no por respuesta. Puso Ana su confianza en Dios y no estuvo más triste porque sabía que él le concedería su milagro.

A su tiempo llegó Samuel “la promesa”, quien fue dedicado a Dios y él lo hizo profeta en su nación, de esta manera Dios concedió el anhelo de Ana; Dios no se había olvidado de ella, solo estaba esperando que ella recurriera a él para demostrarle que él es el que nos hace caminar sobre las alturas y nos da honra delante de nuestros opresores, porque él usa todas las cosas a nuestro favor.

Bueno al final Penina no fue tan mala, yo en lugar de Ana le bendeciría, Si Ana no habría tenido a Penina, quien sabe si habría llegado a orar con semejante desesperación. Ana dijo: "Señor, me tienes que dar ese hijo, al menos para callar las burlas de Penina.

Necesitamos, aunque no nos guste, que Dios nos impida de algo por algún tiempo para que concibamos a Samuel que representa la “promesa” de Dios en nuestras vidas. El Señor usa y permite que entremos en crisis para que concibamos y demos a luz sus propósitos. Penina hace falta en los planes de Dios, Penina es quien nos reta a luchar por la promesas de Dios, es quien nos acorrala a tal punto que sólo en su presencia podamos encontrar una respuesta.

Hoy te invito a que tomes cada uno de tus problemas los conviertas en un peldaño, los hagas una escalera y te subas por encima de ellos para llegar a la cima de las promesas de Dios.

Los problemas no se acabarán, ellos al igual que Penina nos inyectan valor para reclamar el lugar que nos pertenece y que Dios nos ha prometido.

Bendita seas Penina, benditas sean las Dificultades porque nos acercan más a Dios.

Romanos 8:28 : Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

domingo, 21 de marzo de 2010

El Gigante Más Grande de Todos los Tiempos



Por : Paola Johana Martínez Ortíz

Un rey recibió como obsequio, dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería, para que los entrenara. Pasado unos meses, el maestro informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro no sabía que le sucedía; no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar el ave. Encargó, entonces, la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Al día siguiente, por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aún continuaba inmóvil. Entonces, decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.

A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines, el rey le dijo a su corte, "Traedme al autor de ese milagro". Su corte rápidamente le presentó a un campesino.

El rey le preguntó:- ¿Tú hiciste volar al halcón?, ¿cómo lo hiciste?, ¿eres mago?, Intimidado el campesino le dijo al rey: - “Fue fácil mi rey. Sólo corté la rama, y el halcón voló. Se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar”.

El halcón le tenía miedo a las alturas, no quería volar, o mejor dicho “no sabía que podía volar”, tuvo alguien que lanzarlo al vacío para que perdiera el miedo; sólo así pudo vencer al gigante llamado “temor”.

El temor nos paraliza, nos llena de inseguridad; se convierte en la barrera más alta de sobrepasar, y lo que nos atemoriza no es lo que los demás piensen, lo que nos asusta es que creemos que “no sabemos” y que no seremos capaces.

Las sagradas escrituras nos cuentan que existió un Gigante llamado “Goliat”, este individuo de enorme tamaño había desafiado al pueblo escogido por Dios, todos le temían, hasta el mismo Rey Saúl que ofreció una recompensa para aquel hombre que venciera al gigante; y fue David un hombre de baja estatura quien decidió hacerle frente.

David se presentó a luchar contra el gigante con 5 piedras, estás piedras representan las 5 armas para vencer al gigante:

• La primera piedra representa VALOR. David no tenía miedo de enfrentarse al enemigo. “Entonces David le dijo a Saúl: ¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él” (1 Samuel 17:32). Necesitas tener valor para enfrentarte a los gigantes en tu vida.

• La segunda piedra representa la SEGURIDAD. Como pastor, David tenía que proteger a las ovejas de los animales salvajes con frecuencia. Esto le dio la seguridad que necesitaba al enfrentarse al gigante. “El Señor, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo” (1 Samuel 17:37). Como David, tú necesitas tener la seguridad de que Dios te ayudará a sobreponerte a los problemas que enfrentas a diario.

• La tercera piedra representa PREPARACIÓN. David no fue a enfrentarse al gigante sin prepararse. Él fue al riachuelo y escogió cinco piedras lisas y las puso en su bolsa de pastor. Entonces, armado con su bastón y su honda, comenzó a pelear contra Goliat. “Tomó su bastón, fue al río a escoger cinco piedras lisas, y las metió en su bolsa de pastor. Luego, honda en mano, se acercó al filisteo” (1 Samuel 17:40). Es muy importante que hagas todo lo posible para estar preparado al enfrentarte a los retos que encontrarás en tu vida diaria.

• La cuarta piedra representa CONFIANZA. David no confió en su propia habilidad para matar al gigante. Cuando Goliat, gritando y maldiciendo a David, se preparaba para matar a David, éste dijo: “Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado” (1 Samuel 17:45).

• La quinta piedra representa la VICTORIA. “Esta es la batalla de Dios, no nuestra”, dijo David. Por eso es que David lograr la victoria sobre el gigante con sólo una piedra y honda. “Así fue como David triunfó sobre el filisteo: lo hirió de muerte con una honda y una piedra, y sin empuñar la espada” (1 Samuel 17:50). Cuando le entregas tus batallas a Dios, obtendrás la victoria sobre los gigantes de tu vida.

Estas son las 5 armas que necesitas para vencer al miedo, porque es él un gigante poderoso que te desafía cada día. Todos dudaban que David lograría vencer al gigante, pero él estaba seguro porque sabía lo que tenía, además ya había vencido al gigante mayor, aquel que se llama “temor” y después de ganar esa batalla podrían venírsele en su contra todos los Goliat que hubiesen.

Hoy ten en cuenta algo: el miedo es una mentira del diablo para limitarte, es la única forma que él tiene de alimentarse, él se nutre de tu temor, y si no le das lugar a ello; entonces lo habrás vencido, porque así morirá de hambre!.

El gigante más grande no fue Goliat, el Gigante más grande de todos los tiempos ha sido el “temor” y hoy con la ayuda de Dios puedes vencerlo.

Atrévete a volar, no esperes que alguien tenga que tirarte de la rama para darte cuenta que sabes volar, ¡sí sabes!, ¡sí estás preparado! todo ha sido una mentira de un Gigante llamado “temor”.

2 Timoteo 1:7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

Bendiciones.

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